REGIA # 16

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Mar del sur, adolescente, ir al boliche, cambiarnos todas juntas, ver chicos... ¡Qué divertido ir a los videos!: jugar Pacman, Wonder Boy, Tetris... los clásicos de las chicas. La felicidad total. Se armaban grupos para ir a pescar en las bicis con las cañas. ¡Me gusta pescar! Hay algo de conexión entre la contemplación y la espera que está bueno. Como la providencia... ¡Te da o no te da un pez! Yo vivo medio así también; a lo que llego, es lo que tengo. Por un lado está bueno y por otro no tanto porque no construís mucho. Quiero decir... tomo lo que venga y eso lo hago mio. Siempre siento que el mundo proveerá. La mano mágica de la naturaleza te va poniendo las cosas donde tienen que estar. Por un lado, si todos fuéramos así y nadie se agarrara de las cosas, no existiría este sistema económico; todo seria distinto. Si uno soltara, el dinero circularía más y no se lo quedarían dos. Tomás ¿Vos decís que el mundo necesita más gente como vos? Dolores No. Yo digo que YO necesito ser más como el mundo... ¡Jajaja! Era re buena con mis amigas. ¡Soy mala de grande! Bah, soy re buena... de grande también, pero una se pone más afilada. Me impresionaba todo. Lloraba si un animal sufría; la pasaba muy mal. Viste que el drama es muy fuerte cuando uno es niño. No es fácil salir del drama. Yo lo veo a mi hijo que tiene tres años y cuando llora es como si se le rompiera el corazón. Yo era re extrema en ese sentido: sufría. Me acuerdo perfecto de estar en la quinta de una amiga y había tres gatitos bebes. Era de noche y los tres gatitos querían entrar. Hacía frío y la mamá de mi amiga los sacaba con un escobillón. Me fui a llorar al patio. Mis padres tienen una conexión con la naturaleza y eso también está en mí. También por el catolicismo que me inculcaron de chica. Solo por existir algo, eso tiene un valor: una hoja, un pajarito... era buena; cero rebeldía. Mi mamá siempre me dice eso. Que buena que eras Dolores. Solo un berrinche: fue cuando Tomy estaba por nacer, me amotiné y no quise caminar media cuadra. Claro, de grande se dio vuelta la tortilla. A los 19 hice así: “¡Ahhhhh! ¿Esto era lo que ustedes querían?” Chau... ¡Se terminó! ¡Mierda! Esta bien romper con todo. Mi gusto de helado preferido era una copa de la heladería Sao, re moderna en Adrogué. Hacían copas: una se llamaba Banana Split (era riquísima), venía con una banana de verdad, helado de dulce de leche y chocolate. Cuando vivíamos acá en Salguero, me iba caminando con mi papá en las noches verano. No podíamos dormir por el calor y nos íbamos a tomar un helado a Freddo. Era dulce de leche granizado y chocolate con almendras. Ahora me comería uno por ejemplo… ¡No! ¡Mejor no! Anoche me clavé dos hamburguesas caseras con pan. Bueno, había luna llena; es por eso. Algo pasa con la Luna. Tampoco hay que atribuirle todo a la Luna, pero esta bueno relajar un poco en eso sabiendo que nos modifica. Si modifica al mar ¡Cómo no nos va a modificar a nosotros! Es cierto que hay Lunas más intensas que otras. Ayer venía re bien. Pensé: “Me está pegando re bien esta luna. ¡JA! Y de repente

me comí dos hamburguesas... ¡Creo que ya no me está pegando bien!”. La cantidad me resultó abusiva. Igual, yo como un montón, casi como un hombre. ¡Como más que Gael si quiero! Si hay 4 milanesas, son 2 para cada uno. No me hago la boluda en eso. Disfruto de comer; la paso bien. Me encanta cocinar. ¡Es un planazo! Me encanta pensar que come la nena, el nene, nosotros. Compro un buen jamón; si es una pasta simple le pongo un buen jamón.

una amiga de 15 que me contaba sus problemas; se llamaba Paz, otra Lucila Moti y otra Natalia Capelli. Una vez conversaba con Paz en la playa. Paz tenía problemas con su mamá. A mi me sale muy bien leer al otro y poder darle una devolución para bien; algo iluminado de la situación. Y Paz me decía “No lo puedo creer, tenés doce años y parecés re grande”. Fue la primera amiga que lo puso en palabras. Era bastante ubicada para mi edad.

De chica me sentía muy pequeña en el universo. Volvía los fines de semana de estar con mi papá. Íbamos en el auto; yo iba adelante porque era la más grande. Miraba las estrellas y me sentía una nimiedad. Eso me daba un vacío total. Me acuerdo el momento en cuando empezás a interactuar con el otro, cómo te funciona a vos ser de una manera o de otra. Esto de “hasta dónde llega el otro”. Los amigos en el jardín, el poder que uno puede tener sobre el otro. Una vez estaba en el Lengüitas, mi colegio, en el recreo por volver a la clase. Tocan el timbre y volvimos todas juntas al aula. Yo me retrasé, quedé sola en la escalera y dije: “Bueno me tiro acá a hacerme la desmayada”. Y me tiré... me quedé ahí. Pasó un tiempo y de repente una maestra me vio en el piso... ¿Qué te pasó? Me caí, le dije. En la dirección llamaron a mi mamá, me llevaron a hacer estudios neurológicos y yo nunca dije nada. ¡Nunca! Ahí logré darme cuenta del poder de que te crean algo que no es cierto. Sostuve la mentira hasta el final. También otra cosa que hacía era robarle toallitas femeninas a mi mamá y me las pegaba mal. Nunca decía nada... Lo vivía de manera interna; como un experimento. Yo tenía siempre amigas más grandes. En vacaciones, me acuerdo, me dejaban permear por el otro. Tenía

Mi primer indicio de quería actuar fue por las películas. Ir al cine y quedar muy impregnada de la historia. Pensar que yo era un extraterrestre como ET. Cualquier cosa me la podía apropiar con mucho dramatismo. Vi ET y me acuerdo que me conmovió hasta el alma. Vivir las películas así, poniéndole mucha carga. Después con terapia me di cuenta que a veces uno viene a cumplir el mandato del abuelo, o la abuela. En mi casa, mi abuela es una muestra de colores disonantes. ¡Coco es todo! Es de ultra derecha y súper transgresora a la vez. Con mucha contradicción, lo que la hace muy interesante. Lee de todo. Una mujer que en su época estudió. Es asistente social, tiene 86 años. Se divorció de mi abuelo y se fue de la casa. No sucedía eso normalmente. Hacía declamaciones en bares literarios, era amiga de la mamá de Borges, conocía a Borges. Me acuerdo ahora, se me viene a la mente el poema de Adrogué. Fue amiga de la hija de Roberto Artl también; una moderna. Salíamos mucho con mi abuela... Me llevaba de vacaciones al sur de Brasil, conversábamos, ella leía, yo escuchaba música en mi walkman. ¡Era feliz!

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GUILLERMO PFENING FOTOS TOMÁS FONZI - 71 - - REGIA MAG -


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