La Voz De Dios, Cindy Jacobs

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35 De ahí que es sabio, tanto para los que Dios levanta en el servicio como para los que los preparan, permitir al Señor que trate con la mayoría de los defectos de carácter mientras esa persona se encuentre lo menos públicamente visible. Creo que si esto se hubiera hecho con algunos de los más importantes líderes cristianos, no hubiéramos visto caer en el pasado a algunos de ellos, y se habría evitado mucho dolor y heridas al cuerpo de Cristo. Cuando hace varios años, empezaba en el ministerio, tuve una temporada en la que Dios lidiaba fuertemente con lo concerniente a mi arrogancia y mi actitud. La vida era dura y parecía que me metía en problemas dondequiera que iba. Un día en que me encontraba en un terrible estado de ánimo manejaba un auto con Margaret Moberly, quien me enseñó bastante acerca del ministerio. Ese día estaba «graduada de mala» cuando de repente Margaret se dirigió a mí, me miró a los ojos y dijo: «Cindy, algún día agradecerás a Dios por esta época de tu vida». Ja, ja, pensé, tendría que ser masoquista para agradecer a Dios por lo que estoy sufriendo. No citaré textualmente el resto, pero se puede traducir: «Refunfuños, gruñidos, gemidos quejidos, Dios, ¡esto no es justo!» En efecto, no estaba segura de que esto era de Dios, sino que era solo un gran ataque del maligno. En su misericordia, el Señor trataba de erradicar de mí esas terribles actitudes y la carne se resistía. ¿Ha rechazado alguna vez a Satanás sólo para descubrir más adelante que en realidad era Dios quien lidiaba con usted? Créame yo lo he hecho, y en mas de una ocasión. ¿Por qué tiene Dios que lidiar tan fuertemente con los profetas? Por una razón: ¡porque son tercos! (Más de esto después.) Por otra: porque son más propensos al orgullo. Por naturaleza, el don profético es con frecuencia más «llamativo», especialmente en su forma pública. La gente anda por ahí diciendo: « ¿Oíste? El profeta Gran Voz me ha dado este mensaje del Señor». Por supuesto, si fuera de Dios deberían decir: « ¿Oíste? El Señor me tocó realmente esta mañana a través de un mensaje profético ». Oro porque esas personas no recuerden que fue Cindy Jacobs la que profetizó, sino que me vuelva más invisible de naturaleza y sea sencillamente un conducto para entregar el mensaje. Un libro que influyó grandemente en mi vida fue The Elijah Task (La tarea de Elías], escrito por John y Paula Sandford. El subtítulo es Un llamado a los profetas e intercesores. Debo admitir que cuando lo compré no tuvo ningún significado para mí. Sin embargo, después de que lo tuve durante un año, lo abrí repentinamente y las palabras empezaron a brotar hacia mí. Una de las principales razones porque no entendí inicialmente el consejo de los Sandford fue debido a que el libro habla mucho de los tratos de Dios con los intercesores y profetas. Cuando compré el libro no había ido aún a través de ninguna clase de refinamiento divino. ¿Ha notado alguna vez lo mucho que Dios puede obrar en su vida en un año, o en un mes, cuando se rinde a Él? Algo que los Sandford resaltan es que Dios no coloca vino nuevo en odre viejo (obviamente un concepto bíblico, véase Mateo 9.17). Recuerde, el día de Pentecostés el Espíritu Santo preparó a los 120 discípulos durante una reunión de oración de diez días y fueron tan llenos de vino nuevo que los demás pensaron que estaban borrachos (véase Hechos 2.1ss). Los Sandford dicen: «Si pudiéramos pelar rápida y jubilosamente la piel de nuestra antigua naturaleza carnal todo sería pura diversión y juego». Estoy seguro de que aquellos sobre quienes el Espíritu Santo derramó el nuevo vino disfrutaron enormemente, sin embargo, de antemano tuvieron que pagar el precio en oración y preparación.

INTEGRIDAD DE UN PROFETA


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