[Radiador] No.25

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Reportaje Gráfico Gráfico Reportaje Figuras Errantes: Errantes: Figuras Lynn Chadwick Chadwick Lynn

El El poeta poeta Prometeico: Prométeico: León León Felipe Felipe Textos: Textos: Verónica Verónica G. G. Arredondo Arredondo Albert Albert Estrella Estrella César César Cortés Cortés Vega Vega Dante Dante Vázquez Vázquez Andrés Andrés Galindo Galindo

Magazine Digital de Literatura

Carta-Prólogo aa León León Felipe: Felipe: Carta-Prólogo Electa Arenal Arenal Electa


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Radiador Magazine No.25 ó de la DIÁSPORA

magazine.com

Cordyceps unilateralis es una especie de hongo ascomiceto de la familia Clavicipitaceae. Es capaz de modificar la conducta de las hormigas que infecta, específicamente de la tribu Camponotini, haciéndolas subir a la parte superior de una planta donde se anclan al nervio de una hoja con sus mandíbulas antes de morir. Como si fuera un pasaje de ciencia ficción, el hongo brota del interiro de la hormiga y esto garantiza la continuación del ciclo a través de la distribución de sus esporas. Existen varios tipos de cordyceps que atacan a diversas especies de insectos [ver video].


DIRECTORIO

°Editor en Jefe y Diseñador Daniel Malpica °Curaduría Poética Emmanuel Vizcaya °Tracklist Roberto Malpica

No. 25 Octubre de 2013

ÍNDICE

ww

Verónica G. Arredondo Albert Estrella Nueva Pestaña: Bamboocycles Reportaje Gráfico Figuras Errantes: Lynn Chadwick César Cortés Vega Dante Vázquez Andrés Galindo Nueva Pestaña: BBC - Gypsy Child Thieves Carta-Prólogo a León Felipe: Electa Arenal El poeta Prométeico: León Felipe

w. ra di ad or m ag az in e. co m

Esta revista es producida gracias al Programa “Edmundo Valadés” de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes 2013, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes”

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o de la Diáspora

EDITORIAL

ºo

ºoºoºoºoº Diáspora, del griego διασπορά, dispersión. ºoºoºoºoºoº Dispersarse es abrirse la piel para extenderse, hacerse más. ºoºoºoºoºoº La espora dispersa como el polen para propagar la planta. ºoºoºoºoºoº El árbol diminuto que ahora está viajando por el aire. ºoºoºoºoºoº Semillas esparcidas desde todas latitudes, extranjeras. ºoºoºoºoºoº La huída por la inercia de un río. ºoºoºoºoºoº Exilio, exploración, tanteos territoriales. ºoºoºoºoºoº La espora aterriza, se vuelve raíz, tronco y casa. ºoºoºoºoºoº Se fundan las colonias habitables a su sombra. ºoºoºoºoºoº Un bosque es todos los bosques y es el mismo dentro y fuera, aquí y allá, aunque en el camino pierda cientos de hojas.ºoºoºoºoºoº

Emmanuel Vizcaya

Rodolfo Mederos Verano:

http://www.youtube.com/watch?v=1xoex6fK10A


Quilapayún ¡El pueblo unido jamás será vencido!: http://www.youtube.com/watch?v=N0YGO0QX0C0

Inti Illimani La Exiliada de Sur:

http://www.youtube.com/watch?v=ovy3m37aBMY

Alfredo Zitarrosa Desde el Exilio:

http://www.youtube.com/watch?v=acQRk76R9f0


Atahualpa Yupanqui Le tengo rabia al silencio:

http://www.youtube.com/watch?v=CaBmuvJImg8

Mercedes Sosa y Horacio GuaranĂ­ Si se calla el cantor:

http://www.youtube.com/watch?v=rwuTlSARvFM

Liliana Felipe Nos tienen miedo:

http://www.youtube.com/watch?v=x2K9sNrl5EM


Estancias en el extranjero Verónica G. Arredondo (Guanajuato, 1984)

Se ha borrado la línea entre el desierto y mi cuerpo Frontera: ¿a dónde viaja? Documentos: pasaporte en mano Identifíquese: visitante trabajadora fronteriza Destino: Nombre: La que sé que no soy y me vuelvo Ciudad de origen: Guatemala [06]

quiero volver a mi cuerpo llamar mi nombre habitarme sin otras lágrimas nuestras


mis piernas mi patria Identificación: Con los ojos aterrados por ser reconocida estoy en todas partes de la ausencia Pase de abordar Aquí me disuelvo No importa dónde estemos renaceré para nombrar el mar A pan y agua este vuelo se abrió para nosotras este vuelo no la pertenencia El vuelo autómata de un pájaro desciende Cierro los ojos Alarma de extravío luces rojas El calor repentino me invade

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fragmenta mis huesos Destino final el fuego

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Mi generación Markada Albert Estrella (Perú, 1985)

Q“Ha muerto el arte. Ahora todo el mundo comprende ¡Hasta se enseña a comprender! Hollywood – Xavier Abril

Mi generación va a estar Markada por el Daddy Yankee (USA) que parece un imperialista sacado de una empresa de inicios de siglo XX y que me hace parecer un socialista en plena revolución del 0 y el 1 Tan impersonal como una Ventana del Windows (perdonen la redundancia, ya no la tristeza) tratando de confirmar mi opción. En la pantalla hay un poema en ejecución

Y yo deseo cambiar el nombre del archivo, actualizarlo por esto ya no es poesía/ pero los cambios no son evidentes, los herrores ortográficos son los mismos o peores y la sintaxis siempre está encriptada en un archivo oculto del disco duro con contraseña, con cacofonías evidentes que el mismo programa de texto subraya enrojitas /sugiere/ error en vez del herror y no le importa un comino el significado del error a propósito que es el herror. Mi generación va a estar Markada como los DVD piratas hechos en el hueco en el hoyo negro o vórtice de la piratería como si estos piratas navegaran en vez del mar, por el espacio cibernético y en ese espacio se encuentran a Moby Dick la Ballena Blanca de Herman Melville tomando un respiro /comprimida/ pesando varios Gygas que en gramos no equivale a nada y entonces uno usa el arpón que es el cursor de la pantalla y click Le damos doble click para que este texto pueda continuar Mi generación está Markada x Mark Suckerberg and the social Network [09]


y su muro del FaceBook/ donde todos queremos ser lo que no somos pero lo intentamos; pregunto entonces: ¿Desea ser amigo de Albert Estrella? /mientras/ Un amigo ha comentado una foto mía donde me estoy desvaneciendo Un amigo ha etiquetado una foto mía con un recuadro vacio Un amigo me ha invitado a un recital donde al final, nos hemos quedado solos sin escucharnos Donde yo hago mi propio texto con su poesía/ y le digo: “de la poesía me gustan las necropsias / y sólo he rescatado este par de versos tuyos que trasplanto a mi texto/ a sabiendas de los riesgos/ del rechazo/ de la reacción inmune/ de los anticuerpos/ para que funcione como un hígado”/ porque en esos versos hay un sentimiento que emana la bilis de la insatisfacción/ de estar inspirado pero no tener tiempo porque en la cabina de internet donde escribo este texto/ la compu me dice “LE FALTAN 5 MINUTOS PARA QUE ACABE SU HORA/ GUARDE TODOS LOS CAMBIOS EFECTUADOS” y pido dos minutos para guardarlos pero el tiempo no basta, porque cuando a uno se le acaba la hora siente que se va a morir pero pasa a la realidad donde todos los cambios realizados no son muchos, ni evidentes. En todo caso/ mi generación/ va a estar Markada por el síndrome del túnel carpiano...

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http://bamboocycles.com/en

Diรกspora



Lynn Chadwick



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La Luna de Alabama

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Regreso del mí (del blog de Arturo Alaniz) César Cortés Vega (Ciudad de México)

Chat.- Datos que agrupados encontrarán de nuevo unidad. El archivo estará completado y entonces los fragmentos harán de la espera algo que tenga rumbo. Sentado ya más de un par de horas, encuentro una salida posible y me aventuro en medio de esta maleza de odio soterrado. Toda percepción es como la luz, y el lenguaje detiene las partículas y las ondas, distribuye una mínima parte de todo eso y elige una porción de energía para encapsularla. Entonces mando la idea, y el rechazo de los asistentes al chat es inmediato. Hace muy poco yo habría insistido, pero hoy prefiero adoptar la visión contraria para tranquilizar a mis interlocutores. La angustia es inobjetable, pero en mí, como pasa en toda percepción, también la clasifico y hago que sólo sea percibida por sus restos. “Me he quedado” escribo para finalizar la conversación. Nervio.- Un centro adquiere su fuerza gracias a nuestra curiosidad. No sería centro si no le mirásemos, si no pusiéramos nuestra potencia a su servicio. Y en este caso, todo lo que ofende, acomoda. En ese juego simple, se realiza la clasificación primera del mí. En tanto más infame, más poderoso. Gracias a eso ganará atención en el prisma que nos ve. Sin embargo, su potencia es tal, que es imposible renunciar a pensarle. Un monolito con placas de cuarzo, que fueran usadas para desviar el nervio-nervum-nervus. Un menhir desde el cual se apunta el revés del universo, como una antena que recibe y da al mismo tiempo. Falo que desde la punta esparce oscilaciones hacia una fuente de poder indefinida. Sólo puedo reírme de la facilidad con la que nos acercamos al matadero, atentos a lo menos importante y no pudiendo hacer nada porque no tenemos nada a lo que aferrarnos. Vemos el yo del otro, sentimos el yo del otro, amamos el yo del otro. Grotesco, sin sentido. Yo.- Desde la foto solarizada, escribo un comment. Digo que eso debería ponerlo él en su perfil. “¿Para qué?” Le respondo desde la imagen del becerro. Foto solarizada responde que le parece una idea ofuscada, algo que sólo cabe aquí, en nuestros muros. Claro, imagina que así no es necesario justificar nada, es una ocurrencia como todas las ocurrencias que circulan diariamente, sin sentido, sin principio ni fin, superficiales o brillantes, perdidas en la memoria de las máquinas orgánicas. Se usará o no, para engordar las estadísticas de los buhoneros. Entonces esa es la respuesta para redimir mi inconsistencia. Reviso su muro, mi muro. Acaba de pegar una frase de un pintor alemán, Hans Memling. Tiene catorce likes. Catorce. Cuando me decido a contestarle, veo que ha abandonado la conversación. Turno.- Suavidad; figuras de teatral colorido. Desde su concepción germánica, el “autor” detiene su pincel en efigies que parecieran estar suspendidas en sí mismas. Un retraso, ligero gesto de alegría. Caras para la identificación. Mi rostro está ahí, porque representa también una salida. Un output. Me veo como ellos se ven y soy expulsado por la situación del tiempo en mi memoria. Pero soy en ese más allá, la figura que me da claridad. Todos ellos en el espacio de la percepción del prisma que nos ve. [25]


Sinfonía.- Becerro continúa con su hilera de insultos. Ha elegido pagar el privado para la mayoría de nosotros, así que nos hace el favor de mandarlo directo a la pantalla. Nos encontramos en conferencia para determinar el contenido de las imágenes de la primera gran acción del colectivo. Yo, que soy un suicida, me parece que si queremos hacer una diferencia, somos idiotas evidenciándola aquí. Por eso no les digo nada de eso cuando levanto la mano. Que nos chinguen, me vale madres. Pero la chica sigue retorciéndose en el privado transmitido en la pantalla de Becerro, se toca su pene y su conchita todopoderosa, y todos la vemos con indiferencia. Becerro envía la risa por la caja de texto, y yo me río, no con él sino de él, porque es un imbécil. Sin embargo es lo mejor que pasa en la reunión, porque produce la tensión idónea para confundirnos. Uno, dos, tres minutos de atención, y todos vuelven a voltear hacia a la pantalla del privado-público. Podría hacerse música si acompañáramos los movimientos de las cabezas con sonidos. Sinfonía transexual, podría llamarse. El prisma que nos ve.- Tres afirmaciones y la bailarina acompañaría mi movimiento de cabeza. Como el caballo matemático que a la señal de su entrenador marca con su pezuña la cantidad exacta de la operación. Un movimiento de mi brazo, y la pirueta sería doblemente compleja. El aparato me observa con el ojo de mi voluntad. Soy yo el que supone la acción. Yo la mirada posible. Lo mismo que los hombrecitos que habitaban la radio en los sueños de nuestros abuelos, soy voluntad fragmentada en el interior de estos humanoides. Me imagino ellos mientras me adivinan. Pero más que extensiones, son el abandono de la conciencia. Esclavos del humanismo, en los viejos términos: si la conciencia debe hoy ser prudente con la idea de animalizar al otro, tan sólo por su diferencia o la posición que ocupe en la estratificación mortal, entonces la máquina es la superación de los escozores morales de los desgraciados. ¡Esclavos, no maldigamos la vida! Ascii.# ## # ## ## # #

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Sueño el rostro que me sueña.- Desdicha en los ojos del gato que me mira. Hay conciencia en la luz que le atraviesa. Coloca sus patas sobre mi pecho y comienza su perorata. Lo cambio entonces y elijo una canción, según mis estadísticas. La nueva luz que atraviesa la melodía le representa. Recuerdo a mi gato, cómo me miraba, cómo colocaba sus patas sobre mi plexo solar. Su ronroneo envolviendo mis contradicciones. Soy mi gato. Soy un gato. Paso mis patas sobre su pecho y me acurruco en el interior de su angustia. Sufre sin querer, y también finge que sufre. Y finge más de lo que sufre. Le veo dormir. Me concentro en su sueño. En el nombre de quien me nombra. In soleris sis tibi turba locis.- ·uɐɹᴉɯ әɯ әnb soɹʇsoɹ sol sopoʇ ʎos ·uɐllɐɔ ol ʎ oṵәns әsә uɐpɹәnɔәɹ sopoʇ ·ouᴉʇɐlnɐd oᴉqɯɐɔ lә oṵәns ʎ loqɹɐ un ɐ opɐɹɹɐɯɐ ʎoʇsә ·ɐᴉqɯɐɔ ol ʎ odɹәnɔ ᴉɯ ɐɔoʇ әnb ɐuәnq ɐɾnɹq ɐl sә ·uoᴉɔuәʇәp ᴉɯ sә ʎ ɐᴉqɯɐɔ oɹɹәɔәq ·ɐɹᴉɯ әɯ oɹɹәɔәq ·ouᴉɯɐɔ lә uɐɹɐlɐṵәs sosɐd sol әnb ɐʇsɐɥ әnbsoq lә uә opuɐuᴉɯɐɔ ‘oɔᴉoʇsә әʌnʇuɐɯ әɯ ·uoᴉsɹәʌuᴉ ɐun uɐɔᴉɟᴉɹәʌ ʎ uәƃᴉɹᴉp әnb sɐәuᴉl sɐƃɹɐl sɐl ‘uәᴉqɯɐʇ sɐɯәnbsә sol ·soʇoɟ sɐl ʎ lᴉɟɹәd lә әuᴉɯɹәʇ ·ɐᴉɹoʇsᴉɥ ɐl uɐʇuәnɔ әnb soɹәɯnu sol әuᴉɯɹәʇ ·oʇxәʇ lә әuᴉɯɹәʇ Nota.- Las perspicaces percepciones patricias y el chismorreo plebeyo deben perder categoría. Desarrollar algoritmos radicales. Becerro.- Del bosque el regreso. Las sucesivas formas. Soy un ser paulatino. Engullo con calma la carne que me envuelve. Pero no desaparezco. Detrás del traje estoy. Armadura para la nueva guerra

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Lluvia de plomo Dante Vázquez (Ciudad de México)

¡Bang, bang, bang! Cadáveres y polvo dentro y fuera del hogar. Sangre por todos lados. La masacre continúa, la masacre es cotidiana. ¡Bang, bang, bang! Inocencia desaparecida: juventud sin cabeza, con nombre, dirección y bien armada. Experiencia indiferente, enajenada: humanidad encostalada. ¡Bang, bang, bang! El gobierno y su ceguera extorsiona al pueblo. El pueblo y su sordera tortura al prójimo. ¡Se busca culpable! ¡Se busca culpable! ¿Los medios y su manipulación? ¿La muerte de nuestra identidad? ¿La mente y su alienación? ¿Los secuestros de nuestra historia? ¡Bang, bang, bang! Pancartas y etiquetas con mensajes de desprecio cuelgan de los puentes, de las fábricas, de los peatones;

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tiros de gracia gratis en esquinas. ¡Bang, bang, bang! La masacre es cotidiana, la masacre continúa. Sangre por todos lados. Dentro y fuera del hogar cadáveres y polvo. ¡Bang, bang, bang! ¿A quién le importa? ¿Quién te importa? ¿A quién le importas? ¡Bang, bang, bang! ¿Aún hay esperanza? ¡Bang, bang, bang! Tú decides. ¡Bang, bang, bang!

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La nueva Arca Andrés Galindo

(Ciudad de México, 1974)

¿Los ocho o diez hombres y mujeres en una nave espacial, la Nueva Arca, camino de otro planeta a plantar la insípida semilla del hombre una vez más? Charles Bukowski Entonces estarán dos hombres en el campo: el uno será tomado y el otro será abandonado; dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: la una será tomada y la otra será abandonada. Mateo 24: 40-41

Entonces sucedió que aquel viejo planeta ardió en llamas; eran llamas artificiales creadas por los habitantes del viejo planeta. El fuego de las naciones se cruzaba incesantemente. Los gobernantes ordenaban y las armas de los hombres no cesaban de hendir la tierra con el fuego de las manos. Grandes truenos retumbaban en el cielo. Muerte y hambre dominaban las calles de las ciudades. Enfermedades incurables asolaban a todas y cada una de las poblaciones. Unos a otros, todos los seres vivos de aquel planeta se arrancaban el corazón por un mendrugo de maná. Los abismos, hace tiempo cerrados, hoy volvían a ser abiertos. Los hombres de las catacumbas disparaban sus armas, pertrechados en las profundidades de la marginalidad. Y los falsos profetas acarreaban a las masas de fanáticos, de tal manera que se postraban ante dioses falsos; y así, postrados con las miradas hacia la tierra, ofrendaban a sus dioses. Hace mucho tiempo que los sabios ya habían predicho este caos; entonces eran tomados por locos, y así murieron. Así estaba escrito. Pero en medio de toda esta violencia existía un hombre justo, exento de tacha entre sus contemporáneos. Este hombre seguía el sendero de Dios, el Dios verdadero. Él fue el único que halló la gracia de su creador, y su creador lo miró como se admira al Hombre perfecto, su preferido. Entonces Dios le dijo a El Hombre: —He decidido el fin de todo ser, porque este planeta está lleno de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré junto con sus tierras. Con el corazón en la mano, El Hombre pidió a Dios por su esposa, quien pertenecía a una de las tantas sectas paganas que día a día proliferaban en las ciudades. —Padre, esta es mi mujer. Es la mujer que curó mis heridas y me dio de beber cuando yo caminaba en medio del fuego de los hombres. Dios, que desde siempre había estado con El Hombre, lo miró con misericordia y dijo con voz de trueno: —Hazte una nave con la materia más resistente que encuentres. Harás aposentos en la

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nave y la blindarás por dentro y por fuera. Tu nave ha de llevar una sola ventana y una sola puerta. También debes recordar que la nave tendrá tres niveles. Y he aquí que yo traigo una lluvia de fuego sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo, todo lo que hay en el planeta morirá. Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarán en la nave tú y tu mujer. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en uno de los niveles de la nave, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo en otro de los niveles, servirá de sustento para ti y para ellos. Dio Dios a El Hombre siete días para que terminara su labor antes de arrojar sobre la tierra las llamas de la destrucción; y así hizo El Hombre; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó. Construyó la nave de la alianza e hizo subir a dos de cada una de las especies, hembra y macho; se abasteció de alimento suficiente para todos; y abordó la nave él y su mujer. El séptimo día, como Dios lo había indicado, la nave de la alianza abandonó aquel planeta de odio. Desde el espacio exterior, por la única ventanilla de la nave, vio El Hombre cómo inconmensurables bolas de fuego se abalanzaban sin piedad sobre la tierra, ya de por sí destruida. Todo lo que tenía aliento de vida en sus narices, todo lo que había en aquel planeta, murió. Sucedió entonces que la nave de la alianza surcó el vasto universo durante cuarenta años luz; El Hombre y La Mujer, y el resto de los seres vivos que en la nave viajaban, anduvieron perdidos en el universo, por la soledad sin camino, sin hallar un planeta en donde habitar. Los alimentos se terminaban. Hambrientos y sedientos, los habitantes de la nave desfallecían en cuerpo y alma. Entonces clamaron a Dios en su angustia, y él los liberó de sus aflicciones. Los dirigió por camino derecho para que llegaran a un planeta habitable. Poco a poco, la nave fue acercándose a una nueva atmósfera. Y Dios dijo: —Benditos los que descienden al nuevo planeta en la nave. Al cabo del descenso, El Hombre abrió la única escotilla de la nave de la alianza y envió a un cuervo, el cual salió de la nave y mantuvo el vuelo, yendo y volviendo. Envió también El Hombre a una paloma para ver si encontraba un lugar donde pisar tierra. Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, por lo cual regresó al interior de la nave. El hombre y La Mujer aguardaron dentro de la nave siete días más; esperaban una señal. Mientras tanto, el cuervo, que incansable sobrevolaba el límpido cielo, por fin encontró tierra firme. Al atardecer del séptimo día, el infatigable cuervo regresó a la nave y se presentó ante El Hombre llevando una hoja de olivo en el pico. De inmediato El Hombre entendió que el cuervo había avistado tierra firme donde habitar. La paloma, por su parte, salió de la nave la misma tarde en que el cuervo llegara con una hoja de olivo. La paloma se perdió en la bastedad de los cielos, y ya jamás regresó, aun cuando después, y durante mucho tiempo, El Hombre la llamó y buscó con el corazón en la mano. Era el año 2026 —El Hombre contaba 33 años de edad— cuando la única puerta de la nave salvadora se abrió. Entonces Dios llamó a El Hombre y le dijo:

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—Adán, ahora puedes salir de la nave. Sal tú y tu mujer. Todos los animales que están contigo también pueden salir. Vayan por esta nueva tierra para que prosperen y se multipliquen. Salió Adán a la nueva tierra con su mujer y todos los animales que viajaban en la nave. Los animales prosperaron y se multiplicaron. Adán prosperó con su mujer y ambos vivieron felices para siempre… …hasta que un buen día Eva ofreció a Adán el fruto de un árbol desconocido

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http://www.youtube.com/watch?v=LGDj0B5WQaA

Diáspora

BBC - Gypsy Child Thieves: [Interesante documental (en inglés) que narra la migración masiva de rumanos a partir de su integración con la Unión Europea y las diversas redes delictivas que se van tejiendo en su desarollo. Un duro documental donde el tráfico de niños los sumerje como actores maestros en el robo]




B

usco una forma de hablar de ti, León Felipe, tan sencilla y sin adornos, tan poco ’’literaria’’ como la tuya, que sea digna de tu palabra de poeta prometeico. Quiero hablar de ti hablando contigo. Así podré hablarle a todo el mundo. Compartir algunas cosas que a lo largo de veinte años de vivir con tus versos y oraciones –versos y blasfemias- he pensado y sentido. Servir como una especia de guía. Primero quiero hablar de ti como poeta y como influencia. Poeta fuera de serie, poeta de ‘’generación aparte’’ y poeta oral, tu influencia no ha sido aun debidamente reconocida. Dirás que no importa. Pero creo que sí. Importa porque se está tomando en serio el hecho de que lo que no ha llegado a los libros, lo suprimido, vale tanto o más que lo premiado, que las alas del poeta: ‘’entre todos las labraron’’. Por vivir en los años veinte en África, en México y en los Estados Unidos y hacer varios viajes de ida y vuelta a España; por estar en Panamá y luego en España de 1936 a 1938, y luego por fin de nuevo en México., donde contribuiste a la fundación de Cuadernos Americanos, cuyos 40 años celebramos con esta cartaprólogo y con esta nueva edición de tus obras; por alzar ancla de nuevo en 1946 y durante casi dos años visitar y hablar en todos los países de Hispanoamérica menos Honduras y Paraguay donde no se te dejó entrar, por quien eres, en suma, importa. Importa porque eres ejemplo –Guillermo de Torre y Manuel Durán lo han señalado- de cómo los que no se adhieren a ningún movimiento o escuela, los que no cultivan el éxito editorial y crítico, quedan olvidados al hacerse las historias y las antologías. Al recoger y fundir en tu palabra poética diversas corrientes, al echar esa palabra en voz viva y sin buscar la consagración, al ser tan impuro y popular, se ha difundido tu influencia en modos distintos a los usuales. Vale la pena anotarlo de nuevo. Anda todavía, en parte, de boca en boca que eres una de las voces poéticas más significativas de la Guerra Civil Española la ‘’de la tragedia de España’’ y del ‘’éxodo y el llanto’’. En países donde se sabe, no se ha establecido bien el hecho, y quedan muchos países – incluyendo los Estados Unidos- en

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tlön, uqbar, orbis tertius

que casi no se ha divulgado tu verso. Creo que debe saberse más ampliamente que –como cuenta Ángel de Río en el prólogo de la edición bilingüe de Poeta de Nueva York- por ti Federico García Lorca conoció a Walt Whitman. Tu propia traducción-paráfrasis del Canto a mi mismo de Whitman y lo whitmaniano en tus propios versos ha enriquecido las venas poéticas de nuestra lengua. Él te americanizó, tú lo españolizaste. Se sabe de los intercambios más recientes entre tú y Octavio Paz, pero no se si se sabe –especialmente porque los dos han tomado linderos tan distintos, y porque no pone Paz en categoría de poesía lo que escribes (Recuerdo que dijo que Ganarás la Luz no era un libro de poemas pero que era un gran libro)- que escribió él una apasionada y certera apreciación de La Insignia en su primera aparición en México. Para los críticos que estudien su formación y su obra será imprescindible examinar la honda huella tuya en Paz. Se trata, ya lo sé, de un procedimiento que tu veías como natural y sin necesidades casi de comentarse. Pero hay que dejar asentado que la antorcha que nutriste con la Biblia, con Shakespeare, Cervantes, Calderón, Unamuno, Machado, Emerson, Whitman y tantos más, a su vez ha andado y anda en muchas manos. Alguien sabrá mejor que yo algunos de los pormenores, pero creo que merece repetirse – Guillermo de Torre lo señaló también- que tú tendiste puentes, y aunque dijiste haberte llevado la canción la devolviste a ciertos poetas españoles. Fuiste acaso abuelo de los ‘’Hijos de la ira’’. Imagino que esa amistad constante que tú y Dámaso Alonso mantuvieron –y hasta la cena en la Casa de la Cultura de Valencia durante la guerra a que le invitaste y que les pudo haber costado a los dos la vida por ser él del otro bando- no fue ajena del todo a la evolución posterior de su palabra poética. Toda una corriente de poesía nuevamente comprometida de la

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posguerra lleva fecundaciones tuyas. Aquí en América, Ernesto Cardenal recibe en épocas iniciales, absorbe, no sólo Pound, también de ti. Tu estética de Prometeo inspira –me parece- las dos vertientes de acción y expresión que se funden a los poetas rebeldes y poetas guerrilleros que participan en las sangrientas y torturantes guerras actuales. Que yo sepa, todavía nadie ha estudiado –es patenteel vuelo leonfelipesco de ‘’Hacia el nuevo hombre del socialismo’’ de tu admirador y amigo admirado, Ernesto Che Guevara. Llegando tarde, entrando por lo boquetes –como le dijeras a Enrique Díez-Canedo- al mundo de la poesía, rechazando siempre las adhesiones partidarias, fueran políticas, fueran estéticas, echaste chispas que han prendido extensamente. Para ti la poesía es para tomarse literalmente. Lo que en otros es figura retórica en ti es actitud y afán vital. Hace unos años le mandé mi traducción de ‘’La poesía llega… Ahí está’’ a Joe Chaikin, fundador y director del Open Theater, uno de los más destacados grupos de teatro de vanguardia de los Estados Unidos. Quedó pasmado. Exploraban en ese momento el modo de poder pronunciar de nuevo en el teatro palabras como ‘’Belleza’’ y ‘’Alegría’’ y ‘’Verdad’’ sin que sonaran vacuas, y tu poema les dio la clave. El grupo lo usó para sus ejercicios. Dimos una lectura pública bilingüe del poema. Otros grupos teatrales en España e Hispanoamérica trabajan con tu obra: teatro, paráfrasis, poemas y el móvil de todo ello la ‘’Fórmula de Prometeo’’.

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De lo que se ha convertido en canción, el poema que se ha hecho más famoso, pasando al acervo popular ya, es el arreglo musical de Paco Ibáñez de ‘’Como tú’’. Consulté el diccionario para confirmar mi convicción de que se te debía llamar bardo, palabra que tú mismo utilizaste con referencia a los de tu estirpe. Los bardos celtas componían canciones de gesta, versificaban genealogías y preceptos religiosos; en algunas épocas eran figuras pobres y marginales, por ende el término llegó a usarse despectivamente; así, además, se llamaba comúnmente a los poetas itinerantes de otras naciones. Intergenérico, intergeneracional (¡Y


constantemente interrogativo!), no te nos vayas a perder por los intersticios. Acepta de plano el mote de bardo. Permite, amplificando connotaciones, enfocar tu obra como creo que se debe, incluir tus actividades teatrales, las asombrosas lecturas de tus poemas en España y en América, la identificación de tu obra con la rica veta de poesía popular a la que pertenece parcialmente; y también puede tranquilizar a los que dicen y sienten (saben) que eres un gran poeta pero no siempre un buen poeta; o que no cabes bajo la denominación estricta que se da al ejercicio artístico de la palabra, en que se exige que quede encerrada en un sistema de transformación depuradora, metafórica. Los bardos no funcionaban en un mundo ni rarificado ni reificado. Llevaban las palabras por los caminos; contaban chistes y cuentos; usaban vocablos groseros. Podremos entonces dar cabida a las formas en que pronunciaste tu palabras (y de paso tranquilizar las inquietudes que se despiertan a no saber en dónde catalogar algo). Tu mismo identificaste tus obras como: oraciones, salmos, diálogos, chistes, epístolas, alocuciones, panfletos, discursos, prologuillos, traducciones, paráfrasis, himnos, canciones , testamentos, blasfemias, odas, pies, enmiendas, envíos, elegías, cancionetas, acertijos, fábulas. Tú, además, logras casi siempre convertir el lenguaje doméstico y coloquial en soplo épico. Es lo que exige la intensidad y altura de tu intención ética. Como pocos, viviste el papel de bardo que escogiste y que te escogió, practicaste lo que predicabas. Fuiste –ahora se ve mejor que nuncaconsistente. Un poco antes de que se publicara Versos y oraciones del caminante (1920) diste una lectura en el Ateneo de Madrid, y como introducción pronunciaste unas ideas estéticas que formaron el Prólogo del libro. La del Ateneo fue la primera; justo unos meses antes de tu muerte –provisional, decías- en México, ofrecías la última. Entre las dos hay casi medio siglo de conferencias poéticas y lecturas de poesía, que dejaron en miles de oídos el recuerdo de tu voz de peregrino bardo castellano. Aunque cada uno describía tus lecturas según les afectaban, a todos causaban un enorme impacto. Dijo Silva Herzog de tu lectura del ‘’Payaso de las bofetadas y el pescador de caña’’: ‘’Leyó con voz cálida, ritmo y matiz perfectos; con tan honda pasión, que dejó

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en el ánimo de quienes lo escuchamos, algo semejante a la emoción estética que sentimos al escuchar una sinfonía de Mozart o Beethoven’’. Juan Rejano te caracterizó como ‘’conferenciante destemplado, blasfemo, que no deja títere con cabeza’’, y Luis Rius en el mejor de sus escritos sobre ti –el ensayo que acompaña a tu grabación para la serie Voz viva de México- definió tu obra así: Es la de León Felipe una poesía hablada, no escrita. Los rasgos sobresalientes de su estilo siempre responden, en efecto, a una expresión oral. Poesía, en este sentido, juglaresca, con la cual el poeta se dirige de viva voz a su lector, es decir, a su oyente, haciéndole intervenir en ella a veces de un modo muy directo, preguntándole, increpándole, llamándole por su nombre incluso. . . . Y es esta forma de comunicación, tan rara en nuestra época, un factor determinante de la popularidad de este poeta, pues con él la poesía deja de ser hermética, intrincada, inaccesible para los demás, para hacerse, en cambio, próxima, ineludible. Ella es la que viene en nuestra busca, la que se entrega a nosotros, de manera que no nos es posible rehuirla, ignorarla. El carácter hablado de la poesía de León Felipe le da a esta una gran movilidad, que es, si bien se mira, vitalidad. El poema hablado no acaba nunca de fijarse en una forma definitiva, inconmovible . . .

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Las palabras las apuntabas en el papel, pero la versificación a menudo la dejabas para después. Evolucionaba el poema mientras las recitabas una y otra vez ante diferentes oyentes en distintos sitios. Siempre cuento lo que sé e imagino de tus presentaciones ante miles de personas en España, en plena guerra, de La Insignia. ¿Cuántos poetas ha podido hacerse tan peligrosos con su propia palabra que hay que esconderlos y sacarlos del país? Y aunque fuese desafortunado que lo que pedías era la unidad


heroica, y lo que resultó fue más controversia, es generalmente reconocido lo profético de esa ‘’alocución’’ poética. Recuerdo, sin embargo, que cuando yo la descubrí en las Casa Hispánica de Columbia University en 1950 –quedando atónita por su impulso candente- todavía no se había antologado; y tú mismo te mostraste –tal vez por el amargo sabor de las consecuencias incidentales- vacilante ante mi deseo de divulgarlo y traducirlo. Estaba muy fuera de moda ese tipo de poesía. Tu siempre criticabas e ignorabas la poesía de oficio – en ti es vocación- y de técnicas, estilos y conceptos que se proponen y luego pasan de moda. Y eso era el más circunstancial de tus


escritos. Tu voz pública oracular coincide en algunos puntos con las de Mayakovsky o con la de cierto Neruda, o con la de Drummond de Andrade. Por otra parte es inconfundible con la de otros. Tu pasión por el teatro y tu experiencia en él como actor, director, traductor y autor resuenan en tus poemas. Hay la intensa conciencia de tu público; el diálogo –la pregunta y la respuesta, conversacional o exagerada-; referencias directas a obras, personajes, versos –como los de Shakespeare-; descripciones del escenario; alusiones a los conceptos simbólicos de Calderón. Además, el ‘’Gran Teatro del Mundo’’ e básico para tu visión poética. Haces uso de los elementos más diversos: épicos y alegóricos medievales, calderonianos de los autos sacramentales, lorquianos de las obras más líricas; el vaudeville y el teatro del absurdo. Veo reales y significativas coincidencias no sólo con lo dramático, sino también con los cinematográfico de nuestros días: con Ingmar Bergman, Pasolini, Genet, Peter Weiss; hasta con películas de los Beatles. Eclecticismo visionario, existencialismo nihilista y compromiso social que otorgan lugar esencial al espíritu. Otro tema que me interesa mucho es el de tu modernidad. Esta caracteriza también la producción de poetas de ahora que saben romper las reglas y crear otras propias; impugnar a la autoridad constituida, desbordar los límites genéricos; componer obras híbridas, hacer estructuras orgánicas; fundir conceptos biológicos y espirituales; buscar un lenguaje común; protestar, clamar, pero también hallar el silencio. Tú elaboraste esa modernidad. Se puede rastrear esa elaboración hasta una clase que diste en los años 30 en Norteamérica, y después en Panamá, bajo el título de ‘’Poesía integral’’. Es una exégesis de tu ’’Fórmula de Prometeo’’ y una extraordinaria lección sobre los valores y las corrientes de poesía española, así como un comentario de tu propia manera de pensar y componer.



Tus citas de Juan Ramón Giménez y Pedro Salinas ejemplifican tu aprecio y utilización de lo que concordaba con tu corazón, estuviese o no de acuerdo con el carácter general o la estética de la obra o la persona a quien citabas. Veías el poema de Juan Ramón Giménez en que describe su desarrollo poético como ejemplo de la trayectoria de la poesía en castellano desde la Edad Media. En otra ocasión, el mismo poema te enfureció porque su autor afirmaba que la poesía ‘’era suya’’. Tu contestaste que le era infiel y se le escapaba de noche para visitar a otros poetas. Subsecuente profundización del tema se ve en tu ‘’La poesía llega… ahí está’’. De Salinas recoges la afirmación ‘’un poema se termina, pero no se acaba’’. Ese parecer amplificado y ajustado a la realidad que manejas –la de los evangelios y los mitos… sin lugar y sin tiempolo tomaste más enserio que Salinas mismo. Tu poesía es, esencialmente, autobiografía escrita –según palabras de Ralph Waldo Emerson- ‘’en cifra colosal’’. Al mismo tiempo ‘’persona desplazada’’ y miembro de dos mundos fuiste, cuando muy joven, encarcelado y excluido de tu medio inmediato. En la madurez te hiciste emigrante voluntario y, después de que las circunstancias históricas que te hicieron creer que tenías un nuevo sitio en tu España nativa fueron alteradas, un exiliado político. Por tu experiencia americana, que reorientó el crecimiento y la intensificación de tus actitudes y de tus modos poéticos, te convertiste en el poeta de la tragedia española. No cuentas, hasta el final, León Felipe, cómo has crecido, vivido y amado. Tu poesía no es un diario ni un álbum


fotográfico. No hay retrato sensorial ni tampoco perfiles psicológicos de personas definidas.. No existen relaciones íntimas entre la gente, ni tampoco apretones de mano o incomprensión entre amigos, ni caricias o riñas de amantes. Tus ideas sobre religión poesía y ciencia se unen en una serie de preguntas de alcance universal: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Preguntas que parecen empequeñecer al individuo. Tu respuesta ante la pequeñez de la persona al enfrentarse con los enigmas metafísicos y científicos es, tal vez, una de las determinantes de la sublimación del ‘’yo’’, tanto en el concepto del ser humano genérico como en el propio lenguaje poético. Deben recogerse las reminiscencias de familiares y amistades. Deben encontrarse papeles perdidos y desperdigados. (¿Recuerdas que Marcial Rodríguez halló en la biblioteca de la calle 42 los ‘’Dos madrigales’’ de 1918 que se añadieron a las obras completas?). Debe releerse lo que escribieron sobre ti Juan Larrea, Max Aub, Agustín Bartra, Eugenio Imaz, Juan Rejano, Leopoldo de Luiz, Guillermo de Torre. Pero siempre con el reconocimiento de que lo que logramos atrapar para apuntarlo será menos que lo que se nos escapa, tu palabra anda en el viento y somos ya legión la prole. ¿Vive todavía la cocinera que te cuidaba tan bien y a quien querías tanto? ¿Se sabrá algo más de cómo pasaron la vida tú y tu mujer, Berta Gamboa, compañera, amiga y a veces ‘’molestia’’? ¿Fernanda Navarro, que te sirvió de secretaria, y te preparó el manuscrito de las Obras completas, ha hablado de esa labor? ¿Fernanda Navarro, que te sirvió de secretaria y preparó el manuscrito de las Obras completas, ha hablado de esa labor? ¿Se informará algún día de Gloria Rodríguez de Álvarez, animadora de tus últimos días, a quien llamaste ‘’hija de tu costado’’ (¡Cuántos hijos e hijas de esa clase habrás tenido!) y a quien le dijiste horas antes de morir –¿a cuántos otros poetas jóvenes no les dijeras lo mismo?- ‘’ya no tengo nada que decir, te entrego mi antorcha’’? Tus hermanas, la presencia y la ausencia de las mujeres en tu vida no es extraña a esa visión unitaria del ser humano que se proyecta en tu obra. Porque si como dijiste en ‘’Poesía integral’’ los poetas ‘’administran el pan ideal hecho con las harinas subconscientes de muchas gentes humildes’’, lo mismo atañe a ti. Es más: convertiste los desajustes, la neurosis –la tuya y la mía- en estiércol que fertilizara tu expresión mítico-simbólica, que señalara lo enfermizo de nuestras estructuras y procederes sociales.

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Me falta, camarada, compañero, hablar de lo religioso. Eres profeta. Diste tantas vueltas en torno al tema, que dejaste algo para cada uno y para todos. Pero creo que algunos quedan desencaminados. Desde luego reflejas la crisis religiosa de nuestro siglo, reconoces y adaptas a tu formación cristiana gran variedad de matices espirituales; anuncias la concientización que nos dan los sacerdotes y las monjas que toman en serio la esencia del cristianismo. Poeta de éxodos y peregrinajes, empleas elementos procedentes de culturas extranjeras, así como de la tuya propia, para articular tu experiencia interna. La serie de obras que refleja el impacto que tuvo la Guerra Civil Española sobre ti, es comparable a la serie de obras que culminan en el Guernica de Picasso. Como respuesta al tumulto tus formas artísticas se agrandaron; tu trabajo se amplió, tanto en la dimensión física como en la espiritual. Tu arte se hizo simbólico de España y, al mismo tiempo, universalmente significativo. La búsqueda del origen, la identidad y el destino te rinde tentativas y variadas respuestas. Tus opiniones estéticas –ideas sobre las cualidades de la poesía, sus valores, fuentes y función definitivase desarrollan más allá del terreno del arte hacia un humanismo trascendental, aun cuando las actitudes básicas permanecen constantes desde la primera colección esencial. Tu tema de poemas hasta la última. vital no es el homo La moción y la transmutación sapiens sino el homo dan forma y sustancia al tema ethicus. Toda tu obra expresa tu preocupación por el bien y el mal, el ser y el no ser, la sustancia y la esencia. La vida, ‘’la gran aventura’’ es una lucha por alcanzar los más altos niveles en la evolución espiritual y biológica, para crear y poseer un mundo justo. Vas volviendo, León Felipe. El espíritu que anda en las calles, y al que nos esforzaremos por mantener activo, lo identifico con esa definición tuya del genio poético prometéico:

. . . aquella fuerza humana y esencial que en los momentos fervorosos de la Historia puede levantar al hombre rápidamente de lo doméstico a lo épico,


de lo contingente a lo esencial, de lo euclidiano a lo místico, de lo sórdido a lo limpiamente ético. (‘’El poeta prometeico’’ Payaso . . . ) León Felipe, ¿hubieras ido acaso ayer conmigo a Saint John The Divine, la enorme catedral gótica inacabada junto a Columbia University? Allí, junto a diez mil católicos, protestantes, musulmanes, judíos, agnósticos y ateos, una niña de 12 años, Noriko Tonegawa, leyó un poema suyo sobre la bomba atómica que cayó in Hirosima. Un joven de dieciséis dijo: ‘’Los niños hemos sido rehenes del desequilibrio de los adultos´´. Para que no queden en palabrería las reuniones que se inauguran en la ONU sobre el desarme, gente célebre y gente desconocida, gente acomodada y gente pobre y, sobre todo, jóvenes, participan en programas de protesta y petición. Llegan más de doce mil personas de otros países. Abren sus puertas para alojarlas los ciudadanos de esta ciudad, más conocida en estos días por el crimen que por la hospitalidad. Hoy va un millón de personas a Central Park. Es la manifestación más grande que jamás se haya organizado en el mundo sobre una cuestión moral. Uno de sus lemas se basa en el juego de palabras que permite el doble sentido de race-carrera y raza y lanza la pregunta: ‘’¿Arms rece or human race?’’ Sí, hubieras asistido conmigo, bardo de Castilla, porque sigue vigente y señera tu palabra, porque ‘’A la justicia… los hombres que no están en su sitio no quieren oírla y tratan de ahogar su voz en ríos turbulentos de sangre’’. Porque aun vivimos en un mundo de raposos y fraticidas, de éxodos y de llantos. No ha habido poeta ni ser humano todavía que haya vivido a la altura de las aspiraciones de tu doctrina. La idea de la misión del poeta permanece intacta, a pesar de tus pesimismos; y el concepto prometeico de la poesía, expresado explícitamente desde 1933, constituye la esencia de tu visión: Un día la poesía será un ejército de llamas que de la vuelta al mundo; Prometeo será legión, y muchedumbre los que trabajan con el pecho abierto y la palabra encendida. (‘’Poética de la llama’’) Nueva York, 12 de Junio de 1982

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I ¿Y si me llamase Prometeo?

Si Jonas no vive ahora, ahora mismo en mis humores, en mi sangre y en el barro de mis huesos que es el mismo barro primero de la Creación, ese librito poético y sagrado de las Profesías no es más que un cuento milesio; Si las llagas de Job no son las mías y no siguen encendidas en mi carne, ese libro dramático de las Escrituras donde grita la lepra del mundo hasta despertar a Jehová, no es más que otra patraña patética y dialéctica; Si yo no puedo ser la justificación, la prolongación y la corrección de Whitman (he aquí una corrección: ¡Oh Walt Whitman! Tu palabra happiness la ha borrado mi llanto), la Poesía, toda la Poesía del mundo no es más que una canción paralítica; Y si el gran buitre no está devorando aun mis entrañas y las de todos los poetas condenados del mundo, Prometeo fue solo un motive griego decorative en un frontón, en una metopa… y no hubo nunca mitos. Pero hay mitos. Hay mitos sin comienzo ni fin. En la carne del mundo se sembraron los mitos y en esa misma carne han de florecer. Porque nada se ha cumplido todavía. Y lo que se cumpla, será pro voluntad del Viento y por efrecimiento sumiso y doloroso de la carne del hombre. Dios pondrá la luz y nosotros las lágrimas. En el primer destello mítico del mundo estaba to; y en el milagro de la luz redentora de mañana me estoy quemando ya. Y si puedo decir sin orgullo, yo soy el que recibe la canción, el que la sostiene y la transmite, es porque tú puedes decirlo también. Y esto ¿quién lo ha dicho?

`Cambio de agonía como de vestidos, no le pregunto al herido cómo se siente, me convierto en el herido. Sus llagas se hacen lívidas en mi carne mientras le observo, apoyado en mi bastón. Ese hombre que se sienta en el banquillo y es acusado por hurto soy yo, y ese mendigo soy yo también. Miradme, alargo el sombrero y pido vergonzosamente una limosna…`

Sí, sí, ¿Quién ha dicho esto? Esto lo ha dicho el poeta, cualquier poeta. Elembudo-y-el-Viento. Ahora lo repito yo. Y lo repito con mi carne y con mi conciencia no con mis palabras nada más. Y si yo soy ese ladrón que es condenado por hurto, y ese mendigo que alarga el sombrero y pide vergonzosamente una limosna, [50]


también soy Jonás y Job y Whitman y Prometeo y un lagarto y una iguana… y muchas cosas más. Y mientras los poetas no puedan decir esto sin orgullo ni humildad y sin que nadie se escandalice, porque no es más que un signo de presencia y simpatía, con la angustia y la esperanza de toda la Creación, la Poesía quedará paralítica en las manos y al arbitrio de todos los que afirman orgullosamente que su yo, con los atributos personales y perecederos del hombre temporal, es el generador y transformador de la Poesía del mundo. El poeta es carne encendida nada más. Y la Poesía, una llama sin tregua. El verso anterior al mío es una antorcha que traía en la mano el poeta delantero que me buscaba, y el verso que me sigue es una luz que está encendiendo otro en las sombras espesas de la noche, viendo mis señales.

Vuelvo a decir: No canto la destrucción, Apoyo mi lira sobre la cresta más alta de los símbolos. Vuelvo a gritar: El versículo blasfemo de mis huesos leprosos hará hablar de nuevo a Jeová desde el torbellino. Afirmo también que vengo de la sombra y de los sueños Y si digo: Mi canto florece en la convergencia de los mitos, puedo añadir: Aquí estoy. ¡Miradme! Clavado en esta roca, con un buitre en el pecho. Y ese ruido que oís no es mi lamento, son las oceánidas que me lamen los pies y humedecen mis párpados. Sobre las aguas amargas se inclinan para salvarme las estrellas; bajo su luz, el mar trabaja, muerde la roca, lima las cadenas… y cuando Prometeo se levante, nuevos timoneles conducirán la quilla del Parnaso.

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II Poética de la Llama

Riman los sueños y los mitos con los pasos del hombre sobre la Tierra. Y más allá y más arriba de la Tierra. Nos lleva una música encendida que hay que aprender a escuchar para moverse sin miedo en las tinieblas y dar a la vida el ritmo luminoso del poema. Mis versos tal vez no sean por ahora, más que una flecha y un incidente que yo recojo atento para que no se extravíen en la brisa primera de la aurora poética que viene. No son poemas todavía, es verdad. A veces no es más que biografía. Pero la poesía se apoya en la biografía. Es biografía hasta que se hace destino y entra a formar parte de la gran canción del destino del hombre. Un escrito sin rima y sin retórica aparente se convierte de improviso en poema cuando empezamos a advertir que sus palabras siguen encendidas y que riman con luces lejanas y pretéritas que no se han apagado y con otras que comienzan a encenderse en los horizontes tenebrosos. De esta experiencia han de salir los principios de la nueva Poesía del futuro, que tal vez podamos llamar algún día la Poesía prometeica de la llama. La llama es la que rima. Un día la Poesía será un ejército de llamas que dé la vuelta al mundo; Prometeo será legión, y muchedumbre los que trabajan con el pecho abierto y la palabra encendida. Encendida y aprendiendo su lección de las estrellas. La retórica del poeta está escrita en el cielo. Los sueños, los mitos y los pasos del hombre sobre la Tierra se llaman y se buscan en la sangre y en el cielo hasta encontrarse en una correspondencia poética, como el tintineo luminoso y musical de los versos antiguos que se besaron y fundieron para siempre en los poemas ilustres. Lo que fue ayer un toro ya no es más que una constelación. De aquí nací yo. Aquí estuvo mi origen. Y aquí está ahora mi destino: con signos poéticos escrito en la sangre del mundo y en la cartografía de los cielos. No lloro por mi patria perdida. Todo se traslada y se levanta. La metáfora se mueve y asciende por una escala de luz. Francia, el gallo, voló por el sol, y del estiércol se alzará un día una bandada de poemas. Hay ondas sombrías en la mente del hombre que rompen en las playas azules de una estrella y revierten más tarde, como un relámpago divino, sobre los mismos surcos de la frente. Y gritos opacos y blasfemos que vuelven a la boca en un eco agudo y jubiloso de luz. Y hay voces de tragedias antiguas que me siguen para que yo las defina con mi sangre, porque sólo con la sangre podemos hablar de los que vertieron la suya por nosotros, antes de que nosotros diésemos la nuestra por los que han de venir. Abro la puerta roja de mi pecho para dar de beber a las estrellas, y la sangre mía que se lleven es la savia por donde voy ascendiendo al elevado reino de la luz.

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III El poeta prométeico

Tengo que repetir unas palabras que ya he dicho otra vez. Importa repetir. Porque hay que aprender nuevas definiciones. Los antiguos preceptores nos habían engañado. Los viejos preceptistas retóricos habían definido mal. El genio poético prometeico es aquella fuerza humana y esencial que, en los momentos fervorosos de la historia, puede levantar al hombre rápidamente

de de de de

lo lo lo lo

doméstico a lo épico, contingente a lo esencial, euclidiano a lo místico, sórdido a lo limpiamente épico.

Tiene esta virtud en la hora de las grandes revoluciones humanas. De ordinario es una fuerza general, latente, pero aun dormida va ganando a los hombres y a los pueblos para las grandes metáforas, para los grandes trasbordos de la historia. Suele existir como un símbolo y es comúnmente la conciencia de un grupo de hombres personificada en un héroe imaginario, nacional o universal. El poeta no es aquel que juega habilidosamente con las pequeñas metáforas, sino aquel a quien su genio prometeico despierto lo lleva a originar las grandes metáfora: sociales, humanas, históricas, siderales… Don Quijote es un poeta de esta clase. Es un poeta activo y de trasbordo. Y se diferencia de todos los demás poetas ordinarios del mundo en que quiere escribir sus poemas no con la punta de la pluma, sino con la punta de la lanza. Allí donde esté la imaginación ha de estar la voluntad en seguida: con la espada, con la carne, con la vida, con el sacrificio, con el ridículo, con la pantomima, con el heroismo, con la muerte…

La metáfora poética desemboca entonces en la gran metáfora social. Cuando el hombre doméstico, egoísta y tramposo, degrada el mundo y todo lo rebaja; cuando las cosas no son lo que deben ser, el mecanismo metafórico del poeta es el primer signo revolucionario. Y antes denuncia nuestras miserias el poeta que el moralista.

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La primera aventura de Don Quijote no es ni la de Puerto Lápice ni la de los molinos como quieren algunos. La primera aventura surge cuando el poeta se encuentra con la realidad sórdida del mundo, después de salir de su casa, llevando en la mano la Justicia. Cuando llega a la venta. No es verdad que nada épico sucediese allí. Allí comienza la hazaña primera y única que se ha de repetir a través de todo el peregrinaje del poeta. Porque no hay más que una hazaña en toda la crónica: el trastrueque, el trasbordo de un mundo a otro mundo; de un mundo ruin a un mundo noble. Aparentemente no es más que una hazaña poética, una metáfora. Pero es una hazaña revolucionaria también, porque ¿qué es una revolución más que una metáfora social? Don Quijote se encuentra en la venta con un albergue sucio e incómodo, con un hombre grosero y ladrón, con unas prostitutas descaradas, con una comida escasa y rancia y con el pito estridente de un castrador de puercos. Y dice enseguida: Pero esto no puede ser el mundo; esto no es la realidad, esto es un sueño malo, una pesadilla terrible… esto es un encantamiento. Mis enemigos, los malos encantadores que me persiguen, me lo han cambiado todo. Entonces su genio poético despierta, la realidad de su imaginación tiene más fuerza y puede más que la realidad transitoria de los malos encantadores, y sus ojos y su conciencia ven y organizan el mundo no como es sino como debe ser. Se produce entonces la gran metáfora poética que anuncia ya la gran metáfora social. Porque cuando Don Quijote toma al ventero ladrón por un caballero cortés y hospitalario, a las prostitutas descaradas por doncellas hermosísimas, la venta por un alberque decoroso, el pan negro por pan candeal y el silbo del capador por una música acogedora, dice que en el mundo no debe de haber ni hombres ladrones ni amor mercenario ni comida escasa ni alberque oscuro ni música horrible, y que nada de esto habría si no fuese por los malos encantadores. Estos encantadores se llaman de otra manera. Don Quijote sabe muy bien cuál es su nombre exacto, pero para denunciarlos se vale también de una metáfora. ¿Queréis que el poeta prometéico hable más alto y más claro? ¿Qué se exprese de una manera dialéctica? Pero el poeta prometéico no es un orador de mitin. Y no es urgente, no es necesario todavía extenderle un carnet. Nadie debe decir: este poeta es marxista, porque entonces a Poesía perdería elevación. El poeta prometéico está con vosotros ¿qué más queréis? Vuestra pequeña revolución económica y social de hoy cae, se defiende y se prolonga bajo la curva infinita de su vuelo.

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IV Estrellas dictadoras nos gobiernan

Pero además de esta capacidad de trasbordo, el poeta prometéico es aquel que sabe que el gran carcelero del hombre se encuentra en el corazón implacable de los dioses, que la fatalidad y los signos estelares son los guardan la clave que abre la puerta de nuestra libertad. No hay dictaduras humanas, estrellas, sólo estrellas, estrellas dictadoras nos gobiernan. Pero contra la dictadura de las estrellas, la dictadura del heroísmo. Y se enfrenta con los dioses. Y un día origina la gran metáfora sideral. Sófocles y los hados manejan a Edipo de tal manera que le llevan por los caminos y los recodos de la fatalidad hasta hacerle desembocar en el crimen y en el incesto. Pero el hombre se yergue. Edipo se rebela. Y hay un momento en la tragedia en que el rey, bueno en su corazón, pero desdichado y desamparado, juguete de las estrellas y del autor, se vuelve contra el genio del poeta ateniense y contra los propios dioses. Aquí el poeta no es Sófocles, es Edipo mismo. Edipo se le escapa a Sófocles como Don Quijote se le escapa a Cervantes. Los dos personajes se meten de rondón en la historia. Vienen ya, en realidad, de la historia. Y el poeta griego y el poeta castellano no son más que meros cronistas. Edipo es el poeta prometéico que se va de la obra y se rebela contra el autor; el hombre que se va de la vida y se vuelve contra los dioses. ¿Por qué, por qué todo esto? pregunta ¿Por qué he venido yo a ser el amante de mi madre y el asesino de mi padre? ¿Por qué? ¿Por qué? Y nadie le responde. El autor se calla y los dioses también. Entonces Edipo se saca los ojos y marcha por las sombras ¡nuevas sombras! en busca de los dioses. Va el pobre rey ciego tanteando en las tinieblas, llevando en las manos sus ojos, su tragedia y su dolor como la dádiva mayor que ha podido encontrar para sobornar el silencio, para vencer el misterio, para aplacar a los hados. ¿Por qué? ¿Por qué todo esto? vuelve a preguntar. Y los dioses se callan de nuevo. Ahora es cuando Edipo se sale de la tragedia, de los límites del círculo, de la retórica y el artificio de la tragedia griega. Estamos en Colona. Atrás se queda el coro mudo, las hijas espantadas y el mismo Sófocles inmóvil. Delante están los dioses, el silencio y el misterio del mundo. Edipo avanza agarrado a las sombras, golpea la tierra con su báculo, las cuencas tenebrosas secas ya y vacías, maldiciendo y blasfemando. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué he venido yo a ser el asesino de mi madre y el amante de mi padre? Los dioses se espantan y reculan. Tal vez no es la hora de hablar… Silencio… Edipo avanza todavía. ¿Por qué? ¿Por qué? Va a golpear en la puerta de su destino y ya no debe dar un paso más. No es la hora de hablar todavía… y la tierra se abre cortándole el paso. Los cielos se encabritan y sólo la tormenta le acompaña. Edipo cae al abismo que le espera a sus plantas para engullirlo. Y todavía, en el aire, su cuerpo de pelele baja gritando hasta lo más profundo de la sima: ¿Por qué? ¿Por qué?... ¿Por qué?... ¡Y nadie el responde! Nadie le responde entonces. Pero han pasado los siglos, y los hombres y la ciencia [55]


han recogido su dádiva, su lamento y su interrogación. Mañana las estrellas no se combinarán ya más para que caiga sobre un hombre justo una condena monstruosa e inexorable… Mañana se producirá la gran metáfora sideral. Nada importa el silencio de ayer. Los oídos de Edipo, no oyeron la voz explicativa de los dioses. Todos se le mostraron adversos. Pero él nos marcó una conducta, porque tal vez hacían falta más sangre y más dolor para vencer el misterio del mundo. Los viejos pecados del hombre, los viejos complejos del hombre han levantado en el horizonte una muralla de sombra y de silencio que sólo pueden derribar la catapulta de nuestra sangre y la tragedia de nuestra carne crucificada. El hombre es muy poca cosa, sí. Pero mientras tenga su sangre y su carne sensible y tendida a todas las tragedias, tendrá una moneda para comprar el silencio de los dioses. Los dioses lo tienen todo, ¡todo!... hasta el silencio. Pero el hombre tiene su sangre para comprar ese silencio. Con su sangre el hombre puede negociar con los hados, derribar las sombras, desbaratar el signo de las estrellas y producir la gran metáfora sideral. Y un día los dioses, cuando se creen ya bien pagados, dicen su palabra por la boca misma del hombre. Entonces el hombre es el vehículo de los dioses, un corcel en el que pueden cabalgar Júpiter y Jehová. Los dioses son el genio creador montado sobre la conciencia humana. Pero a veces los dioses parece que se duermen cabalgando, y entonces la cabalgadura se encabrita, se rebela, toma otro camino y cambia su suerte. Cuando los dioses despiertan, recogen la iniciativa, la enseñanza, digamos con respeto, la cooperación. Y alguna vez apuntan: No está mal, sigamos por aquí. La historia la hacemos entre los dioses y los hombres. Y cuando los dioses se duermen por cansancio o por astucia, es cuando más ha de vigilar el hombre. Y dar la señal de alarma. La señal de alarma la da siempre el poeta prometéico.

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VI Fórmula de Prometeo

Por hoy y para mí, la poesía no es más que un sistema luminoso de señales. Hogueras que encendemos aquí abajo, entre tinieblas encontradas, para que alguien nos vea, para que no nos olviden. ¡Aquí estamos, Señor! Y todo lo que hay en el mundo es mío y valedero para entrar en un poema, para alimentar una fogata. Todo. Hasta lo literario, como arda y se queme. Y no vale menos un proverbio rodado que una imagen virginal; un versículo de la Revelación que el último slang de las alcantarillas. Todo buen combustible es material poético excelente. “Sé que en mi palomar hay palomas forasteras –decía Nietzche-, pero se estremecen cuando les pongo la mano encima”. Lo importante es este fuego que lo conmueve todo por igual –lo que viene en el Viento y lo que está en mis entrañas-, este fuego que lo enciende, que lo funde, que lo organiza todo en una arquitectura luminosa, en un guiño flamígero bajo las estrellas impasibles. Y que no diga ya nadie: esta fórmula es vieja y vernácula y aquella otra es nueva y extranjera, porque no ha habido nunca más que una sola fórmula para componer un poema: la fórmula de Prometeo (México 1933). Esta es mi estética, vieja ya y perdurable aún. Vieja porque fue escrita antes de la tragedia actual del mundo, y perdurable porque dentro de las tinieblas de esta tragedia me sigue pareciendo la única: la estética de un barco perdido entre la niebla. Hoy más que nunca es para mí la Poesía fuego organizado, señal, llamada y llamarada de naufragio. Y “todo buen combustible es material poético excelente”. Todo. Hasta la prosa. La prosa aquí, ahora, no es ni excipiente ni exégesis tan sólo. Es un elemento poético que gana calidad no con el ritmo sino con la temperatura. La línea de la llama es hoy la línea organizadora y arquitectónica del poema. El fuego tiene ahora una lógica y una dialéctica propias, lo mismo que la razón. La imagen vale tanto como la ley, pero la imagen encendida. La Poesía de esta hora, para ganar un lugar en las avanzadas del conocimiento, no ha de ser música ni medida, sino fuego.

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