REVISTA CEPA NUMERO 8

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La muerte de Orlando Fals Borda acaecida el pasado 12 de agosto de 2008, tan sentida por los luchadores de Colombia y América Latina, es un insuceso que conlleva la pregunta ¿En qué anda el compromiso político de los intelectuales en Colombia?. Más aún cuando Orlando representó durante toda su vida la premisa de que es posible colocar al servicio de los sectores populares el conocimiento, la investigación y la creatividad que lo caracterizaron y que se podrían resumir en la frase: “Sentir, pensar, actuar”. En tal sentido es preciso saber qué está pasando con el compromiso político de los intelectuales, no para definir un ¨modelo¨de intelectual politicamente correcto, sino para entender cual es la cuota de responsabilidad de muchos intelectuales que se vanaglorian de su compromiso politico con el país, y que en algunos casos se han pasado abiertamente al servicio del actual regimen, o de otro lado terminan siendo instrumentales al proyecto totalitario que padece el país. En momentos en que predomina un proyecto autoritario como el que se presenta en Colombia, los intelectuales, pensadores y trabajadores del pensamiento que se deciden a participar abiertamente en politica, bien sea en partidos o a través de su trabajo, tienen que definir claramente si estan del lado del oprobioso régimen o de una propuesta de nación digna y democrática. CEPA sostiene, que en Colombia, en lo que respecta a la relación trabajo intelectual y compromiso politico, existen al menos tres tipos de intelectuales: aquellos que sirven al régimen establecido, aquellos que se autoproclaman “progresistas” o de “izquierda” y los trabajadores del pensamiento articulados con la acción política colectiva. Es de anotar que hay muchos trabajadores de la cultura y del pensamiento que trasceinden estas categorias y a los cuales no nos referimos en el presente editorial.

Los “intelectuales del régimen”

Al examinar los acontecimientos recientes del país, durante el gobierno del potentado del Ubérrimo, es notorio como individuos que antaño eran “intelectuales de izquierda”, ahora se convirtieron en voceros oficiosos de tan nefasto gobierno, incluso se han dado a la tarea de justificar las “grandes realizaciones” de la “inteligencia superior” que irradia “sabiduría” desde la “Casa de Nari”, como la llaman los facinerosos que a diario entran y salen de la sede presidencial.


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Los “intelectuales del régimen” se tomaron los espacios de difusión del pensamiento. En buena parte de las universidades públicas se han entronizado rectores y académicos incondicionales del régimen, y reconocidos centros de investigación mutaron en transmisores de la ideología de la “seguridad democrática”. En la radio y la televisión, los consejeros del inquilino de Palacio, calumnian e insultan a todos aquellos que osen oponerse a sus designios. Como lo enuncia el dramaturgo vasco Alfonso Sastre: “lo peligroso que puede ser un micrófono en las manos de un cretino, cuando el tal cretino goza de total impunidad”. En la prensa que domina el diario El Tiempo propiedad del grupo español Planeta en asocio con la familia Santos, escritores de izquierda conversos a la derecha, publican columnas en las cuales alaban los logros de Uribe Vélez para “beneficio de la patria”, y aplauden los hechos de impunidad que se gestan desde la sede presidencial, tales como la expulsión de campesinos de sus tierras, la antirreforma agraria de tinte paramilitar, la persecución a los indígenas y hasta la violación de la soberanía de los países vecinos. Algunas ONG, administradas por “intelectuales” que se reclaman a sí mismos como miembros de la “sociedad civil”, reciben recursos del gobierno, realizan campañas y estudios en los cuales ponderan los “extraordinarios logros” de esta administración. Así impiden concretar formas de autogestión popular, captan recursos por parte de las organizaciones sociales para resolver las necesidades en el ámbito de la educación, la salud o la cultura. Se trata en verdad de un ominoso usufructo de recursos públicos por parte de agentes oficiosos progobierno. Los violentólogos cumplen su función de legitimadores ideológicos del régimen y se ocupan ahora en

la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, la Consejería Presidencial de Derechos Humanos y otras instituciones oficiales, de pontificar sobre el posconflicto. Alaban las virtudes “democráticas” del aparato de guerra del Estado, avalan la “ayuda” proporcionada por los Estados Unidos, vía Plan Colombia, para arreciar la guerra y hacerle juego a la macabra acción de los genocidas, sin ningún éxito procuran justificar lo injustificable. CEPA no contemporiza con el proyecto paramilitar, por su baño de sangre y terror, y su inocultable vinculacion con las fuerzas del capitalismo nacional y transnacional. CEPA no acepta su práctica genocida y se solidariza en la acción concreta con el dolor de las comunidades perseguidas y exterminadas. CEPA no acepta en el plano ético, ni en el espacio político, ni en la economía este régimen traqueto. CEPA se caracteriza por sacar a la luz las acciones gansteriles de las clases dominantes, y considera ilegítima la perfidia, el engaño, el uso de la violencia para acallar y matar a los opositores, los “falsos positivos” (un eufemismo para ocultar el terrorismo de Estado), el destierro de cuatro millones de campesinos de sus tierras, la contrarreforma laboral, la privatización de las empresas públicas, la imposición de los agrocombustibles en tierras que producían alimentos, la entrega incondicional de los recursos del país a las multinacionales que se cobijan en la ‘responsabilidad social empresarial’, y el vil asesinato de sindicalistas, indígenas, campesinos y habitantes de los barrios pobres de las ciudades. Mientras la vasta mayoría soporta diversas formas de opresión, explotación, racismo y exclusión, un reducido sector de traficantes del intelecto se deleita con las prebendas que les brinda el poder. En Colombia, estos intelectuales pasaron del Yo acuso de Emilio Zola, al Yo consiento, Yo callo, Yo alabo el poder y la dominación, Yo aplaudo la tiranía (…), como contraprestación se reducen a insignificantes personajes que en su condición de esclavos y mercenarios, figuración


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y bienestar individual, dan rienda suelta a su arribismo para satisfaccion del régimen y vergüenza de los adversarios al uribismo. No son intelectuales orgánicos, en la categoría de Antonio Gramsci, son “intelectuales transgénicos”, porque -como lo anota Marco Rascón-, son “producidos y legitimados, no desde la crítica, sino desde el poder”. En estos tiempos, los intelectuales transgénicos, “son ‘clones’ a la medida, carecen de personalidad, no tienen ideas propias; conforman un producto homogenizado y libre de asperezas”. A los cuales se les removió con ingeniería genética “todos los genes defectuosos (conflictivos), como el gen crítico, el gen de la conciencia, los han modificado por genes pragmáticos (...) al igual que las semillas, son híbridos, dejaron de producir pensamiento propio y son instrumento del “pensamiento único”, en nuestro caso el neoliberalismo armado que rezuma el uribismo. Estos intelectuales sostienen que, ante los cambios mundiales, hay que ser pragmáticos y en aras del realismo olvidar las utopías y los sueños de superar el capitalismo. Su abyección es proporcional a la forma como se acomodan en el capitalismo y empiezan a recibir canonjías por el servicio que prestan al sistema de dominación establecido. Ante la indignidad y postración ideológica que predomina en Colombia, es difícil pensar que esos individuos sean intelectuales, si es que se quiere dar altura y valor a una palabra cada vez más mancillada en las últimas décadas en el mundo, por la estolidez mediática y la manipulación de masas que ha generalizado el capitalismo. Como lo afirmó hace ocho décadas el cubano Julio Antonio Mella, “a los que denigran su pensamiento escla-

vizándolo a la ignorancia convencional o a la tiranía oprobiosa no debe llamárseles jamás intelectuales (...) A los que venden las ideas (...) no les llamaremos intelectuales, (...) llamémosles tartufos, pero nunca intelectuales”. (Valga recordar que Tartufo es el

nombre del célebre personaje de la obra de Moliere, caracterizado por su mediocridad, estupidez e hipocresía).

Los ¨intelectuales progresistas¨ Un segundo tipo de intelectual es aquél que se autoproclama de izquierda y, a diferencia de los anteriores, no pretende legitimar de manera directa el régimen, pero en últimas acepta al capitalismo como una realidad insuperable, aunque cuestione algunos aspectos del neoliberalismo. Considera a la Constitución de 1991 como un logro político sin parangón, concibe a Colombia como una sociedad democrática (sin comillas) y asume la participación electoral como la única forma de lucha política. Este intelectual también es “transgénico” como el primero, aunque se considere de izquierda, puesto que piensa que la democracia es sinónimo de capitalismo y que a este último sólo hay que darle un rostro humano. No considera las raíces históricas y sociales del conflicto armado que sufre Colombia y cree -como los intelectuales funcionales al régimen-, que la solución manu militari del ‘fin del fin’ allanará el camino para que esa izquierda tenga las garantías para ganar las elecciones y ‘ser gobierno’. La seguridad que ofrece el régimen es una prioridad por encima de cualquier consideración sobre la injusticia y la desigualdad social. No valora en su dimensión antisocial el monopolio terrateniente del suelo y acepta en forma pasiva la propaganda a favor del capital y de la empresa privada como supuesta fuente de progreso y bienestar. Reniega de las luchas sociales, de la acción directa y de las movilizaciones callejeras, piensa que la política de “seguridad democrática” beneficia el país, porque ahora si se puede transitar por las carreteras y descansar los fines de semana. Este género se organiza en forma de algunas ONG y tramita proyectos ante organismos de “cooperación internacional” en el marco de las políticas de ajuste social y atención a los ‘más pobres de los pobres’ que focaliza el Banco Mundial o la Organización de las Naciones Unidas. Se trata de ‘proyectos productivos’ para que los campesinos cultiven comodities (productos de exportación) como la palma africana y actúen en ‘alianzas’ y emprendimientos con inversionistas agrícolas que no son ajenos a la expansión de sus fundos por la vía paramilitar.


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Este tipo de intelectual no denuncia al régimen ni al gobierno de Uribe y mucho menos a las clases dominantes dueñas de este país, cuando mucho denuncia los “excesos” del régimen –al que, por lo demás, considera legal y legítimo-, pero no enfrenta la explotación estructural, puesto que abandonó la crítica social y política, y adopta la jerga tecnocrática propia de los neoliberales y de los consultores expertos en control social. Estos se acomodan y ansían dádivas, en cuanto tienen oportunidad, se convierten en voceros del régimen y brincan sin titubeo para formar parte del primer tipo de intelectuales, ante una candidatura para acceder al privilegio de ser congresista, ministro o embajador.

ta, ni a esas ONG que adornan el neoliberalismo. Se encuentran presentes en algunos columnistas que, contra viento y marea, y entre amenazas y señalamientos, denuncian con valentía todas las bajezas, el oprobio e iniquidades de este régimen y en general estan todos aquellos que piensan y actúan contra el capitalismo no sólo en su versión neoliberal. De la misma manera, esos trabajadores del pensamiento se encuentran entre los educadores populares que con su quehacer diario en las comunidades buscan construir en la práctica otro tipo de sociedad, regida por unos valores diferentes a los de la ganancia y el individualismo propios del mercantilismo y el consumismo.

De tales tartufos poco puede esperarse, porque abjuran de la acción directa de las comunidades y del trabajo político en barrios y veredas, pues sólo les interesan los individuos como electores potenciales y no como sujetos colectivos de carne y hueso que se articulan en torno a un proyecto emancipatorio. Para completar, algunos de estos personajes transgénicos de izquierda, también son eclécticos e híbridos puesto que al mismo tiempo se mueven en el terreno de los intelectuales de derecha, trabajan con instituciones oficiales, legitiman el régimen, tienen sus propias ONG y son consultores privados que venden “sus ideas” al mejor postor.

Los trabajadores del pensamiento, son todos aquellos que plantean lo siguiente: más importante que la pura participación electoral es el trabajo con la gente y no se escabullen cuando se trata de impulsar la movilización social y organizar la lucha directa. Estos trabajadores del pensamiento se soportan en la filosofía de la praxis, en la cual se funden la teoría y la práctica de la transformación social, algo muy alejado de la pura especulación teórica como un fin en sí mismo.

Si se considera que el trabajador del pensamiento tiene una responsabilidad irrenunciable de buscar, defender y decir la verdad, denunciar la injusticia, la desigualdad y los abusos del poder y coadyuvar, con sus ideas y sus acciones, en la construcción de una sociedad emancipada, aquellos que arriba se mencionaron no pueden ser considerados como intelectuales stricto sensu.

Los trabajadores del pensamiento En Colombia los trabajadores del pensamiento y acción colectiva se encuentran en medios de comunicación alternativos, en grupos independientes que trabajan con los sectores populares, en unos cuantos catedráticos universitarios que no se han plegado ni al unanimismo del régimen, ni a la tecnocracia uribis-

A estos intelectuales podemos llamarlos, como lo hacia Julio Antonio Mella, trabajadores del pensamiento, denominación con la que se refrenda el vínculo que existe entre todos los trabajadores, incluyendo a aquellos que más sufren, como los cañeros de los ingenios y los comuneros indígenas, que hoy nos dan un gran ejemplo de dignidad y de valentía. Porque como lo esclareció el luchador cubano: “Intelectual es el trabajador del pensamiento. ¡El

trabajador!, o sea, el único hombre que a juicio de Rodó merece la vida, es aquel que empuña la pluma para combatir la iniquidades, como los otros empuñan el arado para fecundizar la tierra”. A estos trabajado-

res del pensamiento los guían otros propósitos que van más allá de las dádivas y prebendas inmediatas del poder de turno y cuya acción es radical, como afirma Carlo Fabretti, “en el más pleno y literal sentido del término, puesto que lo que está podrido son las raíces mismas del sistema”.


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Michael Löwy*

El movimiento altermundialista es sin duda alguna el más importante fenómeno de resistencia antisistémica a comienzos del siglo XXI. Esta nebulosa, esta suerte de “movimiento de movimientos”, que se manifiesta en forma visible cuando se realizan los foros sociales –regionales o mundiales- y las grandes manifestaciones de protesta –contra la Organización Mundial de Comercio, el G8 o la guerra imperialista en Irak- no corresponde a las formas habituales de la acción social o política. Es una amplia red descentralizada, múltiple, diversa y heterogénea, que asocia sindicatos obreros y movimientos campesinos, ONG y organizaciones indígenas, movimientos de mujeres y asociaciones ecológicas, intelectuales y jóvenes activistas. Lejos de ser una debilidad, esta pluralidad es una de las fuentes de la fuerza, crecimiento y expansión del movimiento. Las solidaridades internacionales que nacen en el interior

Manifestaciones Antiglobalización en Londres

Fotos John Brownlow

de esa vasta red son de un nuevo tipo, un poco diferentes a las que han caracterizado las movilizaciones internacionales de las décadas de 1960 y 1970. En aquella época, la solidaridad se movilizaba en apoyo de los movimientos de liberación, bien fuera en los países del Sur –revolución argelina, cubana, vietnamita- o en Europa del Este, con los disidentes polacos o la Primavera de Praga. Un poco más tarde, en la década de 1980, fue la solidaridad con los Sandinistas de Nicaragua o con el Sindicato Solidaridad en Polonia. Esta tradición, generosa y fraternal, de solidaridad con los oprimidos, no ha desaparecido en el nuevo movimiento por la Justicia Global que comenzó en el curso de la década de 1990. Un ejemplo evidente es la simpatía y el apoyo al neozapatismo, tras el levantamiento de los indígenas de Chiapas el primero de enero de 1994. Pero se vislumbra aquí algo nuevo, un cambio de perspectiva. En


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1996, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional convocó en las montañas de Chiapas un encuentro internacional –designado irónicamente como « intergaláctico » por el subcomandante Marcos – contra el Neoliberalismo y por la Humanidad. Millares de participantes, provenientes de cuarenta (40) países, han asistido a este encuentro –que puede ser considerado como el primer signo anticipador de aquello que se llamará más tarde el “altermundialismo”. También habían venido, ciertamente, por solidaridad con los zapatistas, pero el objetivo del encuentro, definido por estos últimos, era mucho más amplio: la búsqueda de convergencias en la lucha común contra un adversario común, el neoliberalismo, y el debate sobre las alternativas posibles para la humanidad. He aquí pues, la nueva característica de las solidaridades que se tejen en el seno, o en torno, del movimiento de resistencia global a la globalización capitalista: el combate por objetivos inmediatos comunes a todos –por ejemplo, el fracaso de la Organización Mundial de Comercioy la búsqueda común de nuevos paradigmas de civilización. En otros términos, más bien que una solidaridad con, es una solidaridad entre organizaciones diversas, movimientos sociales y fuerzas políticas de diferentes países y continentes, que se ayudan mutuamente y se asocian en un mismo combate, frente al mismo enemigo planetario. Para dar un ejemplo: la red campesina internacional Vía Campesina reúne movimientos tan diversos como la Confederación Campesina

Francesa, el Moviento de los Sin Tierra de Brasil o a grandes movimientos campesinos de la India. Estas organizaciones se apoyan mutuamente, intercambiando sus experiencias, y actúan en común contra las políticas neoliberales y contra sus adversarios comunes: las multinacionales de los agros negocios, los monopolios de semillas, los fabricantes de transgénicos, los grandes terratenientes. Su solidaridad es reciproca y constituyen en conjunto uno de los más poderosos, activos e inquietos componentes del movimiento mundial contra la globalización capitalista. Se podrían dar otros ejemplos, en el dominio sindical feminista – la Marcha Mundial de las Mujeres-, movimientos ecológicos o políticos. Desde luego, este proceso de revitalización de solidaridades antiguas y de invención de nuevas solidaridades esta todavía en ciernes. Es frágil, limitado, incierto e incapaz, por el momento, de poner en peligro el dominio apabullante del capital global y la hegemonía planetaria del neoliberalismo, pero constituye el lugar estratégico donde se elabora el internacionalismo del futuro.

La dinámica del movimiento alter mundialista comporta tres momentos distintos, que son complementarios: la negatividad de la resistencia, las propuestas concretas y la utopia de otro mundo.

La radicalidad del movimiento resulta, en gran medida, de esta capacidad de revuelta y de insumisión, de esta disposición inflexible a decir: no!


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La negatividad de la resistencia En el primer momento, el punto de partida del movimiento, es el rechazo, la protesta, la necesidad imperativa de resistir al estado de cosas existente. Esto constituye de hecho la Internacional de la Resistencia a la que Jacques Derrida invocaba en su libro Espectros de Marx (1993). La motivación inicial de las masas que se han movilizado en Seatle en 1999 era la voluntad de oponerse, activamente, no a la “mundialización” en sí, sino a su forma capitalista y liberal, a la globalización corporativa con su cortejo de injusticias y catástrofes: desigualdades crecientes entre el Norte y el Sur, desempleo, exclusión social, destrucción del medio ambiente, guerras imperialistas, crímenes contra la humanidad. El movimiento, por lo demás, nació con un grito lanzado por los zapatistas en 1994: ¡Basta ya! La fuerza del movimiento viene, en principio, de esta negatividad radical, inspirada por una profunda e irreductible indignación. Celebrando la dignidad de la indignación y el rechazo incondicional a la injusticia, Daniel Bensaïd escribía: «La corriente

ardiente de la indignación no es soluble en las aguas tibias de la resignación consensual. (...) La indignación es un comienzo. Una manera de levantarse y de andar. Uno se indigna, uno se subleva, y después se mira». 1

La radicalidad del movimiento resulta, en gran medida, de esta capacidad de revuelta y de insumisión, de esta disposición inflexible a decir: no!

Los críticos del movimiento y las medias conformistas insisten bastante sobre el carácter excesivamente “negativo” del movimiento, su naturaleza “puramente” protestataria, la ausencia de proposiciones alternativas y “realistas”. Es necesario rechazar este chantaje: incluso si el movimiento no tuviera una sola proposición que hacer, su revuelta estaría totalmente justificada. Las protestas callejeras contra la OMC, el G-8 o la guerra imperialista con la expresión concentrada, visible e ineludible, de esta desconfianza hacia las reglas de juego impuestas por los poderosos. El movimiento está orgulloso de su negatividad activa, de su fibra protestaria y rebelde. Sin ese sentimiento radical de rechazo, el movimiento altermundialista no existiría.

¿Contra cuál adversario se dirige este rechazo? ¿Se trata de las instituciones financieras internacionales (OMC, FMI, Banco Mundial)? ¿O de las políticas neoliberales? ¿O de los grandes monopolios multinacionales? Todas estas fuerzas responsables de la mercantilización del mundo, son los blancos del movimiento. Pero éste es m á s radical. Esa palabra significa, como se sabe, ir a la raíz de los problemas. Ahora bien, ¿Cuál es la raíz de la dominación totalitaria de los bancos y de los monopolios, de la dictadura de los mercados financieros, de las guerras imperialistas, si no el sistema capitalista mismo? Por supuesto, todos los componentes del movimiento altermundialista no están dispuestos a sacar esta conclusión: algunos sueñan todavía con un retorno al neo keynesianismo, al crecimiento de los “treinta gloriosos” o al capitalismo regulado, con un rostro humano. Estos “moderados” tienen su lugar en el movimiento pero es innegable que una tendencia más radical tiende a predominar. La mayor parte de los documentos generados por el movimiento ponen en cuestión no solamente las políticas neoliberales y belicistas, sino el poder del capital en sí mismo. Nombres como por ejemplo la “Carta de Principios del Foro Mundial” redactados por el Comité de Organización Brasileño –donde ocupan un lugar no solamente los sindicatos obreros y los movimientos campesinos, sino también ONG’s y un representante de la comisión Justicia y Paz de la Iglesia Católica – y fue aprobado, con algunas modificaciones, por el Consejo Internacional del Foro Social Mundial. Ahora bien, este documento, uno de los más representativos y “consensúales” del movimiento altermundualista, afirma: «El foro social mundial es un

espacio de encuentro abierto tendiente a profundizar la reflexión, el debate de ideas democráticas, la formulación de proposiciones, el intercambio con toda libertad de experiencias y la articulación en la perspectiva de acciones eficaces, de instancias y movimientos de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y a la dominación del


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mundo por el capital y toda forma de imperialismo y que se dedican a labrar una sociedad planetaria centrada en el ser humano. (...) Las alternativas propuestas en el FSM se oponen a un proceso de mundialización capitalista dirigido por las grandes empresas multinacionales (...)»2. La principal consigna del movimiento, «el mundo no es una mercancía», no esta muy alejada de las ideas de un tal Karl Marx, que escribía en los Manuscritos de 1844: en el sistema capitalista «el obrero se convierte en una mercancía tanto más vil entre más crea mercancías. La depreciación del mundo de los hombres aumenta en razón directa de la valorización del mundo de las cosas» . La radicalidad del rechazo altemundialista concierne a la naturaleza capitalista de la dominación. 3

Propuestas concretas Contrariamente a lo que pretenden los plumíferos del consenso oficial, al movimiento no le faltan proposiciones alternativas, concretas, urgentes, prácticas e inmediatamente realizables. Claro que ninguna instancia ha aprobado un « programa común» y ninguna fuerza política ha impuesto «su» proyecto. Pero se han esbozado en el curso de los foros y los debates, un conjunto de reivindicaciones que no son unánimes, pero al menos son ampliamente aceptadas y compartidas por el movimiento: por ejemplo, la abolición de la deuda

del Tercer Mundo, impuestos a las transacciones financieras, supresión de los paraísos fiscales, moratoria a los organismos genéticamente modificados, derecho de los pueblos a alimentarse ellos mismos, igualdad efectiva entre hombres y mujeres, defensa y ampliación de servicios públicos, prioridad a la salud, a la educación y a la cultura, salvaguardia del medio ambiente.

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Estas reivindicaciones han sido elaboradas por redes internacionales altermundialistas - Marcha Mundial de mujeres. Attac, Focus on Global South, Vía Campesina, Comité por la abolición de la deuda del Tercer Mundo, etc. - y por diferentes movimientos sociales, debatidos en los foros. Una de las grandes cualidades de estos últimos radica en permitir el encuentro y el escucharse recíprocamente entre feministas y sindicalistas, creyentes y no creyentes, militantes del Norte y del Sur. En ese proceso de confrontación y de enriquecimiento mutuo los desacuerdos no han desaparecido, pero poco a poco dibujan los contornos de un conjunto de proposiciones comunes. ¿Estas proposiciones son «realistas»? La pregunta está mal formulada. En la correlación de fuerzas existente, las elites y las clases dominantes las rechazan en bloque; ellas son inimaginables para el « pensamiento único» neoliberal, son intolerables para los representantes del capital - o, en la versión hipócrita de los social liberales, ellas son «desgraciadamente irrealizables». Pero es suficiente que la correlación de fuerzas cambie y que las opiniones públicas se movilicen, para que los « responsables » sean obligados a retroceder, hacer concesiones, siempre intentando vaciarlas de sustancia. Pero la importancia de estas proposiciones radica en que ellas son extensibles: toda victoria parcial, toda conquista, todo avance, permite pasar a la etapa siguiente, a la etapa superior, a una reivindicación más radical. Es, bajo una forma diferente a la del movimiento obrero tradicional, una dinámica « transitoria » que conduce, en otros términos, a cuestionar el sistema mismo.


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Utopía de otro mundo La dimensión utópica del movimiento. Ella también es radical: «otro mundo es posible ». No se trata simplemente de corregir los excesos del mundo capitalista/industrial y de sus monstruosas políticas neoliberales, sino de soñar, y de luchar por otra civi-

lización, otro paradigma económico y social, otra forma de vivir todos en el planeta.

Más allá de las múltiples proposiciones concretas y especificas, el movimiento contiene una perspectiva transformadora más ambiciosa, más « global», más universal. Desde luego, allá también, se buscaría en vano un proyecto común, un programa reformador o revolucionario concensuado. La utopía altermundialista se manifiesta en compartir ciertos valores comunes. Estos son los que esbozan los contornos de ese otro «mundo posible». El primero de esos valores es el ser humano en sí mismo. La utopia del movimiento es resueltamente humanista, ella exige que las necesidades y las aspiraciones de los seres humanos se conviertan en el centro vital de una reorganización de la economía y de la sociedad. Su insumisión contra la mercantilización de los seres humanos y de sus relaciones, contra la transformación del amor, de la cultura, de la vida, de la salud, en mercancía, supone otra forma de vida social, más allá de la reificación y del fetichismo. No es un azar si el movimiento se dirige a todos los humanos, incluso si privilegia a los oprimidos y a los explotados como actores del cambio social. La defensa del medio ambiente es también una inspiración humanista: salvar los equilibrios ecológicos, proteger la naturaleza contra la depredación del productivismo capitalista es la condición para asegurar la continuidad de la vida humana en el planeta. Otro valor esencial de la utopia altermundialista es la democracia. La idea de la democracia participativa, como forma superior de ejercicio de la ciudadanía, más allá de los límites de los sistemas representativos tradicionales, porque permite a la población

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ejercer directamente su poder de decisión y de control, es uno de los temas centrales del movimiento. Se trata de un valor «utópico», en la medida en que se cuestionan las formas de poder existentes, pero al mismo tiempo ya ha sido llevada a la práctica, bajo forma experimental, en diferentes ciudades, comenzando, por supuesto, en Porto Alegre. El gran desafío, desde el punto de vista de un proyecto de sociedad alternativa, es extender la democracia al terreno económico y social. ¿Por qué permitir, en ese dominio, el poder exclusivo de una elite que se rechaza en la esfera política? El capital ha reemplazado los tres grandes valores revolucionarios del pasado - libertad, igualdad, fraternidad - por conceptos más « modernos »: liberalismo, equidad, caridad. La utopía altermundialista retoma por su cuenta los valores de 1789, pero les brinda un nuevo alcance: así, la libertad no es solamente libertad de expresión, de organización, de pensamiento, de crítica, de movilización, duramente conquistadas por siglos de luchas contra el absolutismo, el fascismo y las dictaduras. Ahora más que nunca, la libertad se plantea en relación a otra forma de absolutismo: el de la dictadura de los mercados financieros y de la elite de los banqueros y jefes de empresas multinacionales que imponen sus intereses al conjunto del planeta. En cuanto a la igualdad concierne no solamente a la « fractura social» entre opulentos y desposeídos, sino también a la desigualdad entre naciones, entre etnias y entre el hombre y la mujer. En fin, la fraternidad - que parece limitarse a los hermanos (frates) – busca ser complementada por la solidaridad, es decir, por las relaciones de cooperación, de compartir, de ayuda mutua. La expresión civilización de la solidaridad es un buen resumen del proyecto alternativo del movimiento. Esto significa no solamente tener una estructura económica y política radicalmente diferente, sino, sobretodo, una sociedad alternativa que celebra las ideas de bien común, de interés general, de derechos universales, de gratuidad.

Otro valor importante del altermundialismo es la diversidad. El mundo nuevo con el que sueña el movimiento es todo lo contrario a un universo homogéneo, donde todos deben imitar un modelo único. Nosotros queremos, dicen los zapatistas, «un mundo en el cual quepan diferentes mundos». La pluralidad de las lenguas, de las culturas, de las músicas, de los alimentos, de las formas de vida y una riqueza inmensa que es necesario saber cultivar. Esos valores no definen un paradigma de sociedad para el futuro. Ellos proveen las pistas, las propuestas, las ventanas hacia lo posible. El camino hacia la utopia no está trazado, son los caminantes mismos quienes lo trazan. Para muchos de los participantes de los foros y de las manifestaciones, el socialismo es el nombre de esa utopia. Es una esperanza compartida por marxistas y libertarios, cristianos y ecologistas de izquierda, así como por un numero significativo de militantes de movimientos obreros, campesinos, feministas e indígenas. Una democracia socialista significa que las grandes opciones socio-económicas, las prioridades en materia de inversiones, las orientaciones fundamentales de la producción y la distribución son democráticamente debatidas y fijadas por la misma población, y no por un puñado de explotadores o de supuestas « leyes del mercado» (tampoco por, una variante ya fracasada, un Buró Político todopoderoso). No se trata de imponer el socialismo como programa del movimiento, pero el debate sobre el socialismo es un componente legítimo de la confrontación de ideas sobre las alternativas. Durante el Segundo Foro Social Mundial en febrero de 2002 fue organizado un ciclo de conferencias de tres días sobre el socialismo, con la participación de miles de delegados, por la red internacional Vía Campesina. En todo caso, no se trata para el movimiento esperar un futuro prometedor, es necesario actuar, aquí y ahora. Cada foro social, cada experiencia local de democracia participativa, cada ocupación colectiva de tierras por los campesinos, cada acción concertada internacionalmente contra la guerra es una prefiguración de la utopia altermundialista, inspirada en sus valores, que son los de una civilización de la solidaridad.

*Michäel Löwy (Sao Paulo, Brasil, 1938). Sociólogo y filósofo franco-brasileño. Actualmente es director de investigación emérito del CNRS y profesor de la EHESS de París. En 1970 publicó una obra sobre el pensamiento del Ché Guevara. En 2001 fue coautor del Manifiesto Ecosocialista Internacional. Estudioso de la teología de la liberación. 1 2 3

D. Bensaïd, Les irréductibles. Théorèmes de la résistance à l’air du temps, Paris, Textuel, 2001, p. 106. En annexe dans Bernard Cassen, Tout a commencé à Porto Alegre, Paris, Mille et une nuits, 2003, p. 166. Marx, k Manuscrits de 1844, Paris, Ed. Sociales, 1962, p. 57.


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Por Frente Popular Darío Santillán* ARGENTINA

Para abordar el debate actual sobre el Poder Popular, desde una organización joven como lo es el Frente Popular Darío Santillán , nos apoyamos en la reflexión sobre nuestra práctica, pero también abordamos críticamente las concepciones sobre el Poder que se impusieron, a lo largo de la lucha revolucionaria de nuestros pueblos, con más frecuencia en las organizaciones populares y de izquierda. Problematizamos las concepciones que insisten en limitar la lucha revolucionaria al objetivo excluyente de “la toma del poder”. Entendemos que teórica y prácticamente se ha puesto en evidencia que ni “el poder” ni “el Estado” pueden ser tratados como una “cosa” o simplemente como un “aparato” que podríamos arrebatar a la burguesía y poner a funcionar, de un día para otro, al servicio de la revolución. 1

Tampoco coincidimos con las concepciones que se han puesto de moda sobre la posibilidad de “cambiar el mundo sin tomar el poder”, porque deja de lado las mediaciones necesarias para enlazar la

idea de la revolución con las exigencias de un combate efectivo contra el capital y el Estado, porque se desentiende de la batalla por construir la fuerza o bloque social contrahegemónico que cuente con el poder necesario para lograr las transformaciones radicales que perseguimos para avanzar hacia el socialismo. Estas delimitaciones nos ayudaron a encontrar una perspectiva distinta: ni limitamos toda la estrategia revolucionaria al momento de la “toma del poder”, ni descalificamos cualquier tipo de estrategia de poder. En cambio, necesitamos desarrollar un proceso de construcción de poder desde el pueblo, realizar las experiencias prácticas en la lucha cotidiana y madurar la reflexión teórica que retroalimente la práctica. De esta forma llegamos al concepto de Poder Popular. Por supuesto que no empezamos de cero: encontramos las raíces de aquello que hoy denominamos “construcción de poder popular”, en la rica tradición


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teórico-política del “consejismo” en su sentido más amplio (desde la experiencia soviética de Lenin y Troksky a los aportes fundamentales de Rosa Luxemburgo y Gramsci) contando con las numerosas “lecciones” derivadas de una extensa experiencia latinoamericana. Para recordar algunos ejemplos: los “Cordones Industriales” en Chile, en Bolivia las milicias de la COB o posteriormente la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia y su control territorial. En Argentina, las experiencias anarquistas de principios de siglo, los grupos autónomos de la resistencia peronista, las “ocupaciones o toma de fábricas” durante la década del sesenta (1960) y los desarrollos marcados de “clasismo” que culminaron en las “Coordinadoras” de 1975 y las concepciones de “doble poder” desarrolladas por las organizaciones político militares en la década del setenta (1970).

Pensando el Poder Popular

El Poder Popular que construyen las clases subalternas, las dominadas, debe ser un poder entendido no como objeto, sino como relación social. ¿Qué significa concebir el poder como relación social? Cuando hablamos de la construcción de nuevos valores, de la lucha por los valores cotidianos de solidaridad, justicia e igualdad en nuestras construcciones sociales, cuando tenemos que empezar a cambiar la sociedad, cuando tenemos que empezar a cambiar

Foto Grita y Agita


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nuestra manera de pensar, de construir y de conducirnos. Cuando tratamos de construir relaciones no alienadas, no burocratizadas, estamos anticipando, a partir de nuestra práctica -aunque sea en pequeños gestosla sociedad que queremos. En esta idea de construcción de Poder Popular, la sociedad que queremos, no va a empezar el día que nos tomemos el aparato del Estado (aunque concebimos ese momento como un paso necesario para el cambio radical de la sociedad) En las experiencias que nos precedieron, en las organizaciones revolucionarias de la década del setenta en nuestro país, había una concepción que, en general, era instrumental cuando se hablaba de Poder Popular: organizar a trabajadores, a campesinos, a pobladores de villas urbanas, a inquilinos, a movimientos de masas, era un medio para llegar al fin. ¿Cuál era el fin? Tomar el Estado. Según nuestra concepción, toda la práctica cotidiana no se desarrolla meramente para subordinarse al “fin” de la toma del poder, sino que intenta ser práctica “prefigurativa”. En esta concepción los nuevos valores, la nueva sociedad, no son solamente un medio, pues son también parte del fin, parte de “lo importante”. Sin esta construcción cotidiana no hay fin posible, no hay cambio social posible. En esta concepción de Poder Popular el cambio social, el cambio de valores se va construyendo previamente. A diferencia de las concepciones que, en nombre de la “multitud” y el “antipoder”, se apoyan en el mero espontaneísmo, el planteamiento de Poder Popular que asumimos, no reniega de la organización: por el contrario, la considera una herramienta fundamental para la consolidación de los bastiones de Poder Popular alcanzados, para la proyección de esa lucha enfocada hacia la conquista del objetivo estratégico de la sociedad socialista. Esto no implica asumir, a libro cerrado, la concepción tradicional de vanguardia, que tantas veces generó que las organizaciones revolucionarias termi-

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naran proponiendo reemplazar al pueblo como sujeto de cambio convirtiéndose, como definiera el militante revolucionario Rodolfo Walsh en “patrullas perdidas”. Nosotros concebimos que la “herramienta estratégica”, la “organización revolucionaria”, la “vanguardia”, están surgiendo al calor del proceso de lucha que el pueblo desarrolla a través de sus organizaciones y sus movimientos. Nos apoyamos Publicaciones del Frente Popular Darío Santillán en las concepciones desarrolladas por Rosa Luxemburgo, quien planteaba que la organización no se decreta, sino que surge y se va creando en el proceso de la lucha de los trabajadores y el pueblo.

Una organización de nuevo tipo Estamos hablando, del desarrollo de organizaciones de nuevo tipo, que no terminen reproduciendo en su interior, ni en su práctica junto al pueblo, relaciones de dominación; por el contrario, buscamos organizaciones que generen instituciones no coercitivas. Cuando hablamos de “instituciones” pensamos, por ejemplo, en una asamblea democrática como institución de las clases subalternas. Tratamos que nuestra forma de organización no copie las lógicas estatales, y pensamos que las construcciones de Poder Popular deben mantener su autonomía. Esto debe ser así aún en el caso donde el Estado permita o aliente las formas de organización popular, como está sucediendo en la Venezuela bolivariana, por ejemplo. Por eso, en nuestra organización tratamos que los compañeros o compañeras elegidos para tareas de representación no se “atornillen” en sus responsabilidades, pues debemos ir rotando periódicamente a los compañeros elegidos para realizar esas tareas. Debatimos y concluimos que no pueden existir unos pocos compañeros que sean los únicos capacitados para adelantar las relaciones con las autoridades nacionales, o actuar como voceros ante los medios


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de comunicación, o manejar los recursos financieros o las relaciones políticas; es decir, los lugares donde se centraliza poder y capacidad de decisión al interior de la organización. Cuando se buscan que las gestiones sean colectivas y no personales o individuales, cuando se construye de manera colectiva, cuando hay una cierta rotación de tareas con continuidad del conocimiento previo, estamos intentando generar una organización de nuevo tipo que no reproduzca las relaciones de dominación de los viejos esquemas de la organización.

La democracia de base Otro pilar de la construcción de Poder Popular, es la democracia de base, ella conjuga el intento permanente de desarrollar una cultura de debate, diálogo y decisiones entre iguales, que debe atravesar todo nuestro proyecto, pues surge desde el seno mismo de nuestro pueblo. Deseamos que la información sea accesible a todos y que la posibilidad de la palabra y la formación política estén al alcance a todos. Que todos los compañeros tengan la posibilidad de formarse y discutir en pie de igualdad. Esta “democracia de base” debe darse en el marco de la construcción de hegemonía, de consenso. El poder de las clases dominantes construye su legitimidad para que los dominados acepten; las clases subalternas no tienen que construir legitimidad, tienen que construir hegemonía. La hegemonía -en esta reelaboración del concepto de Gramsci- es consenso entre iguales: es absolutamente necesario reconocerse como iguales.

El concepto de “pueblo” y la “multisectorialidad”

Mercado Popular organizado por el FPDS

Símbolos populares y construcción de hegemonía No se presenta construcción de hegemonía sin el desarrollo de una simbología propia que refuerce la identidad popular, la mística, las figuras que proyecten los sentimientos y los objetivos de transformación social que nos proponemos buscar desarrollar en el seno de las clases subalternas. No existe Poder Popular sin símbolos, el Poder Popular crea sus propias banderas de lucha, sus propias formas culturales. Por eso, el nombre de “Darío Santillán” como referencia máxima de nuestra organización, no es únicamente un homenaje al compañero caído, tambien proyecta, en su reivindicación, los valores de solidaridad, compañerismo, entrega, disposición de lucha y compromiso revolucionario de un joven que dio su vida por los demás.

El concepto de multisectorialidad se encuentra íntimamente relacionado con la noción de “pueblo”. La definición de pueblo requiere precisiones para cada formación social particular. Cada país tiene una estructura económica diferente, por lo tanto el concepto de pueblo será estructuralmente diferente. La contradicción fundamental “burguesía-proletariado” tiene sentido en el marco de un análisis puro del modo de producción capitalista, pues entendemos que explica la esencia del sistema en su conjunto. Pero las formaciones sociales realmente existentes -como planteaba Antonio Gramscison aquellas en cuales la sociedad civil es “densa”, el despliegue de la política concreta requiere atender esta densidad que complejiza no sólo la estructura de clases sino las mediaciones entre éstas, el poder y el Estado. El modelo neoliberal nos dejó una sociedad fragmentada, y una composición del “sujeto pueblo” también fragmentada: entre los trabajadores formales, los informales, los desocupados, ocupantes de tierras, habitantes de las villas miserias,


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los campesinos, estudiantes, entre otros. Las clases dominantes promueven el enfrentamiento de sectores de nuestro pueblo entre sí: por ejemplo que obreros de la construcción desalojen a docentes de un corte de ruta, que un vecino de un asentamiento se oponga a los vecinos de una villa, o que alguien que tiene trabajo se enoje porque los piqueteros desocupados están cortando la ruta. La única manera de superar eso es -retomando a Gramsci- a través de la construcción de un bloque histórico, una alianza de las clases subalternas, de las clases dominadas, una alianza del obrero, del desocupado, del campesino, de los estudiantes, de buena parte de los intelectuales, de buena parte de las clases medias que permita cambiar esto.

No quedarse en la “micropolítica” No se presenta construcción sólida de Poder Popular quedándose sólo en el plano más inmediato de la comunidad (que es un punto de partida imprescindible, pero no es suficiente). Si nuestras organizaciones populares no se proponen intervenir permanentemente en la realidad nacional, la realidad nos “intervendrá” a nosotros de la peor manera. El poder popular que construimos se desarrolla en un “ecosistema hostil”, en una sociedad hegemonizada por los intereses antipopulares que expresan las clases dominantes. Por lo tanto, en la medida que construimos poder con nuevas relaciones de justicia y rebeldía, en la medida en que intentamos practicar otras lógicas de construcción antagónicas a las que propone el sistema capitalista, el poder de las clases dominantes vendrá a castigarnos con represión, persecución, como ha sucedido históricamente y como venimos sufriendo y resistiendo en los últimos años. Por eso para no quedar aislados, para no reproducir 1

la fragmentación, para no reproducir el aislamiento, los espacios de generación de Poder Popular tienen que interpelar al conjunto de la sociedad, “hacer política”. Nuestra construcción es una tarea cotidiana, gradual, pero existen momentos en los cuales es necesario dar saltos, dar disputas políticas que exceden nuestra cotidianidad, porque si no se hace, las experiencias de micropoder encuentran sus límites y son aniquiladas. Así como existen experiencias en cuales la revolución “desde arriba” devino en nuevos sistemas de opresión, también hay ejemplos donde los sectores populares no acompañaron la construcción de poder desde abajo con una estrategia revolucionaria integral.

La coordinación de las experiencias continentales de Poder Popular De la misma forma que, a partir de la reflexión anterior, “maduramos” nuestras ideas y nuestras luchas por las situaciones reivindicativas de nuestros movimientos sociales a la proyección política como organización popular, cada vez con más dedicación estamos volcando esfuerzos a la articulación -por abajo- entre las experiencias de resistencia antiimperialista y de construcción del socialismo en nuestra América. No es suficiente mantener escenarios locales o nacionales de lucha, tampoco debemos limitarnos a valorar los aportes antiimperialistas de los líderes que, como Fidel, Chávez y Evo, proyectan importantes aportes a la lucha continental. Nuestra experiencia también se nutre y se potencia a partir de los aprendizajes de los pueblos hermanos, en el camino de avanzar colectivamente hacia la construcción del socialismo en todo nuestro continente como aporte a la lucha para construir una nueva humanidad.

El Frente Popular Darío Santillán se conforma en el año 2004, gracias a la confluencia de distintos movimientos de trabajadores desocupados MTD, piqueteros, agrupaciones barriales y territoriales, centros culturales, militantes sindicales, corrientes estudiantiles e intelectuales. Buscando superar la política reivindicativa de cada sector, proyectándose como organización popular, político social, multisectorial y con presencia en las distintas provincias de Argentina. Toma el nombre de un integrante del MTD asesinado en la represión a la protesta piquetera que bloqueó los accesos a la Capital Federal en junio del año 2002, conocida como Masacre de Avellaneda.


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Por Álvaro Marín* Mientras las fracciones liberales y de izquierda se disputan un espacio en el Polo a través de elecciones internas, los campesinos y los indígenas tratan de abrirle espacios a la democracia y a las reformas necesarias a través de la acción en la calle. Estas dos formas de acción política parecen no encontrarse en el camino; la primera vive en una dinámica electoral permanente, la segunda experimenta la urgencia de la necesidad concreta del derecho a la tierra y las reformas estructurales. El vértigo experimentado por los colombianos como efecto de los cruentos acontecimientos sociales y políticos del país, nos deja entrever la incursión de nuestra realidad en uno de los momentos cruciales de su historia. La situación crónica de crisis, expone ante todos, los signos de la descomposición nacional; signos que se manifiestan en la progresiva violencia social como expresión de los ya viejos desajustes económicos; la creciente legión de pobres, la proliferación de cárceles y de sistemas legales e ilegales de castigo, incluidos el crimen, el desplazamiento y la masacre; la prostitución y la militarización de la vida nacional, además del profundo fraccionamiento del país entre proyectos antagónicos, son signos claros de los momentos decisivos para cualquier cultura. Estos elementos generan por si mismos, aunque ninguna de las fracciones del país se lo proponga, la urgencia de construcción de recursos y dispositivos políticos de los sectores más afectados para consolidar un proceso capaz de llevar a la superación de la afrentosa condición económica, cultural y social en la que se encuentra sumergida una parte de la población colombiana. Los procesos de convergencia de sectores sociales, sindicales y agrupaciones políticas que asumen la responsabilidad de no dejar descomponer las posibilidades de construcción colectiva y la creación de un proyecto de país propiciado desde una vertiente democrática en proceso de construcción, tiene la no muy cómoda brega histórica de activar en este momento de definiciones, un proceso de construcción de un proyecto nacional democrático y de sentar sus bases desde las mismas prácticas culturales que la acción política, como ejercicio de construcción social, pedagógica y cultural, comporta. Existe en algunos la intuición que percibe que ha llegado el momento de superar los manifiestos maximalistas, los reiterados diagnósticos y los precarios resúmenes de la historia nacional presentados como proyectos nacionales, pues el proceso actual ensaya nuevos caminos y nuevas formas de construcción de un sentido político y cultural concordante con las elevadas exigencias que demanda el enmarañado conflicto colombiano.


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Si no hay todavía una manifestación irrefutable que sirva de clara respuesta a esas intuiciones, que pueden ser también una manera de pensar con el deseo, -que es entre otras cosas la forma más ingenua y también la más humana y generosa del pensar- es pertinente plantearse las preguntas que lleven a la indagación sobre la superación de nuestras prácticas culturales en lo político y el posible estado de transición de algunos sectores de la vida colombiana hacia formas de acción política que superen los anquilosados métodos de pensamiento y acción. Ante estas circunstancias y ante la desmesurada tarea a desarrollar que requiere de fuerzas bien articuladas y concentradas en propósitos comunes, aparecen las preguntas necesarias sobre los diversos movimientos contemporáneos. ¿Abandonan estos los maximalismos paralizantes para asumir las contingencias que rebasan toda declaración de principios, para poner frente a este proceso el reto de construir nuevas formas de acción derivadas de una nueva actitud mental que exige anteponer los intereses populares sobre los principios ideológicos de las fracciones? La ideología necesariamente es parte de todo proceso histórico, pero es un componente simultáneo de los procesos y una expresión de los mismos, y no una cartilla que se elabora apriorísticamente para señalarle un camino a la historia como pretende la actitud conservadora de partidos colombianos de todas las pelambres, herederos de una cultura dogmática. Otra pregunta derivada de este planteamiento se enfoca necesariamente sobre el ánimo fraccionalista que ha acompañado históricamente la política colombiana. ¿Es posible superar por el camino de las convergencias la política de fracciones heredada de una larga historia de prácticas dogmáticas y retóricas de la política?. Si se entiende además que nuestra cultura política es heredada de las costumbres de los viejos partidos, y por que no decirlo, de la mentalidad colonial que anteponía los dogmas e intereses de las cofradías sobre la ominosa realidad concreta ¿Se insinúa entonces un giro, un cambio de ritmo, un viraje importante en el camino de la acción política?

Foto Sombra Azul

El caciquismo político e intelectual es otro de los componentes de nuestro rezago cultural. Los personalismos, tan nocivos como la actitud de las fracciones ¿están siendo superados en las vertientes y prácticas políticas y culturales de convergencia? ¿Supera esta convergencia el viejo ánimo parlamentarista que caracteriza la política colombiana y que plantea junto al Banco Mundial y las organizaciones sociales alejadas de los procesos populares, que el problema de la violencia en Colombia es un asunto exclusivo de “sectores armados”?. ¿Se está superando por esta vía de la confluencia la práctica manida de establecer acuerdos sobre “lo que nos une” para olvidarnos de lo que nos diferencia solo para retomarlo luego como argumento de una nueva ruptura, cuando el ejercicio necesario en nuestra cultura es precisamente el de asumir el trabajo en la diferencia y la incorporación del otro, como lo hemos aprendido en nuestra cultura urbana de tradición mestiza? La dependencia intelectual de un discurso académico prestado de las escuelas europeas y sajonas es desde hace mucho tiempo parte estructural de nuestra violencia social y política. ¿Diferencian nuestros intelectuales el discurso colonialista y fraccionador de la diversidad cultural impuesto por el Banco Mundial a través de la UNESCO frente a la realidad de la diversidad cultural propia que se expresa, no en el “mosaico de culturas” como dice la UNESCO, sino en los procesos de intercambios endógenos a través de nuestro histórico y complejo proceso de mestizaje? Si las respuestas a estas preguntas dejan entrever un cambio de sentido y de argumentación, podemos afirmar que entramos en un nuevo ciclo de nuestras costumbres políticas, que nuestras prácticas dogmáticas parecen estar siendo rebasadas finalmente por


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las prácticas y dinámicas que impone la misma realidad social y que las últimas movilizaciones de indígenas, estudiantes, trabajadores, sindicalistas, junto al paradójico debilitamiento acompañado de agresividad y violencia del proyecto autoritario, registran los signos de un nuevo ciclo de las luchas sociales en Colombia. Pero hay que considerar otro elemento importante y es el surgimiento de una corriente crítica que ha aprendido a diferenciar el movimiento social encabezado por organizaciones dependientes de la política del Banco Mundial y las Naciones Unidas, frente al movimiento popular liderado por campesinos, negros e indígenas. El inane discurso de los Derechos Humanos se ha convertido en un discurso forense que cuenta los muertos, heridos y judicializados y luego pasa la cuenta de cobro a Naciones Unidas que es precisamente la instancia de donde surgen las políticas que violentan a los colombianos a través del Banco Mundial. Muchos hombres y mujeres del pueblo colombiano empiezan a observar la insistencia en el discurso seudo humanista de las organizaciones sociales como un nuevo “opio del pueblo” que trata de impedir el ejercicio del derecho de rebelión y la acción directa en los procesos populares y democráticos. Dudamos con ellos de la eficacia y la validez de tales organizaciones en la defensa concreta de los derechos, que mejor asumen los indígenas y campesinos por la vía de la acción directa.

El poder desde el pueblo. Minga Social y Comunitaria. 2008 Foto Omar Vera


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Los preocupantes signos de la realidad, más allá de todo apego doctrinario y partidista y de toda veleidad ideológica y personalista, notifican al movimiento social, a las organizaciones políticas y a los trabajadores culturales, la radicalización del proceso colombiano donde la corriente del uribismo sólo es una parte de la salida de madre de las mareas históricas y sociales en conflicto; de un pasado de conflictos no resueltos, de una cultura señorial que pretende eternizarse con el apoyo del discurso neoliberal y seudo humanista sobre una realidad urgida de una fundación democrática. Por las anteriores razones el momento exige la superación de toda visión mezquina y de todo ánimo fraccionalista de la acción política por parte de los actores tradicionales y de una renovada práctica en el campo de las ideas y de la acción, por parte de las vertientes creadoras que convergen en el remolino originado por las mareas políticas de la Colombia actual. Si bien es cierto la represión y el militarismo han reducido los espacios de acción abierta, también se supone que la inteligencia y la creación, deben hacer parte de todo movimiento social, precisamente para superar los obstáculos que la misma realidad impone. Digamos que un ejercicio de ensayo en la confluencia del movimiento popular como ocurre en el Cauca, Nariño y el Sur de Colombia, trata de abrirse paso entre las breñas de nuestras viejas prácticas políticas que han hecho impracticable el camino de la consolidación nacional como ayer lo hicieron las breñas geográficas e ideológicas en los caminos de la Independencia. El momento deja en evidencia la pérdida de rumbo del proyecto de las élites, sus fisuras abren la posibilidad de un proyecto nacional como condición previa de una construcción democrática; nos encontramos en una condición similar a la de los colombianos del siglo XIX, el ciclo se cierra y las tareas históricas aplazadas vuelven a hacerse evidentes con su rotunda violencia; entre la cultura señorial sostenida ahora por la pervivencia de la oscura y tenebrosa imagen del patrón de nuestros días, y de otro lado el mercantilismo y la debilitada empresa. Como en el siglo XIX unos quieren comerciar, otros producir, y los otros gobernar sobre el poder de la tierra y la milicia privada, y para agravar el asunto, todas estas vertientes no encuentran un cauce que los desestanque de la lógica de los procesos inter*Álvaro Marín: poeta y ensayista

La lucha de los Corteros de Caña del Valle del Cauca. 2008

Foto Omar Vera

venidos por Norteamérica dónde los intereses de quien produce no coinciden con los intereses de los que comercian, y los intereses de los dos anteriores grupos en nada coinciden con los del feudo señorial armado con los brazos de los más humildes, muchos de ellos simplemente quieren ser soldados. Sólo desde una elevada estatura humana, y una generosa y aguda visión política es posible vislumbrar la salida y ese es precisamente el reto de los movimientos que surgen, algunos como continuidad histórica de los movimientos conocidos en el pasado, otros como ensayo de nuevas formas de acción y articulación sustentada en la diferencia pero con objetivos comunes. Nuestro país se caracteriza por ser una cultura conservadora, ultramontana, tanto, que al liberalismo nuestros intelectuales le llaman “izquierda democrática”. Nuestro miedo histórico a la capacidad transgresora de las fuerzas populares ha hecho que en los momentos de crisis nuestra intelectualidad busque refugio en las filas ladinas de la derecha liberal. En muchos dirigentes es evidente esa transición, los espíritus rebeldes terminan entregando su ánimo de revuelta en los estrados de un poder, que bien les paga sus traiciones, pero los desprecia. Nuestro conservadurismo es evidente en nuestras formas de acción política, unas veces expresado como miedo al alma popular, y en otras se expresa como una forma de verticalismo y de juegos jerárquicos que imposibilitan la renovación de los liderazgos y de sus formas de expresión.


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Hildebrando Veléz G. CENSAT-Agua Viva

Amigos de la Tierra-Colombia.

La idea de re-significar la soberanía nos sirve para la construcción de proyectos de vida sustentables, para la construcción de proyectos de vida con justicia, porque las nuevas “soberanías”: la soberanía alimentaria, la soberanía energética, la soberanía ecológica, tiene que estar en manos de los pueblos. Ellos deciden el camino de construcción de sustentabilidad para las sociedades de justicia ambiental y de justicia con la naturaleza; ahí esta la fuerza de este concepto de soberanía. La soberanía energética es también aquella que se construye en defensa de los territorios. Por ejemplo, se construye soberanía energética cuando los habitantes de unas zonas “Paramunas” en los Andes colombianos defienden sus territorios contra la agresión de empresas que pretenden extraer el carbón que allí se encuentra, amenazando su provisión de agua para la agricultura; amenazando sus posibilidades de vida y las posibilidades de vida de las generaciones venideras. Es soberanía energética la lucha que hace el pueblo Uwa en sus territorios para mantener el petroleo bajo tierra. Es soberanía energética la lucha que hacen los

indígenas Emberas contra esos monstruos de represas que se instalan en sus territorios. Estas son luchas de soberanía energética, pero también estos pueblos realizan grandes esfuerzos para mantener sus tradiciones culturales, para recuperar las formas de uso de la naturaleza. Por ejemplo, la agroecología que practican las comunidades campesinas e indígenas es una forma de producción que contribuye a la soberanía energética; en la medida que no requiere insumos petroleros, ni insumos químicos. En la forma como aprovecha la energía solar, el trabajo y la creatividad humana. Es soberanía energética, aquello que hacen los campesinos en muchas regiones donde utilizan las excretas de los animales para producir bíogas. Es soberanía energética el proceso que tienen los trabajadores de la industria petrolera y energética para devolverle el control sobre los recursos energéticos a sus pueblos, a sus países. Es soberanía energética la lucha del pueblo Boliviano por mantener un dominio sobre los recursos gasiferos que había perdido en manos de las transnacionales.


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La soberanía energética se está construyendo en el planeta, se está construyendo en estas luchas, se esta construyendo en estas resistencias y se esta construyendo en las propuestas de las organizaciones sociales. La soberanía de los pueblos se ve menoscavada por acciones -por ejemplo- de empresas transnacionales que irrumpen en los territorios para instalar grandes monumentos de cemento, como las represas, como los oleoductos, como los sistemas de redes eléctricas que muchas veces no traen ningún beneficio a las personas, al contrario se les desplaza, se les quita el territorio. Esta energía y esta infraestructura sirve fundamentalmente a los sistemas de acumulación económica, que enriquecen a unos pocos en el mundo y empobrecen a las grandes masas de población.

CUANDO SE PIERDE LA SOBERANIA ENERGÉTICA Se pierde la soberanía energética y se pierde la soberanía, cuando los Estados sometidos no tienen la posibilidad de brindar bienestar a sus pobladores, así pasa en todo el mundo con la energía. Los Estados no tienen la posibilidad de proveer energía barata y asequible a sus pobladores. Cabe preguntarse: ¿Por qué existiendo abundancia de energía, encontramos países o lugares, en donde la energía abunda; donde las fuentes de energía abundan y sin embargo son miserables en términos energéticos?

La energía sirve fundamentalmente para sostener un modelo inicuo en el planeta, para sostener una diferencia y una desigualdad enorme que esta instalada entre los países que concentra los beneficios, entre los grupos de élite, y las grandes masas de pobladores y personas que viven en la miseria. Se pierde la soberanía energética, cuando las corporaciones transnacionales concentran el poder de decisión e impiden que la sociedad tenga la posibilidad de decidir sobre su propia matriz energética. Las corporaciones transnacionales, afectan de esta manera la soberanía energética, y la afectan cuando reducen a las comunidades a ser simples observadores del saqueo que se hace consecutivamente a su patrimonio ambiental. Se pierde la soberanía energética cuando las elites de los países concentran los beneficios de la riqueza energética sin que ella sirva para sembrar esperanza y para sembrar posibilidades de sustentabilidad. La soberanía energética tiene varios constituyentes: uno de ellos, es la matriz energética. Cuando hablamos de una matriz energética, estamos hablando de dejar atrás, la sociedad petroadicta, la sociedad energivora; esta sociedad que se fundamentó en el modelo de uso del petroleo como fuente principal de energía. Esta sociedad petroadicta y energivora trae consigo el enloquecimiento del clima planetario. La fiebre que vive el planeta es una fiebre que se debe al uso desorbitado de la energía petrolera. Ante estos acontecimientos nos quieren responder con diversas propuestas: por ejemplo los agrocombustibles. Para transitar a una matriz energética más sostenible debemos desarrollar


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los agrocombustibles. Sin embargo en nuestros países constatamos que el desarrollo de los agrocombustibles es promovido directamente por esta alianza macabra de las organizaciones empresariales petroleras, de las empresas transnacionales de las semillas y alimentos, de las transnacionales de la industria automotriz. Esta alianza que promueve la agroindustria energética, trae desgracia para los pueblos, trae miseria. Los precios de los alimentos están disparados en el planeta. En nuestro país vemos como desafortunadamente el precio de los alimentos se encarecen enormemente debido a que están destinados a la producción agrícola para satisfacer la demanda de energía para los vehículos. Nosotros hemos dicho: no podemos seguir llenando los tanques de los vehículos, y vaciando los territorios, expoliando las culturas, vaciando y destruyendo la vida y la esperanza de la gente en su territorio. La matriz energética es pues fundamental; transitar hacia una matriz energética sostenible implica necesariamente que contemplemos la posibilidad de emplear la mayor fuente de energía que llega al planeta que es la energía solar; a través de procesos de producción de biomasa, que son fundamentalmente los tipos de procesos que más aprovechan energía. Pero también hablamos de una nueva matriz energética en la medida en que podamos utilizar adecuadamente la creatividad del trabajo humano. El trabajo humano le agrega a la economía gran cantidad de energía. Sin embargo, la creatividad y el trabajo humano se dilapidan. Millones de seres humanos carecen de posibilidades para desarrollar su capacidad de trabajo; que sin duda hace parte de nuestro concepto de soberanía energética

ÉTICA Y SOBERANÍA ENERGÉTICA Sin duda, la soberanía energética tiene entre sus componentes el tema ético. Cuando hablamos de la soberanía energética desde una perspectiva ética de la vida, de la sustentabilidad, estamos hablando de la posibilidad de emplear las fuentes de energía de manera eficiente, de tal forma que no contribuyan al desorden climático, que mantengan la estabilidad social y cultural de las sociedades. Pero a este planteamiento se opone una ética de la codicia, una ética del filibusterismo en donde la energía sirve simplemente como medio de acumulación de capital para unos pocos.

SOBERANÍA ENERGÉTICA Y DEMOCRACIA Desde la perspectiva de la democracia hablamos de soberanía energética, cuando las sociedades locales, las comunidades locales, incluso las organizaciones populares de un país, toman la decisión de defender la soberanía. En el caso de la soberanía alimentaria o la soberanía energética estamos hablando de procesos democráticos, de procesos donde la gente auto -constituye su mandato, se auto - gobierna, tiene la posibilidad de decidir sobre el futuro de su vida. Pero esta posibilidad, la coarta el tipo de decisiones que se toma de manera centralista por las grandes corporaciones transnacionales en asocio con élites nacionales o con élites transnacionales; que dejan sin posibilidad de participar en la toma de decisiones sobre la vida que se quiere tener, sobre el modelo de desarrollo que se quiere implementar.


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Foto LordFerguson

Hablamos de soberanía energética cuando decimos que los procesos de decisión sobre las fuentes de energía y su uso están en manos de las personas de manera solidaria. Porque sabemos que existen unas condiciones de distribución geográfica de las fuentes de energía y probablemente existan lugares que tengan más posibilidades de proveerse de energía que otros.

SOBERANÍA ENERGÉTICA Y SOLIDARIDAD Estamos hablando de la solidaridad entre los pueblos. La unidad y la solidaridad entre los pueblos permite acceder a la soberanía popular. La gente pueda compartir con otros si tiene excedentes energéticos y puede a su vez cuidar la energía que se use, en todos los terrenos, para fines benévolos. La energía se usa de manera desbordante para productos inútiles. Necesitamos que la energía se use para aquello que es esencial, para mantener la vida digna de todos los seres humanos, para mantener la vida en el planeta. También hablamos de soberanía energética cuando usamos responsablemente la energía en nuestra vida cotidiana. Cuando actuamos con responsabilidad frente a los demás seres humanos y frente a la naturaleza. En nuestra vida cotidiana hacemos cosas en función del beneficio y bienestar de los seres humanos. El consumismo que es el uso desbordado e inútil de la naturaleza es algo que esta en contra de esta posibilidad de la soberanía energética en la vida cotidiana.


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Pero en la soberanía energética también puede considerarse la ecoeficiencia, los procesos y procedimientos tecnológicos que contribuyan a ahorrar y salvar energía. Hablamos de la ecoeficiencia, y de la ecosuficiencia: la coeficienca significa procesos técnicos que contribuyen a salvar energía y salvar materiales. La ecosuficiencia nos permite acceder al uso apropiado de la naturaleza y de la energía. No basta que existan procesos técnicos ecoeficientes sino limitamos el consumismo, sino limitamos nuestra propia demanda de energía y materiales. Sin embargo, cuando hablamos de los procesos técnicos necesariamente tenemos que referirnos a los derechos de propiedad intelectual que tiene la tecnología. Para que la sustentabilidad en el planeta avance, se requiere que las tecnologías se compartan desinteresadamente, se requiere que la sabiduría, como lo han hecho los pueblos de nuestro continente, se comparta. Se requiere que se comparta la sabiduría, se requiere que no existan derechos de autor intelectual sobre la tecnología; porque estos limitan las posibilidades de democratización, de acceso a la tecnología, limitan las posibilidades de uso de las tecnologías y limitan la posibilidad de que el mundo avance en función de la sustentabilidad. Las reglas de comercio internacional que se organizan a través de los tratados de libre comercio o a través de las imposiciones de la organización mundial de libre comercio, tienen la tendencia a imponer privilegios de los países que concentran el desarrollo tecnológico, sobre aquellos países que tienen dependencia tecnológica; estas reglas inicuas e inequitativas no contribuyen a la soberanía energética.

Por eso la lucha por la soberanía energética es también la lucha contra la imposición de estos tratados de libre comercio y de estas normas que se imponen desde la organización mundial del comercio, como los bancos multilaterales, las instituciones financieras del Norte y las instituciones financieras transnacionales. En el mundo vienen organizándose diferentes fuerzas que defienden la soberanía energética. La vía campesina habla no solo de soberanía alimentaria, sino también de la soberanía energética. Amigos de la tierra Internacional, las organizaciones ambientalistas en el planeta, las organizaciones indígenas hablan de la soberanía energética como un propósito, pero también como una guía para la construcción de sociedades sustentables, democráticas y justas. La soberanía energética es una condición para alcanzar un equilibrio climático en el planeta; sin soberanía energética no será posible restaurar la calma climática del planeta. Solo mediante la lucha de los pueblos, (como acabamos de presenciarlo en Bali, en la conferencia de partes de cambio climático), solo mediante la coalición y la unidad de los pueblos y de los movimientos sociales, es posible que detengamos la barbarie que se impone en el planeta y que detengamos esta destrucción de las condiciones de vida y de sustentabilidad, que se nos imponen a través del capital y las transnacionales. El movimiento de lucha por la justicia climática que se acordó en Bali, comienza a tener sus primeros frutos. En el futuro será aquel movimiento que reivindique las víctimas del cambio climático, que reivindique las víctimas de este modelo pretroadicto y energívoro, que se erija como una fuerza mundial capaz de redireccionar las negociaciones en el marco de la conferencia del cambio climático, en el marco de la convención del cambio climático, en el marco del protocolo de Kyoto. A partir de allí es posible que las organizaciones mundiales aprendamos y socialicemos diversas condiciones para construir localmente nuestra soberanía energética.


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Wilson Arias

Concejal de Santiago de Cali

En recientes publicaciones, el Presidente del BID Luis Alberto Moreno, viene insistiendo que, a diferencia de países templados que derivan el etanol del maíz, “en la mayoría de los países productores de azúcar en la región (A.L. y el Caribe), el etanol puede rendir beneficios sociales, ambientales y económicos, sin impactar el precio de los alimentos”. Por ello, el BID estaría contribuyendo a aprovechar esta oportunidad “con los más altos niveles de sostenibilidad ambiental”, entretanto “las autoridades de Brasil y Colombia ya están desarrollando sistemas de certificación que permitirán a los productores garantizar el cumplimiento de normas internacionalmente aceptadas ” , agrega en tono tranquilizador. 1

Similares bondades son presentadas en la prensa tanto de Centro y Suramérica como del valle geográfico del Río Cauca −zona de influencia de la producción de caña de azúcar colombiana−, especialmente después de que los cables internacionales se ocuparan en extenso de la inflación del precio del maíz, a cuenta de su utilización para la producción de etanol y de la especulación de la cual han sido objeto los alimentos en los mercados a futuro . Buena parte de la argumentación del BID se refiere a obtener mayor eficiencia de la producción de etanol a partir de la caña de azúcar sobre la del maíz; a la conveniencia de sustituir combustibles de origen fósil por los de origen vegetal; a su impacto ambiental, y a su capacidad para impulsar el crecimiento económico con desarrollo social, hechos 2


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que de paso estarían siendo ejemplificados en el caso brasilero. El arrastre que su industria ejerce sobre la industria de otros países del área (ha suscrito acuerdos en la materia con Ecuador y algunos países centroaméricanos) explicaría el entusiasmo de aquel Banco para invertir a través del mercado brasilero del etanol. El planteamiento comporta, sin embargo, varias falacias y oculta calculadamente algunos hechos. El primero de ellos, básico en la discusión del tema es el siguiente: no es posible sustituir sino parcialmente el uso del combustible fósil por el de origen vegetal. Pero esto no es posible bajo los patrones actuales de consumo. Dos datos lo ilustran: “La dinámica de los agrocombustibles (AGC) no logrará suplir la demanda energética mundial. Valga como ejemplo señalar que el 60% de los combustibles derivados del petróleo se destina al sector del transporte y, para el 2030, los AGC apenas podrán suplir el 8% de la demanda energética de ese sector” . 3

“Si en Estados Unidos todos los automóviles utilizaran como único combustible uno que tenga 100% de etanol, sería necesario destinar el 97% de la superficie de la tierra al cultivo de maíz para abastecer esa proporción, con consecuencias extremas para la biodiversidad”4. Sí esto es así, sea con maíz o con caña de azúcar se debería cultivar la superficie de éste y de otros planetas si se intentara surtir con etanol la demanda de combustible que suman los vehículos en todos los países del orbe.

Pero existen otras debilidades muy significativas en la insistente defensa “social” que de la producción de etanol a partir de la caña de azúcar hace el Presidente del BID. Hoy existe copiosa literatura especializada que da cuenta de los severos impactos ambientales de ese monocultivo: “Lo que es posible prever (en relación con el ímpetu de la producción agroindustrial de combustibles), es el alza de los precios de los alimentos, la expansión acelerada e incontrolada de cultivos y plantaciones transgénicas, la contaminación masiva con agrotóxicos, el uso de nanotecnologías en la agricultura, el control cada vez más profundo y monopólico de la alimentación por parte de unas pocas transnacionales, el control y apropiación de más territorios indígenas y campesinos por parte de los mismos conglomerados, y por parte de los grandes terratenientes regionales que ahora se globalizan; la expulsión desde el campo, la escasez y contaminación crecientes del agua y la expansión a gran escala de los procesos de destrucción de los ecosistemas que juegan un papel central en el ciclo de carbono del planeta. Todo ello sin remediar, ni superficialmente ni de fondo, los procesos de cambio climático y calentamiento global: estos no sólo no mejoran sino que empeoran y pueden tornarse irreversibles”, sostiene el editorial de la revista “Biodiversidad, sustento y culturas” en su No. 54, dedicado en su integridad al tema que nos ocupa. En efecto, los “beneficios sociales” vinculados al procesamiento de la caña de azúcar en Colombia se han discutido desde la fundación de esa industria, y tienden a empeorar con su destino en la producción de etanol. Al respecto, hagamos algunos subrayados importantes que son de actualidad con motivo de los recientes conflictos ambientales y laborales en su zona de influencia. Entre ellos se destaca la falta de disponibilidad de agua necesaria para el consumo humano. Acontecimiento que capturó la atencion temporal colectiva con motivo de la huelga de hambre que en Bogotá adelantaron los concejales del municipio de Candelaria. Este servicio fue suspendido plantación adentro, inmerso en la eterna y uniforme extensión de caña. Pero el problema no se remite a la supuesta insolidaridad de las poblaciones ubicadas cuenca arriba de los ríos de los que deberían surtirse las situadas “río abajo”, como de manera simplista lo quisieron presentar los grandes medios de comunicación, varios de


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Foto Bensons

ellos vinculados a los grupos económicos que dominan los ingenios azucareros. También en este caso resulta concluyente una somera comparación, la del uso del agua en el Departamento del Valle del Cauca, que registra un impresionante 86.4% para actividades agrícolas, contra el 6.9% para el uso doméstico, el 2.9% para usos industriales y el 3.8% para otros usos. Esto se da porque el requerimiento de agua de las plantaciones de caña de azúcar resulta con creces mayor que otros cultivos: 10.620 M³/ha en su caso, contra 4.000 M³/ha para el tomate, 3.320 M³/ha para el maíz y 2.860 M³/ha para el sorgo. La enorme demanda de agua para el monocultivo en la región genera una grave presión sobre el recurso hídrico, limita su preservación y determina su inequitativo acceso. Ahora bien, el asunto no se circunscribe al complejo problema ambiental referido brevemente y a modo de ejemplo en los párrafos anteriores. Tal como se ha señalado, el despojo de los territorios indígenas y la esclavización de sus comunidades marcaron el arribo de la caña a la zona. Ricardo Sánchez nos recuerda que “las primeras explotaciones de jugos de caña en la región del Valle del Alto Cauca se adelantaron mediante la encomienda, con mano de obra indígena a mediados del siglo XVI” . El engaño, el fraude y la violencia estuvieron al centro de la concentración de la tierra y la apropiación de su renta. La mixtura de relaciones de producción en el sector no estuvo determinada solamente por nuestro desarrollo capitalista tardío y su evolución no correspondió solamente al cambio tecnológico impuesto, tambien estuvo atravesada por el modo en que se resuelve la cuestión de la usurpación de los territorios y las condiciones de 5

sometimiento de mestizos, negros e indígenas, entre la esclavitud, el terraje y el peonazgo. La industrialización requirió desde la recurrente utilización de la fuerza pública al servicio del capital −a la que resistieron fuertemente colonos y campesinos −, una prolongada política agraria funcional y hasta algunas medidas gubernamentales destinadas a estimular, por acción o por omisión (por ejemplo, de la tan reclamada reforma agraria) la expansión del cultivo y la obtención de la tasa media de ganancia por los ingenios, incluida la expropiación de 6


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la propiedad campesina vía fomento de cultivos que indujeron su endeudamiento y políticas crediticias, agenciados principalmente por el ICA y la Caja Agraria a comienzos de los setenta (1970) . Pero dicho comportamiento gubernamental en favor de este sector económico no se circunscribe al período aludido. 7

Actualmente es requisito indispensable para el sostenimiento del negocio del etanol y no propiamente en procura de los beneficios sociales que todos: presidente del BID, medios de comunicación y gobiernos del área prometen con cinismo, la obtención de enormes ingresos para los grupos económicos que monopolizan el sector. La idea que suscribimos es que el nuevo papel del Estado colombiano en materia económica, --una vez que ha renunciado a buena parte de su función social-, radica en ordenar los recursos e institucionalidad de que dispone, al servicio de lo privado. La situación de los agrocombustibles le impone una hiperactividad favorable al gran capital y una permanente conducta omisiva contra los de abajo: desde la promoción (flexibilización) o inobservancia de las normas laborales, hasta la intervención represiva o la permisividad del paramilitarismo.

La resistencia de los corteros ha puesto al desnudo algunas de esas atrevidas omisiones gubernamentales. Aquello que escasamente ha trascendido es su actividad casi febril para legislar sobre incentivos hacia esa industria produciendo enormes oportunidades a su “empresarismo” nacional y transnacional. Así por ejemplo, en el Plan de Desarrollo y el documento “Visión Colombia 2019” se orienta una reprimarización de la economía dentro de la cual se destaca la producción de agrocombustibles. La Ley 693/2001 estimula la producción y uso del alcohol carburante al establecer que a partir del 2005 la gasolina en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla debe contener un 10% de esa sustancia. La Ley 188/2002 introdujo exenciones de IVA, impuesto global y sobretasa al componente de alcohol de los combustibles oxigenados. La Resolución 180687/2003 reglamenta su producción, acopio, distribución y puntos de mezcla y su uso en los combustibles nacionales e importados. La Ley 939/2004 establece que el agrocombustible nacional para uso de motores diesel queda exento del IVA y del impuesto global al ACPM. La Resolución 351/2005 reglamenta los procedimientos para la inscripción y registro de los nuevos cultivos de tardío rendimiento, con miras a la exención sobre la renta tributaria. El Decreto 383/2007 crea las zonas francas especiales en los ingenios que produzcan alcohol carburante, y la Ley 1152/2007 (Estatuto Rural) crea el marco institucional para adecuar el campo al plan agroexportador a favor del gran inversionista y los grandes dueños de la tierra . 8

Los ingenios también reciben incentivos en su condición de productores de azúcar, pues su precio interno es tres veces superior al externo, y uno y otro tienden al alza con el crecimiento de la demanda de etanol. Sus conglomerados económicos se benefician de legislaciones favorables en otros renglones, como la generación de energía eléctrica desde los ingenios, que resultó exonerada de subsidiar a los estratos uno y dos, y como operadores de telecomunicaciones, en trance de nuevas reglamentaciones al servicio de los privados.


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La cuestión es que con unos costos por galón en Colombia (U$1.25) superiores a los de EUA (U$ 1.09) y del Brasil (U$ 0.83), al etanol colombiano le será difícil competir en el mercado internacional. Su buen precio en relación con el petróleo no será de largo plazo, pues quienes potencian su producción son los mismos actores que manejan el flujo financiero, el mercado y los precios del crudo. Está claro que por ahora resulta un mejor negocio la producción de etanol que la de azúcar. Pero su competitividad internacional y aún en relación con los precios del crudo corre por cuenta de la obtención de mayores incentivos, razón por la cual el documento CONPES 3510 orienta seguir creándolos en el orden nacional y a escala territorial sobre el impuesto de industria y comercio. Tal es la realidad que, dada esta comparación de precios y las enormes gabelas ofrecidas por el gobierno colombiano al etanol, se teme que persiguiendo la suma de subsidios otorgados empiece a llegar al mercado nacional etanol importado. Pero dicha competitividad corre por cuenta de una mayor explotación del trabajador, pues aquello que siempre se ha obtenido por mejoras tecnológicas, mayores rendimientos de la materia prima (más glucosa/menor peso de la caña), o por menor remuneración a la mano de obra, se traduce inexorablemente en mayor esclavitud y desempleo. Las empresas transnacionales impulsan la oleada planetaria de agrocombustibles para obtener mayores ganancias: las compañías de automóviles que esperan la reposición del parque automotor; las petroleras que controlan la distribución de combustibles; las del comercio mundial de granos ganan con su utilización para agrocombustibles y con la especulación que ello propicia en el mercado de los alimentos, y las trans-

nacionales de los transgénicos al introducir semillas que no se aprobarían para alimentación humana, creando nuevos riesgos de contaminación de cultivos y granos para el consumo humano. Se trata de una pesada suma de intereses corporativos internacionales que moviliza a varios y poderosos conglomerados. El sentido de las “certificaciones internacionales” y las razones de los créditos y estímulos a la inversión promovidos por el BID van saltando a la vista. No los anima el cacareado interés “social” que invoca su presidente, el colombiano Luis Alberto Moreno. Unos y otros, organismos de crédito multilateral, empresarios nacionales y transnacionales, gobiernos y medios de comunicación, desdeñan de las medidas que en lo ambiental, social y económico reclaman sus pueblos y estarían decididos a burlar o negar a precio alto sus justas reivindicaciones. En ese sentido, coinciden con el discurso “social” de Uribe. Pues el interés de las poderosas minorías, ni el de las mayorías empobrecidas, jamás se realizarán sin el auxilio del poder político. Las primeras, se han procurado una normatividad nacional e impulsan una legislación internacional que les asegure sus negocios a perpetuidad. Las segundas, van aprendiendo que la política es la expresión más condensada de la economía, que cristaliza sus intereses fundamentales y penetra todas las esferas de la vida social. Del mismo modo que no se presentan soluciones inmediatas a los corteros de la caña de azúcar sin una profunda reforma laboral, tampoco habrá reforma agraria, reivindicación del campo, justicia ambiental, equidad redistributiva, bajo el imperio de la “democracia profunda” que agencia este gobierno.

1 Ver www.nacion.com, Costa Rica, 27.07.2008 2 ÁLVAREZ, Paula “Los agrocombustibles una historia de ciencia ficción”, en “Tierra y territorios sin agrocombustibles”, Asproinca, Grupo semillas, Bogotá, Octubre de 2008. 3 MORALES, Juan carlos, “Contexto y geopolítica de los agrocombustiblers: Algunas consideraciones”, Ponencia presentada al seminario nacional “Agrocombustibles y derecho al territorio”, Bogotá 2008 4 VELEZ, Hildebrando, “Cambio climático y agroenergía. Los espejismos de los agrocombustibles”. Revista Semillas N° 34/35, Bogotá , Diciembre de 2007 5 SANCHEZ, Ricardo “Las iras del azúcar: La huelga de 1976 en el ingenio Riopaila” Revista N° 35, Historia Crítica Uniandes, Bogotá, Enero - Junio de 2008 6 Aunque muchos campesinos fueron expulsados de sus tierras casi todos ellos resistieron, negándose a pagar terrajes o a desocupar las fincas. A partir de 1915 los parceleros constituyeron juntas de defensa en Puerto Tejada, La Serafina, Sabanetas y Guachené, para protegerse del abuso de los hacendados, defender sus intereses, promover la lucha por la tierra, abolir la obligación de pago de terraje y luchar organizadamente contra los desalojos. La resistencia de los negros provocó en muchas ocasiones enfrentamientos con los terratenientes, quienes en general, se apoyaron en el ejército para intentar sacar a los colonos. En 1912 por ejemplo, trajeron tropas para desalojar a los campesinos de El Pastal; en 1920 enviaron soldados a Mendiola y en repetidas ocasiones a Puerto Tejada entre 1925 y 1930, en “Norte del Cauca: región rica- pueblo pobre en “Cuadernos de FUNCO”, N° 1, Santiago de Cali. 1988. 7 Ibid, “Cuadernos de FUNCOP” N° 1, Santiago de Cali, 1998 8 ÁlVAREZ, Paula “La política del gobierno colombiano en la promoción de agrocombustibles”, Revista Semillas N° 34/35, Bogotá, diciembre de 2007


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Frank Molano Camargo

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El siglo XXI no será un siglo americano. Será un siglo de vastos conflictos, del ascenso de luchas sociales que cuestionarán las ambiciones de Washington y del capital. La crisis está exacerbando las contradicciones entre las clases dominantes. Estos conflictos cobrarán dimensiones internacionales cada vez más agudas, y empujarán a Estados y grupos de Estados unos contra otros. Uno ya puede discernir los primeros flirteos de un conflicto entre los Estados Unidos, Japón y su fiel aliado australiano, por un lado, China y otros países asiáticos por el otro. No es difícil prever el renacimiento del conflicto entre Estados Unidos y Rusia, si la última se las arregla para librarse de la espiral de muerte y de desintegración a donde la arrojaron Boris Yeltsin y sus “consejeros” norteamericanos. 2

Presentación Brotes de guerra en el Cáucaso, relaciones militares entre Rusia y Venezuela, crisis financiera en Norteamérica, llamados a revalorizar el monopolio estatal para salvar los bancos, mayor presencia de China en el mercado mundial, son algunos de los hechos que empiezan a visibilizarse al finalizar el año 2008. Algunos analistas plantean la existencia de una “nueva guerra fría”, otros la vuelta del keynesianismo, pero ambos son argumentos insuficientes para comprender la magnitud de los problemas mundiales. A partir de la mirada clásica sobre la teoría del imperialismo propuesta por Lenin al comenzar el siglo XX, se propone una lectura, que tiene como centro el fin de la matriz de acumulación imperialista, compuesta por la triada (Estados Unidos Europa y Japón), en la cual EE.UU. tuvo un lugar privilegiado de dominación y control mundial, intentando constituirse en el Imperio e implantar su “pax romana”. Sin embargo, asistimos a un debilitamiento -no a un fin- del proyecto imperial yanqui y a una reacomodación del sistema mundial imperialista. Para esto se plantean asuntos como: la crisis de la matriz de acumulación y el debilitamiento norteamericano, la emergencia de dos poderosos rivales imperialistas: Rusia y China y sus proyectos globales de dominación y finalmente, una reflexión sobre aquello que implica para la izquierda ser antiimperialista y no sólamente ser antinorteamericano.

La crisis de la matriz de acumulación imperialista El análisis de los rasgos distintivos del sistema imperialista fue captado tempranamente por Lenin en su clásica obra “Imperialismo, fase superior del capitalismo”, quien caracterizó esta etapa de desarrollo capitalista a partir de cinco elementos: 1. La concentración y centralización de la producción en los monopolios imperialistas; 2. La fusión del capital bancario con el capital industrial y la creación, basada en ese “capital financiero” de una oligarquía financiera; 3. La exportación de capitales,


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que difiere de la exportación de mercancías; 4. La formación de asociaciones internacionales de capitalistas monopolistas, que se reparten el mundo entre sí, 5. La división territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes”. 3

Sobre estos elementos el proceso histórico del capitalismo en su fase imperialista, se constituye con las matrices de acumulación del sistema imperialista, matrices de acumulación relacionadas con diversos factores como el tipo de monopolios dominantes en el mercado mundial, el modo en que está repartido el mundo entre las potencias dominantes, y las formas de acumulación y explotación dominante en el conjunto del sistema imperialista. Después de la restauración del capitalismo en la Unión Soviética en la década de 1950, Mao Tsetung, anali-

zó la existencia de una matriz de acumulación a partir de dos superpotencias imperialistas: Estados Unidos y la Unión Soviética. Cada una con una estrategia de exportación de capital y red de alianzas en el mundo, basadas en el capital monopolista estatal. Con la disolución de la URSS en 1991 surgió una nueva matriz de acumulación, a partir de tres bloques imperialistas: Estados Unidos, Europa y Japón, que pugnan por el reparto del mundo. La matriz de acumulación tuvo varias características: la triada imperialista (Estados Unidos, Europa y Japón), con un lugar pri4

vilegiado para EE.UU.; la conformación de los megamonopolios imperialistas que pugnan por el control de mercados, materias primas y empresas de todo el mundo a partir del neoliberalismo; la reducción del intervencionismo económico del Estado; y el predominio del capital especulativo sobre el capital productivo. En la triada, cada potencia se trazó una agenda para pasar de esferas de influencia a bloques imperialistas. Esta matriz, que por lo visto está llegando a su fin, surgió en medio de una nueva forma de organización de la producción a escala mundial, como un aspecto de larga duración. Se trata de un nuevo mercado mundial unitario, con acceso relativamente libre para los monopolios internacionales, impulsado por el desarrollo de las fuerzas productivas que ha permitido una gigantesca concentración y centralización de la producción . 5


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y Japón), minimizando su habilidad para actuar fuera de la órbita de los EEUU. 2. Establecer el control militar de la OTAN mientras se “latinoamericanizan” los fragmentos del antiguo mundo soviético. 3. Ejercer absoluta influencia sobre el Medio Oriente y el Asia Central, especialmente sobre los recursos petroleros. 4. Desmantelar China, asegurando la subordinación de las otras grandes naciones (India y Brasil), previniendo la constitución de bloques regionales capaces de negociar los términos de la globalización. 5. Marginar las regiones del Sur que carecen de interés estratégico . 6

Iraq 2006 Foto Milipeti ©

Los megamonopolios lograron en los últimos años una gigantesca socialización de la producción (a costa del aumento de la superexplotación del trabajo), centralización, concentración e integración de la economía capitalista mundial. En el seno de esta matriz de acumulación pugnan fuerzas y tendencias del capital, no solamente las potencias imperialistas, sino también aquellas fuerzas de los monopolios capitalistas, en los que unos pugnan por la disolución del papel del Estado y otras por su mantenimiento. Los imperialistas norteamericanos buscaron ocupar un lugar privilegiado dando un salto a superpotencia hegemónica única, capaz de subordinar a otros poderes mundiales. Para Samir Amin, el proyecto hegemónico de los EEUU se basa en el poder militar, que sustenta una estrategia global de cinco objetivos: 1. Neutralizar y subyugar a las otras partes de la tríada (Europa

Esta estrategia militar, cuyo máximo desarrollo fue la guerra mundial contra el terrorismo a partir del año 2001, con la invasión a Afganistán y a Irak, tenía una clara motivación económica: de una parte privilegiar sus monopolios; de hecho hasta el año 2005, de los doce megamonopolios que más venden en el mundo seis eran norteamericanos y no existían para entonces ningún megamonopolio provenientes de China, Rusia o India. Por orden de importancia estaban: Wall Mart (EEUU), Exxon-Mobil (EEUU), Royal Dutch Shell (holandesa británica), British Petroleum (británica), General Motors (EEUU), Toyota (japonesa), Chevrón (yanqui), Daimler-Chrysler (Alemana), Conoco-Phillips (EEUU), Total (francesa), General Electric (EEUU) y Ford Motors (EEUU). Por otra parte, los Estados Unidos se convirtieron en una aspiradora de capital mundial, para tapar el déficit fiscal de la agenda guerrerista. En esto jugó un papel importante el dólar “fuerte” durante la década de 1990. La masa de dinero que venía del exterior (de un Japón en recesión desde el estallido de “su” burbuja especulativa inmobiliaria en 1989; del Tercer Mundo, y de Europa) fue la base que financió la llamada “New Economics”, con el siguiente argumento: a partir del espectacular cambio tecnológico y de la organización del trabajo con base en el procesamiento electrónico de información y las telecomunicaciones, esta nueva rama recuperaba definitivamente las tasas de ganancia sin necesidad de depender del capital productivo . 7


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No analizaré la agenda propuesta por Japón y Europa, en el marco de esta matriz imperialista. Japón desde finales de la década de 1990 no se ha logrado recomponer de su crisis bursátil y de su productividad. En Europa, a pesar de la conformación de la Unión Europea, aún no existe una economía común, sino una pugna entre los imperios alemán y francés por ser cabeza de bloque. A continuación analizaré los cuatro elementos que llevaron a la crisis de esa matriz de acumulación: 1. La derrota militar norteamericana en Irak. 2. La crisis financiera norteamericana. 3. El creciente papel económico y militar de Rusia. 4. La emergencia de China como emergente motor imperialista.

La derrota Norteaméricana en las arenas de Irak Al finalizar el año 2006, se dio a conocer el Informe del Grupo de Estudio de Irak, o Informe Baker, compuesto de diez políticos de la clase dominante de larga trayectoria: cinco demócratas y cinco republicanos, dirigidos por James Baker, ex secretario de Estado, y Lee Hamilton, ex representante. El Informe Baker puso sobre el tapete la aceptación de la derrota militar en Irak, y las enormes contradicciones que confronta Estados Unidos, y en particular las contradicciones que agudizó la invasión de Irak. Por otra parte, la resistencia Irakí se ha fortalecido y unificado, como lo afirma recientemente Abu Muhammed, vocero del Partido Socialista Árabe Ba’ath en Irak y del Comando Supremo del Frente de Lucha [jihad] y Liberación en Irak (FSL siglas en inglés]: “(…)Irak está actualmente viviendo bajo una ocupación militar y bajo aquellos que apo-

yan la ocupación. (…)En una encuesta reciente del periódico USA Today, la mayoría de los iraquíes apoya la resistencia y está en contra de la ocupación y favorece a un Irak democrático y pluralista. (…) Nosotros en la resistencia armada y no armada somos la única vía hacia la independencia y la estabilidad de Irak. Seguiremos resistiendo hasta la derrota de los EEUU o hasta que los EEUU acepte una retirada. Sólo aceptaremos la negociación si EEUU reconoce los derechos de los iraquíes. De lo contrario, seguiremos con la resistencia. Hubo más de millón y medio de iraquíes muertos durante el período de las sanciones [1990 hasta 2003] y adicionalmente, más de un millón de iraquíes han sido muertos desde la invasión. En el lado de los EEUU, los 3700 muertos reportados son los miembros de la Marina. No incluye a los mercenarios, y hay tantos mercenarios en Irak como tropas estadounidenses. Los mercenarios están combatiendo más que las tropas regulares en Faluya, Samara, y en otras ciudades” . 8

La crisis en Irak ha restringido la capacidad de Estados Unidos de proyectar su poder por todo el mundo, ha abierto brechas y oportunidades para sus rivales imperialistas y otras fuerzas que considera hostiles a sus intereses, como China y Rusia . La bancarrota militar en Irak, fue uno de los temas de las elecciones imperialistas: McCain se identificó estrechamente con la concepción maniquea y unilateralista de los neoconservadores y nacionalistas agresivos que definieron la política exterior durante el primer mandato del presidente George W. Bush, entre el año 2001 y el 2005, que privilegió la opción militar frente a la diplomacia; pero la tendencia a la baja en las encuestas hizo girar su discurso hacia un mayor énfasis en el empleo de la diplomacia y el diálogo con otros países para promover los intereses na9


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El crecimiento del sector de las empresas tecnológicas a escala mundial, fue una burbuja especulativa que empezó a deteriorarse en marzo del año 2000 con el “derrumbe” del Nasdaq y los malos balances de las empresas del sector; se desató una ola de despidos y reestructuraciones que empezaron a poner en duda la estabilidad de este renglón de la economía imperialista.

Foto Woodleywonderworks

cionales estadounidenses. Por su parte Obama, se mostró como un “internacionalista progresista”, seguidor de la escuela de pensamiento creada por el ex presidente demócrata Woodrow Wilson (1913-1921), que promovió un orden mundial presidido por la Organización de las Naciones Unidas. Sin embargo, es claro que Obama expresa la necesidad de relevo de un sector de las clases dominantes imperialistas, que reconoce la necesidad de una nueva agenda de dominación mundial, que combina el poderío militar con la diplomacia, no en vano Obama tiene entre sus asesores a un hombre clave: Zbigniew Brzezinski, fundador de la Comisión Trilateral y brazo de acero de los intereses de Rockefeller. 10

La crisis financiera Norteaméricana La actual crisis financiera con centro en Estados Unidos es otra de las causas del debilitamiento de la matriz de acumulación imperialista. Esta crisis señala la bancarrota de la primacía de dos mitos imperialistas: la indestructibilidad del capital especulativo y la “nueva economía” de las telecomunicaciones y la información, que según se dice, aumentaría sin límites el crecimiento económico, acortaría las distancias, virtualizaría el trabajo, y convertiría a la web en el nuevo ciberespacio del capital y el trabajo, esta vez sin lucha de clases.

Simultáneamente se conocieron los fraudes de grandes monopolios como Enron y World Com, tras los ataques a las Torres Gemelas. Decenas de miles de millones de dólares se pusieron a circular para “estabilizar los mercados tras los ataques”; la Reserva Federal yanqui, comenzó a bajar las tasas de interés, para estimular el crecimiento, aumentar los préstamos y financiar la inversión en gasto militar. Al mismo tiempo se fomentó el crédito para el consumo, fundamentalmente a través de préstamos hipotecarios, hecho que subió los precios de las propiedades. La Reserva Federal redujo las tasas de interés e inyectó fondos en el sistema bancario. Los bancos tuvieron acceso a créditos abundantes de bajo interés. Mediante el marketing agresivo y engañoso, presionaban a la gente a adquirir hipotecas. El Banco de la Reserva Federal inyectó fondos de bajos intereses en el sistema bancario a fin de apuntalar los préstamos y alimentar una burbuja hipotecaria especulativa de largo plazo. Los bancos vendieron esas hipotecas a bancos de inversión. Los bancos combinaban estos préstamos con otros préstamos, crearon productos financieros complejos y


DESENCANTAMIENTO DEL MUNDO Foto Tony the Misfit

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los vendieron a grandes inversionistas, en Estados Unidos y otros países. Estos bonos con aval hipotecario (así se llaman) circularon en los mercados financieros y llegaron a constituir la base para otros préstamos. La garantía final de esta cadena de préstamos eran los préstamos hipotecarios iniciales. El déficit fiscal de Estados Unidos es gigantesco, en septiembre del año 2008, se reconocían 438.000 millones de dólares, superando al récord anterior de 413.000 millones del año 2004, presentando un déficit comercial que asciende a más de 800.000 millones de dólares. Además está presente el “déficit privado” de empresas y familias que están fuertemente endeudadas, gastando más de lo que ahorran. Este sobredimensionamiento del consumo se financiaba con el resto del mundo, donde miles de millones de dólares volvían a los Estados Unidos gracias a que los demás países, y en particular Asia –y especialmente China- acrecientan sus reservas, en dólares o bonos del Tesoro. Los desequilibrios del modelo económico norteamericano provocó dos “avisos” de crisis, que no fueron atendidos por el gobierno de Bush, porque esperaba un triunfo militar en Irak, para reversar los efectos de la crisis financiera: las fuertes caídas de la Bolsa de Wall Street en mayo-junio del 2006 y febrero del 2007, fueron el preludio de los problemas venideros. La burbuja inmobiliaria, con los valores de las propiedades por las

nubes, hizo que los agentes inmobiliarios tuvieran dificultad para encontrar nuevos compradores; se vieron obligados a bajar los precios de las propiedades, mientras creció el número de viviendas invendibles. En ese mismo momento subieron las tasas de interés y muchos se encontraron con que no podían pagar las cuotas de sus hipotecas; esto llevó a una acumulación de créditos impagables, generando la posterior reacción en cadena. La crisis estalló en julio del 2007, cuando quebraron dos fondos de riesgo de la banca de inversiones de EE.UU. Generando una grave caída en la Bolsa de Wall Street, a continuación quebró el American Home Mortgage Investment, uno de los principales bancos hipotecarios, y después se extendió a otras instituciones que no tenían nada que ver con del negocio inmobiliario, pero que estaban relacionadas con los negocios especulativos. En agosto la crisis llegó a Europa, cuando tanto el banco alemán IKW como el francés BNP-Paribas (primer banco de Francia), anunciaron dificultades debido a que tenían fondos de crédito invertidos en hipotecas. En Estados Unidos la situación se agravó cuando se conoció que tres grandes bancos habían tenido que recurrir a la Reserva Federal porque se encontraban en dificultades. La reacción del capital financiero especulativo, fue buscar la ayuda de los Estados, o mejor de sus bancos centrales; experiencia conocida como el “salvataje”, que consiste en que el mercado mundial de divisas es inundado con dineros estatales para evitar una quiebra en masa. A pesar que en diciembre del año 2007, la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo ha-


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bían hecho circular más de un billón de dólares, la crisis no se detuvo. A comienzos de octubre del 2008 del secretario del Tesoro Paulson propuso un nuevo plan de rescate de la banca norteamericana, lo que llevó a algunos a hablar de “Socialismo en Wall Street”, debido a esa inadecuada confusión de los teóricos neoliberales entre estatismo y socialismo. Si bien no estamos aún en el colapso del sistema imperialista, la crisis financiera si muestra tendencias que son importantes a la hora de analizar el sistema mundial y las luchas por venir. Como lo sostiene el investigador independiente Andrés Tapia, se trata de una lucha de la banca mundial, europea principalmente, canadiense, China y japonesa para destrozar el esquema bancario desregulado y especializado de EEUU e Inglaterra, que los llevo a ser los líderes mundiales de la banca de inversión.

Es el fin de las políticas desreguladoras de los mercados financieros mundiales sobre todo de los EEUU e Inglaterra, a cambio de regulaciones por parte de los Estados y de sus bancos centrales. La cuestión no es que el

su producción y exportaciones. A partir del año 2002, la elevación del precio del petróleo ha hecho resurgir la economía rusa, que a su vez ha permitido repotenciar sus Fuerzas Armadas, influenciando el sistema internacional, comenzando por las repúblicas ubicadas en su periferia. No se trata de una completa nacionalización de las empresas, sino de un fortalecimiento de los monopolios imperialistas rusos para la lucha por el control de mercados. De las cien mayores empresas rusas, cuarenta y cinco tienen estrategias multinacionales de expansión en el extranjero. El monopolio Gazprom es el más importante a escala internacional en el control del mercado de gas. Además de los monopolios rusos quince corresponden al sector energético, veinte a la transformación de materias primas.

Actualmente el poderío económico de Rusia es sólo un 14% del norteamericano, más de la mitad de sus exportaciones se destinan a la Unión Europea, presionando a la burguesía imperialisEstado someta al capital financiero sino al revés, el ta rusa a abrirse paso en la economía capital monopolista del Estado, queda subordinado mundial, para lo cual debe desafiar el completamente al capital financiero especulativo, cerco militar y económico que Estados pero con contradicciones. Aquello que está por suUnidos ha tendido a su alrededor, insceder es el surgimiento de nuevos o actuales fortapirado en la perspectiva geopolítica lecidos súper monopolios bancarios que cuentan con que va de Spykman (1943) a Brzezinuna regulación estatal acorde a esos intereses . ski (1997), que consiste en negarle el control de la “Rimland” o región colindante con los mares. El Cáucaso y Ucrania son las piezas principales en esta disputa, que además se vincula con arterias de gas y petróleo a la Bajo los gobiernos de Vladimir Putin (diciembre de Europa, dependiente de la energía 1999 y mayo de 2008) y el reciente de Dmitri Medvérusa. ded, un poderoso sector de la mafia rusa y de la burguesía monopolista estatal y privada, busca recuperar En septiembre y octubre del año aceleradamente el poder y la influencia que perdió con 2008, Georgia convertida en una la implosión de la URSS, poniendo fin al esquema de neocolonia de Washington que busprivatizaciones desmedidas impulsadas por el gobierno ca el control de los gigantes oleode Boris Yeltsin en la década de 1990. La agenda de ductos que van hacia Europa, atacó lucha por la supremacía mundial de Putin (hoy primer a Osetia del Sur. Por su intento seministro de Medvéded) ha estado sustentada en los alparatista, Rusia invadió y bombartos precios del petróleo y el uso intensivo que hace de deó a Georgia, creando una tensa 11

La revitalización imperialista de Rusia y la pugna con EE.UU


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situación en la que Rusia mostró su disposición de confrontar militarmente cualquier intento de ingerencia en su proyecto imperialista para el Cáucaso. Simultáneamente, los rusos desafían la dominación imperialista Norteamericana en el Caribe, al buscar acuerdos para operaciones conjuntas con la armada venezolana. El gobierno de Chávez plantea que se trata de contrarrestar la presencia nuevamente de la IV Flota de marina norteamericana. Tras las maniobras militares, son claros los intereses rusos, a partir de sus relaciones con Venezuela, para el control del mercado mundial del petróleo y el gas. No en vano, se buscan relaciones comerciales entre el monopolio imperialista ruso Gazprom y la venezolana PDVSA. Por su parte, Estados Unidos impulsa iniciativas para frenar el expansionismo ruso, aconsejando su expulsión del G8, el grupo de los países más industrializados del mundo y promoviendo el boicot para que Rusia no sea el anfitrión de los Juegos Olímpicos del año 2012. Es evidente que la pugna ruso-americana, empieza y tiende a agravarse.

El papel del imperialismo chino En los últimos quince años China se ha convertido en el nuevo “milagro” asiático y en una de las fuerzas motrices del capitalismo mundial. En el período que va de 1990 al 2005 China creció a una tasa media anual del 10,1% (en dólares de 2000), gracias a esto su participación en la producción mundial pasó del 1,9% en 1990 al 7% al comenzar el siglo XXI, manteniendo una tendencia expansiva importante.

Foto Radiant Guy

La agenda imperialista China tiene como reto inmediato posicionarse a escala global como poder económico fundamental. Por ahora, en términos de cifras, el PBI de los Estados Unidos es de 13.195 miles de millones de dólares, casi cinco veces el de China, que alcanza a 2.645 miles de millones de dólares (valores del 2006 del FMI). Es decir, que aún, ni China, ni la suma de los BRICs (“big recent industrialised countries”: China, India, Rusia y Brasil) están en condiciones de reemplazar el consumo norteamericano. Estados Unidos absorbe el 75% de los excedentes mundiales. El consumo norteamericano representa casi 9 billones de dólares, mientras que el chino sólo tiene un billón y la India 600 mil millones. La mitad de las exportaciones chinas tienen como destino Estados Unidos, Europa o Japón. Si bien es cierto que la China tiene un mercado interno “potencial” de 1.300 millones de personas, la realidad es que sólo 120 millones –con un ingreso anual de 30.000 dólares –tienen una capacidad de consumo similar a la clase media de los países desarrollados. Sin embargo, la crisis prolongada en Estados Unidos y el rápido crecimiento chino, constituyen las principales ventajas de esta potencia económica cuyo éxito ha estado fundamentado en un modelo económico social-imperialista, en el cual


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fueron reformadas las empresas del Estado, permitiendo la inversión de capital extranjero para capitalizarlas, promoviendo procesos de concentración de capital para colocarlas en una condición digna en el mercado mundial. Esto se realizó con el desmonte de las conquistas de los trabajadores; en tiempos de la China maoísta, la jornada de trabajo fue elevada de ocho a doce horas, los salarios fueron reducidos. De otra parte, el Partido Comunista de China, ha tenido que justificar los cambios y giros como potencia imperialista. El 16 Congreso del PCCH, realizado en noviembre del año 2002, aprobó la tesis de las “tres representaciones”, que sostiene que el partido, no representa los intereses del proletariado y el campesinado sino a las fuerzas productivas avanzadas, a la cultura innovadora y a las masas. Con estos argumentos los jefes de los monopolios imperialistas han empezado a ser parte de la dirección partidaria: el director del conglomerado del acero Shen Wenrong y el presidente de la junta directiva del monopolio Haier, Zhang Ruimin, son parte del nuevo Comité Central . 12

Hacia el futuro, los social-imperialistas chinos buscan que sus monopolios formen parte de los quinientos principales del mundo, actualmente doce monopolios hacen parte de esta flamante lista. “Nosotros promoveremos activamente a nuestras propias multinacionales”, dijo la vice primera ministra Wu Yi en la Conferencia de Declaración sobre el Desarrollo Económico Mundial, en el año 2007. Las estadísticas del Ministerio de Comercio chino muestran que durante los veinte años pasados, las firmas chinas se han vuelto más fuertes. En el año 2002, el volumen de negocios de las principales quinientas compañías industriales de China constituyó el 68 % del producto interno bruto del país. Estos monopolios han empezado a dirigir su mirada hacia el extranjero. La corporación nacional de importación y exportación de cereales, oleaginosas y productos alimenticios,

una de las quinientas principales a nivel mundial, se ha convertido en la mayor compañía de alimentos de China. La Corporación Gree, la mayor fabricante de acondicionadores de aire, estableció su primera sucursal en Brasil en el año 2001. La Corporación TCL, uno de los mayores fabricantes de televisores de China, se fusionó con Thomson S.A. de Francia el 4 de noviembre para establecer la mayor fábrica de televisores del mundo con una capacidad anual de 18 millones de aparatos. Entre los años 2001 y 2005, China invirtió más de 50.000 millones de dólares en el resto del mundo a través de más de 10.000 empresas distintas. Aunque Asia fue la región que más recibió la inversión china, África y América Latina, presentan nuevos escenarios de inversión, esto afecta inevitablemente los intereses imperialistas norteamericanos. En el año 2005, por ejemplo, el país asiático invirtió 659 millones de dólares en América Latina y anunció proyectos de inversión por un total de 100.000 millones de dólares antes del año 2015, con la mayor parte de los planes concentrados en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela. Los proyectos de inversión ejecutados por China en la región se han concentrado en las materias primas, incluyendo el cobre, el petróleo, el hierro, y el sector transporte. Por ejemplo, en Venezuela, China ha invertido más de 400 millones de dólares en la infraestructura de 15 pozos petrolíferos, así como en la producción de gas y en la mejora del sistema ferroviario y de refinería. En el caso brasileño, empresas públicas chinas han empezado a trabajar con Petrobrás para expandir la producción de petróleo, mejorar la infraestructura y construir un gasoducto. En otros países como Argentina y Bolivia los planes de inversión también se concentran en infraestructuras y producción minera. Desde hace diez años, China exporta capitales a África, buscando tener el control de reservas de petróleo y gas (sin olvidar las de cobre, cobalto, carbón y oro), necesarias para mantener el rápido ritmo de crecimiento económico. Pero también están los mercados de fácil penetración, en los cuales las manufacturas chinas, de buena tecnología y poco precio, desbaratan toda competencia particularmente la francesa y norteamericana.


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En el año 2006 Pekín declaró el “Año de África” fortaleciendo sus relaciones diplomáticas y firmando contratos con países estratégicos para su proyecto global: Mozambique (fuente clave de madera), Zambia (cobre), Congo (amplia gama de minerales), Guinea Ecuatorial (petróleo) . Sudán es el principal destinatario de las inversiones extranjeras chinas y uno de los países africanos con los cuales Pekín tiene más intercambios comerciales. Las tres principales compañías petrolíferas estatales de China, la CNPC, la CNOOC, y la SINOPEC se están quedando con todos los espacios de la explotación del crudo africano. Mientras la CNPC anda comprometida en prospecciones en el Sur del Chad y en Etiopía Occidental, la CNOOC ha firmado en enero del año pasado un acuerdo multimillonario con Nigeria para comprar el 45% de la concesión de propiedad de la South Atlantic Petroleum, que comprende importantes yacimientos off-shore tanto de petróleo como de gas. 13

Estos vínculos económicos y comerciales, inversiones en infraestructuras, cooperación técnica y militar, se desarrollan desde la perspectiva diplomática del pragmatismo chino, impulsado por Teng Siao-pin en contra de la Revolución Cultural maoísta consignada en la famosa frase “no importa de que color es el gato siempre que cace ratones”, de ahí que el gobierno chino se haga de la vista gorda con los gobiernos corruptos, la violación de Derechos Humanos, las guerras de mercenarios, el comercio de nuevos esclavos. Por ejemplo en el año 2004, los Estados Unidos propusieron repetidamente al Consejo de Seguridad que se adoptaran sanciones económicas contra Sudán por su actitud agresiva y militarista, pero el veto de China bloqueó cualquier sanción a su principal abastecedor de crudo en África. Por ahora, este tipo de diplomacia china en África, es mirada con recelo por Estados Unidos y Europa, quienes tratan de frenar la «expansión amarilla » acudiendo a las sanciones contra los gobiernos « corruptos » de África, que ellos mismos ayudaron a forjar y que hoy tienen excelentes relaciones con la potencia imperialista asiática. Sin duda se trata de un escenario de nuevas pugnas interimperialistas. Mientras que Occidente buscó aislar las zonas salvajes y pobres del capitalismo, los Chinos recurren a ellas para fortalecer su estrategia mundial.

Anti imperialismo o antinorteamericanismo

Todos saludamos el debilitamiento y ojala el fin de esa máquina de horror que es el imperialismo norteamericano. Todo parece indicar, que las clases dominantes de EE.UU. enfrentaran serias dificultades económicas y una mayor competencia de sus rivales imperialistas nuevos y viejos. No obstante, ser antinorteamericano no puede confundirse con ser antiimperialista, esto tiene implicaciones políticas y sobre todo tiene implicaciones de principios. Hay quienes consideran que solo es imperialista la potencia yanqui, mientras que Europa, Rusia, China, son Estados no imperialistas, amigos de la paz mundial y el bienestar de los pueblos. Foto Riot Jane

Este tipo de posturas, proponen una estrategia


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de lucha de alianza con enemigos de Estados Unidos, sin tener en cuenta que tales aliados, están orientados por los intereses rapaces de los monopolios imperialistas. Por esta razón, son preocupantes las recientes actuaciones y declaraciones del Presidente venezolano Hugo Chávez frente a las agresiones de Rusia en el Cáucaso. No se trata de negar el derecho que tiene toda nación a buscar relaciones internacionales, como en el caso de Venezuela, donde Estados Unidos busca aislarla e invadirla para derrotar el proyecto revolucionario. Se trata de llamar la atención, como preocupación solidaria y llamado fraterno a planteamientos no revolucionarios que se inspiran en la “real politik”, bajo el siguiente argumento: “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” desconociendo el carácter de clase y los intereses en juego. En tal sentido, preocupan declaraciones como la presentada por la Cancillería de la República Bolivariana de Venezuela en Agosto del año 2008, en la cual se dice:

Por esto resulta cuestionador la respuesta a los saludos de Hugo Chávez, a los imperialistas rusos, que publicó el diario Pravda de agosto 14, en un artículo titulado “El combate por Osetia del Sur se traslada a América Latina”, en algunos de sus apartes dice:

“… el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, observó que la Federación de Rusia, amparada en los acuerdos internacionales que legitiman la presencia de sus fuerzas de paz en Osetia del Sur, actuó para preservar la vida de la población suroseta, así como la de sus connacionales”.

Hoy más que nunca la lucha anti imperialista exige una caracterización clara y sin ambigüedades de este tipo de orden social, para poder asumir una postura sin compromisos, independiente, aprovechando las pugnas y crisis inter imperialistas, para fortalecer proyectos de emancipación.

Este tipo de afirmaciones, en nombre de la defensa contra las intenciones norteamericanas en el Cáucaso, soslayan y minimizan el genocidio imperialista ruso ejercido contra la población civil y sobre todo, desconocen uno de los principios del antiimperialismo: “el derecho a la autodetermi-

En conclusión, como lo plantea José Carlos Mariátegui “somos anti-imperialistas porque somos marxis-

nación de los pueblos”.

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“Cuba y Venezuela respaldaron abiertamente a Rusia durante la agresión georgiana contra Osetia del Sur. La cooperación con La Habana, Caracas y La Paz en los ámbitos técnico-militar y de hidrocarburos nos reportan ya ingresos multimillonarios. (…) Sin embargo es necesario trabajar activamente con los líderes de los Estados de la región, concertar con ellos la realización de proyectos económicos a largo plazo (…). Tanto Cuba como Venezuela, no están en contra de suministrar su territorio para instalar bases militares rusas (…) Rusia, respaldándose en sus aliados en América Latina, podría obligar a los norteamericanos a preocuparse por el cuidado de sus propias fronteras”.

tas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico” . 14

Yporque no necesariamente ser anti norteamericano es ser anti capitalista ni anti imperialista.

Docente de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” SAMIR Amín, La Economía Política del Siglo XX. LENIN, Imperialismo Fase superior del Capitalismo, Ediciones en lenguas Extranjeras, Pekín, 1975. SAMIR, Amin. Geopolítica del siglo XX. http://www.rcci.net/globalizacion/2000/fg129.htm STEFAN, Ángel. Crepúsculo de los dioses sobre el “nuevo orden mundial”. Verlag Neuer Weg. Essen, Alemania, 2004. Ibid. CASTILLO, José Ernesto. Crisis de la economía mundial. En el marco de 40 años de crisis crónica del capitalismo http://www.ieco.clarin.com/2008/10/21/analisiscrisiseconomicamundial.pdf La resistencia irakí demanda reconocimiento y retiro de EE.UU. http://www.workers.org/mo/2007/irak-1101/ EVEREST, Larry. Grandes apuros, profundas divisiones, opciones cada vez más. http://rwor.org/a/073/bakerplan-es.html Esta Comisión surgió en la década de 1970, y busca un gobierno mundial comandado por el sector financiero de los Estados Unidos, que basa su poder en los acuerdos interimperialistas y en las operaciones de sabotaje y conspiración, más que de intervención militar directa (que no se descarta), para obtener los objetivos globales. TAPIA, Andrés. Sobre las crisis inmobiliaria, bursátil, bancaria, financiera y las recesiones. Bogotá, octubre de 2008. Inédito. STEFAN, Ángel. op. cit. p. 212. CHIAFRICA. Richard Behar. Revista Avianca, octubre de 2008, p. 201. José Carlos Mariátegui. Punto de Vista Antiimperialista. Lima 21 de mayo de 1929.

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BATAY OUVRIYE

HAITÍ

¿Por qué la mano de obra barata de Haití es la más desfavorecida del continente? ¿Por qué es el país más destruido? ¿Por que es el Estado más corrupto y sus clases dominantes las más “repugnantes”? La primera mentira a descifrar está en aquellos que actúan como si en Haití nada pasara. Quienes, frente a la declaración de guerra abierta se quedan en el pacifismo de buen gusto, creyentes fieles de esa “democracia” construida al tamaño de personas imbéciles y sometidas de forma complaciente.

Foto Nick Falling ©


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La ventaja comparativa del país... la mano de obra barata Lo que pasa en Haití se puede explicar en primer lugar por el papel que ocupa este país en la producción capitalista.

Además, ésta lógica de explotación extrema necesita generar una miseria generalizada en la población, para lograr provocar la aceptación de esos salarios miserables y la precarización extrema del trabajo. Los distintos, gobiernos populistas tienen conciencia de todo esto, pero desempeñan totalmente el papel que les impone la burguesía: continúan hablando de la “causa popular”, sin nunca realizar realmente alguna reivindicación, no realizan ninguna acción a favor de los trabajadores, sobre todo cuando estos últimos se enfrentan a los capitalistas. En realidad, abusan del poder del Estado para realizar su propia acumulación y se aproximan a la burguesía para servir a sus intereses, contribuyendo alegremente en la organización de su principal proyecto: preparar y garantizar la máxima explotación posible en las zonas francas que se siguen construyendo.

La industria capitalista llamada “de la aguja” que elabora (textiles de todo tipo, pelotas de cuero, pelotas de béisbol), durante las ultimas decadas por ser incapaz de mecanizarse, y de informatizarse precisa aumentar su tasa de plusvalía para aumentar su prosperidad dentro de la competencia capitalista, usando la mano de obra más barata, mano de obra que se encuentra en condiciones de ser explotada sin mayores riesgos de seguridad. Esto genera un flujo, de dislocamientos en los cuales las fábricas nacionales de Canadá y EEUU, (especialmente aquellas dedicadas a los textiles) se han convertido en multinacionales y se aglomeran en México, en América Central, en el Caribe, África, y Asia.

Para llegar a ese punto, se precisa contar con la destrucción gradual de la economía nacional. De hecho, al inicio de los años ochenta tuvo lugar la erradicación de los cerdos criollos (quien sabe de la importancia de esos animales en el medio rural, podrá entender el significado de esa masacre). Enseguida El Plan Reagan de los años ochenta, conocido como se dio la destrucción de la economía azucarera: de Iniciativa para la Cuenca del Caribe (CBI en inglés) ya país exportador, Haití se fue volviendo gradualmenresumía y definía esa intención. Después, vendrían te país importador de azúcar. ¡Hoy en día, impora instalarse las maquílas, los parques industriales, tamos el 100% del azúcar de consumo! De ahí al al principio en forma aislada y ahora agrupados y dumping del arroz, a la negligencia para tratarla asegurados en las zonas francas: áreas liberadas, enfermedad de la banana, del café, el comercio con ventajas fiscales y libertad completa para la exde vestidos usados para reemplazar el artesanaplotación, el tráfico de drogas, entre otras. do de vestidos y calzados. Los “préstamos” del Banco Mundial, las imposiciones políticas del FMI y del BID, las privatizaciones que se suman al desaLa burguesía haitiana, consciente de los desarrollo desenfrenado del capital financiero ¡hay que fíos de esta sórdida competencia, proclamaba para haber vivido la proliferación de los bancos en Haiquien estuviera dispuesto a escucharla que “la ventaja tí! que fueron importando la famosa deuda que comparativa del país (léase su propia ventaja) es nuestra al final de cuentas fue pagada por los pequeños mano de obra barata”. Tal frase, aparentemente inconsumidores y, sobre todo, por los pequeños ofensiva, trae consecuencias desastrosas para los tracampesinos a través del mecanismo del crédito, bajadores “baratos” y para el pueblo en general. Pues facilitando de ese modo, su enriquecimiento. eso significa trabajar por un salario nominal de miseria. Este salario es muy bajo, su valor real tendrá siempre Los balseros «boat people» intensifican entonces que ir disminuyendo, de allí se origina la aceleración su movimiento mientras que se aumenta la emiinflacionaria en los productos de primera necesidad y la gración hacia la República Dominicana. El medio caída libre del valor de la moneda local. Sin embargo los rural, ya tan deteriorado, genera aún más miburgueses cobran tarifas de montaje en dólar y pagan grantes que se concentran en las ciudades en salarios en moneda local. Para garantizar esos salarios donde, por ausencia de un desarrollo capitalisde miseria, precisan gestar una represión antisindical ta, forman un subproletariado multiforme, que feroz y permanente, tanto legal (a través del Ministerio se constituye como un gran ejército industrial de Asuntos Sociales y Justicia) como policial (la Policía de reserva. En otras palabras es la manifestaNacional, las fuerzas armadas, los “paramilitares” de toda cion de la “mano de obra barata”, en su expreespecie persiguen a los obreros en sus casas). sión amplia.


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Una mirada histórica: del régimen esclavista a la ocupación “humanitaria” El régimen esclavista extremadamente infernal de St Domingue, polarizaba radicalmente los intereses económicos dando lugar a una feroz lucha de clases. Las clases revolucionarias de aquella época, aprovechando una coyuntura metropolitana favorable, lograron hacer una revolución cualitativamente diferente a las que se dieron en el resto de América. Alli no sólo se dio el combate de los colonos criollos contra las autoridades realistas, sino también él de los esclavos y libertos contra los colonos locales, sobre aquellos que se impusieron. ¡Hecho único! Esta ruptura radical implico el establecimiento de una autonomía mayor en relación al antiguo sistema, tanto a nivel económico como cultural. La resistencia fue generalizada, se trataba de un pueblo en armas: ¡la revolución fue ejemplar! hasta que se exportó al conjunto de América Latina. Sin embargo, deja un país completamente desvastado: todas las ciudades incendiadas, todas las plantaciones destruidas. Además, por el hecho de que los colonos fueron eliminados, la acumulación de capital fue drásticamente parada. Por otro lado, los EE.UU, que aún conservaban el sistema esclavista (en pleno régimen “democrático”) impusieron a Haití un embargo, el primero de la historia moderna, embargo que duro sesenta años (en realidad recién finalizado con la Guerra de Secesión, después de 1863). Francia, para no quedarse atrás, agregaría una deuda (también la primera de la historia moderna) de 150 millones de francos oro, que los gobiernos haitianos pagaron durante varios decenios utilizando cada año el 65% del presupuesto nacional, sabiendo las clases dominantes en formación que iban a debitarla de la cuenta de los trabajadores. Los trabajadores resistieron de diferentes modos y por todos los medios. La primera gran revuelta colectiva y ampliamente organizada fue la del “ejército de los hambrientos”, también conocida como “la revuelta de los Piquets”, en el Sur. En 1840, estos pequeños campesinos, ya dominados y explotados, reivindicaban “la tierra para quién la trabaja”, actitud que fue denunciada, sobre todo por el historiador Beaubrun Ardouin, como comunista y fue reprimida a sangre y fuego en 1843.

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Viniendo de la revolución más progresista, Haití se desarrolla como formación social débil, bloqueada. En el país no existen clases dominantes con dinámica de futuro que le permita consolidarse como “Nación”. Así, a pesar del impulso que dejaba abierto la revolución de 1804, esa sociedad no pudo desarrollarse. El proceso se fue volviendo más grave y, después de doscientos años de esa extraordinaria epopeya, es forzoso constatar el estado de destrucción, deterioro, ausencia de saneamiento y gangrena en movimiento en la cual se encuentra esta nación.

Los tres períodos de intentos de acumulación a nivel del Estado, marcan el ritmo de esos sobresaltos. El primero se originó a finales del siglo XIX en el cual las “mayores familias” de la burguesía compradora se apropiaban de todos los mecanismos del Estado para garantizar su pillaje, robando y apropiándose de las tierras de los pequeños y medianos campesinos. El proceso llamado “la Consolidación” fue la prueba mayor de esa acumulación canallesca. Después vendría el pillaje generalizado, “vitalicio”, de los duvalieristas, constituyendo una tenaz burguesía burocrática. Finalmente, el perío-

Foto ODU GRAND ©

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Foto Joseph Wenkoff

do populista contemporáneo que tampoco va a acabar sin dejar sus rasgos. Intenta continuar por un lado con la reproducción ampliada de la burguesía burocrática y siguiendo los pasos populistas anteriores, la “reconciliación” sería el nuevo barniz que les permite elevarse a la altura de las clases dominantes, volviendo al pillaje como medio para que los nuevos pequeños burgueses puedan mostrarse “dignos de ser ricos”. La debilidad estructural y la opresión internacional que, en su propia génesis, han marcado a las clases dominantes haitianas, impiden cualquier desarrollo. El imperialismo europeo y, después el americano, se apropian de la mayor parte de la plusvalía, muchas veces utilizando la fuerza, no sólo para explotar a los trabajadores y robar tierras y recursos disponibles, sino también para reprimir cualquier ámbito de desarrollo de una burguesía nacional, ayudando a crear, una serie de intermediarios locales, tan dependientes, tan alienados, tan sumisos y tan lacayos, que son incapaces de proponer algo por fuera de la rendición. La debacle es total. Sin embargo, en ese abierto derrumbe que transforma a Haití en el caso más extremo, el más triste, consiguen por lo menos una cosa: está disponible la mano de obra más pobre, más miserable y por lo tanto la más barata. La llaman: ¡ventaja! Y ¡se juntan los vampiros! Con el disfraz de “dar trabajo”.

Aristide había firmado en Monterrey, México, el acuerdo para establecer dieciocho zonas francas, de las cuales trece están situadas a lo largo de la frontera con la República Dominicana. Coloca (en la clandestinidad) la primera piedra para su inauguración en Ouanaminthe, región agrícola rara en ese nordeste torrificado por la ocupación americana de 1915, con capitales dominicanos prestados por el Banco Mundial. Más tarde, el cuadro de Cooperación Interina (CCI en francés) del gobierno de facto de Latortue definió con claridad: ¡la prioridad se da a las zonas francas! El círculo está, por lo tanto, cerrado. Sin perder tiempo, otras zonas francas se están construyendo: en Drouillard, Puerto Príncipe; en el Noroeste; otras aún tienen que ser instaladas: en Linthau, en el camino que conduce hasta Tabarre, y otras más en Puerto Príncipe, en Cap-Haítien, en Jacmel. Con distintas suertes, los Acuerdos Hero-Act, HOPE, CAFTA-DR que permitirán sin ninguna barrera la penetración de las transnacionales junto con la libre circulación de mercaderías (mientras que los trabajadores migrantes son interceptados y martirizados en cualquier punto del planeta, como lo muestra la situación de los trabajadores haitianos en República Dominicana). Sin embargo, este desarrollo histórico no se da sin choques. A causa de ese proceso destructivo, la situación además de estar totalmente deteriorada, es muy peligrosa, ya que las clases dominantes y su Estado reaccionario han, por un lado, creado una relación de clases extremadamente antagónicas y la situación se pueda tornar altamente explosiva en


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cualquier momento. Por otro lado, tienen una incapacidad crónica y total en traer una solución cualquiera, tanto en la economía, en la política, como en la misma represión. De ahí la necesidad de la ¡ocupación! Económica, política y militar.

La “Cooperación” para la guerra De haber empezado con el famoso e integrista “Thank you, Mister Clinton” pronunciado a su vuelta en el 1991, acompañado de 20.000 (¡veinte mil!) soldados Norte-americanos, Aristide abría las puertas para este ciclo de Ocupaciones “legales”, bajo mando de la ONU. Disfrazadas de distintos ropajes : “ayuda humanitaria, democracia, restauración de la democracia, países amigos”. En realidad, están para controlar la situación, construida -como acabamos de ver- por una historia de larga duración. Dominan de hecho - con las masacre y el terror si es necesario - a esas masas que han empobrecido al extremo, pero ésta masa es demasiado ruidosa, y puede llegar a ser consciente del bienestar de los dominantes en este país totalmente devastado. Por eso, las tropas de la ONU traen la paz,. pero la “paz de los cementerios”, la “paz” que necesitan los imperialistas, los burgueses locales y los comelones del Estado para asegurar la implantación de ese proyecto, preparado desde hace mucho tiempo pero tan difícil de estabilizar: la explotación máxima de esa mano de obra barata. A estas masas, ningún servicio de base les es ofrecido (ni agua, ni electricidad, ni vivienda, ni saneamiento, ni salud, ni previsión social, ni transporte público, ni diversión) : Aquí el capitalismo es árido. Es esclavizante.

Ese es el proyecto que vienen a defender las tropas latinoamericanas. Anteriormente las ocu-

paciones se realizaban con tropas norteamericanas, de raza blanca. Pero, conscientes de la importancia del fenómeno epidérmico en Haití, después vinieron soldados de la ONU y, aunque también eran norteamericanos, la mayoría eran negros, algunos de origen haitiano. Disfrazados del “indigenismo” de rigor, recorrían las villas de miserias con ametralladora en mano. Hoy, las tropas latinoamericanas, vienen acompañadas de una “movilización salvadora”, en nombre de partidos de trabajadores, partidos de lucha, de fren-

tes populares. Lula, Evo, Kirchner, Tabaré Vásquez, Correa, Bachelet, vienen reivindicando la lucha contra el sistema que también oprime a sus respectivos países. ¡Enorme contradicción! ¿Será que todos ellos han caído crédulamente en una trampa? ¿O será que, concientemente utilizan esos adornos para acceder al rango de ricos y así formar parte de aquellos que dominan el mundo? ¿Será que todos son dueños verdaderamente de sus decisiones? ¿O será que sus Fuerzas Armadas son simples apéndices de la dominación imperial? El hecho de que Pinochet no se juzgue en Chile, puede ayudar a entender ciertas relaciones de fuerzas. En otros países, son las mismas Fuerzas Armadas que reprimen en Río, en Santiago. Nos ha llegado una entrevista de un oficial que dice que las tropas brasileñas iban a Haití “a entrenarse”. Esa “solidaridad” existente, cobijada bajo el argumento de ayuda de los países del Sur, no es más que una solidaridad entre las clases dominantes de los diferentes países, dirigida por los vampiros de las transnacionales, para explotar la situación de pobreza del país y su mano de obra barata. ¡Rechazamos esa “solidaridad” con todas nuestras fuerzas! ¡Apelamos a los trabajadores, los progresistas y todos los pueblos latinoamericanos, así como a los del mundo entero, a oponerse a la misma, con mayor determinación y vehemencia! Hace falta otra clase de cooperación: aquella que surge de la unidad de los pueblos en contra de la establecida por el regimen vigente. Una cooperación de pueblos, natural y fundamentalmente hermanados en sus fábricas, en sus talleres, en la agricultura, en la medicina, en la construcción, en sus risas francas, en sus danzas y canciones entonces liberadas, en la producción colectiva y en los intercambios igualitarios.

Jacques Roumain in “Madrid” Puerto-Príncipe,HAITÍ, Mayo del 2008

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DE PURA CEPA 46


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Manuel Humberto Restrepo Domínguez Profesor titular UPTC

Orlando Fals Borda, superó el límite del hombre común y corriente. Sin dejar de ser precisamente un hombre común y corriente, ocupará un lugar especial en la historia de las luchas de los pueblos por alcanzar su dignidad. En los años sesenta de la mano de Orlando, la sociología entró a hacer parte de la vida nacional, desde el seno de la Universidad. En los años setenta la revista Alternativa alzó su vuelo. En los años ochenta la investigación acción participativa (IAP) tomó posición con un diálogo entre los saberes académico y popular. En los años noventa la Asamblea Nacional Constituyente y el reordenamiento territorial, convocaron a mirar de otra manera el conflicto social, introducciendo elementos para configurar una Constitución de la pluralidad y la diversidad. El siglo XXI, llegó con sus agudos análisis tendientes a recrear las formas de intervención política y social, desde una nueva estructura democrática y alternativa, para enfrentar los esquemas excluyentes del bipartismo. En la mitad de la primera década contribuyó en la siembra de la CEPA del socialismo propio. Para mirar el modo de ser y estar de Orlando, como un intelectual que representó aquello que profesaba, sin convertirse en autómata ni actuar a instancias de un sistema , -en esta época en la cual las formas de vida, en realidad son de muerteexiste una idea sostenida 1

por luchadores de todos los tiempos que sirve para dar una explicación: es el Oximoron, texto titulado por sus creadores, habitantes del Sur de México. El texto hace referencia a una metáfora, que se desliza entre una luz oscura y un sol negro, que sirve de excusa para preguntar por el papel de los intelectuales: debate invisibilizado, por el pensamiento único , impuesto por los estrategas de esta globalización, quienes a diferencia de la anterior parecen carecer de talento y genio, pero se exceden en truculencia y perversión. 2

El monarca de hoy, que gobierna, con la premisa de actuar conforme a las circunstancias, que el mismo elabora, es paranoico, retaliador y vive hechizado por el poder . Con sus actuaciones provoca conscientemente un modo de estar poco alentador para la inteligencia. Este nuevo monarca, responsable político de la derechización, se esfuerza en crear confusión, en convertir a sus victimas en responsables de su destino errante, usa palabras vaciadas de contenido, combina frases para la ocasión, tensiona las relaciones, crea temor y terror generalizado, es mitómano y nunca pierde. No confronta: impone. Usa un doble sentido para gobernar combinando diplomacia y represión, sobre las cuales basa su idea de moldear la inteligencia. Oximoron es un buen pretexto para enfrentar, aquello que significa Orlando Fals Borda, como ser humano, como pensador y como creador 3

Orlando Fals Borda y Camilo Torres en un acto público de la Facultad de Sociología, 1960. Imagen archivo Universidad Nacional


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de mundos de conocimiento y de resistencia. Orlando Fals Borda, apostó siempre por la emancipación y por un país que pudiera salir de los tiempos grises, por un país que pudiera liberarse de los monarcas y de las estructuras patriarcales de dominación, con miras a reconstruir la vigencia del intelectual de este tiempo y este trópico, como un ser comprometido con la verdad, no con el poder. Orlando Fals Borda, tuvo presente, recordarnos que los conceptos, las palabras y los discursos no son asépticos, ni las prácticas sociales son resultados inconscientes. Los contenidos teórico-prácticos de las formas de representación social, se moldean, se modelan. Sus contenidos se encuentran influenciados por los resultados políticos y sociales, consecuencia de la supremacía del poder financiero, de la influencia tecnológica e informática, de las avanzadas de la guerra, del estadio de las relaciones de destrucción, despoblamiento, reconstrucción y reordenamiento, con la consiguiente redefinición del poder y la política. Como los intelectuales tienen que ver con la sociedad, con el poder y con el Estado, Orlando, siempre preguntaba: ¿Cuál es la posición que tenemos en esta guerra?. ¿Cuál es el vínculo con el poder hegemónico?. ¿Qué lugar tenem o s en el mercado? Con estas preguntas, nos ayudó a observar con detenimiento que los intelectuales como categoría, es un concepto muy vago y es necesario definir su función intelectual . Función que consiste, en determinar críticamente, aquello que se considera una aproximación satisfactoria al propio concepto de verdad; para que cualquiera pueda desarrollarla y pueda “traicionarla un escritor que reaccione

Frente al hecho social, tomó partido a favor de los excluidos, colocó sus conocimientos, extraídos de las ciencias sociales, del lado de la investigación-acción, de la interpretación de causas y efectos. Logro incrustar sus teorías en lo más profundo de la condición humana. Creó un espacio de reflexión-acción con seres humanos concretos, contextualizados en un territorio y en unos modos de la cultura. Fals Borda, ejerció la función intelectual, conjugó sus conocimientos de Doctor en Sociología, con el compromiso político a favor de los sectores populares. La función intelectual, la ejerció adelantándose a aquello que podría suceder, se adelanto a su tiempo, sin descuidar su papel en el presente. Por su función intelectual, vivió en la orilla opuesta a la de los nuevos monarcas. Representó a toda una generación. Convertido en una especie de conciencia incómoda e impertinente de la sociedad del poder y de las soluciones de fuerza. Fue un intelectual cabal, que supo mantener la independencia con todo, sin abandonar su compromiso social y político con la emancipación. Supo ser un inconforme con toda imposición o falta de reflexión profunda, con las fuerzas políticas y sociales, con el Estado, con el gobierno, con los medios de comunicación, con la cultura, con las artes, con la religión, con la mediocridad y el oportunismo. Fue un promotor del cambio, un progresista, un comunicador de ideas criticas inserto en una sociedad polarizada, enfrentada entre si de muchas formas y con variados argumentos, pero dividida en lo fundamental entre quienes usan el poder para que las cosas no cambien y entre quienes luchan por el cambio. Se enfrentó con diligencia al intelectual reaccionario que renuncia a la reflexión crítica, recorta la memoria colectiva y convierte la fuerza de los hechos en lo verdadero, en lo incuestionable.

Fue un intelectual cabal, que supo mantener la independencia con todo, sin abandonar su compromiso social y político con la emancipación

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ante los acontecimientos con apasionamiento, sin imponerse la criba de la reflexión” . Si esto es 5

así, entonces el quehacer intelectual es, fundamentalmente, analítico y crítico. Fals Borda, fue ese intelectual, que además agregó su compromiso, convirtiéndose en un intelectual orgánico, al servicio de su pueblo y de su tiempo.

Orlando Fals Borda -como creador y comunicador de análisis críticos-, se convirtió en objeto y objetivo para el poder dominante. Objeto que el poder nunca pudo cooptar, comprar, ni callar. El intelectual progresista que supo ser Orlando, vivió en medio de este ambiente de asedio y seducción persecutoria. Algunas veces se defendió y resistió casi en solitario, pero no claudicó. Otros, en cambio, tal vez fatigados, buscaron entre su


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Participando en una Huelga 1960

bagaje de ideas y sacaron aquellas que sirven a la vez de coartada y razón para legitimar al poder. En una época marcada por los paradigmas de comunicación y mercado, el intelectual de derecha, y los “ex de izquierda”, entienden que ser moderno significa cumplir la consigna: ¡adaptaos o perded vuestros privilegiados lugares! Orlando no tuvo privilegios, pues, entendió que si en algún lado hay mesianismo, es en la derecha intelectual de la cual Vásquez Montalbán señala: el Gran Circo de Intelectuales Neoliberales químicamente puros o “ex Marxistas arrepentidos”, pueden ser mesiánicos cuando prefiguran la fatalidad de un universo basado en la verdad única, el mercado único y el ejercito gendarme único vigilando el fogonazo de flash que acompaña la foto final de la Historia, pulsado ante los mejores paisajes de las mejores sociedades abiertas. Orlando Fals Borda, fue en medio de este difícil camino, un buscador incesante de la coherencia, de la opción liberadora, aun a la hora de las amenazas y las exclusiones, que recibió porque sus ideas no se dejaron seducir. Al contrario las ideas de Orlando, están en crecimiento, se enriquecen con la conciencia, quedaron del lado de las mayorías que padecen el arbitrio del poder, pero también están presentes entre las minorías que resisten y no se dejan envolver ni con riquezas ni con honores.

Sin seres humanos como Fals Borda, le hubiera quedado fácil a los creadores de los valores del individualismo egoísta, desvertebrar las estructuras éticas de la sociedad e imponer a cambio de la inteligencia la fuerza,

a cambio de la profundidad analítica la ba-

nalidad, a cambio del compromiso con la transformación, la astucia, a cambio de la verdad la mentira, de la justicia la norma sin consenso, de las ideas la chequera o la pistola o ambas a la vez. Aunque la barbarie y el autoritarismo ganan terreno, las ideas y prácticas que propuso Orlando siempre serán freno para el poder. Como lo señaló la homilía de despedida en la Universidad Nacional -que lo caracteriza como ejemplo social y político- Orlando Fals Borda siempre ocupará un lugar destacado en la vida de Colombia y del llamado “tercer mundo”. Su ejemplo, como ser humano, como sociólogo y como promotor de iniciativas políticas comprometidas con su pueblo y con su tiempo será la CEPA de nuevos y mejores tiempos de Investigación-Acción, y de emancipación para que las huellas de la tragedia nacional, se superen alcanzando las libertades que nos faltan. La estatura ética, política y social, de Orlando lo convierte en un intelectual sin mancha. Su sabiduría tendrá que ser medida por su toma de partido frente a la realidad concreta que lo desafió, por la naturaleza de las resistencias y libertades, que encarnó para sí y multiplicó para todo su pueblo.

1 Cfr. SAID, E. Representaciones del intelectual, Debate, Barcelona, pp 140 y ss. 2 Cfr. RAMONET, Ignacio. “El pensamiento único”, El viejo Topo, núm 83, 1995, pp 7-8. Pensamiento único es la traducción de los términos ideológicos con pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas; especialmente las del capital internacional. 3 Cfr. MORENO Duran. Discurso, Rayuela, numero 6, Tunja, UPTC, 2005, p 10. 4 Cfr. GRAMSCI, Antonio. Los intelectuales y lo organización de la cultura, Nueva Visión, Buenos Aires, 5^. Ed, 1997. vease sobre la función social de la categoría profesional de los intelectuales, pp 13 y ss. 5 ECO, Humberto. Cinco escritos morales. Lumen. Traducción Helena Lozano Miralles, pp. 14-15.


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Matilde Eljach* portante nacido en el Caribe colombiano después de Luis Eduardo Nieto Arteta quien a su vez, en la primera mitad del siglo XX realizó importantes aportes a la producción intelectual del Caribe. Fals Borda, fue heredero de Nieto Arteta. A partir de los años setenta se dedicó con total compromiso y convicción al estudio de la historia de la sociedad rural costeña. De esa conjunción de ciencia social, compromiso militante, sueños juveniles y realismo mágico, construye su obra científica, académica, política, metodológica; rescatando de la desmemoria y del olvido oficial, el pasado de los pueblos campesinos del Caribe; recuperando la historia desde la mirada de los actores sociales olvidados, marginados y relegados al papel de consumidores de conceptualizaciones e interpretaciones ajenas, hegemónicas y excluyentes.

“Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por nosotros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.” 1

Orlando Fals Borda no es simplemente un sociólogo, docente universitario e investigador. No es simplemente alguien a quien hemos conocido porque fuimos sus alumnos. Orlando Fals Borda es el científico social más im-

Ese es el propósito y resultado por ejemplo, de la “Historia Doble de la Costa” en la cual la historia es narrada a doble voz: el científico social y los actores sociales; en una bella construcción científico-literaria que en cuatro tomos da cuenta de las verdaderas historias de los pueblos del Caribe colombiano, cuyo propósito es claramente referenciado por Gustavo Bell: “(…) Resaltaría también el rescate de la dignidad de los pobladores del Caribe nuestro y de sus antepasados, que logra con gran finura Orlando Fals a lo largo de esta obra (…)”. (Fals Borda, 1981: xiv). Convencido que ser de izquierda significa: conocer para comprender y amar para comprometerse, participó en la creación del Frente Unido en 1965; de Colombia Unida en 1987; de la Alianza Democrática en 1990; del PDA en años más recientes. Su vida ejemplificó su palabra. Fue un científico bastante particular: afable, humilde, sencillo, ser-


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vicial; cálido y dispuesto a enseñar y a colaborar; carente de autoritarismo, enemigo de las relaciones jerárquicas. Tuvo como norte alimentar todas las alternativas para derrotar la espiral de violencia, presente en Colombia, que como un castigo signó el siglo XX y probablemente el siglo XXI. Totalmente convencido que los colombianos y colombianas merecemos otro destino, nos dejó un legado inconmensurable, integrado por su pensamiento político, sociológico, epistemológico, organizativo y metodológico. En este escrito referiré aspectos relevantes de la metodología de la Investigación-Acción Participativa –I.A.P.-, con la cual Orlando Fals Borda realizo desde los años setenta, una declaración de principios para fundamentar una nueva comprensión paradigmática del conocer y de la ciencia: “Colombia necesita que se le estudie desde este nuevo ángulo, porque requiere proyectarse hacia el futuro con claridad de miras y al menor costo social. El país ha pagado muy caro en vidas humanas y en recursos materiales los ensayos anteriores que desembocaron en frustraciones colectivas, estancamiento económico y atraso tecnológico. Los intelectuales y hombres de ciencia colombianos, por lo menos, deberíamos sentir la urgencia de comprometernos en esta gran tarea del siglo, que es la de diseñar y vigilar la construcción de una nueva sociedad entre nosotros, capaz de llevar a su

realización plena las potencialidades de la tierra y de llenar las aspiraciones de quienes la habitamos y trabajamos, especialmente los miembros de las clases humildes” 2

La anterior reflexión de Orlando Fals Borda tiene eco en la década de los setenta, en un contexto histórico concreto que condicionó necesariamente la percepción y la interpretación de los procesos definitivos para la historia de América Latina y del mundo. Proceso irrepetible en el cual confluyeron en el ámbito académico y de las ciencias sociales, la crisis de la ciencia social positivista; los cambios políticos a nivel latinoamericano y colombiano; y la crisis y radicalización de la Universidad pública. Este panorama se materializó en la efervescencia popular continental; en la búsqueda de las transformaciones radicales conducentes a un nuevo orden social: África, Asia, América Latina, convergieron en una sola lucha por la liberación nacional, contra las hegemonías imperialistas, contra las dictaduras, por la unidad, por el territorio, por la cultura, por la dignidad. Angola, Vietnam, el Cono Sur, Latinoamérica entera, desbordaron en compromiso, entrega y mística. (Fals Borda, 1987).

Gestación de la Investigación Acción Participativa El surgimiento de la I.A.P. estuvo nutrido por cuatro grandes rupturas en el ámbito de la teoría y de la praxis política de los años sesenta e inicios de los setenta. En primer lugar los trabajos desarrollados por Celso Furtado, Cardozo y Faletto entre otros, quienes formulan la Teoría de la Dependencia en la cual sostienen que, el subdesarrollo proviene de la intervención, el control político, económico y la influencia que ejercen las grandes estructuras mundiales. Este esfuerzo interpretativo tuvo eco en Europa con los desarrollos de Wallerstein sobre el “sistema mundo”. La teoría de la dependencia fue el primer gran grito de independencia intelectual latinoamericano frente al colonialismo académico que se evidenció en los años cincuenta con la transposición de la sociología cientifista, integradora y el consenso que trajo la corriente norteamericana a nuestros claustros universitarios. Esta primera ruptura avanza hacia el logro de una interpretación independiente de la problemática latinoamericana, enraizada en nuestra realidad. Un segundo elemento fundante que reforzó este grito de independencia intelectual, lo constituyó la reinterpretación


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de mediados del siglo XX. Este sacerdote, sociólogo, capellán, investigador, docente universitario, resignificó con su trabajo investigativo, académico y de liderazgo político, el concepto de subversión rescatándolo de la impronta moralista impuesta por el poder hegemónico de todos los tiempos. Camilo Torres, paradigma de vida, de pensamiento, de proyección humana y social. Desde la tierra manchada con su sangre, sigue latiendo su luminoso corazón que habla, que canta, que agita la posibilidad de una sociedad construida con dignidad y justicia social.

del marxismo que colonizó de manera arrasadora la intelectualidad latinoamericana; despojando la concepción dialéctica marxista, de su condición cambiante, contradictoria, creciente, subversiva. E instaurando una mirada lineal, cortoplacista, dogmática, impositiva de una gama de modelos que se amalgamaron y entorpecieron una interpretación científica y ajustada a las condiciones concretas de la realidad concreta latinoamericana.

Una cuarta condición que intervino de manera definitiva en la concreción de la I.A.P. como apuesta metodológica fue la Educación Popular madurada por Paulo Freire en el Brasil. Esta propuesta valora especialmente la construcción del diálogo; la concepción “dialógica” del conocer; la construcción de una nueva y respetuosa relación sujeto-objeto entre seres sentipensantes. De estas convergencias emanadas de los inigualables años sesenta y setenta, nace la I.A.P.

Esta segunda ruptura aportó la interpretación teórica del concepto de explotación logrado por Pablo González Casanova en su libro “Sociología de la explotación”, recreando para la realidad latinoamericana un concepto que Carlos Marx no alcanzó a desarrollar y a elaborar para aplicarla a esta realidad.

En sus inicios, la I.A.P., se basó en las técnicas de la Antropología clásica, usando la observación participante que se denominaba simplemente intervención o inserción en la comunidad. Surgió enfrentada a los cuestionamientos de los cientifistas tradicionales, detentadores y defensores a ultranza del colonialismo intelectual. Inicialmente predominó el empirismo activista; asumiendo el concepto de praxis como un hacer, buscando descubrir qué era lo que en esencia buscaba, convencidos de estar escribiendo la “ciencia del proletariado”, cuando lo que ocurría en realidad era una transposición mecánica, simplificada y empirista del marxismo a la gente de la base.

Irrumpe como tercer elemento, la contracorriente de subversión representada por Camilo Torres. Paradigma de la antiélite

Orlando Fals Borda nos invitó a abordar el conocimiento de la sociedad desde una perspectiva holística, dialógica, respetuosa de la diferencia. Invitándonos a


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responder como investigadores sociales, interrogantes tan simples y complejos como: ¿Cómo surgen los seres sociales? ¿Su organización ha existido siempre? ¿En qué condiciones históricas surgió, perdurará por siempre? Orlando nos llevó a escoger varios caminos, a través de las respuestas a estos interrogantes. Nos permitió contrastar la interpretación bíblica, idealista contenida en el Génesis sobre el origen del hombre y del mundo, las teorías darwinianas sobre la evolución del hombre desde las especies inferiores; la teoría materialista histórica sobre el papel del trabajo en la formación del hombre; con las mitopoéticas que nos hablan de la creación desde diversas culturas ancestrales y que ubican nuestro origen en el agua, en el trueno, en una laguna, en una tinaja, en el maíz, en las ramas del baobab.

Contribuciones de la IAP a una ciencia popular Es, en esta convergencia de sentidos, donde surge la historia social de la humanidad, historia que exige inexcusablemente otros tipos de conceptualizaciones, y de metodologías para su comprensión. Es, en este marco de comprensiones donde madura la I.A.P. confiriéndole a la ciencia sociológica el cometido de: ver los tejidos sociales que constituyen la sociedad, trascendiendo la apariencia y trascendiendo las explicaciones oficialmente establecidas; desenmascarando y develando las tendencias ocultas, desmontando las afirmaciones “obvias” y el lenguaje políticamente correcto, permitiendo que la voz del pueblo se exprese. Nos invita a relativizar las identidades, las ideas, las instituciones mismas, dejando que la historia fluya y se nutra de sentimiento y pensamiento. El aporte más valioso fue aprender que se puede recuperar la historia y la sabiduría de todas las culturas que habitan en nuestro territorio, devolviendo la voz al pueblo. Epistemológicamente la I.A.P. primero replantea la relación sujeto-objeto; rompe la tradicional relación de dominación-dependencia en la construcción del conocimiento. Conduce a un proceso de autonomía y participación que lleva a un nuevo tipo de sociedad, a un nuevo tipo de relaciones en la producción del conocimiento; en las relaciones de género; en las relaciones maestro-alumno; en las prácticas de la medicina; en las prácticas económicas; en las relaciones políticas. En la formación de otro tipo de movimientos sociales y partidos políticos.

Igualmente la I.A.P. plantea el reconocimiento de la ciencia popular y las ciencias académicas como algo válido. Rompe la concepción cartesiana de asumir la naturaleza como una cosa que fractura la relación sujeto-objeto. Para los viejos paradigmas, el ser social es un objeto, no es un ser pensante sino un objeto material, que debe ser observado, analizado y fragmentado en el laboratorio. La ciencia popular en la perspectiva del análisis que estamos desarrollando, ha sido despreciada o considerada de segunda clase porque no responde a la rigurosidad y racionalidad señalada por Descartes; pero el conocimiento popular tiene su propia racionalidad y lo demuestra en la vida cotidiana. La I.A.P. otorga poco énfasis al conocimiento usualmente llamado “científico” y privilegia el conocimiento “práctico” que surge de la comunidad. Las personas de la comunidad independientemente de su nivel educativo y status ocupacional, tienen un conocimiento práctico que les ha permitido su supervivencia; la comunidad conoce mejor su realidad que los extraños a ella. Entonces, desde sus orígenes propugnó por la creación de una ciencia autónoma al servicio del pueblo. Metodológicamente, la I.A.P. trazó el siguiente derrotero: determinó los grupos claves para el trabajo de inserción; determinó la importancia social, política y cultural de la región en la cual se proyectaba el trabajo investigativo; propugna la devolución sistemática del conocimiento; adopta respetuosamente la posición de clase de los explotados; construye elementos para una organización política. Este proceso metodológico se condensó en cuatro niveles. Primer nivel: Análisis del contexto


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Huelga estudiantil 1960

gestión y autoconocimiento en las comunidades, proyectando iniciativas, creatividad y valoración potencial; valorando la experiencia y el sentido común; conceptualizando el hombre libre con sentido crítico; valorando el hombre como ser histórico. El problema de investigación se decanta en el mismo ambiente de trabajo de los participantes; finalmente, contribuye a los propósitos de transformación de las estructuras básicas del sistema institucional. En síntesis, el proceso investigativo propuesto por la I.A.P. constituye una experiencia educativa total que establece, prioriza, respeta las necesidades de la comunidad y potencializa la conciencia y el compromiso de la misma a favor de sus propios intereses. situacional. Segundo nivel: interpretación de la realidad para comprenderla, determinando el acontecimiento, el tiempo, el escenario, los actores sociales inmersos en ella, las relaciones de poder, expresión y comunicación evidenciadas por el acontecimiento. El Tercer nivel, consiste en lograr una visión integral de la realidad, develando los mensajes ocultos de los acontecimientos y estableciendo la relación entre acontecimiento y sociedad, o entre el nivel micro y macro. El Cuarto nivel conduce a establecer las alternativas de acción y decisión. La I.A.P. busca devolver la voz al pueblo, resaltando el papel participativo de la comunidad destacando sus implicaciones educativas; no se trata de un ejercicio meramente intelectual; es importante que la comunidad aproveche no solo los resultados de la investigación sino el proceso mismo, involucrándose desde la formulación del problema hasta la interpretación de los descubrimientos, la discusión de las alternativas de solución y adopción de los caminos, mediante la participación activa de la población. De allí se deriva la implicación política de esta opción metodológica, porque genera procesos de cambio y de transformación de la sociedad; construyendo participación e interacción espontánea; aportando reflexión, auto-

Durante el tiempo comprendido entre 1972 y 1974, la Fundación ROSCA de Investigación y Acción Social adelantó en Córdoba y Sucre (Caribe colombiano), la experiencia más controvertida de I.A.P. que se ha realizado en el país, al apoyar las luchas de la ANUC recién creada. La historia de la segunda mitad del siglo XX en Colombia está enriquecida por múltiples experiencias de trabajo político y comunitario inspiradas en esta nueva concepción paradigmática, en los sectores indígenas del suroccidente colombiano; en las marchas sindicales y campesinas, en los procesos de comunidades negras. Finalmente, como expresión de reconocimiento y respeto, profundamente conmovida por su reciente fallecimiento, a manera de despedida del Maestro Orlando Fals Borda, permítanme hablar desde el corazón:


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Popayán, Octubre de 2008.

Maestro Orlando: Usted decidió marcharse a recorrer otros caminos; optó por descansar para retomar el aire que nos está faltando en esta patria nuestra que se debate entre las mentiras y las carencias; entre los silencios y las palabras marcadas. Usted es ya un habitante nuevo de eternas estancias; donde habitan también algunos seres que amamos profundamente y que también nos dejaron. Pero nos ha heredado un legado precioso, inconmensurable. Su recuerdo, sus palabras, sus enseñanzas. Los caminos que recorrimos juntos, siguiendo su seña por los caminos de Córdoba, Sucre, Bolívar, por los recovecos del Caribe, escribiendo, pensando, soñando. Construyendo el concepto de investigación militante. Escribiendo en nuestras almas la posibilidad de crear una sociedad nueva, resuelta, rebelde, comprometida hasta la médula con la vida y con la esperanza, en aquellos años de primera juventud donde no era la razón la que nos impulsaba, sino la certeza simple de colaborar en el trabajo de un hombre transparente, valioso, humano, amigo. Las selvas intrincadas guardarán sus pasos; el Mar Caribe desplegará ondeante su verde-azul para saludarlo en este nuevo viaje. Nuestro afecto irá a su lado, eternamente. Hoy en nombre del aprecio y de la amistad construida para siempre, prometo arrancar de mis múltiples tristezas el sentido de dignidad que marcó su existencia para apuntar la mía; no olvidar su palabra; no renunciar; no claudicar. Hasta siempre maestro Orlando Fals Borda; hasta siempre.

REFERENCIAS

- FALS BORDA Orlando y Rodríguez Brandao, Carlos. Investigación participativa. Comentario Ricardo Cetrulo. Instituto del Hombre. Ediciones de la Banda Oriental. 2ª Edición. Montevideo, 1987. - FALS BORDA Orlando. La subversión en Colombia. El cambio social en la historia. 4ª edición actualizada. FICA-CEPA. Bogotá, 2008. - FALS BORDA Orlando. La Historia Doble de la Costa. 2ª Edición. Bogotá, 2002. - GARCÍA MÁRQUEZ Gabriel. La soledad de América Latina. Brindis por la poesía. Corporación Editorial Universitaria de Colombia. Cali, 1983.

* Matilde Eljach es Socióloga, Magister en Antropología Jurídica. Integrante del Grupo de Investigación Cultura y Política y de la Red de Justicia Comunitaria y Tratamiento del Conflicto. GARCÍA Márquez, Gabriel 1982:12. FALS Borda,2006: 16 1 2


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César Eduardo Osorio Sánchez*

“Por una parte, se montan grandes luchas en el terreno de las ideas (…) que buscan el progreso y el mejoramiento de la sociedad colombiana, especialmente de las clases trabajadoras. Profesores, universitarios y muchas veces los mismos obreros y campesinos, descubren las desigualdades inherentes y las inconsistencias morales hasta entonces encubiertas en el orden vigente, las traducen en la acción y se declaran en rebeldía contra ellas. Se lanzan a las calles o a los campos, en intrépido gesto para dramatizar sus puntos de vista y acelerar el cambio, buscando las ventajas del poder político para imponer sus ideales. Pero, por otra parte, saltan a la brecha grupos y personas comprometidos con la continuidad del orden vigente, dispuestos a jugarse a fondo en la lucha y a contrarrestar el efecto de los grupos subversores” 1

Las realidades de hoy y la vigencia de Fals Borda El epígrafe con el cual se abre esta reflexión fue escrito por el maestro Orlando Fals Borda hace más de cuarenta años durante la gestación de su obra “La subversión en Colombia”: El cambio social en la Historia. Más que una pieza de literatura sociológica o política, estas palabras retratan las realidades de luchas por el poder que han marcado el sendero recorrido por la sociedad colombiana y que siguen definiendo las apuestas reivindicativas de hombres y mujeres que desde sus realidades cotidianas aspiran a la realización de una nueva sociedad que supere las desigualdades del presente. Estas palabras dibujan una senda de permanente cuestionamiento a la injusticia, un camino que debe ser recuperado para mirar las propuestas del futuro de los sectores populares. La vivacidad de las contradicciones del régimen vigente, la intensidad de las reivindicaciones del campo popular nos permiten decir hoy, que las gestas políticas y teóricas inauguradas por Orlando Fals Borda, hombro a hombro con luchadores incansables como el desaparecido maestro Eduardo Umaña Luna siguen teniendo plena vigencia. Las realidades que determinan el momento histórico actual de la sociedad colombiana revelan la urgencia y la necesidad de que las organizaciones sociales, los intelectuales democráticos, los pueblos originarios, construyan escuelas de pensamiento que contraviniendo los vientos imperantes no sucumban ante el silencio, la cooptación y el academicismo aséptico que desde la contemplación, renuncia a transformar las bases de la desigualdad que perviven en nuestro medio.


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Desde las propuestas políticas y académicas promovidas por el Maestro Orlando Fals Borda, el logro de un orden social superior, la superación de las barreras estructurales que obstaculizan la realización plena de los pueblos, implica el desarrollo de procesos de movilización popular que se alimenten por propuestas de pensamiento, de análisis de la sociedad, en las que se sinteticen los saberes logrados por nuestros pueblos y en las que cobre un lugar central el papel creativo y transformador de las utopías y procesos ético-políticos emancipatorios. Desde este punto de vista, el conocimiento -lejos de ser un objetivo en sí mismo-, se constituye en una posibilidad para provocar transformaciones en el horizonte político de los movimientos sociales en la medida en que contribuye a desentrañar las condiciones estructurales que determinan las luchas por el poder y entronice el papel protagónico que han jugado los actores sociales en la transformación de tales estructuras, en su búsqueda de nuevos senderos de justicia. En la actualidad, Colombia producto de las históricas alianzas entre sus clases políticas tradicionales y los poderes transnacionales que promueven la victoria del mercado, se ha consolidado como escenario estratégico para las fuerzas del capitalismo global. La sociedad colombiana se presenta como un enclave de los poderes imperiales en nuestra América, un continente que aunque irredento ha demostrado con la movilización popular y -con algunos gobiernos de signo democrático- que está hastiado de la voracidad del capital y necesita transitar hacia democracias raizales, respetuosas de la identidad latinoamericana y de las aspiraciones de los pueblos que por más de quinientos años han sostenido procesos de organización, movilización y de construcción de poder en procura de la dignidad y la autodeterminación.

La crisis del neoliberalismo en América Latina conduce a que la sociedad colombiana se vislumbre como un escenario en el cual se expresan claramente las contradicciones, las incongruencias morales del régimen político y económico. De esta manera, los poderes del capital que continua acrecentando su condición dominante en las políticas de guerra, en la sobreexplotación del trabajo y en la violencia cultural, se confronta con las voces que claman y construyen formas propias de organización de la vida colectiva, con las conciencias críticas que reclaman para sí la posibilidad de construir un futuro en el cual la economía y la política no se sigan encarnizando contra las mayorías y contra los sectores más humildes. En la arena política colombiana, la movilización popular, las luchas en el terreno de la teoría y el análisis crítico de la historia evidencian que el paradigma societal del capitalismo trasnacional se enfrenta a las lógicas de los movimientos sociales que señalan las contradicciones cada vez más profundas entre la dinámica del mercado y las aspiraciones de realización de los derechos y los proyectos políticos tejidos desde la orilla de los movimientos populares. La realidad que confrontamos cotidianamente, nos revela que lejos de ser un proceso meramente económico, la dinámica de extensión del mercado global – en la que Colombia es un engranaje estratégico- está sustentada en nuevos esquemas de dominación y de confrontación de los sectores alternativos en el terreno social, cultural, político e ideológico. El modelo de globalización propuesto por los precursores de la ortodoxia neoliberal se revela ante nuestros ojos como un proceso en el que los dispositivos económicos van acompañados por una intensiva labor ideológica para sembrar la desesperanza. La tecnocracia, las clases políticas tradicionales han centrado sus esfuerzos en construir un andamiaje académico, mediático y político para demostrar a toda costa que no existen alternativas a la economía de mercado y a las instituciones políticas que lo sustentan.


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Los tiempos recientes y la necesidad de una nueva lectura de la historia En Colombia son notables los efectos de este conjunto de políticas orientadas a la preservación del régimen. En primer lugar, la dinámica política e institucional de los últimos tiempos, trae consigo la generalización de lógicas autoritarias en el ejercicio del poder que buscan que los hombres y mujeres se reconozcan como pertenecientes a una comunidad política constituida desde la militancia común en las políticas de gobierno. En segundo lugar, en el marco de la guerra integral contra el terrorismo se ha generado una nueva oleada de estigmatización frente a las organizaciones populares, sindicales, campesinas, indígenas en la cual se enfatiza la peligrosidad de estos sectores sociales por cuestionar los cimientos sobre los cuales se edifica el modelo político y económico. En tercer lugar, los tiempos recientes han estado marcados por una invasión de los valores de la guerra a la vida cotidiana que torna hostil el escenario de la deliberación política en la arena pública, cuyo objetivo central es la polarización social en torno al consentimiento o el rechazo de la agenda gobernativa. En el mismo sentido, el incremento sin precedentes de los recursos invertidos en la sofisticación de las fuerzas militares contrasta con la inversión cada vez más precaria en sectores como la educación, la salud, y en general con los esfuerzos institucionales para garantizar los Derechos Económicos Sociales y Culturales de las mayorías de la población. El fortalecimiento de la capacidad represiva del Estado pone en evidencia el desarrollo de una carrera armamentista a nivel nacional y en tal sentido, la profundización de las políticas de guerra. De acuerdo con el Maestro Fals Borda, estas dinámicas obedecen a un curso político cuyo objetivo es la “socialización del guerrerismo” como lógica dominante para el tratamiento de las contradicciones del régimen las cuales tratan de ser enmascaradas a partir de: 1. La activación de dispositivos ideológicos orientados a generalizar de una imagen deformada de la realidad exenta de contradicciones y luchas populares, 2. La profundización del tratamiento punitivo de contradicciones que se gestan en el terreno social, político y cultural. De esta manera, la ideología y el ejercicio de la fuerza se 2

constituyen en herramientas complementarias para la preservación del statu quo. En este sentido, el pensamiento político dominante mistifica el régimen vigente satanizando y trivializando el ejercicio de la oposición y de la diferencia política acudiendo a una visión de la historia en la cual no existen ideales democráticos, ni conflictos de clase y mucho menos idearios políticos emancipatorios. El pensamiento único trata de convertir a la historia en una desabrida sucesión automática de fases, en la cual desaparecen los rostros de dignidad, de resistencia, que proponen nuevos valores y nuevas exigencias a sus realidades. En esta visión de la historia se encuentran tres argumentos de fuerza que pueden ser entendidos como retos para construir una nueva perspectiva de la historia que aborde la dinámica de las luchas sociales por el poder y revele los factores que determinan las desigualdades sociales, políticas y culturales. En primer lugar, la historia oficial parte de reconocer al régimen político y económico vigente como el único posible y por ello debe ser defendido por los sectores más amplios de la población. En segundo lugar, desde el pensamiento del régimen las alternativas sociales políticas y económicas fracasaron, son inviables y por ello el sentido las luchas sociales es la injustificada desestabilización del orden social establecido. En tercer lugar, los discursos oficiales parten de la siguiente idea: las dinámicas sociales se pueden explicar a partir de la historia de las instituciones


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Circa 1976. Chocontá. Foto Archivo Cepa

políticas estatales y desde los esfuerzos de los dirigentes políticos tradicionales para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad del orden institucional.

Una mirada a la historia del campo popular: utopía y cambio social De cara a estos retos, el Maestro Fals Borda, emprende un nuevo abordaje de la historia de Colombia para tratar de desentrañar las raíces, buscando las determinaciones históricas de las luchas poder. Partiendo de la idea de que cada orden social contiene en su seno un universo de contradicciones que alcanzan su clímax cuando un conjunto de conciencias críticas, cuando las masas populares generan propuestas políticas para transformar los valores, las normas, las instituciones y tecnologías que sostienen los regímenes vigentes. En esta exploración sociohistórica, uno de los hallazgos más notables es el siguiente: el modelo hegemónico que se expresa en las ciencias e instituciones políticas oficiales ha invertido esfuerzos ingentes en reafirmar la justeza de lo que existe, argumentando la inmoralidad y la destrucción que se encarna en las gestas políticas de corte subversivo. En la reconstrucción de la historia popular que propone Fals, en cada orden social por el cual ha transitado la sociedad colombiana afloran gestas políticas y sociales protagonizadas por luchadores como Benkos Bioho, José Antonio Galán, José María Melo, Manuel Quintin Lame, Jorge Eliecer Gaitán, Camilo Torres, quienes orientados por un horizonte utópico llaman a la búsqueda de un nuevo orden social.


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De esta forma, la subversión adquiere una connotación distante a la calificación negativa de los saberes oficiales para ser valorada como un acto político orientado a revelar las contradicciones sobre las cuales se edifican las certezas de los órdenes sociales. Desde esta perspectiva de subversión moral, los sectores sociales tradicionalmente excluidos de las estructuras dominantes de la economía, del poder político y la cultura irrumpen en la historia criticando las injusticias que definen sus realidades históricas, proponiendo nuevas formas de organización de la vida colectiva, afirmando su capacidad soberana de orientación de su destino colectivo. Los procesos políticos protagonizados por estos hombres y mujeres revelan que una acción política es una práctica subversiva solamente si se propone la superación de las realidades de injusticia, explotación y opresión, si provoca procesos sociales dirigidos a la construcción de un nuevo orden social con una nueva comprensión de la dignidad colectiva. Tal como lo señala Fals Borda, las instituciones, las normas, los valores sociales no son justos por el solo hecho de responder a la tradición, por el contrario, las ciencias y saberes se encuentran en permanente cuestionamiento y transformación en la medida en que afloren nuevas reivindicaciones de justicia y de realización de derechos que se expresen en movimientos sociales y políticos. Gracias a las dinámicas sociales de construcción de contrapoder, la subversión moral que desencadena los cambios en las sociedades puede ser entendida como el momento histórico en el cual se revelan con mayor claridad los proyectos

de sociedad, las utopías e ideologías que se confrontan en la arena de la política. Al mismo tiempo desenmascaran las inconsistencias, las incoherencias entre las declaraciones morales y las prácticas políticas, económicas y sociales que fundamentan el poder de las clases dominantes. En este punto, otro de los aportes que se deben destacar de la obra de Fals Borda -para encausar el abordaje del cambio social en la historia- lo constituye la recuperación política y sociológica del concepto de utopía. Tras una mirada a las distintas formas que han cobrado las luchas populares en la historia de Colombia, las utopías lejos de concebirse como imaginarios, sueños, ilusiones distantes de las realidades sociales y políticas se valoran como complejos de ideas que inciden en la realidad por medio de la acción colectiva, los cuales orientan la transformación de los aspectos de orden social que son considerados injustos y propende por la construcción de nuevas relaciones sociales sustentadas en nuevos referentes de justicia. La existencia de utopías en el horizonte político y reivindicativo garantiza el cuestionamiento de los regímenes políticos, económicos y culturales y la persistencia de luchas que permitan su superación. En la historia de Colombia, al lado de las ideas que promueven el mantenimiento del orden establecido (ideologías) existe una larga tradición de utopías que portan la doble condición de sostener la crítica a los órdenes sociales establecido impulsando dinámicas de organización y movilización popular. Las utopías raizales de la historia colombiana se han construido al fragor de luchas seculares contra los poderes coloniales, la esclavitud, la explotación de los trabajadores, el destierro de indígenas y campesinos, la violencia directa, estructural y cultural contra nuestros pueblos


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ancestrales. En las acciones y propuestas de las organizaciones populares, indígenas, campesinas, cívicas, sindicales, se ha configurado un horizonte utópico que sigue incidiendo en las búsquedas de regímenes políticos cercanos a las aspiraciones de poder de los excluidos, cimentado por modelos económicos que superen la depredación del hombre por el hombre y de su medio natural, construyendo un modelo de sociedad edificado en un nuevo humanismo. Así, emerge la utopía del socialismo raizal, como el fruto de una historia de dignidad y conflicto, como una propuesta política basada en la capacidad creativa e inagotada de los campesinos, indígenas, obreros, del campo popular para configurar nuevas instituciones, normas, valores, tecnologías asentadas en el trabajo, la solidaridad, la autonomía, la identidad, el territorio, en el espíritu libertario entendidos como valores legados de esta tradición de luchas. Mientras estas aspiraciones no asuman su lugar como intereses generales de la sociedad, reverdecerán las expresiones de movilización popular, seguirán en el horizonte utópico animando la organización y la búsqueda de espacios de poder que prefiguren un nuevo orden social. En la actualidad son grandes los esfuerzos invertidos por las academias militantes del régimen y por los medios de comunicación del empresariado, para trivializar la política en los titulares de las

primeras páginas, en los efectos de las encuestas. Son necesarios los esfuerzos para encubrir con nuevas doctrinas y con espectacularidad mediática las carencias de un modelo de sociedad que sigue engendrando profundas contradicciones sociales y políticas. En este contexto es urgente recuperar el análisis riguroso de la historia, del momento social y político de la vida nacional, con los lentes de un conocimiento social emancipatorio de utopías y subversiones morales vigentes e inconclusas que recupera en su obra el maestro Orlando Fals Borda.

El socialismo raizal, como el fruto de una historia de dignidad y conflicto, como una propuesta política basada en la capacidad creativa e inagotada de una tradición de luchas

Frente a las fuerzas de la desesperanza y frente a la farándula que pretende hacer de la política un asunto frívolo, es crucial volver al análisis de la dialéctica de la historia, a las fuentes de las transformaciones sociales para edificar nuevas reflexiones y nuevas formas de acción política. La gramática de la historia sigue su curso, con luchas, movilizaciones, con acción política y con propuestas de pensamiento libertario. La historia de

Colombia sigue su curso, siguen vigentes los valores fundantes de libertad, solidaridad, trabajo, aspiraciones de los pueblos originarios por la edificación de una nueva democracia construyendo propuestas de ciencia popular al servicio del ideario democrático.

* Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo CEPA. Director Académico nacional de la Red de Justicia Comunitaria y Tratamiento del Conflicto. FALS Borda, Orlando. FALS BORDA, Orlando. (2008) La subversión en Colombia: El cambio social en la historia. Bogotá. FICA. Pp.262 y ss. 1 2


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Klaus Meschkat* Cuando llegué a Colombia hace cuarenta años para enseñar sociología en la Universidad de Antioquia, varios de mis colegas y amigos fueron ex-alumnos de Orlando Fals Borda. En ese tiempo la obra de Fals Borda era indispensable para cualquier persona que trataba de estudiar la realidad social colombiana, comenzando con sus libros y artículos de los años 1950 sobre los campesinos y la situación del agro en las regiones andinas del país. Para la orientación general sobre la historia contemporánea de Colombia, fue obligatorio leer los dos tomos de una obra maestra de las ciencias sociales latinoamericanas: “La violencia en Colombia”. Este libro actualmente es punto de partida para cualquier estudio serio de un proceso social que no terminó con la publicación del libro en 1962.

En las décadas que siguieron, llegué a conocer a Orlando personalmente, no solo como sociólogo de merecida fama internacional, sino como compañero en una lucha común para construir otro mundo posible. Su camino como investigador destacado en Historia y Ciencias Sociales, dentro y fuera de la universidad, fue inseparable de su compromiso político consecuente, hasta el final de sus días. Un aspecto importante de la vida y obra de Fals, es la lógica del paso de un pensador cosmopolita en el mejor sentido de la palabra, que se ha formado aprendiendo la instrumentalización de una sociología (main stream) de alto nivel en la academia de los Estados Unidos, al intelectual colombiano que busca y encuentra su camino político con base en un conocimiento profundo de la historia de las luchas por la emancipación social en su propio país. En su rechazo -más que justificado- del colonialismo intelectual tan frecuente en América Latina, Orlando no cayó en un provincialismo autosuficiente, pues siempre buscaba la comunicación con la teoría crítica más avanzada e intervino en los debates internacionales de un marxismo independiente. Así fue capaz de superar el positivismo de sus estudios iniciales, sin caer en la imitación de un pseudomarxismo deductivo de determinados teóricos europeos de moda que nunca fueron capaces de interpretar la realidad, de su propio país ni de los países subdesarrollados, y nunca intervinieron en luchas concretas. También en Colombia en los años setenta, existían círculos de estudiosos del “Capital” que tenían miedo de acercarse a la vecindad de los movimientos sociales antes de terminar la lectura del tercer tomo de la obra principal de Marx. Fals optó por


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otro camino: salió de la universidad capitalina, para vincularse con las luchas reales de los oprimidos en la zona del país donde el mismo tenía sus raíces familiares: la Costa Caribe. Trabajó con un movimiento campesino fuerte que pretendía impulsar la Reforma Agraria desde abajo: la ANUC, para esta organización social elaboró materiales de educación sobre el desarrollo del capitalismo en la Costa. Pero también entendió que tenía que revisar sus métodos iniciales para estudiar los movimientos sociales: no reducirlos a objetos de investigación, sino trabajar con ellos con base en una identificación de sus principales metas, entrando en un proceso en el cual el investigador aprende y cambia su relación con los “investigados” que se convierten en sujetos de un intercambio permanente. Elaboró el conocido método de “Investigación Acción Participativa” (IAP) con la cual Orlando Fals Borda enriqueció las Ciencias Sociales, no solo en Colombia y América Latina. No hay necesidad ni espacio para reflexionar sobre esta contribución a las Ciencias Sociales. Resultado de este método y de un trabajo paciente de muchos años fue la obra maestra de Fals, su “Historia Doble de la Costa” que se publicó en cuatro tomos de 1979 a 1986. Este libro, es más que una obra de historia regional: en sus implicaciones muestra con claridad que una izquierda con un proyecto político alternativo de cambio debe apoyarse en autonomías regionales. Vemos en este momento en Bolivia que puede pasar, si una izquierda deja esta consigna en manos de una derecha retrógrada que opone una autonomía de los privilegiados a un

proyecto nacional progresista. Al contrario, Orlando Fals Borda contribuyó al trabajo de la Constituyente de 1991 con sus conceptos novedosos sobre el reordenamiento territorial. Aquello que parece una obsesión de un investigador especializado en asuntos regionales, ahora muestra su relevancia en la coyuntura política actual de América Latina.

Klaus Meschkat

Ricardo Sánchez, en su discurso de presentación de la cuarte edición de “La subversión en Colombia” todavía en presencia de su autor el 23 de julio de 2008, hizo su elogio como “Héroe Cultural”, como uno de los grandes revolucionarios de América Latina. Eso es cierto. Pero en mis recuerdos personales de Orlando, aparece un hombre sin la soberbia habitual de los héroes y por eso para mi fue un hombre ejemplar. Le admiraba en sus comportamientos cotidianos, comenzando con la relación con su compañera Maria Cristina Salazar, eminente socióloga, siempre trabajando en otras áreas diferentes a las de Orlando, pero con igual prestigio en muchas partes del mundo. Recordamos nuestra preocupación cuando ella estuvo en la cárcel durante quince largos meses bajo la represión de Turbay al final de los años setenta. A nadie se le hubiera ocurrido considerar a Maria Cristina como simple acompañante de un hombre ilustre. Incluso recuerdo una visita en su apartamento en Bogotá cuando mi conversación fue sólo con ella, tratando de ganarla para una conferencia en Hannover, mientras que Orlando se había retirado para atender otros asuntos. Una relación de igualdad de este tipo no es frecuente, tampoco en parejas de académicos con ideas progresistas, ni en Alemania ni en Colombia. Todos recordamos como Orlando cuidaba a Maria Cristina en los años de su grave enfermedad, hasta su muerte acaecida en el año 2006.


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Recuerdo cuando visité a Orlando un día al final de febrero del 2003. El me pidió disculpas, esta vez no me podía invitar a su casa, porque Maria Cristina estaba muy mal, con dolores. Me daba una cita en su oficina en un edificio grande en la séptima, sede de una nueva organización llamada frente Social y Político. Encontré a Orlando en un cuarto modesto, con muebles viejos, sin secretaria y con un teléfono como único equipo. Entendí que este hombre que ya se acercaba a sus ochenta años, el sociólogo más prestigioso de su país, dedicaba horas de su precioso tiempo asumiendo tareas de oficina para una organización con pretensiones de unir ¡otra vez! a una izquierda independiente en este país tan difícil. Seguro no fue por aburrimiento que se dedicaba a este trabajo poco atractivo pero necesario. Sobra decir que así urgió nuevamente una fuerza política de izquierda cuya importancia para Colombia hoy día es innegable. Mi última visita a Orlando tuvo lugar en marzo de este año. Sabía de su delicada salud y estaba preocupado por la hora, cuando llegué a su apartamento era tarde, como varias veces en años pasados estaba en compañía de su amigo de confianza Miguel Eduardo Cárdenas. Yo estaba preparado para encontrar a Orlando solo, tal vez cansado por la hora avanzada. Sin embargo encontré un hombre alegre que sabía muy bien esconder su fragilidad, se encontraba en compañía de una docena de jóvenes que querían aprovechar mi llegada para seguir conversando con su maestro para tratar el tema de la situación del movimiento altermundista. Después de la despedida de estas amigas y amigos jóvenes, entramos en una conversación sobre la herencia perdida del socialismo revolucionario de los años veinte. Orlando -curioso como siempre- quería saber de los materiales de los archivos de Moscú que estamos preparando para un libro que se va a publicar en Colombia. Conversando sobre el Polo Democrático Alternativo, entendí que Fals no tomaba su condición de “Presidente Honorario” como una obligación de callarse cuando aparecieron tendencias negativas en la nueva organización. No se sentía jubilado sino militante hasta sus últimos días.

En un poema de Bertold Brecht hay unas líneas que me parecen como un retrato de Orando Fals Borda:

“Die Schwachen Kämpfen nicht. Die Stärkeren Kämpfen vielleicht eine Stunde lang. Die noch stärker sind, kämpfen viele Jahre. Aber Die Stärksten kämpfen ihr Leben lang. Diese Sind unentbehrlich. Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles. Hannover, 8 de septiembre de 2008

* Sociólogo alemán de la Universidad de Hannover. Miembro de ATTAC (Alemania). Ha publicado importantes estudios científicos sobre los procesos de lucha social y pasajes sobre la historia política de la izquierda en Colombia. Amigo personal y colega de Orlando Fals Borda durante más de cuatro décadas. El profesor Meschkat es colaborador de CEPA.


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Por Luis Emiro Valencia

La combinación melancólica del recuerdo y los adioses con las gratificantes vivencias, compartidas fugazmente con seres excepcionales - aquellos que nos brindan la compañía sin robarnos la soledad – es aquello que trato de invocar en este trajín del camino de la memoria, iluminado con la generosa imagen y ejemplar legado de Orlando Fals Borda, identificado a lo largo de medio siglo de compartir en la presencia y la distancia los mismos mundos. Orlando, el maestro, amigo y compañero de utopías realizables, como son todos los hermanos de esa familia esencial – que va más allá de la consanguínea- son seres irrepetibles que nos facilitan y justifican la vida procelosa. Esa personalidad, austera y sabia, sencilla y compleja, se fue en este agosto del 2008, llevándose con el viento y la lluvia su genio, su grato humor costeño, enmarcado con su sonrisa y murmullo de sabias palabras. Sin embargo nos invita a no olvidarlo en estas montañas duras y socarronas. Esta la razón de escribir sentidas y rápidas notas para la Revista CEPA. Revista que fundó y dirigió Orlando, acompañado de gente semejante a él: como Miguel Eduardo Cárdenas, Libardo Sarmiento Anzola y otros tantos integrantes del equipo de soñadores puros, todos ellos constructores comprometidos con la realización de un mundo mejor, una nube habitable con felicidad. No pretendo repetir el inventario de sus escritos y acciones, cuyos merecidos elogios a su

amplia obra, son producto de su sólida disciplina y formación de científico social, pues han sido reseñados ampliamente. Esta obra constituye un precioso legado y paradigmático patrimonio para Colombia, Latinoamérica y el Caribe, allí se perciben geografías humanas y físicas, que Orlando estudió y amó, en el referente de un pensamiento crítico, propositivo, innovador, creador, socialista y profundamente democrático. La obra y acciones de este gran hombre, también son y serán útiles para el


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mundo de las ciencias sociales, reflejada en su función insobornable y ética de humanista militante en la democracia radical. Sin sombras, intransigentes en los principios y flexible en las tácticas, centrado en la defensa de los pueblos y regiones marginadas de Colombia y el mundo, como único compromiso vital e intelectual, como lo acreditó con su presencia honoraria y altiva en el Polo Democrático Alternativo. En la saudade o añoranza, abruma la definitiva despedida en el concurrido y abierto campus de la Universidad Nacional de Colombia, en su viaje definitivo y sin retorno, hacia el “limbo”, pues no pretendía habitar el cielo ni el infierno fantástico, como premonitoriamente describiera su final residencia, el Maestro, en reciente teleconferencia con la Universidad Abierta y a Distancia UNAD. Así se fue, el amigo y compañero de sueños, triunfos, frustraciones y esperanzas, quien tuvo por nombre Orlando Fals Borda; entre flores, murmullos, silencios respetuosos y perplejos frente a una realidad irreversible. Es el recuerdo de Orlando, sustentando su sólidas ponencias sobre la Vivienda y el Habitat, en el Simposio sobre el Trópico Húmedo, realizado en Quibdo patrocinado por la UNESCO, bajo la Dirección Académica de Monseñor Enrique Pérez Arbeláez, científico fundador del Jardín Botánico José Celestino Mutis en Bogotá y continuador de esa tarea histórica. A este acto académico concurrieron el Director de la UNESCO y en el horizonte del Río Atrato, pensaron y hablaron eminentes científicos de Europa, de Estados Unidos y América. Allí Orlando recibió cálidos elogios por su trabajo y su grata presencia aca-

démica en las demás discusiones sobre bioambiente, antropología, etnología y sociología aplicadas al medio chocoano y su extensión en la geografía mundial. En las Actas del Simposio, registramos en la Secretaría Académica del Simposio, con Teresita Arango, Lucien Pasquieu y Roberto Pineda, los valiosos aportes sobre temas como la tenencia de las tierra en el Chocó, el habitat, el trabajo, la cultura y las danzas y cantos afrocolombianas (alabaos), la agricultura y la silvicultura en el trópico húmedo, los manglares destruidos y la necesaria ganadería de búfalos de Pakistán, los caminos del agua y la pesca artesanal, la botánica y la zoología, la biodiversidad, entre otros temas de ayer que hoy mantienen una actualidad desconcertante que amerita repasar en este panorama depredador. En las comisiones de trabajo y en largas tertulias que se extendían hasta perder los linderos del anochecer y amanecer lluvioso, enmarcados con luna y rumores frescos, miradas curiosas con los ojos grandes de las negritudes, se desenvolvía el derroche de conocimientos, sabidurías y pasiones. Esta presencia múltiple, integraba el paisaje cultural del evento, relevado con el sabio pensamiento y la amable risa leonardesca de Orlando, matizada con su natural humor y mirada distraída pero presente. Este fue nuestro primer encuentro intelectual, que nos hizo amigos por siempre. Es fácil reconstruir en el recuerdo ese ámbito selvático y hermoso, acosado por la marginalidad, el abandono y la pobreza, en medio de tanta riqueza natural y humana. Pero aún permanece la población marginada, excluida, violentada, ayer y hoy, como lo hemos constatado después de décadas marchitas. Cómo no recordar los paseos nocturnos con Orlando, entre el follaje del Pacífico chocoano, junto con Joaquín Molano Campuzano, ictiólogo y conservacionista, también ido, exhibiendo su perfecto francés el uno e inglés el otro, ante la bella suiza Lucien, nuestra políglota traductora de verdades e ilusiones. Molano, fue uno de los fundadores de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en búsqueda de coleópteros para su colección, como Orlando, también fundador de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional.


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Estos fueron nuestros temas iniciales, los de siempre y los de la hora del ahora. Todo parece como una fotografía en sepia, que sólo tiene en el presente más colores: verdes, terrosos, amarillos, negros y rojo sangre, como el nuevo luto de los ríos. Y hay más dolor humano y social, acompañado en el presente con la palma africana y la tala del bosque primitivo, mal llamada silvicultura, implantada por los agentes del neo y narco latifundio, disfrazado de comodato, CTI y múltiples violencias, reproducidas y multiplicadas. Estos horizontes y celajes, mostraban los conflictos germinales de la tragedia regional y nacional, que interpretó y analizó, en su momento y en la actualidad, Orlando Fals, junto con Eduardo Umaña Luna y Monseñor Guzmán en su origen y profundidad, en ese tratado sobre la infamia, denominado “La Violencia en Colombia”. Todo esto lo recordábamos con Orlando, en nuestros viajes al pasado como si nunca se hubiera interrumpido en su acaecer dramático e injusto y repetitivo como las pesadilla eterna de los condenados de la tierra de Franz Fanon. Es el caleidoscopio que vivimos. Luego en los años cincuenta y sesenta, época de oro democrático de la Universidad Nacional de Colombia, los fundadores de las disciplinas académicas en los campos de la Economía y Sociología en nuestro medio, fueron Antonio García Nossa y Orlando Fals Borda, quienes impulsaron la presencia moderna del conocimiento científico en estas disciplinas, como nos consta a quienes fuimos, más que sus alumnos, sus leales y consecuentes discípulos. En estos escenarios de la Universidad, en barrios y veredas y con actores como Orlando Fals Borda y Camilo Torres Restrepo, polemizamos públicamente sobre la institucionalización de la Acción Comunal en Colombia (que no fue fundación o creación republicana, pues el trabajo comunitario comunal preexistía histórica y culturalmente desde antes del descubrimiento de América y las conquistas europeas), cuya manipulación se inicia con los artículos insertos en la ley miscelánea número 19 de 1958 - precisamente hace 50 años- esta ley cumple medio siglo en este 2008. En el Censo Nacional Calificado de 1993 sobre acción comunal, el cual dirigí, se identifican las huellas de estos cordiales coloquios, algunos fueron idealizados y otros fueron premonitorios de la cooptación popular. Estos debates se efectuaron en el Paraninfo de la Facultad de Derecho Universidad Nacional. En el curso de los años, siempre nos encontramos con Orlando, defendiendo los objetivos y tareas de la acción comunal, en el mutuo afán de compartir su profundización democrática y modernización, definida como sujeto social participante. Siempre apuntando a la autonomía, capacitación, organización democrática y fortalecimiento de la economía solidaria, considerando medios y fines para alejarla de la politiquería, el protagonismo y el clientelismo, hasta el punto que compartíamos el anhelo de

Esta tarea inconclusa de la revolución liberadora requiere de muchos Orlandos para su realización. ¡Ya están, ya vendrán!


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Foto Ottonassar

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reimpulsar estas líneas de políticas social en la actualidad y ad honorem, integrando el equipo consultor de la Confederación Comunal Nacional.

de ordenamiento territorial, bajo la línea innovativa de construir un Estado Unitario Regional defendiendo las entidades territoriales para las etnias y sociedades originarias, ETIs.

Esta tarea inconclusa de la revolución liberadora, que describe en uno de sus libros y propuso culminar el Maestro, en forma permanente, requiere de muchos Orlandos, para su realización. ¡Ya están, ya vendrán!

Estas tesis coinciden con el redimensionamiento territorial urbano-rural integrado mediante la figura geopolítica de las agrópolis, que impulsa Alberto Mendoza Morales, presidente de la Sociedad Geográfica de Colombia, también asesor de la Constituyente. Esta circunstancia permitió rememorar estas luchas sociales y políticas compartidas, en el último homenaje realizado a Orlando.

En el año 1991, nos encontramos en la Asamblea Nacional Constituyente: Orlando Fals, como Constituyente por Alianza Democrática-M-19 y el autor de estos recuerdos presente como Asesor del Constituyente Angelino Garzón en la Comisión V de las Asambleas, relacionadas con los asuntos Económicos, Sociales y Ecológicos. Esta circunstancia renovó la posibilidad de intercambiar diariamente documentos, opiniones, objetivos y tareas, con los Constituyentes, especialmente con Orlando Fals Borda, quién lideró especialmente los temas en materia

En los diversos temas de participación comunitaria y economía solidaria, esta Comisión propuso los artículos pertinentes. En estas comisiones y plenarias trabajaba y defendía sus ideas con su discurso y voto limpio, Orlando Fals Borda, junto a la mayoría de constituyentes. En esos inolvidables momentos en los cuales fertilizaron con su tesón la democracia moderna participativa, se perfilaron los contenidos basicos de los derechos fundamentales, consagrados en la nueva Constitución, cuyo desmantelamiento progresivo comentábamos con tristeza histórica e impotencia política, en los encuentros y diálogos fraternos con Orlando Fals, como aquel último ocurrido el 23 de julio de este año, semanas antes de su adiós definitivo, en el Paraninfo de las Universidad Central, en el lanzamiento apoteósico de la reedición actualizada de su libro “La Subversión en Colombia”, cuyo saludo, agradeciendo la presencia al acto, rubricó con un cordial abrazo y con su sonrisa de siempre, marcando el ritmo de su voz, casi callada, silenciosa, diciendo, “pues sí, Luis Emiro, gracias por la presencia, pues ya somos parte de la historia … inconclusa”, remató sonriendo. Esta anécdota fue lo último que compartimos. Así fue la última vez que dialogamos con la mirada lejana. En cuanto a las notas del Camino de la Memoria, para la Revistas CEPA, las transmite el milagro fabuloso del Internet, en reemplazo del diálogo vivo. Sin embargo, Orlando Fals Borda, como canta el verso romántico medieval sobre el amor ¨Para curar las dolencias del corazón, se requiere la presencia y la figura. En este caso, el legado del Maestro se encuentra en sus obras. Siempre, en su ejemplo humano, está y estará presente su figura y su talante. Esa es su figura eterna, incrustadas en el futuro de la Colombia posible, que vendrá, gracias a hombres como Orlando!


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En esta edición inauguramos la sección De Vuelta a la Página, en donde se reproducen y recrean documentos históricos de publicaciones de los sectores populares que cobran vigencia para del presente. En tal sentido se enmarca la Revista Alternativa, una de las publicaciones más prolijas en denunciar los abusos de poder en la historia de Colombia, por esto reproducimos uno de sus artículos más polémicos y reveladores para el presente: “El modelo Uribe Vélez: ¿Mano dura o tenaza paramilitar?” Dic. 1996, el cual está precedido de un contexto en el cual se escribió el artículo a cargo de Mariela Guerrero, miembro del equipo de redacción de ese entonces, y una entrevista a Gloria Cuartas, en donde recrea desde el presente lo que significó el “Modelo Urabá” en la paramilitarización del país en la última década. MARIELA GUERRERO*

A manera de introducción La década de los noventa se caracterizó por el afianzamiento del paramilitarismo en todo el país. La siniestra asociación entre los carteles del narcotráfico que aportaron dinero y su ejército de sicarios asociados con miembros activos de las Fuerzas Militares (encargados de su entrenamiento), contaban con la participación de numerosos terratenientes en cuyas fincas eran adiestrados. Organizados con ganaderos, comerciantes, multinacionales y políticos de las diferentes regiones del país. Fueron muchas las personas que participaron directa e indirectamente, en la consolidación de un proyecto político presentado como la única opción para enfrentar el peligro de la guerrilla: las temibles Autodefensas. La persecución implacable, el asesinato, la desaparición y el desplazamiento de miembros de la oposición, dirigentes campesinos, sindicalistas estudiantes, indígenas y todo aquello que representaba una voz crítica, cuestionadora o simplemente disidente del poder que se acunaba con esta tenebrosa alianza, pasó a ser la amenaza diaria de numerosas comunidades a lo largo y ancho del país. Esto produjo como resultado el desplazamiento forzado, inicialmente y en forma masiva en la región del Urabá chocoano, hacia finales de 1996, en lo que se conoció como ‘Operación Génesis’, dirigida por el en-

Alternativa era el único medio informativo independiente de Colombia, sacaron por primera vez a la luz pública, la verdad que se ocultaba tras las llamadas “Cooperativas de Seguridad Privada” (Convivir) tan defendidas, promocionadas y multiplicadas por el entonces Gobernador de Antioquia y hoy presidente, Álvaro Uribe Vélez.


DE VUELTA A LA PAGINA 70 Revista Alternativa. Nueva Época, No 5. Diciembre 1996

tonces General Rito Alejo del Río, Comandante de la XVII Brigada del Ejército, con sede en Carepa, Urabá antioqueño. Se calcula que más de treinta y cinco mil personas de las comunidades negras e indígenas se encontraron de la noche a la mañana frente a un régimen de terror que a punta de masacres, descuartizamientos y asesinatos usando la motosierra, generaba pánico e intimidación a miles de pobladores que, despavoridos, huían a un futuro incierto, con los pocos enseres que podían llevar consigo. Práctica que se hizo extensiva al resto del país, desalojando de sus terruños a casi cuatro millones de personas, ante la mirada pasiva e indiferente de un país que los dejaba solos.

En medio de este panorama desolador, que contaba con la complicidad directa de innumerables personajes de la vida nacional y el silencio absoluto de los medios de comunicación. Cuando el pais se debatía en el conocido ‘Proceso 8.000’, que acusaba al gobierno de Ernesto Samper de haber sido elegido con dineros de los carteles de la droga, un grupo de intelectuales, dirigentes políticos y periodistas a la cabeza del maestro ORLANDO FALS BORDA, asumieron el reto de re-crear de nuevo la Revista Alternativa, que jugó un importante papel en el escenario político, a comienzos de los años noventa. Soplaban vientos difíciles y peligrosos. Sin embargo, el compromiso consistía en asumir con seriedad el rol que los medios de comunicación se negaban a cumplir, como era el ser testigos y fiscales sociales a la vez. Esto primó sobre todas las dificultades. Conscientes de que el país requería una voz que no se dejara silenciar, ni intimidar, se trabajó bajo los principios del ejercicio de un periodismo crítico, analítico, cuestionador; un periodismo que no fuera complaciente con ningún sector. Se rescató el periodismo de investigación, tan perseguido y asediado (hasta el presente), que ha costado la vida a numerosos periodistas, así como ha inducido el exilio de otros tantos. En las páginas de Alternativa fueron publicadas numerosas denuncias sobre sistemáticas violaciones a Derechos Humanos, hechos de corrupción, asesinatos, desapariciones y sobre todo daba razón del dra-

ma del desplazamiento forzado analizando sus intereses ocultos. También en esa época, Alternativa era el único medio informativo independiente de Colombia, sacaron por primera vez a la luz pública, la verdad que se ocultaba tras las llamadas “Cooperativas de Seguridad Privada” (Convivir) tan defendidas, promocionadas y multiplicadas por el entonces Gobernador de Antioquia y hoy presidente, Álvaro Uribe Vélez. Denuncias que posteriormente demostraron que el paramilitarismo se parapetaba detrás de la legalidad de las Cooperativas de Seguridad Privada. Desde hace diez años fueron los primeros en señalar la complicidad que existe entre numerosos políticos y mandatarios locales, regionales y nacionales con el paramilitarismo, también denunciaron desde su nacimiento sus nexos con el narcotráfico. Ante todas las denuncias hechas por Alternativa, los demás medios de comunicación callaron y ninguno quiso atender la verdadera dimensión de aquello que estaba sucediendo. Una década después, el desenvolvimiento de los hechos les da la razón. Lo allí denunciado, cobra tanta vigencia que parece escrito hoy mismo. La reacción del mandatario antioqueño, no se hizo esperar. Tuvieron que enfrentar intimidaciones constantes, amenazas diarias y una demanda por calumnia e injuria. Pero nada de eso los hizo desistir. Hoy, con orgullo y la frente en alto, pueden decir que dieron la batalla hasta el final, ganando uno de los pleitos más importantes para la dignidad del periodismo nacional, pues la Fiscalía falló a su favor, negando que lo publicado en ese número, fuera calumnia o injuria. Con esto reinvidicaban el derecho a la información, a la libertad de prensa, proclamando el rechazo a la mordaza oficial. A continuación, el texto completo de aquello que se publicó en ese año de 1996, cuando incluso premonitoriamente señalaron que Uribe Vélez llegaría a la Presidencia de la República, como en efecto sucedió.

* Periodista, investigadora social y miembro del equipo de redacción de la revista Alternativa, Nueva Época


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Equipo de Alternativa En un país cuyos ídolos suben y bajan de los pedestales con extremada facilidad, subió en el último trimestre del año Álvaro Uribe Vélez. Semana, RCN, Francisco Santos y obviamente Plinio Puleyo Mendoza lo lanzaron como precandidato presidencial para 1998, una aspiración que él no desmiente.

Convivir. Se van a ver afectados los sectores más indefensos y el Estado tendrá la responsabilidad directa, por lo cual tendrá que responder contra las demandas que se instauren en su contra”.

El “modelo” de Uribe se centra en las Asociaciones Comunitarias de Seguridad, Convivir, que se iniciaron en Antioquia en abril de 1995 y se han extendido a varios departamentos del país. Las Convivir han sido promovidas públicamente por el gobernador, como en ningún otro departamento. Públicamente, su administración diferencia las cooperativas, a las que considera como entes de beneficio comunitario, de las autodefensas y del paramilitarismo. Lo cual es discutible.

Un folleto de la Gobernación describe a las Convivir como “una

Al contrario de los promotores del nombre de Uribe Vélez, una figura que aglutina a la derecha y a la ultraderecha colombianas que todavía creen que la guerrilla se puede neutralizar con las armas, los organismos de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional, ven en las Convivir una amenaza al Derecho Internacional Humanitario, por colocar a los civiles ya no sólo como víctimas sino como victimarios en medio del conflicto. Para Jesús María Valle, miembro del Comité de Derechos Humanos Héctor Abad Gómez, “se puede presentar desbordes hacia el futuro muy graves, sobre todo contra sectores populares. Si ha sido difícil controlar al Ejército y la Policía, que será controlar a las


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asociación de ciudadanos que con el respaldo de una central privada de comunicaciones, un grupo de coordinación, la Policía, el Ejército , la Fiscalía, el CTI y la Procuraduría, reportan, informan las irregularidades que se presentan en su área para que éstas puedan capturar al delincuente en su flagrancia o bien colaborar en la judicialización del proceso”. Pero funcionarios de la Dirección de Investigaciones Especiales de la Procuraduría califican como falso que la entidad “esté ejerciendo vigilancia y control sobre las Convivir, por cuanto sus miembros no son funcionarios públicos. Si se cometen irregularidades, éstas serían de conocimiento de justicia ordinaria”. En Antioquia prácticamente cualquiera que tenga 80 millones de pesos –terrateniente, empresario, paramilitar, narco- puede ir a una oficina en el edificio de la Gobernación donde un coronel del Ejército le indica como formar su propio ejército privado. Los miembros de las Convivir tienen derecho a portar armas cortas, y si el Gobernador y el Ejército se salen con la suya, dentro de poco tendrán armas largas. En la actualidad, la Gobernación reconoce la existencia de 56 Convivir en el mismo número de municipios, pero el Instituto Popular e Capacitación (IPC), de Medellín, calcula 70, 14 de ellas sólo en Medellín -6 de ellas en el centro-.

VIOLENCIA: VIVITA Y COLEANDO Álvaro Uribe Vélez debe estar enterado de que las Convivir no han tenido ningún efecto en la disminución de la violencia en Antioquia. Los datos de a Dirección de la Policía Judicial son contundentes para el caso antioqueño. Secuestros: 274 en 1994, 282 en 1995, 314 en 1996 (a noviembre 15). Homicidios, excluidos los de tránsito: 7334 en 1994, 7725 en 1995, 6164 (a septiembre de 1996). El Banco de Datos de Violencia Política del Convenio Cinep & Justicia y Paz reporta, de otro lado, una mayoritaria participación de Antioquia en las cifras nacionales de víctimas de violación a los Derechos Humanos en el trimestre de julio a septiembre de este año: ejecuciones extrajudiciales, 104 en el Departamento, de 166 en el país; desapariciones, 11 de 43; secuestro, 3 de 6; heridos, 15 de 19; atentados, 2 de 2; asesinatos por intolerancia social, 4 de 15. El organismo señala a los paramilitares como presuntos responsables de 103 de las 104 ejecuciones extrajudiciales, de las 11 desapariciones, de los3 secuestros, de los 14 de los 15 heridos, de 1 de los 2 atentados, y de los 4 asesinatos por intolerancia social. En opinión de Jorge Enrique Molano, director de la Corporación Jurídica Libertad, “hoy hay más muertos, más desaparecidos y más desplazados. El conflicto se ha arreciado y éste ni siquiera se plantea entre las Convivir, el paramilitarismo y la insurgencia, sino que son acciones que inciden directamente contra la población civil”. El mayor Hernán Cubides Rodríguez, comandante de la Policía en una amplia zona del suroriente del departamento que comprende 21 muni-

cipios y unos 4.000 kms.2, y que coordina junto con el Ejército la operación de las Convivir en dicha zona, le comentó a Alternativa: “Mao dijo ‘la guerrilla es a la población civil como el pez al agua’; imagínese ese hijueputa comunista. Si la población no apoya a los bandidos, la guerrilla no tiene posibilidades”.

DE CONVIVIR A “RAMBONEAR” Aunque el epicentro del paramilitarismo es Córdoba y el Urabá antioqueño, feudos de los hermanos Fidel y Carlos Castaño, tiene una base social que empieza a extenderse a toda Antioquia de la mano de un gobernador tan atractivo como para contrarrestar en el reino de la imagen el poder sin freno de sus protagonistas. En teoría, se establecen fronteras entre las Convivir y los grupos paramiltiares, pero sus campos de acción coinciden o se complementan. Además, de los 56 municipios donde el periódico El Mundo del pasado 17 de noviembre ubicó a las Convivir del Departamento, 48 forman parte de 88 municipios (Antioquia posee en total 124) donde los narcotraficantes han comprado tierras, de acuerdo con un estudio de la Universidad nacional (ver mapa). El resultado: una total contrarreforma agraria. Esto coincide con el hecho de que en las principales zonas de cultivos ilegales en el departamento hay presencia de grupos paramilitares. La ubicación de las Convivir en zonas de megaproyectos como las


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tierras por donde pasaría un ferrocarril extrarrápido que conectaría la zona de Urabá con el centro del país, hidroeléctricas y el mismo canal interoceánico, hacen pensar que éstas son parte del rompecabezas estratégico que se está tramando en la región con miras al siglo XXI. En el Oriente antioqueño, en el Valle de Rionegro y en especial en Llanogrande, Jardín, San Pedro, Porce, El Retiro, Girardota, La Pintada, Ciudad Bolívar y Puerto Berrío. En el centro de Medellín, en donde hay seis Convivir, ya se investigan los posibles vínculos de una de ellas con la banda La Terraza, de la comuna nororiental, conectada con los paramilitares de los Castaño.

CERRANDO EL CERCO Juan Manuel Santos sugirió que en caso de que Uribe Vélez renuncie a la gobernación para no inhabilitarse en sus aspiraciones presidenciales, se encargara al secretario de Gobierno Pedro Juan Moreno Villa, de terminar el período. Moreno Villa ha sido señalado como el principal promotor del avance paramilitar en el departamento: las autoridades de Urabá y Córdoba, al mando de los Castaño, han avanzado desde el 94 sobre el norte e Urabá y el Urabá chocoano. Además, se proyectan hacia el noroeste de Antioquia, desde el municipio de Frontino, y comienzan a actuar en el Carmen del Atrato, municipio chocoano limítrofe con el suroeste antioqueño. Desde el norte de Antioquia, con base en Caucasia, operan las llamadas Autodefensas de Colombia, en las que participan sectores ligados al Cartel de la Costa, y los grupos liderados por el Castaño han realizado acciones en Valdivia, Ituango y municipios aledaños. Con apoyo de narcotraficantes de Pereira, los paramilitares han avanzado hacia el suroeste antioqueño, con el nombre de Colsingue hace un par de años y últimamente bajo la denominación de las mismas Autodefensas de Córdoba y Urabá. Las Autodefensas del Magdalena Medio Antioqueño, cuyo comandante es Ramón Isaza, tienen su epicentro en Puerto Berrío. Desde allí han realizado una proyección en dos direcciones: el oriente (San Carlos, San Rafael, San Luis, Cocorná, etc) y el nordeste (Remedios, Segovia, Zaragoza). Así se va configurando una verdadera tenaza paramilitar sobre Medellín y el Valle de Aburrá (Ver mapa). En relación con Ramón Isaza, denuncias elevadas por fa-

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miliares de 14 personas desaparecidas en la vereda La Esperanza, de Cocorná, en junio y julio pasados, lo señalan como responsable del hecho, así como de la muerte de 48 personas en ocho masacres y asesinatos colectivos ocurridos este año. Un abogado defensor de derechos humanos considera que “el paramilitarismo se construye mucho más rápidamente o se establecen cooperativas Convivir en la zona de donde es oriundo o en las zonas donde tienen intereses económicos los familiares del gobernador. Casos de Salgar y San Roque”. Según el Colectivo Semillas de Libertad, que reúne a once organizaciones de derechos humanos, las 19 veredas de San Roque han sido víctimas del paramilitarismo. Desde mediados de 1995 y con mayor rigor desde junio de este año, la población ha sufrido –y en ocasiones ha sido obligada a presenciar- el asesinato de personas de la comunidad, a manos de grupos de entre 15 y 25 individuos. Por lo menos 13 personas han muerto en los últimos meses y 60 familias han abandonado la zona.

EN CARNE PROPIA Las versiones sobre vínculos con el paramilitarismo han tocado al propio gobernador. El 31 de marzo del 95, él y su hermano Santiago, administrador de una de las fincas de la familia, solicitaron que la Fiscalía abriera investigación por su posible relación con el grupo paramilitar “Los Doce Apóstoles”, grupo que hoy estaría reactivado bajo la sombrilla de “Autodefensas de Córdoba y Urabá”. En pronunciamiento del 5 de mayo del 96, la Fiscalía no encontró mérito para abrirles investigación, y luego de un conflicto de colisión de competencias, dirimido a favor de la justicia penal militar, fueron dejados en libertad, por vencimiento de términos, oficiales y soldados que también estaban involucrados. Juan Diego Y Mario Vélez Ochoa, primos del gobernador, no corrieron, sin embargo, con igual suerte. Se encuentran huyendo para eludir las órdenes de captura en su contra –co-


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EL TIRO POR LA CULATA El talón de Aquiles del modelo Uribe Vélez es que la mano dura termina por generar más violencia. También, se crece el “salvador” y la tenaza aprieta cada vez más. Se han identificado acciones de los paramilitares en Betania, Venecia, Ebéjico, La Ceja, y en el propio Valle de Aburrá, como lo comprueba la masacre del 29 de junio de el barrio Belén-Altavista. La policía reportó 17 muertos, pero los vecinos hablan de 20. Ocho campesinos fueron asesinados el 20 de noviembre en Mutatá, a manos de las “Autodefensas de Córdoba y Urabá”.

rrespondientes al procesos 1805 de la Dirección Regional de Fiscalías-, por su supuesta participación en un grupo paramilitar cuyo epicentro es el municipio de Armenia-Mantequilla y que opera también en Titiribí, Bolombolo y Angelópolis, conocido con el nombre de “Grupo de Don Efraín” (en memoria de Don Efraín Ochoa, uno de los promotores de los grupos en la zona) y uno de cuyos gestores fue el hoy preso ex parlamentario conservador y dirigente cafetero Néstor Garcés Soto. Además, los organismos de derechos humanos han señalado con insistencia a la finca “Guacharacas” –propiedad de la familia de Uribe Vélez en San Roquecomo epicentro de la violencia desatada en el municipio. De otro lado, la finca ha sido objeto en varias oportunidades de acciones de la guerrilla, incluyendo el intento de secuestro del padre del gobernador, Alberto Uribe Sierra, que terminó con su asesinato. Algunos campesinos advierten que la finca puede dar pie a una segunda Bellacruz.

Entre tanto, Uribe Vélez es cada vez más dependiente del poder de la tenaza. La autonomía regional que ha conseguido en el manejo del orden público es una victoria pírrica. En noviembre de 1995, aseguraba en una entrevista de televisión que las Convivir no llegarían hasta Urabá y solo tendrían armas de corto alcance. Un año después se proyectan 18 en la zona, el Gobernador anunció a mediados de octubre la creación de las primeras seis y pude armas de largo alcance. Sigue la gran pregunta sin respuesta: ¿Cómo establecer fronteras entre el paramilitarismo y unas Convivir cada vez más armadas y regadas? Para Paolo Costello, el investigador del IPC, “el paramilitarismo ha ingresado a una nueva fase de su desarrollo en la que apunta a constituirse en una alternativa de poder. El narcotráfico sigue siendo su principal fuente de sustento económico, pero ya no es la única como en los grupos paramilitares típicos de la década de los ochenta”. En ese contexto, las Convivir –a ojos de estudiosos sociales- refuerzan una trágica espiral de violación de derechos humanos, asesinatos, apropiación de tierras y su valorización a la fuerza, y afianzamiento de “corredores” para tráfico de armas y salidas de embarques de droga, que ha traído consigo la expansión paramilitar. En otras palabras, aceitan la tenaza. Tenaza que, al paso que vamos en todo el país, podría llegar a apretar el Palacio de Nariño. A


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laboratorio de la política de seguridad democrática “Todos los miércoles iba a los colegios porque en la agenda de trabajo estaba planteada una discusión con los docentes sobre la región del Urabá, sobre el por qué del conflicto en la zona, de cómo los niños y las niñas conocían la historia del conflicto.Yo les insistía que antes de empezar clases los profesores preguntaran a los niños qué había pasado en las veredas y en las zonas urbanas. Ese miércoles, llegué a la escuela “La Cadena”, en el límite entre lo urbano y lo rural. Una profesora me recibió alarmada porque los paramilitares habían pintando las paredes de la escuela con “Fuera guerrilla, fuera sapos, vinimos para quedarnos”, y firmaban Autodefensas Unidas de Colombia. Cuando ella me estaba contando eso, una niña, llamada Victoria, se me acercó y me dijo que César Augusto, un niño de 12 años, había visto cuando los paras habían pintado la escuela. Nosotros estábamos en el patio. Atrás había una manga (un potrero), yo estaba con cien niños, la profesora, el Secretario de Educación y el conductor. Tengo el cuadro muy claro porque eso siempre se quedó grabado en mi mente. Y cuando estábamos ahí, Victoria, la niña, me dijo: Alcaldesa, mire al fondo. Van a matar a César Augusto. Yo le dije, ¡nooo!, tratando de tranquilizarla porque jamás creí que fueran capaces de hacerlo. Miré y vi a dos muchachos. Habían cogido al niño. Fue muy rápido, porque la niña me repetía “lo van a matar, lo van a matar” yo le decía, tranquila, no va a pasar nada. Cuando yo dije eso vi que el machete cortó la cabeza del niño y la tiraron.Todo fue en silencio. No dijeron nada. Nunca entendí por qué nadie gritó. La gran mayoría eran niños, todos se llevaron la mano a la boca, con un terror, pero sin decir nada y los comenzamos a meter en los salones. Empecé a oír tiros. Toda la escuela eran tiros, eran gritos. Luego salimos, cerca a la escuela - en la casa del frente - estaba Victoria con otros niños y una bebecita de dos meses. Había pasado la balacera.Victoria me decía: quítese los zapatos, póngase las manos en la cabeza, agáchese porque nos van a disparar. Yo le hacía caso, me agachaba y ella volvía y me decía qué de-

Gloria Cuartas


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bía hacer. Ella me decía córrase, venga, haga esto y al final, ella me metió bajo de la cama y me tapó con otros niños. Y me dijo: los niños no la vamos a dejar matar.

incide con la presencia de Rito Alejo del Río como Comandante de la Brigada XVII en Urabá, controvertido General, desde entonces acusado y señalado de ser cómplice del paramilitarismo que, como proyecto político-militar, a sangre y fuego se imponía en la zona.

A mí eso nunca se me olvidará, porque ella dijo, los soldados están al lado de la casa, se van a meter, los soldados se van a meter. Ella los llamaba ‘los soldados’. Estuvimos desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, a esa hora tocaron a la puerta.

Gloria Cuartas tipifica, con el asesinato de César Augusto, todo aquello que significó la deshumanización, la destrucción, la indiferencia y el olvido en el Urabá. Pero además denuncia el terror. Eso ocurrió el 16 de junio de 1997, finalizando su alcaldía. A lo largo de su mandato sufrió atentados, amenazas de muerte, confrontaciones y acosos permanentes tanto de los paramilitares como del propio ejército, para obligarla a abandonar la región. Pero ella los desafió y los enfrentó. Consciente del peligro que corría su vida, no se dejó intimidar y aguantó valientemente hasta el último día en su cargo como alcaldesa.

Era el jefe de Planeación del municipio, Omar Largo, y me gritó: ¡Alcaldesa, ya vinimos por usted, ya puede salir, ya la situación está controlada! Y el Ejército, que ya estaba allí, me gritaba ‘guerrillera hijueputa’. Era lo único que yo oía: ‘guerrillera hijueputa’, ‘guerrillera hijueputa’. Apartadó estaba revuelto y el rumor era que me habían matado Cuando llegué a mi oficina, llamé al General Rito Alejo del Río y le dije: General, pasó esto, estaban los paramilitares (…) y él me decía: ¡En Apartadó no existen paramilitares! Yo le insistía, General, yo los vi. Y él me decía que no, que yo estaba loca y que debía buscar ayuda porque eso no había pasado. Me devolví otra vez al sitio donde mataron a César Augusto el niño de 12 años y encontré a la mamá con el cuerpo del niño y al hermanito con la cabeza, llegó la Fiscalía, el cuadro era aterrador.” El relato del asesinato de César Augusto, de apenas doce años, condensa la situación de barbarie que se vivió en la región del Urabá, desde mediados de los años noventa. Gloria Cuartas había sido elegida por elección popular como alcaldesa de Apartadó, para el período 1995-1997, época que co-

A los trece años de haber ocurrido los hechos, y teniendo la difícil responsabilidad de ejercer uno de los cargos más peligrosos por las condiciones que vivía entonces la región, presenta su testimonio:

URABÁ MODELO DE GOBIERNO Cuando uno escucha hoy en día que hubo un acuerdo de los paramilitares en San José de Ralito para “refundar la patria”, me devuelvo a 1994 cuando empresarios antioqueños, políticos, religiosos, militares estaban hablando del gran consenso por la ‘paz’ en el Urabá. Han pasado trece años y hoy podemos visualizar que en la región del Urabá también había un acuerdo. Quiero hacer un paralelo porque creo que es hora de armar el gran enigma de las piezas que, aparentemente, estuvieron dispersas y hoy se puede ver con gran claridad. Es como armar el rompecabezas de aquello que significó este laboratorio que más tarde se llamaría ‘la política de seguridad democrática’. Si preguntamos cuándo se empezó a refundar la patria, puedo afirmar que no fue solamente en Santa Fe de Ralito, porque había ocurrido un primer momento. Puedo advertir que el modelo que se instauró en la región del Urabá fue el de posicionar un modelo legitimador del exterminio por la vía de la fuerza, del desplazamiento, del silenciamiento de organizaciones sindicales, de un reordenamiento territorial.


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En el Urabá se empezó a hacer un pacto entre políticos, reinsertados del Ejército Popular de Liberación –EPL-, militares y la multinacional bananera Chiquita Brands, entre otros. Tenía como objetivo recuperar el poder político perdido en la región. En este sentido, es necesario e importante abrir un debate sobre qué responsabilidad tuvo el Sindicato Antioqueño, los empresarios del banano, el capital financiero, cuando hicieron el rearme de lo que algunos llamaron ‘Operación Génesis’. ¿Qué significaba esa recuperación, esa reconquista del Atrato, para que las tierras del Chocó pasaran a ser manejadas por el capital financiero, que más tarde tuvo la siembra extensiva de la palma africana, en tierras que fueron robadas y forzadas a abandonar, mediante una política de desplazamiento masivo en la zona? Pese a existir documentos, fotografías, entrevistas, se ha generado una desmemoria colectiva que trata de justificar que lo que sucedió en el Urabá era necesario. Y es aquí donde quiero hacer énfasis. En este rearmar el rompecabezas, hay personajes que tienen nombre propio y hoy vale la pena traerlos a la mesa: Carlos Castaño, Pedro Juan Moreno Villa, Rito Alejo del Río, Álvaro Uribe Vélez (en ese entonces Gobernador de Antioquia), la Convivir Papagayo. Y en ese mismo escenario, sectores de la Iglesia a quienes el paramilitarismo entregó parte de tierras, cuando apenas iniciaba la etapa de profundización del crimen organizado. Eso llevó a que la Iglesia tomara un lugar importante en el marco del conflicto, porque definitivamente con esas tierras le hizo perder la fuerza que tenía en la región para ayudar a dirimir los conflictos. Estamos hablando de La Tanela, en lo que se conoció como Santa María la Antigua del Darién, hoy Urabá chocoano, que significaba un punto fuerte e importante en el trabajo de la acción militar. Aquí es significativo detenernos, entre otros, en dos personajes; el general Rito Alejo del Río, Comandante la XVII Brigada y en el entonces Gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez. ¿Por qué; Qué papel jugaron en ellos? Porque, en este ejercicio de la retoma del poder político, necesitaban sacar a la izquierda de la región. Recordemos además, que Uribe desencadenó un gran debate alrededor de la seguridad privada, legalizando las estructuras paramilitares en la región del Urabá, a través de las famosas “cooperativas de seguridad privada”, conocidas como “Convivir”. El municipio de Apartadó fue el único que se opuso a ellas. Hoy veo con mucha claridad aquello que denominaron acuerdo por la paz, que era un acuerdo del silencio. Porque lo que se estaba conjugando en la zona era la transformación de la organización sindical, social de la región para definir una gran matriz.Yo fui testigo de cómo se fue asesinando a líderes campesinos, líderes indígenas, a mujeres, a médicos, a enfermeras, a estudiantes.


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Castaño - multinacionales - crimen selectivo.Y cuando iba a entregar a la Fiscalía todos los documentos procesales, fue asesinado, después del año 2000, en Bogotá.Toda esa información la desaparecieron.

CARA A CARA CON CASTAÑO Hablé con Carlos Castaño y me dijo: ‘usted no puede seguir metiéndose con el General Rito Alejo del Río y tiene que dejar de seguir denunciando a la región de Urabá Decidí ir a hablar con Carlos Castaño por varias razones: porque yo públicamente había dicho que no me iba a ir de la zona; que el presupuesto de Apartadó no lo iba a someter a discusión con el paramilitarismo y que yo continuaría haciendo un presupuesto participativo, así me siguieran acusando que yo concertaba con la guerrilla. Fue una estrategia sistemática, planificada, que no fue una acción marginal de la XVII Brigada. Cuando me dicen, ¿y dónde está la prueba? ¿Cómo usted advierte la responsabilidad del General Rito Alejo del Río con los crímenes de lesa humanidad en el municipio de Apartadó?, contesto que tendríamos que recurrir a lo que es la prueba material enfrentada a la prueba procesal. Es que el general Rito Alejo y el presidente Uribe han tenido algo en común: la capacidad para borrar las pruebas. Y quiero denunciar en esta entrevista, trece años después, que las personas que fuimos testigos presenciales del exterminio de la región del Urabá, han venido siendo eliminadas progresivamente. Quienes tenían fotografías, quienes tenían la evidencia de los diálogos en la finca El Cobre, en Necoclí, quienes tenían registro de cuánto dinero y de los diálogos de Rito Alejo del Río y la Convivir Papagayo, estas personas, han sido eliminadas o silenciadas a punta de terror. Por ejemplo, José Germán, Concejal de la Unión Patriótica tenía todas las pruebas que demostraban la relación Rito Alejo - Carlos

Quería hablar con él también para advertirle que las Compañías Bananeras, el Ejército y ellos, que estaban trabajando juntos, deslegitimaban cualquier acción del Estado. No iba a decirle a Carlos Castaño que me perdonara la vida, ni que concertara el presupuesto, ni fui a firmar pactos. Fui a decirle que estaban legalizando la vía del exterminio de la región del Urabá. Estoy aquí, le dije porqué ustedes, con el Ejército, con el General Rito Alejo, con Mario Agudelo (reinsertado del EPL), eso que están haciendo en la región de Urabá es deslegitimando todo. Le pregunte: ¿Y por qué están asesinando la gente? tengo esta lista de la gente desaparecida, en ese momento entró Mancuso con un portátil y empezó a decir: sí guerrillero, sí guerrillero, sí guerrillero.Todos los nombres que yo decía ellos los señalaban como jefes de la guerrilla. Al salir de esa reunión le dije a Castaño: no me dejo silenciar; nunca voy a pactar con el paramilitarismo. El Ejército no puede asesinar a la gente de Apartadó, simplemente porque los están relacionando con la guerrilla. Y Castaño me dijo ‘usted no puede seguir metiéndose con el General Rito Alejo del Río y tiene que dejar de seguir denunciando la región de Urabá’. Esto fue en al año 1996.

SEGUNDA ENTREVISTA CON CASTAÑO Pero yo seguí denunciando que Urabá estaba reverdeciendo con la sangre de la gente, porque ellos ya hablaban de la exportación al Japón, de la palma africana. Les dije ese día que la región del Urabá no iba a superar el conflicto armado hasta tanto no existiera negociación política y que ellos, en asocio


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con el Ejército lo que estaban haciendo era reverdecer el crimen en la región.Y que en quince o veinte días en la región del Urabá, la gente le iba a preguntar al Estado por qué dejaron matar a sus padres, por qué dejaron violar a sus hermanas, por qué permitieron que les robaran sus tierras. Dije, no entiendo qué estoy haciendo aquí, porque ni voy a concertar con ustedes, ni voy a dejar de seguir denunciando, ni tampoco me voy a ir de la región y si quieren, me matan, porque cuando salga de aquí voy a seguir diciendo lo mismo. Cuando entré en su habitación vi a una bebecita y a la mujer joven que él tenía. El tipo se me acercó y me dijo: usted es una mujer muy valiente, por qué no es comandante nuestra en la región del Urabá.Yo me volteé y le dije: Mire, quiero decirle que a esta bebecita que está aquí, que es su hija, la gente del Urabá tarde o temprano le va a reclamar lo que el Estado no está haciendo y yo no quiero ser parte de ese silencio. Fue la última vez que vi al tipo, pero yo seguí denunciando que Urabá estaba reverdeciendo con la sangre de la gente, porque ellos ya hablaban de la exportación al Japón, de la palma africana.

EL PACIFICADOR DE URABÁ El Gobernador Uribe Vélez, a través de Pedro Juan Moreno Villa -su Secretario de Gobierno- conocía a profundidad todos los asesinatos, todos los desplazamientos, toda la persecución, todo lo que estaban desarrollando en la zona. Además, la “Convivir Papagayo” recibía los dineros de Chiquita Brands y pactaban cómo manejar los dineros. “La Convivir” funcionaba en Apartadó, entre Carepa y la XVII Brigada. En los Consejos semanales de Seguridad en la ciudad de Medellín, en la que participaba cómo Alcaldesa, la reacción y la respuesta del Gobernador Uribe Vélez, de Pedro Juan Moreno como Secretario de Gobierno, del General Rito Alejo fue siempre tratarme como loca. Siempre hubo un maltrato y una agresión donde me decían que yo exageraba la realidad, que aquello que yo denunciaba no había pasado en la zona, que yo era funcionaria de la guerrilla. Las denuncias que yo ponía no eran valoradas en su dimensión. Los Consejos de Seguridad fueron usados para deslegitimar la autoridad local: no respetar las denuncias, no respetar el Comité Epidemiológico de la Violencia, no respetar las voces de las víctimas. El entonces Gobernador logró silenciar, desvirtuar lo que estaba pasando en la región. Eso se evidencia cuando Rito Alejo es acusado –una vez más- de ser promotor del paramilitarismo y le hacen un ‘homenaje de desagravio’ en Bogotá, en el Hotel Tequendama, con la presencia

Fotos, archivo particular


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de ganaderos, empresarios bananeros, miembros de las Fuerzas Armadas, la Iglesia y cuya intervención central estuvo a cargo del propio Uribe. Es cuando lo bautiza como el gran Pacificador de Urabá. Ahora pregunto, ¿Cómo se logró que empresarios, militares, Iglesia, narcotráfico, transformaran la estructura política de la región del Urabá? ¿Cómo se sacó a la izquierda? ¿Cómo eliminó físicamente al contrario?

Álvaro Uribe, durante el homenaje de desagravio a Rito Alejo del Río, Hotel Tequendama Bogotá, 29 de abril de 1999 Foto El Espectador Abril 29 de 1999

Detención de Rito Alejo del Río. Bogotá, Septiembre 2008.

El entonces Gobernador logró silenciar, desvirtuar lo que estaba pasando en la región. Eso se evidencia cuando Rito Alejo es acusado –una vez más- de ser promotor del paramilitarismo y le hacen un homenaje de desagravio (...) cuya intervención central estuvo a cargo del propio Uribe.

El presidente Uribe, siendo candidato, le ofreció al país que no eran necesarias salidas políticas, que no era necesario reconocer a la insurgencia, reconocer a una instancia sindical porque él, con su política aplicada en la gobernación de Antioquia y el modelo de Urabá prometía al país acabar con la guerrilla, que no era otra cosa que hacer en el resto del país ‘la pacificación’ que ya el General había experimentado con éxito en la región del Urabá. Quiero advertir, la gente asesinada en el Urabá no era gente combatiente, era población civil y por lo tanto, lo que ocurrió fue un crimen sistemático, planificado, un genocidio para eliminar la oposición, para eliminar el pensamiento crítico, para eliminar una corriente de izquierda política en la región del Urabá y además, transformar el uso del suelo. Por eso creo que la Comunidad de Paz de San José de Apartadó sigue siendo un obstáculo para los “pacificadores”. Creo que el presidente Uribe tiene que responderle al país la forma como se están borrando las pruebas. Es claro entonces, que con las declaraciones del primer Ministro del Interior y Justicia del mandato Uribe, Fernando Londoño, se confirmaría que todo aquello que ocurrió en el Urabá fue planificado, organizado cuando él dice que hay que agradecerle a Álvaro Uribe y a Rito Alejo del Río el que hoy podamos hablar de megaproyectos (el Puerto Seco, los túneles, el Canal Interoceánico). También hay un interés político muy alto de empresarios, ganaderos, capital trasnacional, sectores privados, políticos paisas, el Sindicato Antioqueño y del presidente Uribe con interés en la Zona de Urabá.


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PROMESAS AL PIE DE LA LETRA Muchos me han preguntado ¿Cómo una mujer como Gloria Cuartas enfrenta una estructura del crimen organizado, del narcotráfico, del paramilitarismo, del sector político paisa en la reorganización de una estrategia económica que concebía un nuevo modelo de desarrollo en la región y aún está viva? Hoy todos estos relatos se tienen que volver a poner en el escenario público pero mostrando la responsabilidad del Estado, por acción o por omisión. Que si usted no puede mostrar la foto de Rito Alejo disparando es porque tenemos que entender que estos crímenes no se hacen sólo con el que dispara: el que acompaña, el que piensa, el que realiza, el que permite que pase. Naciones Unidas, acompañantes internacionales, las misiones internacionales, todos fuimos testigos cómo operaban. Fue visto por todo el mundo. Cuando uno salía del barrio Policarpo hacia San José de Apartadó en la Serranía de Abibe, se encontraba la XVII Brigada y su Unidad, y a los tres kilómetros estaba el Comando paramilitar, a la luz de todo el mundo. Pero además, ni Rito Alejo, ni tampoco Carlos Castaño fueron elementos marginales. Ellos, determinaban los comportamientos políticos, los comportamientos de la Iglesia, de los concejales.Y lo que reiteraré en la Fiscalía es la relación Álvaro Uribe-estrategia paramilitar como una nueva manera de gobernar. San José de Apartadó, 2007. Foto http://fotos.cdpsanjose.org/main.php

Si se realiza un análisis desde 1995 hasta hoy, se observa cómo se eliminó físicamente toda la oposición política en la región, cuáles fueron los nuevos actores políticos, qué significó, por ejemplo, el pacto de la Virgen del Cobre, en Necoclí, que se volvió como el centro de reuniones de los paramilitares. Ahí se reunían ‘El Alemán’, Castaño, Mancuso, todos hacían las cumbres. Pero a partir del 2002, dijeron: ahora sí podemos hablar de paz en la región del Urabá, ahora sí podemos realizar el gran acuerdo político regional, que es el resultado de aquello que está pasando ahorita. No importa si me dicen que me van a abrir una investigación por calumnia, o que me van a meter a la cárcel. A esta edad ya no me importa porque alguien tiene que pagar. Podría por ejemplo afirmar quien mandó a matar a Pedro Juan Moreno. Porque a pesar de que él era de la oposición, era el que más sabía de los vínculos de Uribe con el narcotráfico y con el crimen organizado. Él tenía la prueba, tenía la cita, tenía la foto, tenía todo. Y, “casualmente” muere en accidente de helicóptero, sin ninguna justificación. Quiero finalizar diciendo que Álvaro Uribe Vélez, siendo gobernador de Antioquia creó en el Urabá cordobés, el Darién chocoano y el Urabá antioqueño, aquello que se llamó el Observatorio para la Paz, que se constituyó en ese gran gremio -sector privado, militares, narcotráfico y crimen- lo que se denominó el plan retorno, que no fue otra cosa que eliminar a la izquierda con poder político y posicionar un modelo de desarrollo, una forma de vivir y una forma de ser. Después que Uribe llega a la presidencia en su primer gobierno, promete al país que eso que pasó allá, esa paz de allá va a ser la paz prometida para el resto del país.

Trece años después, el ejemplo del Urabá es el modelo para la política de seguridad democrática. Lo que se aplicó allá, se replicó en toto el país, por eso Urabá fué el laboratorio de la política de seguridad democrática.


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RENAN VEGA CANTOR

“Esta huelga es el fruto del dolor de miles de trabajadores explotados y humillados día y noche por la Compañía y sus agentes; esta huelga es la prueba que hacen los trabajadores para saber si el gobierno nacional está con los hijos del país, en su clase proletaria, o contra ella y en beneficio exclusivo del capitalismo norteamericano y sus sistemas imperialistas”.

Entre el cinco y el seis de diciembre de 1928 y en los días subsiguientes se presentó la masacre de los trabajadores bananeros, que laboraban para la compañía estadounidense United Fruit Company, por parte de tropas del ejército colombiano. Este luctuoso acontecimiento, del que se cumplen ochenta años, llenó de sangre y dolor al naciente proletariado colombiano. En este aniversario queremos reconstruir en forma muy breve parte de lo sucedido.

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Conmemoración 80 años de la huelga y masacre de los trabajadores bananeros de la United Fruit Company. Ciénaga, Diciembre 6 de 2008. Foto Gabriela Diaz


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El enclave bananero y los trabajadores El plátano o banano es un fruto originario de Asia Meridional que llegó a América traído por los conquistadores españoles en el siglo XVI. Su producción se desarrolló en los países centroamericanos, en donde todavía sigue siendo uno de sus principales artículos de exportación. Sin embargo, durante varios siglos fue un cultivo de consumo local por parte de algunas sociedades agrarias de Asia, África y América Latina. Solamente hasta la segunda mitad del siglo XIX se convirtió en una fruta apetecible para el capitalismo internacional, porque se empezó a consumir en los Estados Unidos, siendo significativo que antes de 1870 el plátano fuera completamente desconocido en ese país. En ese año llegaron los primeros cargamentos, procedentes de Costa Rica, traídos por un ingeniero ferroviario de nombre Minor Cooper Keith. Sólo treinta años después el consumo de plátano en los Estados Unidos ya ascendía a unos 16 millones de racimos. Este individuo, que llegó a ser conocido como “el rey sin corona de Centroamérica”, fundó en 1899 en la ciudad de Bostón la United Fruit Company (UFCO), la empresa bananera más grande del mundo, con plantaciones en Costa Rica, Cuba, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Colombia. El banano se exportaba hacia los Estados Unidos desde los países mencionados y en éstos se habían implantado enclaves agrícolas, donde miles de trabajadores producían el fruto. En estos enclaves la empresa estadounidense había sometido todo lo que encontraba: monopolizaba la tierra y el agua; era dueña de los ferrocarriles y todos los medios de comunicación existentes, incluyendo el telégrafo; tenía su propia flota marítima, con la que llevaba los bananos a los Estados Unidos, formada por unos treinta buques. Imponía y quitaba presidentes y dictadores en los países centroamericanos, siendo célebre la afirmación del aventurero Sam Zemurray, llamado el “hombre banana”, cuando dijo que “en Honduras es más barato comprar un diputado que una mula”. Por todo ello, en los países de la región la empresa estadounidense era conocida como “mamita yunai”. La United llegó a Colombia a fines del siglo XIX y se implantó en la región contigua a Santa Marta; una zona idónea para la producción de banano por sus características ambientales, la fertilidad de sus tierras y su cercanía a la costa, lo cual facilitaba la exportación del fruto. En Colombia, usando la misma forma

Actos Culturales durante la conmemoración 80 años masacre de las bananeras, al fondo la antigua estación de trenes de Ciénaga. Foto Proun

implantada en los otros países donde se había instalado, la UFCO desarrolló una economía de enclave, controlando todo aquello que encontraba a su paso subordinando a los pequeños productores de banano. Estos no desaparecieron, pero si quedaron sujetos a los designios de la empresa estadounidense, por la apropiación de la tierra (incluyendo a los baldíos nacionales) y del agua, la monopolización de la infraestructura de transportes y comunicaciones, la imposición de su propio sistema de crédito, y porque era la única compradora de la producción local. Los trabajadores de la compañía eran antiguos campesinos, colonos e indígenas que formaron el primer contingente de asalariados. Mientras en 1906 había 15 mil jornaleros dependientes de la UFCO, en 1928 eran 32 mil. Estos trabajadores desempeñaban diversas actividades: encargados de sembrar y cuidar el banano en las plantaciones; estibadores del muelle y del ferrocarril; coleros, que cargaban los racimos al borde de los campos; puyeros, que cortaban la fruta; y carreros que la apilaban en paquetes que eran llevadas por las mulas hacia los ramales del ferrocarril. Aunque a la UFCO le interesaba desarrollar relaciones libres o semilibres de trabajo con el fin de romper los vínculos de campesinos y colonos con la tierra, no implementaba en forma directa las formas salariales características del capitalismo. Para ello procedía a vincular a contratistas y subcontratistas que enganchaban a los trabajadores, los cuales no tenían ningún vínculo directo con la empresa. Dicha forma de vinculación laboral le resultaba muy efectiva, porque dificultaba la organización de los trabajadores y


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creaba una jerarquía de contratistas, capataces y productores directos. Como consecuencia, el salario que recibían los trabajadores era exiguo, pues se diluía en una cadena de intermediarios. Predominaba el salario a destajo, porque a los trabajadores no se les pagaba un sueldo fijo sino de acuerdo a las tareas realizadas: a los corteros por la cantidad de guineos que cortaran, a los estibadores por el número de bultos cargados. Además, no se pagaba en dinero sino con vales, que funcionaban como una moneda interna que sólo se recibían en los comisariatos de la empresa. Las condiciones laborales, higiénicas y habitacionales de los trabajadores eran deplorables. En el trabajo el jornalero no contaba con ningún tipo de protección para adelantar sus labores, no habían hospitales ni dispensarios médicos, sólo se atendía a los trabajadores cuando estaban muriendo y si se enfermaban se les cobraba por la hospitalización. Los trabajadores dormían en campamentos desvencijados, dormían en esteras hechas con las hojas de guineo, invadidas por chinches.

La huelga de 1928 Las condiciones materiales descritas, junto con la emergencia en la costa atlántica de variadas influencias ideológicas radicales y socialistas desde finales de la década de 1910, llevaron a los trabajadores a organizarse para exigir sus derechos. Las protestas obreras se dieron en el enclave y en el ferrocarril, los dos epicentros de la actividad de la UFCO. Luego de varios intentos organizativos en 1925 se formó la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena (USTM) que aglutinaba a la inmensa mayoría del proletariado bananero. Antes de la USTM y de la huelga de 1928 se habían presentado varias huelgas contra la United, desde cuan-

do en 1910 los trabajadores del ferrocarril cesaron actividades exigiendo el mismo trato y salario que los trabajadores extranjeros. En 1918 se presentó una segunda huelga en la que participaron los trabajadores del ferrocarril y los de las plantaciones de banano, solicitando aumento de salarios, pagos semanales y abolición de los vales que los obligaban a comprar en los comisariatos. Ante tales solicitudes, la gerencia de la UFCO afirmó que no podía solucionarlas ya que eso sólo lo podían hacer en las oficinas centrales, en Bostón, a donde se envió el pliego de peticiones, pero la empresa nunca dio respuesta. En noviembre de 1924 se efectuó una huelga general en la zona. En octubre los trabajadores del ferrocarril y los bananeros presentaron pliegos, teniendo como peticiones centrales el pago de horas extras a los cargadores o braceros del ferrocarril; un jornal mínimo de $2 en las plantaciones y pago doble por trabajo dominical; eliminación del sistema de contratistas; auxilio por enfermedad, indemnización por accidentes de trabajo y pago de seguros de vida; jornada de ocho horas; campamentos higiénicos y servicio médico; e indemnización por cesantía y despido. Esta huelga fue declarada ilegal, el sindicato fue desconocido por la empresa, se contrataron esquiroles, fueron expulsados muchos huelguistas y se llego hasta el extremo de rebajar el salario de los trabajadores enganchados por los contratistas. Exactamente cuatro años después, en octubre de 1928, se presentó otro pliego de peticiones, muy similar al de 1924. Ese pliego tenía nueve puntos: establecimiento del seguro colectivo para todos los empleados y obreros de la compañía; reglamentación sobre accidentes de trabajo; dotación de habitaciones higiénicas y reconocimiento del descanso dominical remunerado; aumento de salarios; eliminación de los comisariatos y libertad comercial en la zona bananera; supresión del sistema de vales como forma de pago; cancelación salarial cada semana y no por quincenas; cesación de conNo habían hospitales ni dispensarios tratos individuales y médicos, sólo se atendía a los traba- creación de contratos colectivos; construcción jadores cuando estaban muriendo y si de hospitales, dotados se enfermaban se les cobraba por la de instrumental adecuado y de medicamentos, hospitalización. así como ampliación de los campamentos. La UFCO en principio se negó a considerar las peticiones, lo cual llevó al sindicato a decretar la huelga el 11 de noviembre de 1928 en la población de Sevilla, una decisión aprobada de manera unánime por miles de trabajadores. Desde un principio tanto la compañía como el gobierno colombiano consideraron que esto no era una huelga sino un movimiento subversivo, capitaneado por “agitadores comunistas”. La zona bananera fue militarizada y el gobierno nacional envió al general Carlos Cortes Vargas a ese lugar. El gerente de la UFCO, Thomas Bradshaw,


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afirmaba que esa no era una huelga, “sino un movimiento claro y absolutamente subversivo, un motín o asonada, una insinuación del levantamiento de las masas en la zona bananera, un movimiento, en fin, que están dentro de los que caen bajo la sanción del Código Penal y bajo el refreno de las autoridades”. El 25 de noviembre el Gerente de la UFCO respondió a las peticiones de los trabajadores, aceptando algunos de los nueve puntos presentados: el mejoramiento en las condiciones higiénicas de las habitaciones de los trabajadores y la construcción y dotación de hospitales, la supresión de los pagos quincenales, el pago semanal, la cancelación del 50 % del salario en dinero efectivo (suprimiendo en forma parcial los vales), y el aumento diferencial de salarios para los trabajadores de las diversas localidades de la zona bananera. Pero negaba las principales solicitudes como el seguro de trabajo, reparaciones por accidente, el descanso dominical y la eliminación de los comisariatos. Al mismo tiempo, el gobierno, el ejército y la UFCO empezaron a difundir el rumor que los trabajadores no realizaban una huelga sino que estaban preparando una insurrección y se aprestaban a atacar a Santa Marta y los poblados de la región. Como preparándose para una guerra y no para un conflicto laboral, en el ejército empezaron a ser reemplazados los soldados locales por un contingente de soldados traidos del interior, porque Cortes Vargas temía que aquéllos, por tener relaciones familiares o de amistad con los huelguistas, pudieran “vacilar en caso de que tuvieran que asumir una actitud decisiva”. El 5 de diciembre fue implantado el Estado de Sitio y se designó a Carlos Cortes Vargas como Jefe Civil y Militar, con la orden terminante de despejar las vías y movilizar los trenes “haciendo uso de las armas si fuere necesario”.

La United Fruit Company no contrataba trabajadores directamente sino por medio de un sistema de contratistas y subcontratistas que hacía mas difícil la organización de los trabajadores y ocultaban la explotación de la fuerza de trabajo llevada a cabo por la compañía. Foto, Historia de Colombia, fascículo No. 6, Ed. Oveja Negra, p. 141.

La masacre En la noche del 5 de diciembre se reunieron en la plaza de Ciénaga unos 4.000 obreros, luego de ser convocados por la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena para organizar una manifestación en la que se pediría al gobierno que obligara a la UFCO a negociar con los obreros en huelga. En el curso de ese día cinco, se les informó que tanto el Gerente de la empresa estadounidense como el Gobernador del Magdalena se dirigían hacia la plaza para firmar el acuerdo con los trabajadores, pero al despuntar la tarde se confirmó que ninguno de los aludidos vendría, por supuestas amenazas contra sus vidas. Los obreros congregados en Ciénaga decidieron permanecer allí para dirigirse al otro día hacia Santa Marta, capital del Departamento, a solicitar a las máximas autoridades locales una respuesta a sus peticiones. Mientras los obreros se encontraban reunidos en forma pacífica en Ciénaga, le llegó a Cortes Vargas la declaración del Estado de Sitio y su designación como Jefe Civil y Militar, a las 9 y 45 de la noche. Ese general reunió a sus soldados, muchos de los cuales habían ingerido alcohol, les ordenó preparar las armas y se dirigió a la plaza central de Ciénaga donde se encontraban los 4.000 trabajadores, algunos de los cuales dormían desprevenidamente en el suelo. Entre las últimas horas de ese fatal cinco de diciembre y las primeras horas del seis la plaza de Cienága se llenó de espanto y olor a muerte, porque Cortes Vargas dio la orden de disparar contra la inerme población de obreros y familiares que allí se encontraban, la cual sólo añoraba una solución positiva a sus peticiones: pero la única respuesta que recibió fue el sonido tétrico de los fusiles del ejército colombiano.


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En Ciénaga, cientos de trabajadores fueron asesinados a sangre fría, envueltos en la bandera nacional. Los cadáveres que quedaron en la plaza y en los potreros de los alrededores fueron recogidos y enterrados por el ejército. Tal seria la magnitud del aleve ataque contra los trabajadores que, pocos días después, cuando el corresponsal de El Espectador visitó la plaza de Ciénaga constató que “el destrozo producido por las balas de fusil es realmente aterrador. Vi rieles en la estación de Ciénaga y pilares metálicos literalmente atravesados por las balas”. Después del fusilamiento de Ciénaga se originó una cacería indiscriminada de los trabajadores, considerados como una cuadrilla de malhechores, porque durante su huida le prendieron fuego a algunas plantaciones de banano e intentaron organizarse contra los criminales ataques del ejército. Este realizó sus acciones pasando por encima de las autoridades civiles y judiciales, y persiguiendo abiertamente a todos aquellos que discreparan de la acción militar. Cortes Vargas justificó la masacre porque era necesario “sentar precedentes contra comunistas que amenazan la tranquilidad de la patria” y en forma cínica dijo, en un libro que escribió sobre aquello que llamó los “sucesos de las bananeras”, que los muertos habían sido nueve, uno por cada punto del pliego de peticiones. Este comentario es cinico, pues los muertos, sumando los de Ciénaga y sus alrededores, en las jornadas de la noche del 5 de diciembre y los días siguientes fueron más de mil, como lo reconocía el representante de los Estados Unidos en Colombia, en información interna enviada a su país.

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Varias razones impidieron que se precisara el número de jornaleros asesinados: como los trabajadores procedían de diversos lugares, no tenían familia que los reclamaran; una parte de las victimas fue arrojada al mar, para que no fueran encontrados los cadáveres; otros fueron obligados a cavar su propia tumba antes de ser asesinados y enterrados en fosas comunes; en la zona se implantó una feroz censura de prensa que impidió la investigación de los periodistas que estuvieran interesados en averiguar lo que allí aconteció; se persiguió y se acalló con saña a los dirigentes de la huelga, algunos de los cuales fueron asesinados, como Erasmo Coronel, otros fueron encarcelados, como Alberto Castrillón, y el principal de todos, Raúl Eduardo Mahecha, huyó escondido en bultos de comida, mientras a su cabeza le ponía precio el ejercito colombiano. Con todo esto quedó en evidencia -como lo dijo Jorge Eliécer Gaitán-, que “el suelo colombiano fue teñido de sangre para complacer las arcas ambiciosas del oro americano” y dolorosamente “sabemos que en este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”. Ochenta años después las cosas han cambiado muy poco para los obreros bananeros de Colombia y ahora la motosierra homicida se ha puesto al servicio de la Chiquita Brands, heredera de la United Fruit Company, esparciendo, nuevamente, sangre obrera por los suelos de este adolorido país, de la misma manera que en las luctuosas jornadas de diciembre de 1928.

“El suelo colombiano fue teñido de sangre para complacer las arcas ambiciosas del oro americano” Jorge Eliecer Gaitán

PARA SEGUIR ESTUDIANDO En un análisis más cuentra en nuestro Enclaves, transportes Pensamiento Crítico, 265-338.

“Manifestó de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena”, Cienaga, noviembre 12 de 1928, El Espectador, noviembre 19 de 1928, p. 2.

amplio de este tema se enlibro Gente muy rebelde, I. y protestas obreras, Ediciones Bogotá, 2002, capítulo 3, pp.


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Renán Vega Cantor

Los dirigentes de los trabajadores Isaac Gutierrez, José Lopez, Julio Buritacá, Floro Piedrahita y Raúl Eduardo Mahecha en un cepo de Mogotes, Santander, camino hacia el panóptico de Tunja. Foto Archivo CISF.

Uno de los luchadores colombianos más importantes de las primeras décadas del siglo XX nació en 1884 en el Guamo (Tolima) y era el mayor de una familia compuesta por cinco hijos. Sus padres eran Manuel Antonio Mahecha y Manuela Caycedo, siendo nieto del general José Ignacio Caicedo, figura del conservatismo en la segunda mitad del siglo XIX. Con escasos 11 años de edad huyó de su casa paterna e ingresó poco después, en 1899, a la artillería del Ejército, peleando a lado de las tropas del gobierno conservador durante la Guerra de los Mil Días (1899-1902), donde ascendió hasta obtener el grado de capitán. Participó en el Batallón Colombia en Panamá durante los acontecimientos de la pérdida del Istmo en 1903, lugar donde se encontraba en ese momento.

ir a Panamá para impedir su separación. Esa expedición fue un fracaso, porque en el camino muchos de los participantes murieron de hambre y de peste. Mahecha regresó a Cartagena en 1904 y se afilió a la Sociedad Obrera de Calamar. Este fue el comienzo de su lucha al lado de los trabajadores y los pobres colombianos, razon de su continuo peregrinar por distintos lugares de la geografía nacional, principalmente por el Río Magdalena, las regiones cafeteras del Occidente y la zona bananera de la Costa Atlántica.

Inconforme con la decisión de esas tropas de no luchar para defender la soberanía nacional, pidió la baja del Ejército y en Barranquilla se alistó como voluntario en una expedición de colombianos que decidieron

Pese a que Mahecha no había estudiado muchos años en la escuela formal, como autodidacta se formó leyendo libros de literatura universal, algunos


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de los cuales siempre le acompañaban, como El Quijote, Las Mil y Una Noche y obras de Víctor Hugo. Estos libros, cumpliendo una función social y política de tipo didáctico, eran empleados como instrumentos para convencer a los trabajadores de la necesidad de organizarse y luchar por sus derechos, ya que Mahecha les leía fragmentos de esas obras a las gentes con las que se reunía. Siempre llevaba consigo una imprenta, cargada en una mula. Periodista infatigable, Mahecha publicaba periódicos populares con su imprenta portátil. Entre esos periódicos se destacaron El Baluarte (1918) y El Luchador (1919-1923), editados en Girardot y Medellín respectivamente. Sus artículos generalmente iban firmados con seudónimos, como Modesto Bueno, Han de Islandia o Miguel Strogoff. ¨

lo cual se familiarizaba con las creencias ancestrales de los habitantes ribereños. Al respecto en una ocasión señaló: “Para introducirme en la región cafetera tuve que ingeniarme y conquistarme la confianza de los obreros, contándoles primero cuentos de hadas -los cuales les gustan mucho- pero a través de esos cuentos les explicaba la situación en que vivían y los incitaba a la huelga. Hacía ese trabajo porque el pueblo es muy supersticioso y cree más en los cuentos de hadas que en otra cosa”. En la Dorada asesoró en 1922 la exitosa huelga de los trabajadores del ferrocarril y en septiembre de ese año se trasladó a Barrancabermeja, con el fin de colaborar en la formación de un sindicato de los trabajadores petroleros del enclave de la Tropical Oil Company (Troco).

Comenzamos a preparar espiritualmente a los trabajadores, valiéndonos del periódico Vanguardia Obrera que editábamos por medio de una imprenta volante

Intelectual e ideológicaAl respecto señaló: “Comenzamente Mahecha tuvo una mos a preparar espiritualmente rápida y profunda transa los trabajadores, valiéndonos formación, ya que evoludel periódico Vanguardia Obrecionó de conservador en ra que editábamos por medio su juventud, a una posde una imprenta volante de mi tura social-cristiana un propiedad, que antes me proporpoco después hasta una concepción comucionaba los medios de vida, y luego de la huelga fue nista y revolucionaria en la década de 1920. destruida y destrozada, lo mismo que mis muebles”. Se Estos cambios estaban relacionados con dio a la tarea de organizar a los pobladores de la región, las transformaciones ideológicas que se empezando por los colonos y campesinos, a los que asepresentaban en esa época entre algunos soró en algunos de sus conflictos con la Troco. sectores políticos y sociales de Colombia, y con el compromiso práctico con las luLuego contribuyó a organizar directamente a los trachas de artesanos, campesinos y obreros, bajadores petroleros, para lo cual fundó Vanguardia en los puertos del Río Magdalena, como Obrera y colaboraba en Germinal. En estos periódicos se La Dorada, Honda, Girardot y Barrancaempezaron a denunciar las iniquidades de la compañía bermeja. estadounidense y las desastrosas condiciones de vida de la población trabajadora. Con gran brío y constancia, A finales de la década de 1910 se instaMahecha señalaba a la empresa, en complicidad con los ló en Girardot, importante y combativo gobernantes colombianos y las clases dominantes, como puerto sobre el Magdalena. Desde ese la responsable de las pésimas condiciones de vida de la sitio se desplazaba por los cafetales de población pobre. Por sus permanentes denuncias, la aseregiones próximas de Cundinamarca, soría que les proporcionaba a los trabajadores y su enCaldas y el Tolima. En su trabajo de trega en las labores organizativas, soportó la calumnia por parte de la Troco que siempre lo calificó como un agitación, educación y formación poex presidiario que no merecía ser escuchado. A medida lítica, como nos recuerda Ignacio Toque el trabajo organizativo de Mahecha cosechaba frutos, rres Giraldo, Mahecha solía recurrir a siendo el más importante la fundación de la Unión Obrera, trucos ingeniosos, a contar cuentos, la compañía estadounidense empezó a presionar al gohistorias de duendes y de hadas, con


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bierno para que lo persiguiera. Por eso tuvo que soportar amenazas, multas y luego prisión y ostracismo tras las huelgas petroleras de 1924 y 1927. En Barrancabermeja, como en todos los otros lugares donde se radicó, Mahecha desempeñaba las más disímiles actividades, pero todas con el fin de educar políticamente a la gente humilde, para que ésta luchara por sus derechos: fue periodista, tinterillo, curandero y homeópata. Todo esto le permitía relacionarse en forma directa con trabajadores, campesinos, colonos y comerciantes. Por ejemplo, cuando llegó a Barrancabermeja arrendó un cuarto en una de las desvencijadas casas de la población y allí empezó a ofrecer sus servicios como abogado, anunciando que sólo cobraba “honorarios para favorecer a los obreros”. La labor de Mahecha en Barrancabermeja le dio dignidad y autoestima al obrero colombiano, como creador de riqueza cuyo trabajo beneficiaba a la Troco. Esta autoestima adquiría un carácter de reivindicación nacional ante la explotación por medio de la cual el imperialismo estadounidense sometía al país y a sus habitantes. La acción de Mahecha conjugaba, al mismo tiempo, la reivindicación del trabajo, obrero y campesino, como la lucha contra la dominación imperialista, aspectos que en el caso de la explotación petrolera estaban íntimamente ligados. Esa abnegada actividad cotidiana de Mahecha en defensa de obreros, campesinos y comerciantes la hacía a nombre del socialismo. Esto lo llevó a convertirse en uno de los principales líderes del Partido

Socialista Revolucionario, fundado en 1926. Mahecha fue el dirigente indiscutido del movimiento obrero en la zona petrolera de Barrancabermeja en la década de 1920, cuyas acciones más resonantes fueron las huelgas de 1924 y 1927. Durante las dos huelgas, Mahecha fue encarcelado. En 1924 fue sacado a la fuerza del puerto por las tropas del gobierno que lo condenaron a un ostracismo forzoso, al que tambien sometieron a 1500 trabajadores de la Troco, con el fin de erradicar los sentimientos de lucha de la población trabajadora del enclave. En esta ocasión, Mahecha permaneció encarcelado durante 13 meses. En 1927 nuevamente fue capturado, junto a los principales organizadores de la huelga, y confinado en Tunja, donde se les sometió al terrible suplicio del cepo, como quedo registrado en una memorable fotografía de la época, e incluso en el camino hacia la cárcel se les quiso aplicar la ley de fuga. Por esa razón, cuando después de recobrar la libertad Mahecha anunció que se dirigiría otra vez a Barrancabermeja, el gobierno y la compañía se alarmaron y advirtieron que recurrirían a todos los medios necesarios para impedir que aquél volviera a editar su temida Vanguardia Obrera y a organizar a los obreros petroleros. Mahecha no se podía acercar a Barrancabermeja, asediado como estaba por los cuerpos secretos del Estado, cuyos esbirros seguían paso a paso sus movimientos. Llevando consigo su imprenta portátil se refugió clandestinamente en diversos sitios del río Magdalena hasta llegar a la zona bananera a comienzos de 1928, para librar, junto a campesinos, peones y jornaleros, un nuevo combate contra los enclaves estadounidenses. Allí, ayudó a organizar la huelga de finales de 1928, la cual terminó con la masacre del 5 de diciembre y días subsiguientes en Ciénaga y otros lugares del emporio bananero de la United Fruit Company. Mahecha fue perseguido con saña por las tropas del general Carlos Cortes Vargas, carnicero de las bananeras, e incluso la prensa llegó a anunciar su captura y muerte en combate. Nada de eso era cierto, puesto que Mahecha, aprovechando su experiencia conspirativa y de lucha clandestina, logró huir, escondido en unos bultos de yuca que llevaron unos pescadores hasta Barranquilla, desde donde luego pasó a Cartagena y de ahí fuera del país. Estuvo como refugiado en Panamá, Uruguay, Argentina, Francia y la Unión Soviética. Participó como delegado por el Partido Socialista Revolucionario en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires en 1929, lugar desde donde denunció a nivel internacional la masacre de las bananeras y también participó en el Congreso Mundial Antiimperialista de Paris. En 1930 regresó a Colombia, y cuatro años después contrajo matrimonio por lo civil con la profesora Filomena Sarmiento Rangel, con la cual tuvo tres hijos. En 1940, cuando tenía 56 años, murió en su humilde casa del Barrio Olaya de Bogotá.


“Mateo, en tu nombre digo coca, quinua, maíz, amaranto, autonomía, organización, minga, video, olla, bici y pedales al poder, que son entre otros nuestros viajes. Te fuiste como se te dió la gana, viajando, caminando la palabra, y no te despediste. Mono rebelde, berraco, berriondo, suizo, colombiano, chileno, latinoamericano, ciudadano del mundo, anarko; tantos apelativos se quedan tan cortos para descubrir esa humanidad tan bonita, tan pura, tan clara, tan sencilla, tan feroz, tan combativa, política. Que gran ser humano te fuiste siendo. HICISTE LO QUE SE TE DÍO LA GANA” Omar Alaín

Saben que la Minga no se detiene, saben que lo que comenzó el pasado 12 de Octubre de 2008, esa gran movilización esta tomando un respiro para emprender la minga definitiva, saben que les llegó la hora de perder ese ilegitimo poder que se han autoasignado, saben que el descontento crece y por eso en las montañas del Cauca asesinaron con frialdad a Edwin Legarda Vázques, compañero sentimental de Aida Quilcué. Pese a este asesinato la minga continúa, la movilización no se va a callar, la dignidad esta por encima de las miserias de estos asesinos indignos. Mientras el presidente y sus guardianes han respondido con balas, discursos insulsos, desde el miedo de saberse contra las cuerdas de la historia, la Minga sigue, sigue… En esta larga marcha que es la minga definitiva por la victoria del pueblo digno, no nos acompañara la presencia física del compañero Edwin, pero sí su espiritu, su compañera, sus amigos, sus recuerdos. Nos arrebataron su presencia fisica, pero no sus luchas, estas continúan, y su nombre se suma al panteon de los que estan construyendo la historia de la dignidad del pueblo. Alexander Gamba Trimiño


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por Eduardo Gómez

El poeta Walt Whitman (1819-1892) nació en la aldea de West Hills, en la región que hoy ocupa en toda su extensión la metrópoli de New York, que en ese entonces era una ciudad pujante y pequeña. Era descendiente de recios pioneros, cuyos antepasados fueron soldados del ejército libertador de Washington, agricultores y cazadores pero también (en una rama de la familia más afortunada) de graduados en Harvard y pastores protestantes. El padre de Walt era carpintero y constructor de casas de madera, descendiente de ingleses, y la madre era hija de un “lobo de mar” holandés. Walt se cría muy cerca de las ciudades, pero tambien crece entre una espléndida naturaleza a la orilla del mar. Su familia se trasladaba con frecuencia a diversos lugares (como lo exigía el trabajo del padre) y el futuro poeta adquiere el gusto por el nomadismo y el vagabundaje, aunque sin descuidar sus amadas y desordenadas lecturas de autores clásicos. Probó múltiples oficios y era amigo de conductores de omnibuses, pescadores y trabajadores de todo tipo, aunque con el tiempo conoce a importantes personalidades de la cultura y la política. En una ocasión reemplazó a un conductor de tranvía enfermo y durante varios meses estuvo pasándole el sueldo que le correspondía. El joven poeta, todavía desconocido, trabaja en diversos oficios, como conductor, tipógrafo y periodista. Era fervoroso partidario de Lincoln, de su causa antiesclavista y su aspiración a una democracia “del pueblo y para el pueblo”, todo lo cual lo llevó a organizar y ganar la Guerra de Secesión contra los atrasados estados del Sur, (empeñados en conservar la esclavitud) imponiéndoles la democracia y la unidad del país. Lincoln fue asesinado por haber triunfado en esa gesta, y Whitman lo veneraba como a una de los grandes líderes de la historia. Durante la guerra, el poeta


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se desempeñó, con abnegación infatigable y durante varios años, fue enfermero y ayudante en los hospitales y frentes de guerra. El magnetismo y la capacidad solidaria de su fuerte personalidad, se hicieron célebres entre los médicos que lo conocieron, los cuales le enviaban casos desesperados de soldados abatidos y enfermos por esa guerra atroz entre hermanos, para que el poeta los ayudara con su vitalidad desbordante y su humana sabiduría. Después de la guerra, unos amigos le consiguieron un puesto en el Ministerio del Interior para ayudarlo en su pobreza. Cuando el ministro del Interior, James Harlam, supo que su empleado acababa de publicar un libro de poemas (Hojas de Hierba, editado el 31 de mayo de 1865) aprovechó una ausencia de su subalterno para buscar el libro en su escritorio. Despues que lo leyó, procedió indignado a expulsar al poeta. Esa reacción de rechazo fue casi masiva, por considerar el libro inmoral y subversivo: los libreros bloquearon la distribución, los críticos lo agraviaron, los moralistas lo condenaron, y una serie de personalidades de las letras y la política, devolvieron al poeta el ejemplar que les había enviado, con una decisiva excepción: la del eminente humanista, Emerson, quien le escribe una carta donde le dice: “Considero Hojas de Hierba , como

el más extraordinario logro de espiritualidad y sabiduría que América haya producido hasta hoy”. Era la consa-

gración del genio por descubrir, por el genio ya consagrado, y eso bastaba como augurio. Pletórico de salud, sensibilidad e inteligencia, el gigante del Norte se canta “a sí mismo” pero no en un sentido narcisista, sino como creación de la Naturaleza y de la sociedad, como ser humano repre-

sentante del pueblo pujante de Norteamérica. Sabe que en cierto sentido, él es todos, y se siente orgulloso de su cuerpo y de su vitalidad: “Yo me celebro y yo me canto/ y todo cuanto es mío también es tuyo/ porque no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca/ Indolente y ocioso convido a mi alma/ me dejo estar y miro un tallo de hierba de verano/ Mi lengua, cada átomo de mi sangre, hechos con esta tierra, con este aire/ nacido aquí, de padres cuyos padres nacieron aquí, lo mismo que sus padres/ Yo ahora, a los treinta y siete años de mi edad y con salud perfecta, comienzo/ y espero no cesar hasta mi muerte.” Whitman no se plantea como juez de nadie, ni como representante sectario de ninguna tendencia. Las conoce, lo enriquecieron pero las trasciende: “Me aparto de las escuelas y de las sectas, las dejo atrás/ me

sirvieron, no las olvido/ soy puerto para el bien y para el mal, hablo sincuidarme de riesgos/ naturaleza sin freno con elemental energía.”

Su apertura a todos, especialmente al hombre común y productivo, a los animales y plantas y a la naturaleza en general, hace que su poesía se abra abarcadora, mediante enumeraciones extensas, minuciosas, imposibles de encontrar, con esa abundancia concreta, en otro poeta anterior o posterior a él, con la excepción relativa de Neruda, en algunos pasajes de “Canto General”. Como ejemplo, de esa avidez de testimoniar presencias y situaciones, está el extenso fragmento No. 33 de Canto de mi mismo, entre otros. Whitman intuye que en cualquier ser existente, por insignificante que parezca, se puede vislumbrar un microcosmos que remite al macrocosmos. Con mayor razón en el cuerpo humano. El poeta siente que su cuerpo es el resultado de una evolución de millones de años y que encierra en su organismo rastros de los innumerables estados por los cuales ha pasado; porque sabe que el cuerpo humano está hecho de los mismos elementos que contiene todo lo existente (así sean plantas, animales o minerales) pero en combinaciones y grados evolutivos más complejos: “Creo que una hoja de hierba no es menos que el camino recorrido por las estrellas/ y que la hormiga es perfecta, y que también lo son el grano de arena y el huevo del zorzal/ y que la rana es una obra maestra, digna de las más altas/ y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo, y que la menor articulación de mi mano puede humillar a todas las máquinas/ y que la vaca paciendo con la cabeza baja supera todas las estatuas/ y que un ratón es un milagro capaz de confundir a millones de incrédulos/ Siento que en mi ser se incorporan el gneis, el carbón, el musgo/ de largos filamentos, las frutas, los granos, las raíces comestibles/ y que estoy hecho de cuadrúpedos y de pájaros/ y que puedo recuperar cuanto he dejado atrás/ pero que puedo hacerlo volver cuando se me antoje.” Ama y admira, especialmente, toda vida orgánica, y exalta la nobleza callada y la entrega de los animales a su destino; se asombra de la concordancia de su comportamiento con su naturaleza peculiar; aprende de ellos la autenticidad instintiva y la confianza en sus posibilidades:


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Escultura Walt Whitman en el Bear Mountain State Park, Nueva York Foto MCS_flickr

“Creo

que podría vivir con los animales, son tan secretos y tan plácidos/ me detengo y me demoro mirándolos/ No se atormentan ni se quejan de su condición/ no se quedan despiertos toda la noche ni lamentan sus culpas/ no me abruman con discusiones sobre sus deberes para con Dios/ ni uno solo está descontento, ni uno sólo está dominado por la locura de tener cosas/ ni uno solo se arrodilla ante otro.”

En sucesivos fragmentos, Whitman exalta a los héroes de la guerra de liberación, al hombre medio, paciente y laborioso lo mismo que al pionero indómito. Habla en primera persona, en forma representativa del hombre como ser social, expresa su potencia vital, dice que no vale nada sin los otros, que es producto del legado de las generaciones anteriores, que la democracia es su consigna, que el amor es inconcebible sin la liberación sexual, y canta la gloria del cuerpo humano contra todo intento de degradacion: “Walt

Whitman, un cosmos, de Manhattan el hijo/ turbulento, carnal, sensual, comiendo, bebiendo, engendrando/ ni sentimental, ni sintiéndose superior a otros hombres y mujeres/ ni alejado de ellos/ No menos modesto que inmodesto/. ¡Arrancad los cerrojos de las puertas! / ¡Arrancad las puertas de los goznes!/ El que degrada a otro me degrada/ y todo lo que se dice o se hace vuelve a mí al fin/ A través de mí surge la voluntad creadora, a través de

mí, el torrente y el índice/ Digo el principal santo y seña, hago el signo de la democracia (…)/ No aceptaré nada que no sea ofrecido a los demás en iguales condiciones/ Muchas voces largo tiempo calladas brotan de mí/ voces de las interminables generaciones de prisioneros y de esclavos/ voces de los enfermos y de los inconsolables/ de los ladrones y de los enanos/ voces de ciclos de preparación y de crecimiento/ de los hilos que unen a las estrellas, y de los vientres, y de la simiente paterna/ y del derecho de aquellos a quienes oprimen los otros (…)/ Brotan de mí voces prohibidas/ voces del sexo y del apetito, voces veladas y yo aparto el velo, voces indecentes clarificadas y transfiguradas por mí (….)/ Me conservo tan puro en las entrañas como en la cabeza y en el corazón/ la cópula no es para mí más vergonzosa que la muerte/ Creo en la carne y en los apetitos/ ver, oir, tocar, son milagros/ y cada parte de mí es un milagro/ Divino soy por dentro y por fuera, y santifico todo lo que toco y me toca/ el aroma de estas axilas es más fino que las plegarias/ esta cabeza es más que las iglesias, las biblias y todos los credos.”


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Después del “Canto de mi mismo”, existen otras tres partes (“Hijos de Adán”, “Riachos de otoño” y “Cantos de despedida”), con las cuales se completa la obra magna de conjunto que Whitman tituló, “Hojas de hierba”. Esta en realidad forma una poderosa unidad de gran poema. “En Hijos de Adán”, resurge, con más fuerza, el gran sensual que era Whitman, valorando su entrega festiva y amoral (término que no se puede confundir con inmoral, que es reactivo respecto a la moral cristiana) a la unión amorosa. Su actitud es la de un hombre bisexual, con tendencia hacia su propio sexo. Esta posición (expresada con discreción y delicadeza) es de una inusitada audacia en pleno siglo XIX, y desafía el moralismo victoriano que venía de Inglaterra a reforzar el moralismo de las austeras sectas protestantes del Nuevo Mundo. Proclama, además que aquello llamado alma no son sino las funciones del cuerpo y que el cuerpo “es el alma”:

“Yo canto el cuerpo eléctrico/ me abrazan los ejércitos de quienes amo y yo los abrazo/ no han de soltarme hasta que yo vaya con ellos, hasta que les responda/ hasta que yo los purifique y los colme con la carga de mi alma/ ¿ No es sabido que quienes corrompen su cuerpo están ocultándose?/ ¿Y quienes profanan a los vivos son tan viles como quienes profanan a los muertos?/ ¿Y que el cuerpo no vale menos que

el alma?/ Y si el cuerpo no fuese el alma, qué es el alma?

El amor del cuerpo de un hombre o del cuerpo de una mujer/ no admite explicación/ El cuerpo del hombre es perfecto, y es perfecto el cuerpo de la mujer.”

En “Hijos de Adán”, Whitman desarrolla temas ya esbozados en “Canto de mi mismo”, y la diferencia está en que estos temas los trata en forma especializada y concentrada. En el poema, “Durante cuánto tiempo nos engañaron”, vuelve a la profunda intuición (que ya había esbozado parcialmente en poemas anteriores) sobre el tema de la evolución desde el seno de la Naturaleza, expresa cómo volvemos a Ella, y cómo estamos constituidos por los mismos elementos que contiene la materia llamada “inanimada” (con lo cual está insinuando que no hay materia inanimada puesto que ella es capaz de producir los organismos conscientes más complejos). Así, Whitman esboza ese “Eterno Retorno”, del que nos habla Nietzsche, sin haber leído al filósofo alemán. El poema, “Durante cuánto tiempo nos engañaron”, es una composición sobre las muertes y resurrecciones, tal como las concibe un agnóstico y materialista integral; cuando dice, por ejemplo:

“Durante cuanto tiempo nos engañaron! (…) / Somos la Naturaleza, durante mucho tiempo estuvimos lejos, pero ahora volvemos/ nos convertimos en plantas, en troncos, en follaje, raíces y cortezas/ estamos asentados en la tierra, somos peñascos/ somos encinas, crecemos juntos en los claros del bosque(…) / somos dos peces que nadan juntos en el mar/ somos lo que son las flores del algarrobo, derramamos fragancia/ en los caminos de tierra/ somos dos soles que deslumbran, somos nosotros dos los que giramos (…)/ somos dos nubes que se desplazan en lo alto cuando amanece o atardece/ somos dos mares que se unen (…)”. Aquí la singularidad (respecto a Nietzsche y a todo lo que se ha escrito sobre estos procesos) radica en que Whitman habla de un proceso, no en la soledad, sino realizado por una pareja amorosa. Como quien dice: el amor es tan fuerte que continúa vivo en la descomposición y en todos los avatares de la evolución, más allá de la vida consciente. Por eso el sujeto del poema es plural: “somos dos soles que deslumbran (…).” Queda por dilucidar el singular título del poema; ¿A qué engaño alude? Indudablemente al engaño de la superstición religiosa que niega la procedencia del hombre en la naturaleza y se refiere al alma como a una imposible y absurda “chispa divina” que estaría en contradicción absoluta con el cuerpo. Para Whitman, como ya vimos, el cuerpo es el alma y el alma es el cuerpo vivo, en lo que coincide con los grandes filósofos modernos (Marx, Nietzsche, Heidegger, entre otros). En los últimos fragmentos de sus “Hojas de Hierba”, Whitman dice que somos eternos, como la naturaleza de la cual provenimos (lo cual coincide con la tesis de Nietzsche al respecto, cuando dice en “El Eterno Retorno”, que con esa teoría ha descubierto “La Inmortalidad del Hombre pero dentro de la Naturaleza”). Su canto va elevando el tono y tornándose profético: “Para

concluir, anuncio lo que vendrá despúes (…) / cuando América cumpla lo prometido (…)/ He cantado las canciones de la vida y la muerte/ las canciones del nacimiento, y he probado que hay muchos nacimientos (…) / anuncio el advenimiento de personas elementales / anuncio a la justicia triunfante / anuncio intransigentes igualdades y libertades (…) / anuncio una abundante vida, vehemente, espiritual, audaz (…) / siento que estoy muriendo/ Apresúrate garganta, canta por última vez (…) / camarada, esto no es un libro / el que lo toca, toca a un hombre / (¿es de noche? ¿estamos solos los dos?).”

Los poemas y versos fueron tomados de la traducción de Jorge Luis Borges.


Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar

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Las transformaciones mundiales y su incidencia en la enseñanza de las ciencias sociales Renán Vega Cantor. Editorial Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, 2007. ;V. 1, 458 pags; V. 2, 645 pags.

Por: José Abelardo Díaz Jaramillo Integrante del equipo de la revista Viento del Sur y de la revista CEPA

El objetivo central del trabajo, en palabras del autor, es: “elaborar una investigación en la cual se relacionaran los

cambios mundiales de las últimas décadas con las ciencias sociales que se enseñan en las instituciones escolares”. (Vol.

Ceremonia de entrega del premio Libertador, Caracas, 24 de julio de 2008. Foto Gobierno República Bolivariana de Venezuela

Obra ganadora del Premio Libertador al pensamiento Crítico (2007) que ofrece la República Bolivariana de Venezuela. La premiación se realizó el 24 de julio de 2008 en el hermano país. En esta edición también participaron 82 obras de todo el mundo, de autores como Luis Britto, Enrique Dussel, Susan George, Daniel Pereyra y Theotonio Dos Santos. El jurado del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2007 estuvo integrado por Fernando Báez (Venezuela), Stella Calloni (Argentina), Bolívar Echeverría (Ecuador) -ganador de la edición 2006-, Roberto Fernández Retamar (Cuba), y Daniel Hernández (Venezuela).

I, pág. 11). Este tema ha sido una preocupación permanente, en su desempeño como investigador y docente, la cual ha consignado en varios trabajos, entre los que se destacan ¿Fin de la historia o desorden mundial? (1997), Historia: conocimiento y enseñanza (1998) y Los economistas neoliberales (2005). La pregunta central en “Un mundo incierto...” es si las ciencias sociales pueden cumplir algún papel ante una crisis de dimensiones globales como la contemporánea. Para Vega Cantor la respuesta a este interrogante es afirmativa, pues la enseñanza de las ciencias sociales tiene una importancia que se relaciona con la explicación de los grandes problemas del presente. No en vano, la crisis civilizatoria que ha propiciado la expansión mundial del capitalismo exige un nuevo modelo de sociedad y civilización: “Considerando la magnitud de esta crisis civilizatoria y la necesidad de enmendar la enseñanza de las ciencias sociales para que, entre todos, estudiantes y profesores, reconstruyamos la esperanza, lo único que puede proponerse, por ahora, es un programa mínimo a tener en cuenta en esa renovación de la enseñanza de las ciencias sociales” (Vol. II, p. 566). Dicho programa debe contemplar criterios, enfoques y contenidos como los siguientes: una critica al progreso, una visión no eurocéntrica de la sociedad, revaluar la memoria de los vencidos y de sus luchas, replantear los vínculos hombre –


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naturaleza, incluir a las mujeres en la historia y la sociedad, considerar la diversidad cultural como un patrimonio de la humanidad, reivindicar una visión radical de la democracia, una critica al consumismo, al lujo, al dinero, a la propiedad privada y al mercado, romper con el autoritarismo y con las formas verticales de enseñanza, combatir toda forma de fundamentalismo religioso, étnico, nacional o económico. En cuanto a la estructura del libro, lo conforma dos volúmenes. Cada capitulo tiene un conjunto de documentos relacionados con el tema tratado, detalle que posibilita ampliar las miradas; además, en cada uno de ellos se ofrece una propuesta didáctica, para que el profesor, estudiante o cualquier lector de la obra, aborde en escenarios diversos, individual o colectivamente, los contenidos de una manera crítica. Precisamente, sobre esto último hay que destacar que si bien la obra ha sido pensada inicialmente para docentes y estudiantes de ciencias sociales, el autor ha buscado que la investigación también pueda ser de utilidad para personas que se desenvuelvan en escenarios distintos a la universidad o el colegio, entre ellos estan dirigentes y organizaciones sociales de diverso tipo. Lo anterior no es simple pretensión: la obra esta escrita y armada de una manera especial para facilitar la lectura y comprensión en personas no especializadas. Además, el manejo amplio y variado de información (en donde se incluyen mapas, caricaturas y gráficas), oportunamente relacionada con las interpretaciones y tesis que el autor va proponiendo a lo largo de la obra, contribuye con ese propósito.

Imperialismo, geopolítica y retórica democrática En el primer volumen se analizan las modificaciones geopolíticas más significativas de los últimos veinticinco años, destacándose lo que el autor denomina la nueva geografía del capitalismo, el fin de los socialismos históricos, el eclipse o desaparición del Tercer Mundo vía deuda externa y guerras criminales, estimuladas especialmente por los Estados Unidos, el despliegue del neoliberalismo, “convertido en un proyecto cultural del capitalismo de tipo economicista”

En el primer volumen, dedicado a la memoria del pedagogo Paulo Freire, se abordan -en tres capítulos- los siguientes temas: el imperialismo, la geopolítica y la actual retorica democrática. El autor comienza planteando la necesidad de precisar los conceptos que considera pertinentes para poder entender el mundo de hoy, destacando como los conceptos no son denominaciones neutras, pues detrás de ellos se esconden intereses políticos que se deben develar. Señala que una interpretación acertada del mundo de hoy “tiene implicaciones analíticas

para comprenderlo cabalmente, para proponer y desarrollar formas de acción política” (Vol. I, pág. 19).

En esa medida, se cuestiona un conjunto de conceptos ligados a planteamientos teóricos (era de la información, imperio, globalización, producción flexible), queriendo demostrar sus limitaciones analíticas, a la vez que reivindica otros planteamientos que se han venido desechando últimamente: capitalismo, imperialismo, clases sociales, burguesía, trabajo asalariado, entre otros. En efecto, aquí se describen y discuten conceptos como era de la información, asociado a la obra tardía del sociólogo español Manuel Castells, el cual “resulta poco pertinente para


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comprender los procesos de la economía y de la política internacionales, en la medida en que se le atribuye un papel preponderante a la tecnología y al capital financiero, pero se desconoce el rol de la violencia y de la guerra imperialistas, como parámetro central de dominación en el nuevo desorden mundial” (Vol. I, p. 30). De igual modo el concepto de Imperio de Toni Negri y Michael Hardt, que en síntesis, tiene como principal debilidad no dar cuenta “de los procesos fundamentales del mundo contemporáneo

en donde se ha reforzado el poder del imperialismo estadounidense”. (Vol. I, p. 44). La tozudez de los hechos desbarata las

tesis de estos autores a quienes habría que preguntarles qué opinión le merecen hechos como la puesta en funcionamiento por parte del Departamento de Defensa de los E.U. de la IV Flota Naval (con sus potentes portaviones y submarinos), con claros intereses de control geoestratégico sobre América Latina; o los hechos recientes en el denominado Corredor Euroasiático en donde intereses imperialistas (con Rusia y E.U. a la cabeza) sobre reservas petroleras y gasíferas, producen tensiones, invasiones y guerras. Así mismo, en este primer volumen se analizan las modificaciones geopolíticas más significativas de los últimos veinticinco años, destacándose lo que el autor denomina la nueva geografía del capitalismo (cambios geopolíticos, urbanización acelerada, entre otros); el fin de los socialismos históricos (incluyendo algunas razones que explicarían su debilitamiento y caída, pero también sus logros y significados políticos); el eclipse o desaparición del Tercer Mundo vía deuda externa y guerras criminales, estimuladas especialmente por los Estados Unidos; el despliegue del neoliberalismo, “convertido en un proyecto cultural del capitalismo de tipo economicista” (Vol. I, p. 215); y finalmente, la golpeada hegemonía imperialista de los Estados Unidos, agudizada con la actual crisis financiera. Este primer volumen se cierra con una mirada a las transformaciones del Estado capitalista, el renacimiento y difusión mundial de diversas clases de nacionalismo, y la retorica democrática de los últimos años (en donde se cuestionan conceptos como “Elecciones Libres”, “Sociedad Civil”, “Derechos Humanos” y “Ciudadanía”), entre otros.

Capitalismo, tecnociencia y ecocidio planetario En el segundo volumen, dedicado a la memoria del poeta y revolucionario Roque Dalton, se abordan tres temas: el capitalismo, la tecnociencia y el ecocidio planetario. Inicialmente, el autor estudia las características del capitalismo contemporáneo en el ámbito económico, “con el ánimo de demostrar que no entramos en ninguna nueva fase histórica, sino que la relación social capitalista sigue existiendo” (Vol. II, pág. 25). Señala que actualmente la mercancía y el fetichismo que la acompaña, se han universalizado como nunca.


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Se identifican las viejas y nuevas formas de explotación del trabajo, se critica las teorías que hablan del fin del trabajo y del auge de la producción flexible, es decir, sin explotación. Se discute el papel y el carácter de las multinacionales, especialmente el supuesto de que no tienen ningún vínculo con algún Estado – Nación: “siguen teniendo una base

estrictamente nacional en los aspectos fundamentales, como la propiedad del capital, el país sede hacia el cual se remiten las ganancias, el centro de las decisiones y de la gestión y el espacio en el cual se desarrollan las principales innovaciones tecnológicas y productivas e incluso el lugar en donde realizan sus principales inversiones” (Vol. II, p. 41). Se describe igualmente aquello que el autor denomina: “ macdonalización del trabajo”, es decir, el deterioro de las condiciones de trabajo en el capitalismo actual (degradación laboral, feminización, informalización y casualización), en donde por ejemplo, prolifera la “sustitución de los trabajadores fijos, con un salario básic por empleados temporales, sin ningún tipo de seguridad social ni protección legal” (Vol. II, p. 54). Además, se aborda otro campo social íntimamente ligado con la mundialización del capital: el ámbito de la cultura. Al respecto, Vega Cantor cuestiona los presupuestos teóricos de los estudios culturales y posestructuralistas que reivindican un análisis de la cultura sin ninguna ligazón con el modo de producción capitalista, enfoque o pretensión que desestima el autor, “simplemente porque la cultura –dice él- se ha convertido en una mercancía universal, lo cual no puede entenderse sin relacionarlo estrechamente con el capitalismo” (Vol. II, pág. 26). Enseguida, desarrolla una argumentación que relaciona los cambios del capitalismo con las modificaciones tecnológicas, se valora su alcance en el mundo actual, y se estudia el carácter político de los principales mitos tecnológicos de esta época, entre ellos, los relacionados con la educación.

Especial importancia tiene el tema del carácter ecocida del capitalismo, que se analiza desde cuatro aspectos: la relación entre capitalismo y degradación ambiental del planeta, las características actuales del imperialismo ecológico, los discursos ecologistas y su relación con el capitalismo, y, finalmente, los presupuestos para una ecopedagogía, entendida como una propuesta para analizar los problemas ambientales de nuestro tiempo.

En la parte final de este segundo volumen (cuarto capítulo) se analizan las implicaciones que en las ciencias sociales han tenido las transformaciones de las últimas décadas; se reivindica un programa para su enseñanza con contenidos críticos, que permite dar cuenta de todas las consecuencias que ha producido la mundialización del capital. Inicialmente, se describen algunas de las características dominantes de las ciencias sociales escolares en Colombia, entre ellas, su divorcio con la investigación social, con las innovaciones pedagógicas, al convertirse en saberes coyunturales, reactivos y ligeros. A continuación se analizan las trasformaciones del sistema educativo colombiano como resultado de la aplicación de los enfoques neoliberales (por ejemplo, el impacto de la noción de competencias escolares, los estándares y las transformaciones de las Facultades de Educación, las transformaciones curriculares que contemplan la desaparición de la Historia y la Geografía en la enseñanza y la ampliación de los campos de conocimiento de las ciencias sociales escolares, la imposición de una terminología empresarial neoliberal en el ámbito de la educación, entre otros). De acuerdo con Vega Cantor todos estos aspectos “no pueden ser entendidos al margen de la modificación de las políticas publicas del Estado colombiano, ni tampoco deben ser vistos como resultado de una acción autónoma y original de las clases dominantes


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colombianas” (Vol. II, p. 512). Además, han conducido a lo que el autor denomina la macdonalización de la enseñanza, especialmente en la educación superior, la cual “se ha convertido en una mercancía, cuyos objetivos, contenidos y alcances están dictados por los intereses de los mercachifles que se lucran con esta actividad” (Vol. II, p. 514). También se analiza el impacto de los medios de comunicación y del posmodernismo en la enseñanza, este último es responsable del acoplamiento de las ciencias sociales con la cultura del mercado (Vol. II, p. 545). Todo el panorama descrito se encuentra relacionado con la expansión mundial del capital, demuestra que la humanidad se encuentra ante una crisis civilizatoria nunca antes vista, la cual se manifiesta en hechos como los siguientes: una creciente polarización mundial entre los países imperialistas y las periferias; la recolonización de importantes espacios geográficos de aquello que antes se llamaba el Tercer Mundo; la acelerada destrucción de los ecosistemas en todo el planeta; el desempleo, subempleo y precarización laboral de una gran porción de la población económicamente activa del mundo; la perdida de las conquistas históricas de las clases subalternas; un regreso a la vieja división internacional del trabajo; disparidades tecnológicas y científicas que producen resultados divergentes; la destrucción del tejido social en la mayor parte de países del mundo; la mundialización del crimen; el resurgimiento de la limpieza étnica, xenofóbica y el racismo en diversos confines del planeta; la destrucción y arrinconamiento de las culturas nacionales y locales ante la expansión mundial e incontrolable del capital; y finalmente, una urbanización acelerada del planeta y una drástica reducción de los campesinos.

Foto Ahron de Leeuw


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Aspectos centrales de la obra - Se trata de una investigación crítica que va “contra la corriente”, es decir, contra el pensamiento oficial y las modas intelectuales que predominan hoy en día. Por eso, no es casual que circulen y se reivindiquen a lo largo de la obra críticos como Carlos Marx, James Petras, Noam Chomsky, Samir Amín, Peter McLaren, Eduardo Galeano, Pierre Bourdieu, Ricardo Antunes, entre otros. En esa medida, el trabajo asume y da continuidad a una corriente de pensamiento crítico que cuestiona la tesis que pregona la indestructibilidad del capitalismo y, por esa vía convoca insistentemente a la resignación política.

“examen y comprensión de nuestra contemporaneidad, (…) es imposible sin una perspectiva histórica” (Vol. II, p. 554). - El autor aporta una abundante bibliografía sobre todos los temas tratados (economía, política, cultura, educación, comunicación, ecología, entre otros).

- Como recurso explicativo, se acude a la idea de totalidad social, lo que facilita una mejor comprensión e interrelación de los problemas sociales contemporáneos que aquí se someten al análisis. Por lo tanto las transformaciones sociales son estudiadas estableciendo la relación que guardan con la economía, pero también con la política, con la ecología, con la comunicación, con la cultura y con la educación, logrando de esta manera elaborar una explicación de conjunto de los procesos señalados. Dicho enfoque, que se retoma de la mejor tradición marxista –pensemos en Mariátegui y sus Siete Ensayos de la Realidad Peruana-, es una respuesta a la tendencia dominante que privilegia la mirada de lo micro, propia de la híper especialización a la cual han llegado las ciencias sociales hoy en día.

- Con esta investigación se realiza un aporte sobresaliente para comprender las transformaciones sociales contemporáneas, lo que arroja un valioso material para la cualificación política de individuos y colectivos dispuestos a asumirse como sujetos sociales: “En la consideración de los problemas actuales de la humanidad y la urgencia de que sean examinados en los espacios escolares, el objetivo supremo debe ser el de contribuir a formar sujetos para una nación y un mundo que pueda ser hecho por nosotros y no impuesto por poderes ajenos” (Vol. II, p. 575). En ese sentido, esta obra será de gran utilidad no solo para profesores y estudiantes, sino para las organizaciones políticas y sociales que programen talleres de formación y capacitación, escuelas de liderazgo y jornadas de estudio, tendientes a reforzar viejas militancias. Tambien sirve para acercarse a nuevos contingentes de luchadores que, al estar decididos a asumir la siempre pertinente confrontación contra el capitalismo -quieran como pregona el líder cubano de los versos sencillos- echar su suerte con los pobres del mundo.

- Para comprender y explicar los fenómenos sociales contemporáneos se cuenta con el manejo del elemento histórico en la obra, los hechos sociales (atraso, explotación, dependencia, imperialismo) tienen explicaciones finamente ligadas con procesos históricos que deben ser percibidos para lograr una mejor comprensión analítica y política de los mismos. Como lo advierte Vega Cantor, un

Finalmente, esta obra, al ser galardonada con el Premio Libertador al Pensamiento Critico, se constituye en un estímulo oportuno para continuar en la batalla de ideas por un mundo mejor. Más aún, en momentos como los que vive el país, en donde avanza el autoritarismo cobijado bajo “razones democráticas”, y se ponen en marcha campañas ideológicas y políticas contra posturas disidentes.


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