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BIOMEDICALIZACIÓN E INFANCIA: TRASTORNO ...

Presentación del problema Si bien el TDAH es un trastorno definido hace varias décadas, su más reciente redefinición y la extensa difusión de la que está siendo objeto desde finales de la década del noventa nos indica un cambio que requiere ser analizado. De acuerdo a documentos oficiales y artículos científicos, la cantidad de niños diagnosticados y tratados con el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) aumentó considerablemente en los países latinoamericanos desde comienzos de la década del 2000, con un acentuado crecimiento hacia finales de la misma (Ortega et al., 2010; Frenk Mora et al., 2002). Estos datos de aumento en la prevalencia del TDAH no se basan en investigaciones epidemiológicas nacionales en países latinoamericanos, sino en estudios parciales generalmente basados en casos clínicos, en extrapolaciones de las prevalencias publicadas en la bibliografía anglosajona, o en datos de aumento del consumo de las drogas usadas para tratarlo. Este proceso acompaña la tendencia que se consolidó en los Estados Unidos, país donde primero se difunde la idea de que el TDAH está subdiagnosticado (Center for Disease Control and Prevention, 2011). El aumento de niños diagnosticados parece correlacionarse con las estrategias que el complejo médico-industrial, especialmente la industria farmacéutica, generó para contrarrestar las reformas que el capital financiero desarrolló, a partir de la década del noventa, con su entrada como administrador de programas de salud y planes de cobertura de atención médica. Estas reformas se desarrollaron primero en los Estados Unidos y luego se exportaron a numerosos países de América Latina, Asia, y Europa. Ambos procesos han sido extensamente estudiados por Iriart junto a otros colegas (Iriart, Franco, Merhy, 2011; Iriart, Merhy, Waitzkin, 2000). Aquí presentamos una breve síntesis basada en esas investigaciones para contextualizar los análisis relacionados con el TDAH. Durante las décadas previas a la implantación de las reformas sectoriales bajo la hegemonía de los grupos financieros, la industria farmacéutica dirigió sus estrategias promocionales a los médicos. Así fue como la utilización de servicios y productos biomédicos estuvo determinada en gran medida por la oferta de los mismos a través de estos profesionales. La comprensión de esta situación por parte de los grupos financieros que instalaron las reformas denominadas de atención gerenciada, generó estrategias de contención de gastos basadas en el control del uso de servicios y tratamientos. A partir de estos cambios en la administración de coberturas médicas, el complejo médico-industrial, especialmente la industria farmacéutica, inició una serie de estrategias para restablecer su liderazgo en la conceptualización del proceso salud-enfermedad-atención y en el mercado de salud. Una de las estrategias estuvo centrada en radicalizar a su favor el concepto de consumidor que las reformas basadas en la atención gerenciada habían cooptado de sus promotores iniciales, los grupos que cuestionaban el poder médico en los setentas (Critser, 2005). Con el objeto de utilizar para sus fines comerciales el concepto de consumidor, la industria farmacéutica utilizó diversos mecanismos para establecer una relación directa con los potenciales usuarios de sus productos que analizaremos en la siguiente sección. Sin embargo, como veremos las estrategias de la industria farmacéutica para dirigir sus mensajes al público tienen implicaciones mucho más profundas en nuestras sociedades ya que se inscriben en procesos de creación de nuevas subjetividades que radicalizan la medicalización, y que siguiendo a otros autores vamos a denominar biomedicalización (Clarke et al., 2010). Consideramos que el concepto de biomedicalización ofrece una mejor interpretación de los profundos cambios operados en la década del noventa en la conceptualización del proceso salud-enfermedad-atención. La medicalización implica la expansión del diagnóstico y tratamiento médico de situaciones previamente no consideradas problemas de salud, como por ejemplo, la reproducción humana. La biomedicalización, por su parte, supone la internalización de la necesidad de autocontrol y vigilancia por parte de los individuos mismos, no requiriendo necesariamente la intervención médica. No se trata, solamente, de definir, detectar y tratar procesos mórbidos, sino de estar alerta de potenciales riesgos e indicios que pueden derivar en una patología. En el caso del TDAH, por ejemplo, la disponibilidad de sencillos métodos de diagnóstico y la extensa información en internet y otros medios puestos al servicio de padres, maestros y profesionales no especializados facilita la difusión del mismo, el autocontrol y la vigilancia. En base a lo previamente introducido, el objetivo del artículo es aportar una lectura crítica desde la salud colectiva sobre el TDAH contextualizándolo en los procesos antes descriptos. Para ello, primero 1012

COMUNICAÇÃO SAÚDE EDUCAÇÃO

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