Pan Diario de la Palabra Mayo

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29 de Mayo - VI Domingo de Pascua /A

tu gracia y conseguir la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. 8. Antífona de la comunión Padre, te ruego por aquellos que creerán en mí, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya (Jn 17,20-21). 9. Oración después de la comunión Señor, que tu amor paterno proteja

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siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Dios te ha hablado, y tiene para ti una pregunta: ¿Con qué espíritu enfrentas el rechazo, por ser discípulo de Jesús?

de Mayo - VI Domingo de Pascua /A

Liturgia de las Horas: 2ª Semana del Salterio - Color litúrgico: Blanco

NO LOS DEJARÉ DESAMPARADOS Jesús promete el don del Espíritu a los discípulos En varios momentos del discurso de la cena, Jesús hablará del Espíritu Santo y de su misión en la comunidad de los discípulos. En esta primera referencia se le da el nombre de “paráclito”, que significa “defensor”. Propiamente se trata de la persona designada para ayudar a un acusado a defenderse. Puede ser un abogado, un auxiliar, un defensor. Los discípulos tendrán que enfrentar múltiples dificultades y persecuciones: “Los expulsarán de la sinagoga. Incluso llegará un tiempo en que pensará el que los mate que está prestando un servicio a Dios” (Jn 16,2). Existe una total oposición en el evangelio de Juan, entre el Espíritu Santo y el mundo. Uno de los enemigos que tendrán que enfrentar los discípulos será el mundo. Con su partida, Jesús no dejará huérfanos a los discípulos. Permanecerá presente entre ellos. Será el Espíritu que les enviará después de su partida el que les asegure esta presencia. A diferencia de la presencia de Jesús en el mundo, que fue limitada, la presencia del Espíritu Santo no tiene límites de tiempo ni de espacio. Estará para siempre con los discípulos. Les ayudará a progresar en el conocimiento de Jesús, y les dará la fuerza para ser sus testigos. Yo amaré al que me ame y me manifestaré a él En todos los escritos atribuidos a Juan y a su escuela, el amor ocupa un protagonismo relevante. Sin salirnos del discurso de la cena, después de lavar los pies a los discípulos, un signo manifiesto de amor y de servicio, Jesús ordena a los discípulos: “Ámense unos a otros como yo los he amado”. Éste será el signo de identidad por el cual todo el mundo ha de reconocerlos como discípulos suyos.


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