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INTRODUCCIÓN A LA ESTÉTICA DE LA INFORMACIÓN(1)

Autor/ Lev Manovich CV/ Es el autor de Software Takes Command (Bloomsbury Academic, 2013), Soft Cinema: Navigating the Database (The MIT Press, 2005), y The Language of New Media (The MIT Press, 2001), el cual fue descripto como “el acercamiento más sugerente y amplio sobre los medios de comunicación desde Marshall McLuhan.” En la actualidad es profesor en CUNY Graduate Center, director de Software Studies Initiative y profesor visitante en European Graduate School. Traducción/ Fernando Bruno

EL PROBLEMA Quisiera aquí introducir un nuevo paradigma para entender la cultura contemporánea: la estética de la información. Este paradigma no aspira a ser “omniabarcativo” [to be all inclusive] como el modernismo o el posmodernismo. En otras palabras, no tengo la ambición de explicar todas las nuevas características de la cultura contemporánea como manifestaciones de una lógica única o de un pequeño conjunto de principios. Sin embargo, como intentaré mostrar, adoptar la perspectiva de la estética de la información nos permitirá relacionar entre sí un amplio rango de fenómenos culturales, incluyendo algunos de los proyectos más interesantes e importantes de varias áreas de la cultura contemporánea: el cine, la arquitectura, el diseño de productos, la moda, el diseño web, el diseño de interfaces, las artes visuales, la arquitectura de la información, y, por supuesto, el arte de los nuevos medios. Si bien la estética de la información no debería ser la única herramienta en su caja de herramientas conceptual, es una muy útil.

“información” contiene dentro de sí misma a la palabra “forma”. Desde hace un tiempo, los teóricos sociales, los economistas y los políticos nos vienen diciendo que vivimos en una nueva “sociedad de la información”. El término fue usado por primera vez en los sesenta, incluso antes de que la revolución de las computadoras se pusiera en marcha. Discutiré con cierto detalle las teorías de la sociedad de la información y los conceptos relativos de sociedad posindustrial, sociedad del conocimiento y sociedad red, pero quisiera hacerlo más tarde. Puesto que este libro(2) es sobre la cultura de la sociedad de la información, considero tan importantes los argumentos de los economistas y sociólogos como los cambios en la vida cotidiana de las personas. Lo que hacemos, los objetos que usamos, el modo en que nos comunicamos e interactuamos con otros y el tipo de espacios en los que vivimos y por los que pasamos, todo esto está unido tanto al cambio de los patrones culturales y de las preferencias estéticas existentes como a la creación de nuevos. El hecho de que podamos observar cambios significativos en todas estas dimensiones de la experiencia humana cotidiana, y el de que ellas están convergiendo alrededor de la “información”, requiere que exploremos las respuestas culturales correspondientes.

Para explicar lo que entiendo por estética de la información, permítanme comenzar notando algo bastante simple pero no obstante bastante significativo: la palabra

Cuando el término “sociedad de la información” fue primeramente introducido en los sesenta, pocas personas, incluso en los Estados Unidos, habían visto una computadora. (En mi propio caso, habiendo crecido en Moscú en los setenta, sólo me encontré cara a cara con una computadora funcional luego de venir a Nueva York en 1981.) Por supuesto, algunos artistas perceptivos como Jean-Luc Godard en su brillante Alphaville ya habían entendido que la computadora se estaba transformando en el nuevo dios de nuestros tiempos, pero se trataba de excepciones. Incluso un visionario como Marshall McLuhan, quien parece haber predicho con precisión la mayoría de las características de la cibercultura contemporánea unas tres décadas antes de

(1) Publicado en Terry Smith, Okwui Enwezor y Nancy Condee (Eds.), Antinomies of Art and Culture, Durham and London, Duke University Press, 2008, pp. 333-344.

(2) Este artículo servirá también de introducción a un libro de Manovich de próxima aparición, dedicado a la cultura de la información. [N. del T.]

que existieran, ignoró a las computadoras. En Understanding Media(3), de 1964, que presenta un análisis sistemático de los principales medios tecnológicos, tanto históricos como modernos, McLuhan dedica la última sección al procesamiento de datos, pero en general la computación no ocupa ningún rol en sus teorías. Esto es así debido a que, probablemente, McLuhan estuviera pensando en los medios [media] sobre todo como medios [means] de comunicación y/o representación. En los sesenta, las computadoras todavía no se ocupaban de ninguna de esas funciones en un modo que pudiera ser visible para el público. Si en esa época sólo un pequeño número de científicos computacionales –Ted Nelson, Alan Kay y algunos pocos más– entendieron que la computadora estaba destinada a transformarse en un motor cultural más que a permanecer meramente como una máquina de procesamiento de datos, de modo similar, sólo unos pocos científicos sociales fueron capaces de percibir que las transacciones de información estaban volviéndose más importantes que la industria manufacturera. Hoy, sin embargo, lo que una vez fue una hipótesis académica se ha transformado en una realidad cotidiana que puede ser fácilmente observada por la mayoría de los ciudadanos que vive en los países desarrollados y en desarrollo. Todo tipo de trabajos han sido reducidos a la manipulación de datos en la pantalla de una computadora, al procesamiento de la información. Al pasar frente a los edificios de oficinas de cualquier ciudad, todas las oficinas, sin importar lo que la compañía haga, se ven iguales: están llenas de filas de pantallas de computadoras y teclados. Sin importar su profesión real, los analistas financieros, los funcionarios municipales, las secretarias, los arquitectos, los contadores, y prácticamente cualquier otro empleado de oficina están haciendo lo mismo: procesando información. Cuando salimos del trabajo, no abandonamos la sociedad de la información. En nuestra vida cotidiana, utilizamos motores (3) Traducción castellana publicada por Paidós con el título Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano [N. del T.]


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