Reporte {Por Mariana Ramírez Mac-Lean | Ilustraciones Rebeca Jiménez}
Las fronteras de la madurez Niños que actúan como adultos. Adultos que se escandalizan con los jóvenes de hoy. Jóvenes que viven en su propio y hermético mundo. El manoseado “ya nada es como antes” cobra especial importancia cuando la sociedad analiza su futuro: sus menores de edad. ¿Son los chicos más maduros que antes? ¿Están creciendo muy de prisa? ¿Se están perdiendo la infancia? Pero más aún: ¿estamos haciéndonos las preguntas correctas?...
C
omo a cualquier adolescente, a Lía le gusta maquillarse, salir de noche e irse de fiesta. Con sus amigas comparte opiniones sobre los Jonas Brothers, la última película de la saga Twilight y chismes de novios. Como cualquier adolescente, también pelea con sus padres por los permisos. Claudia, su madre, es firme: no le agrada que el entorno de su hija celebre cumpleaños en discotecas y le prohíbe a la chica ver series donde las tramas giran en torno a amores, cuernos y desilusiones. Eso es para adolescentes y Lía, no lo es: tiene apenas 9 años. “Para mí, esas cosas eran impensables cuando tenía su edad… ¡ni siquiera a los 15!”, se sorprende Claudia. Profesora hace más de 12 años, ha sido testigo del cambio actitudinal en los alumnos que han pasado bajo su alero. A sus chicos de sexto grado los ve manejando “cosas para las que no están preparados mentalmente”, como lo son actitudes sexuales y dilemas más propios de la adolescencia que de la niñez. Y esto, no porque estén madurando antes: “Yo creo que son igual de inmaduros, pero los veo más vulnerables, como que sufren más”. La psicóloga escolar Rosalba Gautreaux concuerda con esta apreciación:
114 Junio-Julio 2011
“Hay que puntualizar mucho que no es un signo de madurez, sino de adelantar etapas” precisa al ser consultada por los “niños-adultos”. “Las etapas de madurez siempre van a ser las mismas, aunque tú muestres interés por otras cosas. El ser humano tiene sus etapas de desarrollo vitales, y siempre pasas por estas fases que están dadas fisiológicamente, sicológicamente e intrasíquicamente (desde mí hacia lo que es el mundo, y del mundo hacia mí)”.
Desde el origen
“Los conceptos que luego identificamos con acontecimientos o etapas reales de la vida tales como infancia, juventud, adultez, son construcciones sociales”, aclara de entrada el sociólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Leopoldo Artiles. Basta ver cómo se visualizaba al niño en siglos anteriores: “Hasta el siglo XIX no había una observación de la niñez como etapa de desarrollo tal y como la vemos ahora. La expectativa en ese sentido siempre fue que eran pequeños adultos. En algunos autores incluso se hablaba de ellos como que sufrían de alguna enfermedad que con el crecimiento se evaporaba”, cuenta Gautreaux. Esto no significa que estas etapas no existan, sino que su apreciación varía de acuerdo a la cultura, tiempo histórico y sociedad en que están inmersos los individuos. Como bien lo grafica Artiles: “El padre de la Patria, don Juan Pablo
Duarte, tenía apenas 25 años cuando se metió en el lío de la independencia. En ese momento uno dice “¡25 años! ¡A esa edad el tipo forjó un país!”. Pero qué pasa: cuando tú miras la esperanza de vida en los tiempo de Duarte en República Dominicana, era de alrededor de 40 años. O sea, Duarte era ya un adultoadulto en esa sociedad”.
Los cambios
“La pregunta que nos estamos haciendo hoy sobre si los jóvenes son más o menos maduros, es sintomática al cambio epocal al cual estamos asistiendo, muchas veces sin ni siquiera darnos cuenta. Este cambio radica en lo siguiente: la definición de ser joven, adulto o adulto mayor, ha cambiado”, explica Artiles. Si hace algunas décadas se esperaba que una persona de 60 años se recluyera en la pasividad, hoy se ve a ese grupo etario participando activamente en actividades físicas y creativas. Un cambio similar se ha dado en los más jóvenes. “Ser adolescente hoy no es lo mismo que hace 30 ó 40 años. Hemos tenido cambios culturales, económicos y sociales que tienen una marcada presencia y definición en eso que llamamos la comunicación. El modelo de información que hoy se procesa en los medios de comunicación, hasta en instituciones como la escuela, ha producido un tipo de jóvenes con valores y actitudes diferentes a los de antaño, dándose el caso de que