El Buho 495

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REPORTAJE 9

EL BÚHO / Arequipa, 6 de noviembre de 2011

Puntos flojos Aún con el hallazgo del cadáver, las interrogantes sobre la muerte de Ciro Castillo-Rojo se han ido sucediendo ante la clara presencia de puntos flojos que no ayudan a desentrañar los verdaderos hechos que envuelven la búsqueda más compleja que se haya conocido. Las teorías de los dos guías que encontraron, respectivamente, a Rosario y Ciro, nos conducirán a esos puntos que se presentan en el mapa como dudas a las que tratarán de dar respuesta. El hombre que condujo la búsqueda de Rosario Ponce es Miguel Zárate Flores, un guía de montaña cuya arriesgada hipótesis intenta encajar las piezas de este complejo rompecabezas. Según Zárate, la fecha en que la pareja de estudiantes se separó oscila entre el 8 y 9 de abril, es decir 4 ó 5 días después de que se reportaran perdidos desde la zona de las mochilas. El guía postula que esos días sobrevivieron juntos, aguardaron por la ayuda que pensaron llegaría pronto, pero sus esperanzas se fueron desvaneciendo. Abona la teoría, un comunicado enviado por el equipo de Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF) el 14 de abril en el que informa que Rosario Ponce manifestó haberse separado de Ciro dos días antes de ser encontrada. Esta versión contradice lo declarado después por Rosario de que la separación se produjo el día 5, pero, al mismo tiempo, hace más creíble la versión de la sobrevivencia de la joven en la zona. Zárate afirma que a muchos les ocurre que pierden la noción del tiempo y que, efectivamente, habrían estado juntos hasta entonces, comiendo pasto y pidiendo auxilio, sin intentar volver porque no recordaban el camino y estaban muy cansados. El día 8 ó 9 -dice- se habría producido la separación, la caída accidental de Ciro y Rosario, al verse sola, habría emprendido la caminata el 10 o el 11, siendo encontrada el 13. Según el guía, la noche previa a su separación la pareja divisó una luz en el poblado de Pinchollo. Se trataría de una fogata encendida por una mujer con el fin de realizar un trabajo en su chacra y que Ciro siguió en busca de ayuda, apenas

amaneció. A las 6 de la mañana, según la versión de Rosario, aunque difiere en el día. ¿Cómo llegó ahí? Eloy Cacya no encuentra explicaciones a la forma como llegó Ciro a su ubicación final. Con un mapa en la mano nos explica que la zona de las mochilas se encuentra ubicada en una pequeña planicie adyacente a una cresta que se desliza hasta las profundidades del cañón. (ver gráfico) Para ser más específicos, la zona de las mochilas está en uno de los lados de una garganta de aproximadamente cien metros de ancho y más de mil metros de profundidad. Imposible de cruzar sin equipo adecuado. A pesar de que Eloy no expone sus teorías, porque según él está prohibido de hacerlo por orden fiscal, le parece extraño haber hallado el cuerpo de Ciro en la otra pared, frente a las mochilas. El artífice del hallazgo dice que Ciro no cayó directamente desde las mochilas sino desde otro punto. Y agrega que es imposible que el estudiante haya cruzado la garganta rodeándola; pues la zona donde fue encontrado nunca antes fue explorada por hombre alguno, y en eso, coincide Zárate. La teoría de Zárate tiene cien metros de diferencia, de donde se halló el cuerpo. Según el experimentado guía, Ciro descendió directamente por la cresta de la zona de las mochilas tratando de asirse a las rocas. Su intención habría sido encontrar el camino que viene de Madrigal. Si fuera así, el estudiante logró descender aproximadamente 650 metros pero por lo escarpado de la geografía y

Encuentros. Zárate y Cacya se estrechan al mano al coincidir en la redacción de El Búho. Su trabajo por fin concluyó.

el estudiante logró descender aproximadamente 650 metros pero por lo escarpado de la geografía sufrió irremediablemente una caída de 30 a 40 metros la presencia de farallones y filos de roca, además de su falta de experiencia, equipo y ropa adecuada, sufrió irremediablemente una caída de 30 a 40 metros, altura que determina el aspecto del cuerpo y la cantidad de fracturas. Pero eso no explica cómo así el cadáver aparece en la pared opuesta de donde supuestamente descendía. Cacya no aventura teorías, sólo insiste en que él y toda su experiencia y equipo, no pudo llegar desde la zona de las mochilas a la zona donde, todo indica, Ciro cayó. Pruebas físicas La teoría del descenso también podría ser validada por el hallazgo del gorro de lana de Ciro que, según Cacya, se encontraba a 50 metros arriba del cuerpo. Las pruebas físicas practicadas en los laboratorios de la Policía a las prendas del estudiante descartan que haya sido

empujado al vacío. Las piezas presentan roturas en sus extremos producto de enganches, fricción y rozamientos. Esto indicaría que Ciro habría sufrido un resbalón. En su caída, el gorro quedó en el camino y el habría tratado de asirse de las rocas, de allí su posición. Pero nuevamente, resbaló de un punto que está al frente del lugar de las mochilas. Otro guía de montaña postula una hipótesis que guarda poca distancia con la probabilidad. Michael Obando, quien participó en la expedición, dice que en esa zona, por efecto de los vientos un cuerpo podría llegar a planear, esta dinámica pudo haber sido adoptada por el cuerpo de Ciro, y eso explicaría que haya sido hallado en la pared frente a las mochilas. ¿Cómo escapó Rosario del Bomboya? Ambos guías dicen que es improbable que Rosario haya oído los gritos de Ciro al caer. También coinciden en que la distancia entre las mochilas y la roca donde fue hallada Rosario el 13 de abril es de 5 kilómetros en línea recta, sin embargo es difícil determinar la ruta que siguió, pues en esa dirección existen gargantas tan profundas como aquella en la que Ciro cayó. Lo que causa gran admiración en Cacya es que Rosario haya podido recorrer sola esa ruta de retorno, desde la zona de las mochilas hasta donde fue encontrada.

La ruta es tan difícil y aterradora que él mismo sintió gran temor al recorrerla. “En todo caso, mis respetos a la señorita Rosario, si consiguió vencer a la montaña en ese punto”, dice. Por esta misma razón, Miguel Zárate sindica a Rosario Ponce como una heroína. Dice que la sobrevivencia sí es posi8ble, pues hay elementos naturales suficientes para subsistir más de un día. El clima sería uno de ellos, ya que cuando los estudiantes se perdieron, en esas alturas, la temperatura permitió conservar las hojas de muchas plantas, eso explica que Rosario no tenía quemaduras de consideración en el rostro cuando fue encontrada. Es en ese camino en el que Rosario vio un puma devorando un venado, lo que no es improbable en la zona, según el propio Cacya que, cuando la encontraron, dijo haber visto sus labios resecos y el rostro algo hinchado, sentada sobre un roca, casi a la vera del camino. Los gritos Según el testimonio escrito que prepara Rosario Ponce y que fue publicado días atrás, ella gritó todos los días por ayuda, llamando a Ciro y pidiendo auxilio. Eloy Cacya señala que, en esos días, que ya se había iniciado la búsqueda, los rescatistas también gritaban los nombres de los dos jóvenes, siguiendo el camino a Tapay, esto es en el mismo Bomboya, pero varios cientos de metros más arriba. Sin embargo, no se escucharon mutuamente, ni nadie en el pueblo de Pinchollo o en la carretera a la otra ribera del cañón, escuchó a Rosario. Cacya dice que sí es posible escuchar desde el frente, pues él escucha incluso los perifoneos que se hacen en Pinchollo, cuando está en el nevado. No obstante, no afirma ni niega ninguna posibilidad, pues los apus guardan misterios inexpugnables. Migue Zárate, en cambio, dice que la campesina de Pinchollo escuchó los gritos de ambos el día 8, cuando encendió su fogata. Y eso lo guió a él para ubicar a Rosario. Él sí cree firmemente en esa versión y en la inocencia y valentía de Rosario Ponce. ¿Se aclararán estos misterios, algún día? n


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