Burle Marx, Paisajes de Agua

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ÍNDICE

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LAS GEOMETRÍAS DEL AGUA. Franco Panzini

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INTRODUCCIÓN

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AGUA Y CREACIÓN

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EXPERIENCIAS LÍQUIDAS

27 27 29 34 36 40 42

Paisajes privados Residencia Odette Monteiro. Paisaje reflejado Residencia Olivo Gomes. Suelo líquido Residencia Walter Moreira Salles. Ritmo de agua Jardín de la Residencia Pignatari. Muro sonoro Residencia Edmundo Cavanellas. Paisaje filtrado Residencia Kronsforth. Aguada caligráfica

46 46 49 52

Rio, ciudad y mar Museo de Arte Moderno. Arte natural Parque do Flamingo. Eco de mar Playa de Copacabana. Tatuaje líquido

54 55 60 65

Brasilia, naturaleza y arquitectura Palacio Itamaraty. Reflejo habitado Plaza de los Cristales. Catálogo de aguas Tribunal de Cuentas de la Unión. Música acuática

67 67 78

CONFLUENCIAS. Ciclos de agua Sitio Burle Marx. Laboratorio de aguas Hacienda Vargem Grande. Universo líquido

91 96 106

EPÍLOGO. Hacia la alegría Anexo fotográfico Gautherot Roberto Burle Marx (1909-1994). Breve biografía

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BIBLIOGRAFÍA y créditos de las ilustraciones


Franco Panzini. Arquitecto e historiador del paisaje

Los estudiosos que trabajan en la revisión crítica de la obra de Burle Marx siguen discutiendo sobre la interpretación de la relación entre su actitud proyectual y el interés que expresó, a lo largo de su vida, por el ambiente natural brasileño, particularmente el de las selvas, de las cuales fue un preciso conocedor. Burle Marx estudia la naturaleza para seleccionar el material vegetal que caracteriza sus jardines, pero también para obtener las sugerencias visuales que luego expresaría en el uso de las piedras y las aguas. Como es sabido, Burle Marx fue uno de los primeros proyectistas de jardines que incorporó plantas tropicales en sus parques y jardines como elementos significativos de su imagen y composición. Las plantas aparecen siempre agrupadas en el interior de formas cerradas, a menudo ondulantes; asimismo, las composiciones de rocas o los espejos de agua se ciñen a ámbitos de conformación geométrica estudiada y controlada. A pesar de que Burle Marx ama el ambiente de la selva, en sus jardines no encontramos ninguna intención de recrear su espíritu caótico o de hacer sentir al visitante la inmersión en una jungla tropical. El provocador diseño de sus espacios verdes se libera totalmente de cualquier complaciente réplica naturalista y se dirige más bien hacia una visión radical de reformulación del ambiente natural. Burle Marx posee de hecho un sentido estético propio, alimentado por la capacidad de leer las asociaciones vegetales y las composiciones naturales, pero también de alegría, ironía y diversión. Estas actitudes le permiten formular un programa personal para investigar la forma brasileña del jardín. Para lograrlo, pone en crisis el concepto mismo de naturaleza e investiga su traslación a forma artística. Construye así un espacio artificial donde las aguas y las piedras, al tiempo que las plantas, trasladadas desde su hábitat original, introducen un ambiente natural de invención imaginado por la fantasía del artista. En vez de un ambiente mimético con el natural, Burle Marx, en sus jardines, pone en crisis la naturaleza misma, desafía al bosque y, a través de la manipulación de los materiales que la constituyen, estanques, arroyos, piedras y plantas, plantea algo diferente; un espacio que evita cualquier ilusionismo selvático, a pesar de que deriva de su ambiente. 1

Traducción del italiano a cargo de Milagros Palma Crespo. Dra. Arquitecta. Profesora de la ETS de Arquitectura de la Universidad de Granada.

8 Las geometrías del agua

LAS GEOMETRÍAS DEL AGUA1


Franco Panzini

9 Los jardines de Burle Marx son así el fruto de un proceso de descomposición, sedimentación y combinación de materiales básicos presentes en el espacio natural. La geometría es el instrumento para dar armonía a la materia confusa, objeto de este proceso. En sus jardines, Burle Marx usa la geometría como medio eficaz para marcar el espacio y ordenar los diversos materiales que lo componen. El resultado es un jardín que evita el mimetismo pero al mismo tiempo, precisamente por su artística artificialidad, propone una apreciación de lo natural desde la óptica de una radical reinterpretación contemporánea. Desde este punto de vista, el presente trabajo realizado por Francisco del Corral del Campo que, a través de sus dibujos, evidencia las formas compositivas mediante las cuales Burle Marx constriñe la materia líquida, es extremadamente útil para comprender el método proyectual del maestro. La mutación de una escena natural en un paisaje abstracto que a su vez se propone como metáfora de la creatividad contenida en la naturaleza brasileña. Burle Marx no fue sólo un gran paisajista, sino también un gran artista; su finalidad era crear una obra de arte con la naturaleza. Las múltiples formas, todas artísticamente diseñadas, como las aguas que atraviesan sus espacios verdes, son una de las señales que el maestro ha legado para ayudarnos a comprender la esencia de sus jardines; lugares de cultura más que de naturaleza.

Gli studiosi che lavorano alla lettura critica dell’opera di Burle Marx, continuano a discutere sull’interpretazione del rapporto fra l’attitudine progettuale di Burle Marx e l’interesse da lui espresso, lungo tutta la sua vita, per l’ambiente naturale brasiliano, soprattutto quello delle foreste di cui fu attento conoscitore. All’ambiente naturale Burle Marx si rivolse per raccogliere e poi utilizzare quel materiale vegetale che ha caratterizzato i suoi giardini, ma anche per trarne suggestioni visuali espresse nell’uso delle pietre e delle acque. Come sappiamo Burle Marx fu uno dei primi progettisti di giardini ad incorporare piante tropicali nei suoi parchi e giardini come elementi significativi della loro immagine e composizione. Ma le piante appaiono sempre addensate all’interno di forme chiuse, spesso flessuose; parimenti le composizioni di rocce o gli specchi d’acqua sono contenuti in ambiti dalla conformazione geometricamente studiata e controllata.


Burle Marx possiede infatti un proprio senso estetico, nutrito dalla capacità di leggere le associazioni vegetali e le composizioni naturali, ma anche di gioiosità, ironia, divertimento. Attitudini attraverso le quali può formulare un personale programma per la ricerca di una forma compositiva brasiliana del giardino. Per farlo, mette in discussione il concetto stesso di natura, e si rivolge alla sua modificazione in forma artistica: costruendo così uno spazio artificiale, dove le acque e le pietre, al pari delle piante trasportate dalla loro ambientazione originaria, mettono in scena un ambiente naturale d’invenzione, immaginato dalla fantasia dell’artista. Invece che un ambiente mimetico rispetto a quello naturale, Burle Marx nei suoi giardini mette in discussione la natura stessa, sfida la foresta e attraverso la manipolazione dei suoi materiali costitutivi, stagni, ruscelli, pietre, piante, ne fa qualcosa d’altro: uno spazio che evita ogni illusionismo forestale, seppure da quell’ambiente derivato. I giardini di Burle Marx sono dunque il frutto di un processo di scomposizione, sedimentazione e ricombinazione dei materiali basici presenti nello spazio naturale. Strumento per dare armonia alla materia confusa, che è l’oggetto di questo processo, è la geometria. Nei suoi giardini, Burle Marx usa la geometria come mezzo efficace per marcare lo spazio e dare ordine ai materiali diversi con cui si compone. Risultato è un giardino che evita appunto ogni mimetismo, ma nello stesso tempo, proprio per la sua artistica artificialità, propone un apprezzamento della naturalità, vista nell’ottica di una sua radicale reinterpretazione contemporanea. Da questo punto di vista il lavoro condotto da Francisco del Corral del Campo, che attraverso i suoi disegni ha messo in evidenza le forme compositive nelle quali Burle Marx ha costretto la materia liquida, sono estremamente utili per cogliere appunto il metodo progettuale del maestro. La mutazione di una scena naturale in un paesaggio astratto, che a sua volta si propone come metafora della creatività insita nella natura brasiliana. Burle Marx fu non solo un grande paesaggista, ma un grande artista: ed il suo intento era quello di creare opere d’arte con la natura. Le molteplici forme, tutte artisticamente disegnate, in cui le acque attraversano i suoi spazi verdi, sono uno dei segnali che Burle Marx ci ha lasciato per aiutarci a cogliere l’essenza dei suoi giardini: luoghi di cultura più che di natura.

10 Las geometrías del agua

Pur amando Burle Marx l’ambiente forestale, non c’è nei suoi giardini alcun tentativo di ricreare il senso caotico della foresta, di far provare al visitatore la sensazione dell’immersione in una giungla tropicale. Il provocatorio disegno dei suoi spazi verdi è del tutto libero da ogni compiaciuta replica della naturalità, e si rivolge piuttosto ad una visione radicale di riformulazione dello stesso ambiente naturale.


INTRODUCCIÓN

Introducción

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El agua, materia fundamental en la creación de espacios, formas, paisajes y, lo que es más importante, la vida, define el territorio y cualifica sus escalas, desde la más extensa a la más íntima. El presente libro es una travesía por la creación paisajística del polifacético artista brasileño Roberto Burle Marx, desde sus pinturas y dibujos a sus proyectos. Es el resultado de una pormenorizada investigación en diferentes archivos y libros, así como la visita pausada y el dibujo de sus creaciones donde, de uno u otro modo, está presente el agua. Para su realización, se han mantenido conversaciones sobre su trascendente figura tanto con investigadores de su vida y obra, como con amigos y colaboradores del maestro en diversos trabajos. Iniciaremos la travesía desde el estudio de las influencias artísticas y la producción plástica del maestro. A continuación recorreremos cronológicamente sus paisajes de agua más significativos para comprender su evolución creativa. El trayecto finalizará mostrando dos intensos paisajes donde el ciclo del agua se muestra en plenitud, confluencia del uso del líquido como alegre motor creativo. Nos hemos propuesto mostrar la importancia del líquido en las diferentes facetas creativas de Burle Marx, defensor del desarrollo sostenible del territorio y apasionado transmisor de emociones mediante diferentes formas artísticas. Para ello, nuestra mirada se apoya en material gráfico propio como complemento de la palabra escrita. La radiografía de los paisajes de agua se ha plasmado de diversos modos: toma de datos in situ mediante bocetos y detalles de su construcción, representación gráfica de las impresiones espaciales que estos transmiten, elaboración de una planimetría específica de determinados proyectos y la precisa y escueta captura de su forma mediante dibujos esenciales. Al final del libro, se incluye un anexo con una selección de fotografías de época tomadas por Marcel Gautherot de paisajes de agua creados por Burle Marx. El presente libro tan solo busca ser complemento de las numerosas publicaciones existentes sobre el maestro. Lejos de pretender ser un manual técnico, muestra al líquido como materia creativa y material constructivo en la elaboración del proyecto de paisaje e intenta, ante todo, descubrir la confesión creadora del artista brasileño. En sus páginas trataremos de desvelar como el agua, gracias a Burle Marx, más allá de ser un fondo, es figura principal, y cómo su uso preciso transforma los paisajes en emocionantes experiencias sensoriales.



AGUA Y CREACIĂ“N

Agua y creaciĂłn

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Dentro no mar tem rio (‌) Maria Bethânia2 Para estudiar el agua se hace necesario comprenderla como material creador de espacios y formas. A nuestra percepciĂłn es hermana de la luz, estĂĄ ligada indisolublemente a las caracterĂ­sticas de su contenedor y es portadora de atributos que, por su relaciĂłn con lo vital, se acercan a nuestros sentimientos y sensaciones. El lĂ­quido ha sido siempre constructor de paisajes y jardines a los que otorga un tiempo especĂ­fico. Partiremos al encuentro de la mirada del polifacĂŠtico artista3 brasileĂąo Roberto Burle Marx con el agua como guĂ­a de viaje y con el dibujo como herramienta de anĂĄlisis y reflexiĂłn. Visitaremos las diferentes escalas de sus espacios, desde la mĂĄs Ă­ntima, de percepciĂłn multisensorial, al paisaje lejano y fundamentalmente visual. Comprobaremos como muchas de sus creaciones estĂĄn relacionadas con el lĂ­quido. 2

“Dentro do mar tem rio... / Dentro de mim tem o quĂŞ? / Vento, raio, trovĂŁo / As ĂĄguas do meu querer (‌)â€?. Roberto Mendes e Capinan. Beira-mar. Cantado por Maria Bethânia. Maria Bethânia ao vivo. Dentro no mar tem rio. 2007. 3 CultivĂł diversas facetas artĂ­sticas, mĂşsica, diseĂąo de joyas y tejidos, escultura, SLQWXUD SDLVDMLVPR \ DUUHJORV Ă€RUDOHV FRQ gran intensidad y reconocimiento. 4 SIQUEIRA, Vera Beatriz. Burle Marx. SĂŁo Paulo, Cosacnaify, Espaços da arte brasileira, 2001, p. 117. 5 IbĂ­dem. p. 116. 6 “Una de las mejores formas de recrear el pensamiento de un hombre, es reconstruir su bibliotecaâ€?. YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. Madrid, Edhasa, 1985, p. 169. 7 Biblioteca privada conservada en su paisaje, el Sitio Burle Marx, Barra de Guaratiba, Rio de Janeiro.

Es tan conocido como sorprendente el modo como Burle Marx encuentra en su necesario viaje familiar a Alemania, debĂ­a recibir tratamiento especializado por problemas de visiĂłn, sus mayores pasiones vitales; la mĂşsica, la pintura y las plantas como material constructivo con que definir espacios. En posteriores conferencias, recordarĂ­a tanto el impacto del hallazgo del jardĂ­n botĂĄnico de Dahlem, como sus visitas a los museos de pintura. “Soy muy brasileĂąo. Fue algo que descubrĂ­ en BerlĂ­n en 1928â€? 4, afirmaba. Del primero, le marcarĂ­a la riqueza de la flora brasileĂąa procedente de su paĂ­s natal, algo que en aquel momento no era tan valorado en Brasil. De los segundos, la expresiĂłn plĂĄstica de los lienzos de Van Gogh, Cezanne, Klee o Picasso5. AsĂ­, desde su infancia, Burle Marx fue forjando una indisoluble relaciĂłn entre vida y obra, pasiĂłn y creaciĂłn en sus diferentes facetas. La bĂşsqueda continua del conocimiento de las artes fue una constante a lo largo de su vida. Para comprobar cĂłmo evolucionĂł, podrĂ­amos seguir sus pasos viajeros o realizar una visita a su biblioteca, radiografĂ­a de su pensamiento e inquietudes6. La biblioteca de su Sitio7 en el mundo conserva numerosos ejemplares de arquitectura y pintura, principalmente contemporĂĄneas, arte y tradiciones populares, mĂşsica, gastronomĂ­a de varios continentes y, desde luego, paisajismo, con libros sobre jardines de diversas etapas histĂłricas y variados rincones del mundo. Resulta interesante comprobar


que numerosos ejemplares estĂĄn dedicados personalmente por los autores8, lo que da una idea de la Ă­ntima relaciĂłn que Burle Marx disfrutaba con la creaciĂłn y sus protagonistas.

Estamos por tanto ante un excepcional creador de exquisita sensibilidad plĂĄstica y amplia cultura, al tiempo que gran conocedor de las herramientas tĂŠcnicas con las que definir con precisiĂłn nuevos espacios. Como el mismo se definĂ­a; “un artista plĂĄstico de mi generaciĂłn que, a travĂŠs de la investigaciĂłn de un nuevo orden de la concepciĂłn plĂĄstica, con el dibujo y la pintura, ha llegado a proyectar paisajes y jardinesâ€?13. Un artista completo que, durante la brillante etapa cultural brasileĂąa de mediados del siglo XX, fue capaz de crear nuevos y trascendentes paisajes. Bebiendo de la tradiciĂłn, tanto local como universal, fue capaz de crear lenguajes y conceptos innovadores dentro de la contemporaneidad y fue capaz de erigirse en uno de los mĂĄs claros representantes del paisajismo del celebrado movimiento moderno. Tras el descubrimiento de su pasiĂłn por la botĂĄnica brasileĂąa en BerlĂ­n, en 1931, con apenas veintiĂşn aĂąos, aconsejado por su amigo y vecino Lucio Costa, reciente director de la Escola de Belas Artes en Rio de Janeiro, se inscribe en el curso de pintura, donde plantea las primeras reflexiones acerca de la

Burle Marx, paisajes de agua

Ya hemos mencionado el viaje que, siendo un joven de dieciocho aĂąos y motivado por cuestiones de salud ocular, le abriĂł los ojos al descubrimiento de la pintura y la botĂĄnica. Viajar para “observar, observar y observar de nuevoâ€?9, explicaba el maestro, ĂĄvido de conocimiento. QuizĂĄs aquel viaje fue premonitorio de los que realizarĂ­a mĂĄs adelante, autĂŠnticas travesĂ­as hacia el aprendizaje,, principalmente a Brasil y a Europa. RealizĂł numerosas expediciones al interior de Brasil en busca de materiales vegetales propios de su paĂ­s que posibilitasen la definiciĂłn de un lenguaje propio con que construir paisajes sin necesidad de recurrir a especies importadas de Europa. Las referencias de la MisiĂłn ArtĂ­stica Francesa de principios del XIX y los naturalistas viajeros, von Martius, Spix, Humboldt, Saint-Hilaire y Gardner, como transformadores de la concepciĂłn del paisaje, estuvieron siempre presentes en sus conferencias10. En sus expediciones a los diferentes hĂĄbitats brasileĂąos se descubrieron mĂĄs de cincuenta nuevas especies de plantas, muchas de las cuales llevan el nombre del maestro11. Fue nutriendo asĂ­, tanto la necesidad de conocimientos botĂĄnicos, como sus inquietudes creativas de artista plĂĄstico, al punto de llegar a dividir su labor diaria entre la pintura y el paisajismo a partes iguales. “Detesto la idea de que un paisajista solo debe conocer plantasâ€? 12, afirmaba. A lo largo de su vida tambiĂŠn realizĂł diversos viajes para recorrer jardines histĂłricos. Entre ellos, cabrĂ­a destacar sus periplos por los jardines franceses, espaĂąoles, italianos, ingleses, con sus trazados curvos y su “naturalâ€? integraciĂłn con el paisaje circundante y, desde luego, los japoneses, donde lo pĂŠtreo y lo vegetal se encuentran en delicadas geometrĂ­as.

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6H FRQVHUYDQ HMHPSODUHV ÂżUPDGRV HQWUH otros, por Oscar Niemeyer, Lucio Costa, Richard Neutra, asĂ­ como grandes cantantes de la mĂşsica brasileĂąa, como su amiga MarĂ­a Bethânia. 9 RIZZO, Giulio G. Il giardino privato di Roberto Burle Marx. Roma, Gangemi, 2009, p. 143. 10 ExtraĂ­do de la conferencia “Notions de composition en paysagismeâ€?, Roberto Burle Marx, 1954. En AA.VV. Roberto Burle Marx. La modernitĂŠ du paysage. CitĂŠ de l’architecture & du patrimoine, Institut français d’architecture et Actar, 2011, p. 49. 11 Cerca de cuarenta especies de plantas llevan el nombre Burle-marxii y otras muchas el nombre de alguno de sus colaboradores. La especie de las bromeliĂĄceas, tan amada por el maestro, cuenta con mĂĄs de diez nuevas especies con su nombre. En RIZZO, Giulio G. Op. cit., p.159. / “Roberto Burle Marx descubriĂł cerca de un centenar de plantas desconocidasâ€?. En TABACOW, JosĂŠ. “La science de la perceptionâ€?. En AA.VV. Roberto Burle Marx. La modernitĂŠ du paysage. Op. cit., p. 67. 12 “Entrevista a Roberto Burle Marx, 21 de febrero de 1992. Rio de Janeiroâ€?. En OLIVEIRA, Ana Rosa de. Tantas veces paisagem. Rio de Janeiro, FAPERJ, 2007, p. 24. 13 RIZZO, Giulio G. Op. cit., p. 8. 8


posibilidad de aplicar conceptos pictóricos al paisajismo. Fueron unos años de intenso aprendizaje cultural gracias a su convivencia con intelectuales, artistas o botánicos como Oscar Niemeyer, Carlos Leão, Candido Portinari, Mario de Andrade, Anibal Machado y Mello Barreto entre otros14, y las enseñanzas del pintor expresionista alemán Leo Putz que ejercieron gran influencia en su obra posterior15. Tras aquel aprendizaje, su actividad como pintor y paisajista fue fortaleciéndose en paralelo. Los “genios del lugar” tenderían puentes entre el trabajo del paisajista, la naturaleza tropical y la pintura abstracta y expresionista, integrando miradas y materiales que solo en ese lugar y en esas fechas podían darse, explica Iñaki Ábalos16. Detengámonos a estudiar brevemente algunos de sus paisajes capturados en lienzos, dibujos o murales, muestra de las inquietudes intelectuales del maestro en relación a paisaje y agua.

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SIQUEIRA, Vera Beatriz. Op. Cit. p. 117. OLIVEIRA, Ana Rosa de. “Bourlemarx ou Burle Marx?”, Arquitextos, São Paulo, ano 02, Vitruvius, jun. 2001, www.vitruvius. com.br. Consulta, noviembre, 2014. 16 “Roberto Burle Marx: el movimiento moderno con jardín”. En ÁBALOS, Iñaki. Atlas pintoresco. Vol. 2: los viajes. Gustavo Gili, Barcelona, 2008, p. 180. 17 En relación a la “boîte à miracles” dibujada y nombrada por Le Corbusier y que, a buen seguro, ya conocía Burle Marx. 18 BURLE MARX, Roberto y TABACOW, José. Arte & Paisagem. Conferências escolhidas. Studio Nobel, São Paulo, 2004, p. 44. 19 “A Burle Marx le gustaba mucho citar la frase de Le Corbusier: “Necesitamos rodearnos de objetos cargados de emoción poética”. En SIQUEIRA, Vera Beatriz. Op. cit., p. 36. 15

Como podemos comprobar en los numerosos legajos originales conservados en el Archivo del Sitio Burle Marx, la naturaleza fue constante fuente de inspiración en sus dibujos y pinturas. Uno de ellos, sin título y fecha precisa pero, por sus trazos, cercano a otros realizados en la década de los 30, muestra una sorprendente pieza abstracta a modo de caja blanca, quizás una suerte de “caja milagrosa” 17 que, lejos de proponer un misterioso interior, muestra un exterior naturalizado (Fig. 1). La rígida y orgullosa geometría de la pieza monocroma se rodea de escogidas plantas y no presenta puerta alguna, sí un camino de acceso. Quizás, para Burle Marx, el “milagro” debía obrarse en el exterior que, gracias a las diferentes especies de palmeras, dotaría de vida a la inerte construcción. Sería su amable antesala. El jardín, como tantas veces explicaría, sería así la ligazón entre la arquitectura y el pasisaje18. Para Burle Marx, los “objetos a reacción poética” 19 que tanto admiraba de Le Corbusier, eran también los elementos naturales. El agua como elemento estructurante de la naturaleza fue representado con frecuencia desde la finalización de sus estudios de Bellas Artes. Así, en el dibujo a pastel denominado Porta d’água fechado en 1932, el maestro capta dos de los parámetros que más le interesarían más adelante; el límite que da forma al líquido y la atmósfera que este genera gracias al reflejo (Fig. 2). El nombre de la obra ilumina las intenciones de captar un lugar específico en un entorno rural, puerta natural donde vegetación y agua se imbrican. Su relación con el proyecto del Jardim da Casa Forte que realizaría en Recife unos años más tarde es indudable. Los bocetos a carboncillo y tinta china preparatorios de este último, avanzan una geometría precisa de agua, captadora del reflejo del pautado ritmo de las especies arbóreas que la circundarían. Las obras de Burle Marx en que se representa el paisaje brasileño seguirían diversas técnicas y grados de abstracción, lo que muestra tanto el dominio de la expresión pictórica como la inquietud en la


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Fig. 1. Sin título. Papel / Tinta china. 50 x 69 cm. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.

Fig. 3. Mangue. Papel / Litografía. 59,9 x 80,3 cm. 1991. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.

Fig. 2. Porta d’agua. Papel / Pastel. 20 x 25 cm, 1932. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.

Fig. 4. Mata Atlântica. Papel / Litografía. 60 x 80,5 cm. 1991. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.


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20 Testimonio obtenido en conversación mantenida con Roberio Dias en septiembre de 2013 (Roberio Dias fue colaborador del Escritorio Burle Marx de 1970 a 1981 y Director del Sitio Burle Marx de 1995 a 2011). 21 Mata atlántica: Bosque tropical perteneciente a la zona litoral de Brasil. Principalmente desde Río Grande del Norte a Río Grande del Sur. 22 Jacaré o árbol de la lluvia (Pithecellobium tortum). Originario de Brasil. Muy resistente, de tronco escultórico y retorcido.Royal Botanic Gardens Kew. WCSP. Consulta, septiembre, 2014.

búsqueda constante de nuevas pautas creativas. A lo largo de su vida, la rigurosa representación de las especies vegetales y el espacio circundante, hará de las pinturas auténticas herramientas de trabajo para sus proyectos de paisaje. Dicha representación delata tanto la mano de un botánico como la sensibilidad de un creador. En algunas de sus obras gráficas, “podríamos llegar a diferenciar con precisión las especies vegetales representadas”20 afirma Roberio Dias, reciente director del Sitio. Esto es especialmente reconocible en diversas litografías realizadas a principios de los 90, concretamente las tituladas Manglar (Fig. 3) y Mata atlántica (Fig. 4), cuya monocromía enfatiza la geometría, texturas y sombras. En la primera, el ligero y tupido entramado de raíces aéreas conecta el follaje, a modo de multiplicación de hojas, con el agua, que se dibuja mediante la reiteración de cortas líneas horizontales que prolongan la sombra creada por las pantas, se densifican haciéndose pasta o desaparecen mostrándose al cielo y la luz. En la segunda, un claro en el bosque de mata atlántica21 muestra las principales herramientas creativas usadas por Burle Marx en la definición de paisajes; la vegetación con sus formas y texturas, las piedras como elemento mineral, soporte de rupícolas y contrapunto que ritma la composición y el agua, complemento fundamental capaz de transformar el espacio con su presencia. La obra, seguramente influenciada por las precisas ilustraciones de su admirado Von Martius, muestra un repertorio formal de especies vegetales perfectamente reconocibles. Su modo de aparecer nos habla de una intervención aparentemente “natural” gracias a la mano creadora del hombre. El agua se dibuja como luz que irrumpe en el bosque; blanca cascada de espuma, luz y sonido, elemento predilecto del maestro en sus paisajes. A ella le sucede el reflejo vibrante del entorno que, mediante temblorosas líneas zigzagueantes horizontales, imbrica la vegetación al agua. En la composición no podía faltar la alegre relación con el cuerpo en forma de mujeres desnudas disfrutando del espectáculo natural. En definitiva, estamos ante un nuevo paisaje intervenido, una asociación artificial de micropaisajes. En los años 60 Burle Marx había realizado numerosas pinturas y dibujos sobre sucesivas abstracciones de especies vegetales, entre ellos su admirado Jacaré 22 (Fig. 5) o los tupidos entramados de manglares sobre el agua (Fig. 6). Las geometrías naturales, las texturas y reflejos se trasformaban en líneas de diferente grosor, manchas, ritmos, refracciones, tonos de color o gamas de grises, que captaban la esencia vegetal de las especies y sus características espaciales que, lejos de distraer al espectador, dirigían su mirada hacia la emoción por lo clarividente y esencial. Esta abstracción figurativa, influenciada por maestros de la pintura como Paul Klee, Hans Arp o Picasso, como veremos más adelante, se encontraba ya muy cerca de algunas de sus planimetrías para proyectos de paisaje.


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Fig. 5. Serie Pithecolobium tortum, 1961. Tinta china y gouache sobre papel, 70x100,6 cm. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.


De modo coetáneo a las piezas anteriores, Burle Marx fue realizando trabajos donde la abstracción se hacía mayor, al punto de hacer casi desaparecer a la figura en favor del concepto pictórico o espacial. Asimismo realizó trabajos en materiales diversos, textiles, cerámicos u hormigón armado, que muestran el interés del maestro por el espacio y las relaciones establecidas entre los elementos que lo pueblan, algo que ya se percibe desde sus bocetos preparatorios. A modo de ejemplo, la pieza abstracta a guache y tinta china definida como Motivos marinos (Fig. 7), posee ciertas características que no será difícil encontrar en sus paisajes posteriores. Se trata tan solo de un boceto, pero su fuerza y claridad merecen observarlo con detenimiento. Los límites de las cosas, de precisa ejecución, se solapan y mezclan entre ellas. Así, encontramos embarcaciones que surcan masas de agua de diferentes azules, texturas y velocidades, cuyos límites, disolviéndose, o mejor dicho, deshilachándose, se hacen ola que abriga unos peces de trazo esencial. La figura activa el fondo y viceversa, mientras los peces, enhebrando las diferentes aguas, parecen solapar realidades diversas.

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En el estudio de un mural, con cierta influencia de su admirado Jean Arp, que debía conformar una pared de azulejos en diversos tonos azules (Fig. 8), observamos como el límite, de grosor tan preciso como variable, se hace bolsa contenedora de texturas vegetales y acuosas. Se nos presenta así un jardín de aguas con un trazado claramente relacionado con algunos paisajes de Burle Marx, donde el límite es separación de materiales y, gracias a su espesor, también elemento constructivo autónomo, a veces fluido, rio, incluso lago. Mirar un cuadro es, en ocasiones, ver un paisaje. Cada modalidad artística, el paisajismo para él lo era, tiene una “manera específica de ser expresada” 23, explicaba. “Un jardín es una sinfonía donde cada planta puede ser una nota musical, (…) un toque de pintura, (…) una escultura, (…) un ser vivo con personalidad propia” 24, concluía. En el boceto para la tapicería de una silla, miramos una composición cromática pero vemos peces, caminos, islas, vegetación (Fig. 9). Así ocurría con el autor; miramos un pintor y, en ocasiones, vemos un paisajista que, con la naturaleza como material, da vida al arte. El agua, “material versátil y maravilloso que puede ser lanzado al aire, borbotear, poseer una inmovilidad mortecina o ser continua furia blanca” 25, cantará su alegría.

23

DE OLIVEIRA, Ana Rosa. Op. cit., p. 30. BURLE MARX, Roberto. Conferencia: “Le jardín comme forme d’art”, 1962. En AA.VV. Roberto Burle Marx. La modernité du paysage. Op. cit., p. 123. 25 Ibídem. p. 116. 24


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Fig. 6. Mangue Vermelho, 1963, Ă“leo sobre tela, 130 x 162 cm. Fondos Burle Marx & Cia. Ltda, Rio de Janeiro.

Fig. 7. Motivos marinos. Vegetal / Gouache / Tinta china, 71 x 43,4 cm. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.

)LJ (VWXGLR SDUD SDQHO GH D]XOHMRV 3DSHO *UDÂżWR 7 FKLQD [ FP Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.

Fig. 9. Sin tĂ­tulo. Papel / Gouache, 37,8 x 57,2 cm. Fondos Sitio Burle Marx, IPHAN / MinC.


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