Mientras las dos intercambiaban insultos, en medio de la confusión, un cachorro salió en defensa de su dueña y me mordió el pantalón. El pleito duró unos minutos, pero la señora nunca dejó de barrer y el perro seguía colgado de mi pantalón, mientras yo no me movía. Después de un rato, el pleito se acabó y la señora por fin dejó de barrer; me quitó al perro del pantalón y, enseguida, me invitó a pasar a la sala de su casa diciendo: “mira, sólo te voy a dar la información para que termines con tu trabajo”.
71
AB-LECTURAS-1-P-001-080/AJUSTADA.indd 71
27/03/12 12:15