El Ameriñol

Page 18

18 escritura debe dar libertad total a las formas de expresión popular sin limitarlas, anatematizarlas o convertirlas en objeto de burla. La Gramática no debe convertirse en una mordaza, sino en el sostén y guía casi invisible e inaudible del idioma. Esta debe hacer mutis de la escena principal que por derecho propio pertenece al habla y, desde una discreta penumbra, ser el soporte que le vaya dando apoyo y pulimento a lo que los usuarios de la lengua van creando en el diario vivir y trajinar. La Gramática no debe ser un bozal ni el árbitro supremo acerca de qué está bien dicho o no; tampoco debe estar creando reglas y más reglas para hacer del lenguaje escrito y oral un espinoso sendero que solo puedan transitar los que han dedicado una vida al estudio formal de este. Ese protagonismo excesivo de la Gramática ha convertido nuestro idioma en un fósil, en un elemento mutilador del ingenio, y se ha puesto al servicio de la forma hueca. “Yo tengo, tú tienes, él tiene; nosotros tenemos, ellos tienen, vosotros tenéis”. ¿Quién entre nosotros usa vosotros tenéis? Ese es uno de los muchos puntos que crean la diferencia entre el Ameriñol y el español de Europa. Y además, una de las tantas arbitrariedades que los gramáticos americanos permiten a la Academia Española sin hacer la menor objeción. ¿Por qué los estudiantes deben aprender a conjugar un verbo como si estuvieran en el tiempo de don Quijote? ¿Por qué los pequeños académicos nunca han protestado por semejante absurdo? El idioma debe estar compartimentado en varios campos especializados, pero de manera que como en los vasos comunicantes, haya un flujo en todas direcciones. Debe haber un diccionario popular y común que no pase de cinco mil palabras como máximo. No hacen falta tantas para expresarse bien, y es poco probable que haya un buen escritor que llegue a dominar el significado de unos ocho o diez mil términos. No se sabe si hay algún estudio exacto y científico al respecto, pero es seguro que muy pocas personas dominan ese número de vocablos. Pero de existir alguien así, cualquier obra que escribiera utilizando ese amplísimo vocabulario sería una pérdida de tiempo, ya que solo podrían leerlo a plenitud las personas con una misma capacidad lingüística que la de él, y esa no es la idea. Un léxico tan amplio se convierte en una paradoja, pues lejos de mejorar la comunicación, la limita y entorpece y se convierte en un monólogo del autor. Y esa es una de las tantas preguntas que debemos hacernos desde el punto de vista de la practicidad del idioma: ¿Por qué tenemos un diccionario tan voluminoso con una cantidad tan increíble de voces (casi cien mil) que casi nadie sabe qué significan? Además, pesa tanto que es imposible manipularlo si no se tiene un atril o una mesita con ruedas.

Ese es otro de los

absurdos del español que debe ser corregido. El Diccionario Básico tiene que estar constituido por el lenguaje que utilizamos los americanos, el cual varía entre mil y cinco mil palabras en el


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.