Guía Gastronómica (castellano)

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en el norte de Portugal. Se sirve esta lamprea “a la bordelesa” acompañada de arroz blanco, tal vez de influencia portuguesa, y triángulos de pan frito. Al margen de esta receta común cada zona tiene sus propias especialidades. Ya hablamos de la lamprea seca de la zona de Arbo, que no se repite en el resto del país, mientras que en las riberas del Ulla son propias las empanadas y timbales de este pescado. En tiempos tuvieron fama los de Caldas de Reis y hoy son especialmente conocidos los de Chef Rivera, en Padrón, restaurante que todos los años ofrece un menú elaborado exclusivamente con lamprea, añadiendo cada año nuevos platos a su carta. Compostela tiene también su particularidad propia en el mundo de la lamprea. Tanto en la zona del Miño como del Ulla la costumbre en los restaurantes es servir lampreas enteras, lo que significa poner encima de la mesa entre tres y cinco raciones cuando el animal es de buen tamaño. Los restaurantes de Compostela, en cambio, acostumbran a servir raciones individuales, lo que permite degustar la lamprea sin necesitar para ello del concurso de otros comensales aficionados a este pescado. El pescado primitivo Parece que ya los romanos eran grandes aficionados a la lamprea, que en Galicia tiene muchos y grandes partidarios lo mismo que otros la rechazan de plano, bien por no gustarles su sabor o textura, bien por rechazar por principio comer un animal serpentiforme y que además se guisa en su sangre. La lamprea (Petromyzon marinus) es seguramente el más primitivo de todos los pescados que se consumen en el mundo, remontándose su aparición en las aguas de nuestro planeta a unos 500 millones de años atrás, según los expertos.

Aunque el nombre más común y generalmente empleado es el de lamprea, en Galicia también se conoce como “lampreia”, “chupona”, “chupona de mar” y “sete buracos”, nombres que se refieren a la costumbre de vivir pegada a otros peces o a las piedras, así como a los siete agujeros que la misma tiene a cada lado de la cabeza y que le sirven para respirar. En Portugal recibe el nombre de “lampreia” y en Francia “lamproie”. Su cuerpo es anguiliforme, de color negro azulado por la parte superior. El color crema del vientre salpica los laterales y parte de lomo del animal, que se destaca por disponer de siete agujeros a cada lado de la cabeza, ojos muy pequeños y una gran boca en forma de embudo o ventosa, con varias filas concéntricas de dientes. La lamprea nace en el río, en el que vive hasta los cuatro o cinco años de edad, momento en que se traslada al mar, con una longitud alrededor de 20 centímetros. En el mar vive a profundidades de entre 200 y 500 metros hasta el momento en que alcanza la madurez sexual y regresa al río, con un tamaño de hasta un metro de largo y un peso que puede superar el kilo. Se pescan las lampreas cuando remontan los ríos por medio de nasas que se colocan en lugares estratégicos de paso de los animales. En el Miño las nasas se colocan en las “pesqueiras”, construcciones de piedra dentro del río que conducen a las lampreas hasta la trampa. Algunas “pesqueiras” tienen una gran antigüedad lo que las convierte en


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