Mirando a la infancia y la adolescencia. Compilación

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agravio. Cuando se les dice, -no te voy a comprar la muñequita esta-, negociamos. Las niñas y los niños –como la que yo tengo- para ella era un drama. El deseo era como algo absoluto. Cuando se le decía que no. Ella decía, -pero papá, si lo necesito-. Lo decía desde el corazón (integrado como una necesidad fundamental que tenía que tener, a los cuatro añitos, esa muñeca y no otra). ¡Impresionante! Imagínense padres o madres carenciales, que quieren hacer feliz a su hijo y a su hija, cueste lo que cueste. Quieren hacerse feliz ellas mismas. Quieren reparar lo que no han tenido. Por supuesto, le van a comprar la muñeca y esto otro. La gran dificultad es poder negociar la estructura y los límites. Por lo tanto, cuando estamos hablando de competencias parentales, estamos hablando de un capítulo enorme y muy importante. Las competencias parentales tienen mucho sentido porque están ahí para responder a las necesidades infantiles, que son múltiples y necesidades infantiles que son evolutivas. Esto implica una plasticidad. Van evolucionando con el tiempo. En la capacidad que uno tiene de responder a las necesidades infantiles, hay una relación entre competencia y necesidad para producir buenos tratos en su familia. Hay una redefinición muy interesante para nosotros que es que los malos tratos infantiles intrafamiliares son el reflejo de la falta de oportunidad que han tenido hombres y mujeres de no haber tenido ni las oportunidades familiares, ni sociales para desarrollar las competencias parentales. No son enfermos mentales. No son gente malvada. No están fuera del tejido humano. Son personas que están afectados por una injusticia familiar, social e institucional. No han tenido la oportunidad. Por lo tanto, lo que hacemos por sus hijos y sus hijas, es una forma de reparar también una injusticia transgeneracional. Lo que hago yo por tu hijo o hija hoy día. Incluso si tengo que protegerlo (pedir una medida de protección), que tú vas a vivir como que te estamos quitando tu hijo o tu hija, es solidario con tu hijo. Porque, si lo hubiesen hecho contigo. Si se hubiesen preocupado de tu mundo de sufrimiento cuando eras pequeñita, a lo mejor no habríamos tenido que llegar a esta situación. Esta es una idea en el tema de las competencias parentales muy importante, porque es lo que podemos llamar la resiliencia primaria. La idea que se sintetiza en esta frase, se necesita toda la tribu para criar y educar a cada niño y niña. Eso implica que cuando estamos hablando de parentalidad, para los profesionales que trabajamos con la infancia, e incluso a los que trabajamos con adultos, que tenemos que mirar el niño o la niña interior, la niña o el niño que llora en el interior del adulto, nosotros ejercemos parentalidad social. De alguna manera en la relación terapéutica, tenemos

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