08 suyo en los años setenta. El Elvis falso agarra tal reventón que se muere y al original nadie le cree que es quien es. Años después, convertido en un anciano miserable, Elvis termina en un asilo de ancianos en el este de Texas. Hasta ahí sería suficientemente buena anécdota para hacer un gran cuento y su adaptación cinematográfica PERO Elvis descubre junto con su mejor amigo del asilo, un anciano de color que está convencido de que es John F. Kennedy (y su cerebro, trasplantado al cuerpo del viejo) que en los baños del asilo hay una momia egipcia que se roba las almas de los ancianos. Se desata un enfrentamiento entre el bien y el mal, con los ancianos por un lado y la momia por el otro, en una de las más deliciosas e inclasificables cintas del género fantástico.
Proclive como soy a lo estrambótico, si me fuera dado escoger, crearía un museo de rarezas y aberraciones literarias, especie de gabinete de maravillas que reuniera excentricidades de todo tipo, sin más denominador común que ser eso, rarezas. Comenzaría con el novelista mexicano más peculiar, mi narrador mexicano favorito de entre los vivos. Se trata de José Luis Zárate, escritor extraño aun entre los fantasistas de este país, autor de una serie de novelas a cual más extravagantes. Hoy me ocupa Xanto. Novelucha libre, que ya desde el título anuncia su tono desbordado y enloquecido. La trama: un aprendiz de mago logra abrir un portal cósmico que pone en peligro la existencia misma del universo. Hace falta un héroe que le entre al quite para equilibrar las fuerzas cósmicas, quién mejor que el ídolo de las multitudes, luchador enmascarado, protagonista de decenas de películas camp de bajo presupuesto, para salvar al mundo. La mezcla de géneros (ciencia ficción, fantasy, novela juvenil), aderezada con mucho humor hace de ésta una novela entrañable y deliciosa que ahora vuelve a circular, casi veinte años después de su edición original. Si extendiera el catálogo de mi museo a Latinoamérica, incluiría en su acervo al colombiano Luis Noriega. Autor de la soberbia novela Iménez, quizá la mejor distopía contemporánea escrita en America del sur, vuelve a la carga con Donde mueren los payasos, delirante farsa política en la que el payaso Cucaracho se postula como candidato presidencial de un país tenebrosamente familiar. Lo que sigue es un esperpento donde espectáculo y política se confunden, un circo mediático que se desborda de la
pantalla y desnuda un sistema corrupto de simulaciones y espejos. Qué bueno que esas cosas no suceden en México. Sin embargo, pareciera que la tradición anglosajona es mucho más proclive a engendrar autores estrambóticos que desafían toda clasificación y se convierten ellos mismos en su propio subgénero. Hablo de plumas tan diversas como Clifford D. Simak, R. A. Lafferty, Robert Aickman, Joanna Russ, Poppy Z. Brite, Joyce Carol Oates, Angela Carter, Kathe Koja y muchísimos más. Mi favorito es Joe R. Lansdale, sin duda el secreto mejor guardado de la literatura estadounidense. Nacido en una modesta familia de la Texas rural, Lansdale es un narrador autodidacta emergido de la rica tradición de los pulps y los cómics estadounidenses. Toca hoy referir dos de sus piezas. La primera es la novela Cuando el río suena (The Bottoms, su título original). Peculiar mezcla de novela de horror, policíaca, juvenil e histórica, narra la sucesión de una serie de asesinatos brutales durante la era de la depresión, en los años treinta, en una pequeña población en los límites entre Texas y Oklahoma. Todo es contado desde el punto de vista de Harry Crane, un niño convertido en anciano casi sesenta años después de los hechos. Tan perturbadora como entrañable, Cuando el río suena es una pequeña joya que pasó desapercibida entre los lectores locales. Otra rareza lansdaliana es la cinta Bubba Ho-Tep (Don Coscarelli, 2002). Basada en el cuento homónimo de Lansdale, la cinta… Uf, aquí tengo que tomar aliento. La cinta cuenta la historia de un Elvis Presley anciano quien, aburrido del éxito, intercambia lugares con un imitador
Llevo varios días pensando en cuál será el disco más raro que he escuchado. Mi museo de extravagancias no puede estar completo sin acervo musical. Me cuesta trabajo decidirme entre alguno de los discos de The Residents, los proyectos alternos de Mike Patton como Mr. Bungle o Fantômas, alguno de los maravillosos discos de Frank Zappa o Tom Waits. Ninguno de esos gringuetes tiene el nivel de weirdness que la maravillosa banda mexicana La Marimba Cuquita de los Hermanos Narváez. Curioso combo, híbrido entre marimba chiapaneca y banda de rocanrol, son los intérpretes de algunas de las más extrañas melodías que han penetrado mis oídos. Chequen los títulos de algunas de sus rolas: “Dándole sabor al caldo”, “La cotorra gorrona”, “El títere bailarín” o “Dos viejitos vacilando.” En mi colección de rarezas no puede faltar un área de historietas. En esta ocasión, el cómic del mes es Asterios Polyp de David Mazzucchelli. Su autor comenzó dibujando superhéroes. Decepcionado del subgénero de las capas y las máscaras, Mazzucchelli orbitaría hacia otro tipo de cómics. Haría varios números de su antología personal Rubber Blanket y después ilustraría la adaptación a cómic de Ciudad de cristal de Paul Auster (con guión de Paul Karasik, publicada por Anagrama en castellano). En Asterios Polyp, la que considera su primera novela gráfica, narra la extraña vida del protagonista que da nombre al libro. Personaje marcado por la dualidad hasta niveles patológicos, abandona una promisoria vida académica para dedicarse a la mecánica en un pueblito perdido en la inmensidad del territorio estadounidense. Mazzucchelli ha creado una de las más entrañables historietas del inicio de siglo que deben conocer los lectores, dentro y fuera del mundo de los cómics. Y así seguiría añadiendo rarezas a mi museo. Mmm. Creo que me falta una sección de cuentistas mexicanos. ¿Les he platicado de Francisco Tario…? +