Revista Coroto 2

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quier momento se desatará una devastadora conflagración mundial, lo telúrico se mostrará de manera extrema o que cualquier habitante ataque a otro en medio de la más absoluta impunidad. En las líneas de transporte subterráneo, por ejemplo, basta con que alguien toque a una muchacha con intenciones obscenas para que la víctima quede paralizada. El atacante puede continuar con sus fines sin que le opongan resistencia. La tasa de asesinatos entre los habitantes es asimismo bastante alta. La mayoría de estos crímenes son tipificados como de orden pasional y las condenas son absurdamente leves. Son conocidos los grandes parques sembrados con cerezos. El día de la primavera en que estos cerezos florecen —casi todos al mismo tiempo— los ciudadanos pasean una y otra vez por sus senderos. Más de uno piensa en lo idílico de una imagen semejante. Personas de las más diversas edades desplazándose bajo la luz del sol. Caminando entre los jardines trazados de manera geométrica. Nadie pensaría que en cualquier momento se puede desatar alguna agresión: un hombre exhibicionista mostrando sus genitales a los niños, alguna mujer frotando sus partes íntimas amparada, quizá, en la no idea de un Dios católico.

137 el doliente designado Mario Bellatin

El señor Murakami —conocido coleccionista de arte oriental— visita ese país de vez en cuando. Sabe que en su tierra natal no puede llevar a cabo ciertas prácticas. Al menos no de la manera abierta como está acostumbrado a ejecutarlas. El señor Murakami desea ir, por ejemplo, a las playas del país y retratarse al lado de las bañistas. Ansía tener, aparte de su colección de arte clásico, una muestra constituida por una serie de fotografías donde él sea el protagonista. El señor Murakami es un hombre de mediana edad, quien heredó la colección de piezas clásicas cuando era niño. Su padre, un rico comerciante, murió repentinamente no sin antes haber inculcado a su hijo un riguroso gusto estético. Es por esa razón que el señor Murakami siguió llevando adelante el legado del padre, pero sentía que en cierto punto [corototeca]

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