Revista Gente Colombia

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“Cuando tenía 5 años mi papá tuvo cáncer, el recuerdo de la cirugía, el olor del hospital, me traen una sensación desagradable” hubiera cortado el pelo antes de ir a Miss Universo. Era desesperante. El calor, la gente tomando trago, ya había algunos borrachos y empezaron a gritarme: “¡Quedaste fea con ese corte!”, “¡Bájate de ahí, tú no sirves!”, algunos me tiraron ramas de árboles, bolsas de agua y latas de cerveza vacías. Yo llevaba cuatro horas de recorrido, estaba cansada y abrumada, no podía sonreír y en vista de que no me podía bajar de la carroza por el estricto protocolo del concurso, decidí sentarme, así estuve los últimos 40 minutos de recorrido. La gente se puso aún más grosera: “¡Cachaca tenías que ser!”. Cuando terminó el desfile, al bajarme, me rompí las medias de la rabia. A los pocos días uno de los periódicos locales ofreció disculpas por el comportamiento de sus ciudadanos. Ese no fue un recuerdo grato, pero quedaron muchos otros en los que sí pude sentir el cariño de la gente. A los ancianos y a los niños se les iluminaban los ojos cuando me veían, me abrazaban, me hacían sentir querida. Ha sido suficiente del reinado, eso forma parte de mi vida, pero no es lo único interesante de mi historia. Nací el 28 de octubre de 1986 en Popayán (Cauca), mis padres son María del Mar Estrada y Patrick Rouillard. Mi casa de la infancia olía a incienzo y en ella se escuchaba música clásica –la que le gusta a mi padre– y canciones de Mecano, Azúcar Moreno, el Vuela, vuela de Magneto y hasta Chayanne (que le encantaba a mi mamá). Mis héroes de infancia eran los Thundercats. Con mi hermano, Jean Philippe, veíamos Bugs Bunny, Popeye el marino y Pinky y cerebro. Pasé por varios colegios mixtos y me gradué del Champagnat. No era la estudiante más aplicada, copiaba las tareas, hacía chancuco en los exámenes, era algo indisciplinada pero nunca perdí un año y me fue muy bien en el Icfes. Siempre le he temido a los hospitales. Cuando tenía 5 años mi papá estuvo enfermo de cáncer y el recuerdo de las cirugías, la enfermera que iba casa todos los días, el olor del hospital, todo eso me genera una sensación desagradable y, algunas veces, me provoca miedo. Les tengo pavor a los exámenes de sangre. Ahora interpreto a la Mary en la telenovela La teacher de inglés, es mi primer papel en televisión. Ella es una mujer muy chistosa y muy diferente a mí, por eso me la gozo tanto. Sin embargo, debo comenzar diciendo que no soy actriz, que apenas estoy comenzando y que seré una de las mejores. Mi primera experiencia interpretativa pudo haber sido en la serie A corazón abierto, pero en las audiciones

me fue muy mal. Bueno, era el segundo casting de mi vida. Me pidieron que preparara dos monólogos, así lo hice, los tenía listos, y cuando llegó la hora de decirlos me ‘bloquié’. Después tenía que participar en una escena, pero nunca me avisaron que sería con ese señor elenco que tienen en A corazón... En resumen: no pude con los nervios. A pesar de todo estoy ahí, cada noche en la pantalla, dándole vida a la Mary y trabajando con otros señores actores (es increíble lo que se puede aprender de ellos). Tengo claras mis falencias, sé que me queda un largo camino por delante, pero me sobra fortaleza para recorrerlo y hacerlo bien. Soy una mujer optimista que se levanta con ganas de vivir, que disfruta de las cosas más simples, que no se guarda lo que piensa: voy al grano, soy directa y muy franca. A veces necesito alejarme de todo, tener mi propio espacio para recargar baterías. Mi vida privada es asunto mío, no me gusta que se metan en ella. Llevo cada día paso a paso y sin afanes. Y del reinado, ¡ay!, del reinado, ¿pasamos la página?

Leyendo el futuro “En algunos años me veo como Mamá Michelle. No sé qué pueda pasar con mi vida sentimental, no sé si seré la esposa o la divorciada Rouillard, en las relaciones de pareja nunca se sabe”.

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