Revista Antipoda No. 13

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Las observaciones se centraron en aquellas aves de tamaño mediano a grande, que son las de posible utilidad económica para las poblaciones humanas del pasado (ver la figura 2). Con excepciones que luego se detallan, la mayor parte de estas aves están incluidas en lo que Behrensmeyer (1991) considera como microvertebrados, es decir, con un peso menor a 5 kg. Dentro del marco de este rango de tamaño corporal, las observaciones diferenciaron por lo menos tres grupos de aves en función de su morfoanatomía. El fundamento de esta diferenciación es que las características anatómicas tienen correlatos en la constitución del esqueleto y, por lo tanto, pueden ocasionar diferencias en el potencial de preservación de huesos correspondientes a distintas arquitecturas corporales. a)

b)

c)

d)

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Figura 2. Algunas de las aves patagónicas más comunes: a) cauquén común (Chloephaga picta), b) pingüino de Magallanes (Speniscus magellanicus), c) ñandú petiso (Rhea pennata) y d) martineta (Eudromia elegans).

En función de esta premisa, durante las observaciones efectuadas en Patagonia se consideraron las características que presentaban los restos de aves voladoras, de ñandúes (Rheidae) –aves no voladoras del grupo de las Ratites– y de pingüinos (Spheniscidae) –aves marinas no voladoras–. Las anatomías de estas aves presentan marcadas diferencias entre sí y sus pesos varían entre los 27 kg de los ñandúes, los 3,5-4 kg de los pingüinos y la diversidad de pesos (entre unos pocos cientos de gramos hasta los 4 kg) de las aves voladoras consideradas en la región.

Antipod. Rev. Antropol. Arqueol. No. 13, Bogotá, julio-diciembre 2011, 292 pp. ISSN 1900-5407, pp. 147-174


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