COMO SE GANAN LOS JUICIOS

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EL ABOCADO LITIGANTE

Pedirles a ustedes hacer este sacrificio ha sido, én primer lugar, una imposidón, en cierto sentido; incluso, no pedir sino exigir que ustedes cumplan con esta obligación ciudadana de n1anera cabal es una imposición aún mayor, pero desafortunadamente no podemos exigir menos. Todos los que participamos en los juicios de una manera regular, como son, Su Excelencia, su personal, el señor Perkins y yo, no podernos evitar estremecernos cada vez que pasamos un caso a un jurado, porque sabemos algo terrible que ustedes, tal vez, ignora.n y es que si conleten un error, entonces no habrá nada en el mundo que pueda corregirlo. Parª la n1ayor parte de ustedes, esto vendrá como una sorpresa pero, no obstante, es la cruda realidad. Ustedes proba blernente se habrán.percatado de que a lo largo de todo el juido, nadie ha dicho una sola palabra que no fuera registrada por la señora Roberts, nuestra n1u y capaz relatora del tribunal, que se encuentra aquí presente, sentada junto a su estenógrafo. Se han apuntado literalmente, palabra por palabra.. todo lo que han dícho en este tribunal los abogados y los testigos y, aun las dos preguntas sobre el orden del día que hizo usted, Señora Presidenta, al juez. Pero cuando ustedes se retiran a la ·sala del jurado pára deliberar este caso, la sei1ora Roberts no irá con ustedes. Nada de lo que ustedes digan quedará registrado. Si ustedes llegan a un veredicto, solamen-te sabremos lo que es ese veredicto, y no cón1o 1o dictanlinaron. La ley supone de n1anera ten1linante que ustedes recuerdan toda la evidencia que contiene el registro, que. ustedes han escuchado cuidadosamente todo's los argumentos del abogado, que h_an ·escuchado y comprendido todo el lenguaje y todos los conceptos de las instrucciones del juez sobre la ley, y que ustedes han aplicado correctamente la ley a los hechos que ustedes han encontrado corno verdaderos. La !ey supone de n1anera tan concluyente que ninguna de estas cosas es susceptible de duda o discusión que no nos pem1ite siquiera asomamos al proceso que condujo al veredicto. Lo que esto significa, dan1as y caballeros, es que cualquier error quepuedancometer,aunque fueseden1anera inadvertida, se vuelve irremediable. Desde luego todos ustedes saben que existe el recurso de apelación y que los tribunales de apelaciones a veces ca1nbian el veredicto, u ordenan un nuevo juicio. Ustedes, tal vez/ hayan pensado que este recurso ofrece cierta tranquilidad a un jurado, al que se pide que asuma la tremenda responsabilidad de ton1ardecisiones difíciles, en donde es n1ucho lo que se arriesga. Lo lan1ento, pero éste no es el caso. L1s apelaciones son para los errores de los jueces, si es que hay alguno, pero no para los de ustedes. En pocas ptt labras, si


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