Paisajes de agua en Chapinero

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Paisajes de agua en Chapinero

Quebrada Las Delicias Javier de la Cuadra (2011)

Becas de Investigaci贸n en Patrimonio Cultural 2010 Instituto Distrital de Patrimonio Cultural Joven Investigador: Paula Viviana Cano Jaramillo Bogot谩, junio de 2011


PAISAJES DE AGUA EN CHAPINERO

Agradecimientos A mi familia y a Joaquín Pinto. Al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, especialmente a su director, Gabriel Pardo García-Peña, a Ilona Murcia Ijjasz, a Ximena Bernal Castillo, Patricia Jiménez y a Astrid Fajardo. A todos quien apoyaron el desarrollo de este proyecto: Andrés Plazas, Adriana Rodríguez Franco, Claudia Romero, Patricia Bejarano, Catalina Silva, Diana Aya, María Clara Cortés, Pedro Crump, Edelmira, Maritza Pinzón, Paloma, Iván Borda, Javier de la Cuadra, Camilo Zambrano, Rocío Delgado, Alejandro Martínez Uribe, Jorge Alexander Hernández Ávila, Javier Esteban Larrota y Giovany Alfonso.

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

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Contenido Agradecimientos .................................................................................................................... 2 Introducción........................................................................................................................... 4 1.

Xiegua “agua entre colinas”: el agua en la localidad de Chapinero ........................... 7 1.1

2.

¡Doce quebradas descienden de las montañas de Chapinero! ..................................... 11

Carta de navegación ..................................................................................................... 26 2.1 Desarrollo del Tejido Conceptual ........................................................................................ 27 2.1.1 Patrimonio ambiental ...................................................................................................................... 27 2.1.2 Paisajes del agua ............................................................................................................................. 27

2.2 Aspectos metodológicos: valoración social de paisajes ...................................................... 28 2.2.1 Textos, fotografías y relatos como fuentes de información ............................................................ 29

3.

¿Tienen historia los cuerpos de agua en Chapinero? ................................................ 31 3.1 Un pasado lejano ................................................................................................................... 33 3.1.1 Los cuerpos de agua como lugares sagrados .................................................................................. 33

3.2 Un pasado cercano ................................................................................................................ 37 3.2.1 1850-1930: el agua en la conformación territorial de Chapinero .................................................... 37 3.2.2 1930 – 1970: el agua en las nuevas formas de habitar Chapinero .................................................. 48 3.2.3 1970 - 2011: el renacer de las quebradas en Chapinero .................................................................. 52 3.2.3.1 Acciones de recuperación ecológica ........................................................................................ 53 A. Experiencias locales ................................................................................................................... 53 B. Procesos socioambientales a nivel distrital ................................................................................ 65 C. A nivel regional: la otra cara de los Cerros Orientales ............................................................... 67

4.

Cualidades patrimoniales de los paisajes del agua en Chapinero ............................. 70 4.1 Valoración de los paisajes del agua en Chapinero ............................................................. 70

5.

Habitar, restaurar, conservar y legar un patrimonio ambiental ................................ 84 5.1 Reactivación social del patrimonio ambiental en Chapinero ............................................ 86

6.

Aprendizajes y proyecciones ........................................................................................ 89 6.1 Aprendizajes de la experiencia de investigación ................................................................ 89 6.2

Proyecciones..................................................................................................................... 91

Bibliografía .......................................................................................................................... 95

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Introducción Este documento contiene los resultados de uno de los proyectos ganadores de las becas de investigación, otorgadas por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural en el año 2010; en la línea de investigación sobre los usos y la función del patrimonio cultural, para la categoría de jóvenes investigadores. La investigación es un estudio de valoración social de los cauces de agua presentes en la localidad de Chapinero. Recurrió a diversas fuentes de tipo documental, fotográfico y narrativo para conocer los usos, la función y las transformaciones del paisaje donde existe un interés colectivo hacia el agua. Por ello se ha denominado ―Paisajes de agua en Chapinero‖.

Quebrada Los Olivos Javier de la Cuadra (2011)

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En los trabajos de investigación sobre patrimonio cultural en Bogotá, predominan los estudios sobre patrimonio material e inmaterial, a diferencia de lo que ocurre con el patrimonio natural en este contexto urbano. Por tal motivo, el foco de intervención delimitó las microcuencas abastecedoras de la cuenca del río El Salitre como un espacio público pertinente para consolidar un avance y fortalecimiento de la investigación socioambiental sobre las dinámicas de apropiación y valoración del patrimonio ambiental de Bogotá. La indagación se remite a un caso específico de la naturaleza en la ciudad vista desde la perspectiva del patrimonio, es decir, las quebradas como lugares singulares en Bogotá. El hilo conductor de esta indagación reconoció la interactividad entre patrimonio cultural y natural optando por la denominación integradora de patrimonio ambiental de Bogotá. Como lugares singulares, las quebradas de Chapinero permiten relatar historias particulares que esperan ser contadas como parte de la memoria ambiental y colectiva de nuestra ciudad. Desde los nacimientos hasta las desembocaduras, entregan agua, vivencias, anécdotas y dibujan a su paso senderos que son posibles transitar. El diseño y el desarrollo de la investigación estuvieron orientados hacia la identificación de relaciones socioambientales y acciones concretas de restauración ecológica, que están proponiendo alternativas culturales, al gestar e implementar proyectos socioambientales en el contexto urbano. Estos proyectos permiten resignificar la función de la naturaleza en la ciudad y en este caso, resignificar la función de las quebradas de la localidad de Chapinero como patrimonio ambiental del territorio. Este documento se estructura en seis capítulos y transita entre la contextualización, la descripción y algunos elementos de análisis. Su recorrido, busca generar una serie de reflexiones con diversas proyecciones para futuros trabajos de investigación socioambiental y de gestión participativa del patrimonio ambiental de Bogotá. En el primer capítulo se describe el área de estudio: Chapinero como una localidad estratégica en la oferta y regulación hídrica de Bogotá al contener zonas de recarga acuífera. Se presentan las quebradas de Chapinero como microcuencas abastecedoras del sistema hídrico de la cuenca del río El Salitre. Esta descripción tiene la finalidad de compartir con el lector, la importancia de la conectividad ecológica de un sistema hídrico,

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avanzar en la comprensión del funcionamiento de una cuenca urbana y vincular las quebradas con las formas de ocupación del territorio reflejado en el desarrollo urbano y rural de Chapinero. El segundo capítulo es la síntesis teórica y metodológica de la carta de navegación que orientó la investigación, seguido del capítulo en donde se realiza un aporte a la narrativa ambiental de las quebradas de la localidad de Chapinero. Para lograr este cometido, se incorporó una periodización desde la historia ambiental de la sabana y en general en Colombia para registrar eventos, acciones e iniciativas que coinciden en trabajar por la restauración ecológica de las quebradas. Con esta narrativa ambiental se evocó un pasado lejano, un pasado cercano y se describieron algunas transformaciones de los cuerpos de agua. Posteriormente, en el capítulo cuarto, se desarrollan las expresiones de valoración de los paisajes del agua de Chapinero encontradas a lo largo de la investigación y que se convierten en un insumo para reflexionar sobre el proceso de patrimonialización de éstas y sobre su reactivación social como patrimonio ambiental, esta última reflexión en particular, se presenta en el quinto capítulo del texto. Por último, se propone dar continuidad a los aprendizajes y a las posibles proyecciones frente al tema, ya que el trabajo permitió establecer un campo fértil para la investigación en el contexto del patrimonio ambiental a escala local y distrital donde los senderos del agua reaparecen en medio de una urbe.

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1. Xiegua “agua entre colinas”1: el agua en la localidad de Chapinero El agua recorre Bogotá. Nace en zonas de páramos y bosques andinos en los Cerros Orientales, desciende formando quebradas, lagunas, ríos y humedales; avanza entre los barrios, urbanizaciones, centros industriales y largas avenidas hasta llegar al imponente río Bogotá. Todos los cuerpos de agua interactúan con el tejido urbano, aun cuando no todos se puedan divisar a simple vista pues algunos de ellos han sido canalizados.

Plano Sistema Hídrico de Bogotá (Adaptación realizada para la presente investigación - abril 2011)

Chapinero es una localidad estratégica para la oferta y regulación hídrica de Bogotá y la región conformada por los departamentos de Cundinamarca, Meta y Boyacá ya que en esta localidad hay presencia de remanentes de bosques andinos, páramos y subpáramos indispensables para la producción natural de agua2. En sentido sur-norte, las quebradas El

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Xiegua es una denominación muisca que significa —agua entre colinas— y ha sido retomada por la Corporación Parque Museo del Páramo para nombrar un sendero de interpretación en el ecosistema del páramo La Cumbrera. 2 La información utilizada para esta caracterización es retomada de los siguientes documentos: ―Agenda ambiental de Chapinero‖, disponible en: http://riosalitre.files.wordpress.com/2009/04/2_aa_chapinero2.pdf; ―Diagnóstico, zonificación y priorización de las quebradas de la Localidad de Chapinero pertenecientes a la

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Chulo, Pardo Rubio, Las Delicias, Los Olivos, La Vieja, Rosales, Chicó, Pozo Claro, Puente Piedra, La Sureña, Morací y San Antonio, se encuentran ubicadas en el territorio de esta localidad.

cuenca del río El Salitre‖, en el marco del proyecto ―Manejo y recuperación del sistema hídrico de Chapinero – Recuperación integral de las quebradas‖, producto número l del convenio de asociación 090-90 entre el Fondo de Desarrollo Local de Chapinero, la Secretaria Distrital de Ambiente y Conservación Internacional (inédito) y ―Primera etapa de sensibilización, diagnóstico y formulación de proyectos desde la visión comunitaria‖, producto final del convenio de cooperación N° 4600002865/2009, Cámara de Comercio de Bogotá y Corposéptima (inédito).

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Estas quebradas a su vez, son ecosistemas acuáticos indispensables para el corredor regional de conservación a gran escala denominado Chingaza - Cerros Orientales Sumapaz - páramo El Guerrero y, de oriente a occidente, se constituyen en afluentes de la cuenca del río El Salitre3.

Frailejones, cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

La localidad de Chapinero cuenta con dos tipos de ocupación del territorio: rural y urbana4; La zona urbana está organizada en Unidades de Planeación Zonal —UPZ— y la zona rural se encuentra incluida como Unidad de Planeación Rural —UPR—, en los límites territoriales con la zona de Reserva Forestal Protectora Cerros Orientales cuyo uso es 3

Existe un convenio interadministrativo formalizado en el año 2007 entre la Secretaría Distrital de Ambiente y la Universidad Militar Nueva Granada para avanzar en la consolidación del Plan de Ordenación y Manejo de la Cuenca del río El Salitre conocido como POMCA El Salitre, cumpliendo con el Decreto 1729 de 2002 sobre manejo de cuencas y la ―Guía técnico científica para la ordenación de cuencas hidrográficas para Colombia‖, emitida por el IDEAM en el año 2004. 4 La localidad de Chapinero tiene una extensión aproximada de 3.898, 71 hectáreas; la extensión rural (2.664 ha.) es mayor que la zona urbana (1.234,71 ha.).

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principalmente de protección. Esta organización responde a las dinámicas de ordenamiento del territorio para ser administrado y regulado por parte del distrito mediante instrumentos normativos como el Plan de Ordenamiento Territorial —POT— que indica los usos del suelo en Bogotá. Las quebradas ubicadas en la UPZ 88 El Refugio (de tipo residencial cualificado) son La vieja, Rosales y Chicó; en la UPZ 89 San Isidro-Patios (de tipo residencial con urbanización incompleta) se encuentran las quebradas Pozo Claro, Puente Piedra, La Sureña, Morací y San Antonio y en la UPZ 90 Pardo Rubio (de tipo residencial consolidado) existen las quebradas Pardo Rubio, El Chulo, Las Delicias y Los Olivos. Teniendo en cuenta las delimitaciones territoriales organizadas en Unidades de Planeación Zonal y Rural, las quebradas nacen en la zona de reserva forestal protectora y tienen contacto con procesos de urbanización, lo que las caracteriza como quebradas urbanas con diferentes potencialidades para su restauración ecológica.

Cuenca quebrada La Vieja Patricia Bejarano (2010)

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1.1 ¡Doce quebradas descienden de las montañas de Chapinero! La quebrada El Chulo nace en el cerro El Cable y desemboca en el río Arzobispo; la cuenca tiene una extensión aproximada de 42,238 hectáreas con caudal bajo pero permanente. Está en contacto con el barrio El Paraíso, el Parque Nacional y el barrio Siberia.

Cuenca quebrada El Chulo Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada El Chulo Patricia Bejarano (2010)

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La quebrada Pardo Rubio nace en el barrio Pardo Rubio y vierte sus aguas al río Arzobispo; tiene una extensión aproximada de 99,058 hectáreas. Los barrios cercanos son: Siberia Central, Pardo Rubio, San Martín de Porres y Panorama, constituidos mediante procesos espontáneos de ocupación del territorio.

Cuenca quebrada Pardo Rubio Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Pardo Rubio Patricia Bejarano (2010)

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La quebrada Las Delicias nace en un lugar denominado Las Juntas, donde se unen otros cauces que vienen del río Teusacá. Esta quebrada vierte sus aguas al río Arzobispo y a lo largo de su recorrido, se pueden apreciar cuatro pozos: La Chorrera, Los Ahogados, La Nutria y La Cueva de la Virgen. La extensión de la cuenca es de 446,481 hectáreas, siendo la quebrada más extensa y con un alto potencial de restauración ecológica. En la zona urbanizada está en contacto con los barrios INGEMAR, Bosque Calderón Tejada, Las Delicias, Vista Hermosa (El León) y La Portada.

Cuenca quebrada Las Delicias Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Las Delicias Patricia Bejarano (2010)

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La quebrada Los Olivos tiene una extensión aproximada de 41,936 hectáreas, vierte sus aguas a la quebrada Las Delicias y tiene un caudal temporal producto de las obras para la construcción de la Avenida Circunvalar que han alterado el cauce natural. Los barrios de influencia en la cuenca son: Urbanización Luis Alberto Vega, Bosque Calderón Tejada, Carolina Oriental, Vista Hermosa (El León) y Barrio Nueva Granada.

Cuenca quebrada Los Olivos Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Los Olivos Patricia Bejarano (2010)

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La quebrada La Vieja tiene una extensión de 242,751 hectáreas, vierte sus aguas al río Arzobispo; es una de las mejores conservadas de la localidad gracias a la labor de los habitantes cercanos (Aquavieja y Amigos de la Montaña) y a la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá —EAAB—. La zona de influencia corresponde a los barrios Tanque Quebrada La Vieja y Las Acacias. En otro sector se encuentran las urbanizaciones El Cerro y Las Acacias.

Cuenca quebrada La Vieja Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

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La quebrada Rosales tiene una extensión que abarca 218,272 hectáreas y vierte sus aguas al río Arzobispo. Los barrios que conforman la zona urbanizada de la cuenca son: Bosques de Bellavista, Conjunto Residencial Torres de Cádiz, Altos de Bellavista, Bellavista III Sector, Urbanización El Castillo, Urbanización Gratamira y Urbanización Las Acacias.

Cuenca quebrada Rosales Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Rosales Javier de la Cuadra (2011)

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La extensión de la cuenca de la quebrada Chicó es de 322,582 hectáreas. Nace en el Alto de Cazadores en la finca ―El Tauro‖ y llega de forma natural hasta la Carrera Séptima en el costado sur del Seminario Mayor de Bogotá. A partir de este lugar es canalizada hasta el Museo Chicó y vierte sus aguas al río Negro. Los barrios Vereda Páramo I, Urbanización Chico Oriental, Urbanización El Chico, Bosques De Karón y Seminario Mayor De Bogotá están en el área de la cuenca y son predios de uso privado con acceso restringido.

Cuenca quebrada Chicó Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Chicó Javier de la Cuadra (2011)

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La quebrada Pozo Claro tiene una extensión de 251,919 hectáreas, es el cauce más grande de la UPZ 89. Nace en el barrio San Luis Altos del Cabo y su cauce se ve interceptado por la vía a La Calera, sin embargo, continúa su rumbo y desemboca en la quebrada La Chorrera ubicada en la jurisdicción de la localidad de Usaquén. Los barrios San Luis Altos del Cabo y Sureña conforman el área urbanizada.

Cuenca quebrada Pozo Claro Diego González (2010)

La quebrada La Sureña tiene una extensión de 24,944 hectáreas; nace en el barrio San Luis y vierte sus aguas a la quebrada Puente Piedra en la zona de la reserva natural de la localidad de Usaquén. Actualmente tiende a la extinción.

Cuenca quebrada La Sureña Patricia Bejarano (2010)

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La extensión de la quebrada Puente Piedra es de 26,222 hectáreas; nace en una zona denominada Las Moyas y vierte sus aguas a la quebrada La Chorrera en la localidad de Usaquén. La ronda de la quebrada está ocupada por los barrios San Luis Altos del Cabo y Barrio Sureña.

Cuenca quebrada Puente Piedra Javier de la Cuadra (2011)

Cuenca quebrada Puente Piedra Javier de la Cuadra (2011)

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La extensión de la quebrada Morací es de 190,245 hectáreas. Nace en el Alto de Cazadores, en el lugar conocido como Las Moyas muy cerca del barrio La Esperanza y vierte sus aguas a la quebrada La Chorrera en la localidad de Usaquén. Los barrios San Isidro, Sureña, La Esperanza Nororiental y San Luis Altos del Cabo, estructuran el proceso de urbanización de gran parte del cauce.

Cuenca quebrada Morací Javier de la cuadra (2011)

Cuenca quebrada Morací Javier de la cuadra (2011)

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La quebrada San Antonio tiene una extensión de 124.32 hectáreas y vierte sus aguas a la quebrada La Chorrera en la localidad de Usaquén. La zona urbanizada la conforman los barrios Páramo y Páramo I.

Cuenca quebrada San Antonio Javier de la Cuadra (2011)

Las quebradas en la localidad de Chapinero son un conjunto de cauces que funcionan bajo la denominación de sistema hídrico. Un sistema hídrico está compuesto por páramos, lagunas, quebradas, aguas subterráneas, ríos, humedales y los océanos. Para la comprensión del funcionamiento de un sistema hídrico existe la delimitación por áreas de estudio, para su manejo ambiental y ordenación territorial, llamadas Cuencas, ―Una cuenca u hoya hidrográfica es el área de aguas superficiales o subterráneas, que vierten a una red natural con uno o varios cauces naturales, de caudal continuo o intermitente, que confluyen en un curso mayor que, a su vez, puede desembocar en un río principal, en un depósito natural de aguas, en un pantano o directamente en el mar‖5. Esta definición permite contextualizar la zona de estudio para esta investigación de la siguiente forma: las quebradas de Chapinero nacen en zonas de páramos y subpáramos que aún existen en los cerros orientales; los páramos con más influencia en la localidad son La Cumbrera y Cruz Verde. Las quebradas Pozo Claro, Puente Piedra, La Sureña, Morací y San Antonio vierten sus aguas a la quebrada La Chorrera, esta quebrada alimenta el cauce del río Molinos; la quebrada Chicó vierte sus aguas al río Negro (canal Virrey al norte de

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―Decreto 1729 de 2002 sobre cuencas hidrográficas‖, disponible en: http://www.secretariadeambiente.gov.co/sda/libreria/pdf/Decreto_1729_de_2002.pdf. Consultado el 1. o de diciembre de 2010.

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Chapinero) y los cauces Rosales, La Vieja, Los Olivos, Las Delicias, Pardo Rubio y El Chulo vierten sus aguas al cauce del río Arzobispo (en el extremo sur de Chapinero). El río Molinos, el río Negro y el río Arzobispo alimentan el río El Salitre. El agua continúa su curso y pasa por los humedales Juan Amarillo, Santa María del Lago y Córdoba. Cierta cantidad de agua alimenta el río Bogotá, que desemboca en el río Magdalena, llevando el agua hasta el mar Caribe.

Río Arzobispo Javier de la Cuadra (2011)

El funcionamiento vital de un sistema hídrico es posible gracias a la conexión que existe en la cuenca conocida como conectividad ecológica. Esta incorpora: calidad de agua, flora y fauna, es decir, la conexión ecológica que debe existir para crear hábitats. Si un elemento del sistema se modifica, los impactos afectarán el conjunto del sistema; por ejemplo, en el caso del agua de las quebradas de Chapinero que ha sido contaminada, existen zonas donde la ronda hídrica está invadida por barrios y se presentan vertimientos de aguas residuales. Esta mutación ha generado modificaciones en los ecosistemas locales, incluyendo la biodiversidad de los cerros orientales y de los otros cauces de agua superficial y subterránea que pertenecen a la cuenca mayor, en este caso el río El Salitre. Los agentes contaminantes recorren el curso natural afectando el río El Salitre, los humedales, el río Bogotá, el río Magdalena y el mar Caribe. El sistema hídrico de la cuenca del río El Salitre ha sido fragmentado como producto de diversas actividades urbanas de tipo espontáneo, durante procesos históricos de larga duración. Existen numerosos trabajos de investigación, una amplia gama normativa en

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asuntos ambientales, propuestas de saneamiento ambiental y planeación urbana, entre otros, que han desarrollado diagnósticos del estado de contaminación del agua en Bogotá. Referenciarlos sería objeto de otra investigación, por tal motivo, se tiene como prioridad para este trabajo, las iniciativas ciudadanas e institucionales y la normatividad vigente a escala local y distrital, que han gestado acciones concretas de restauración ecológica, con el objetivo de registrar las iniciativas y experiencias renovadoras en la relación cuenca-ciudad.

Cuenca quebrada Morací Alejandro Martínez Uribe (2011)

Las iniciativas ciudadanas e institucionales, han contado con un marco normativo en el tema ambiental, en el que la administración distrital de la ciudad está avanzando. La aplicación de la normatividad ha contribuido al despertar de las quebradas de la localidad de Chapinero y su reactivación como patrimonio ambiental. La renovación del ―Plan de Ordenamiento Territorial del Distrito Capital‖6 establece la Estructura Ecológica Principal de Bogotá, conformada por el Sistema distrital de áreas protegidas, parques urbanos y corredores ecológicos la cual, tiene como objetivo, restablecer la conectividad ecológica entre los dos límites naturales del Distrito Capital: los Cerros Orientales y el Río Bogotá, a través del sistema hídrico que recorre el territorio en sentido oriente-occidente. La renovación de la cuestión ambiental, incorporada en el contexto urbano, está fortaleciendo las acciones positivas sobre el agua como el principal conector natural de la ciudad. Las quebradas de la localidad de Chapinero cumplen una función ecológica vital: 6

Aprobado por el ―Decreto 190 de 2004‖, vigente en la actualidad.

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son receptoras del agua que se produce en los páramos, ecosistemas únicos en el mundo (cerca del 50% están en Colombia) y afluentes del río El Salitre.

Cuenca quebrada Puente Piedra Alejandro Martínez Uribe (2011)

Al recuperar el potencial ambiental de las quebradas7, la calidad y cantidad de agua que fluye por estos cauces, transformaría toda la cuenca hasta alcanzar el río Bogotá, uno de los más contaminados en el mundo. Mejorando el recurso hídrico se renovarían las capacidades ecológicas de los cerros orientales, creando unas condiciones ambientales óptimas para la diversidad biológica en las áreas protegidas de Bogotá. La conectividad ecológica entre los cerros orientales y el río Bogotá, es responsabilidad de todas y todos los ciudadanos8; se trata de resignificar el sentido de la naturaleza en la

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Para la consecución de este objetivo existe el ―Decreto 1729 de 2002 sobre ordenación y manejo de cuencas hidrográficas‖, la Guía técnico científica para la ordenación y manejo de cuencas hidrográficas en el país (Bogotá: Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales —IDEAM—, 2004) y El Protocolo Distrital de Restauración Ecológica (Bogotá: Departamento Técnico Administrativo de Medio Ambiente — DAMA—, 2010). Este protocolo cuenta con una guía técnica que corresponde a la restauración de rondas y nacederos de agua, utilizada como orientación específica en procesos ambientales de Chapinero. 8 Sin embargo, existen instituciones ambientales que tienen a su cargo implementar la normatividad ambiental y fortalecer los procesos participativos de las comunidades cercanas a los lugares que hacen parte del Sistema Distrital de Áreas Protegidas. Algunas de estas instituciones de carácter oficial son: la Secretaria Distrital de Ambiente —SDA—; la Corporación Autónoma Regional —CAR—; el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales —IDEAM—. La Alcaldía Mayor de Bogotá y las alcaldías locales cuentan con una serie de instrumentos para aplicar la normatividad ambiental a nivel distrital, como lo son el ―Plan de gestión ambiental del Distrito Capital‖ y el ―Plan ambiental local‖, producto de la Agenda Ambiental de cada localidad.

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ciudad y la función del sistema hídrico en el ordenamiento del territorio a través de acciones de restauración ecológica y de conservación en contextos urbanos. El objetivo del restablecimiento de la conectividad ecológica ha recibido fuertes críticas, dado lo complejo del sistema normativo para asuntos ambientales en el Distrito Capital, sin embargo, hay que reconocer la transformación en el énfasis de los proyectos ambientales. Algunos años atrás, se consideraba como prioritaria la intervención técnica en la restauración de un ecosistema, ahora, se propone un fortalecimiento en el componente social y educativo a través de la apropiación de los recursos naturales presentes en el territorio. De este tipo de procesos depende el cambio de mentalidad y la sostenibilidad de las mejoras técnicas. Se trata de un proceso de apropiación territorial para transformar la mentalidad de ciudadanos, funcionarios, empresas públicas y privadas de diversos sectores sociales en la ciudad y en la región. En este proceso, es importante resaltar el papel de las universidades como entidades académicas con proyección socioambiental. Desde este ámbito se han diseñado y desarrollado investigaciones interactivas entre las comunidades, la normatividad y las instituciones ambientales, promoviendo el ejercicio de la reflexión y la pertinencia social de los asuntos ambientales en el contexto urbano. De esta forma se puede afirmar que se ha gestado una renovación en los procesos socioambientales. A nivel local, existen procesos participativos que buscan la recuperación integral de las quebradas de Chapinero, en donde se refleja la gestión conjunta entre la comunidad, instituciones públicas, las organizaciones sociales de base y las universidades. Para el desarrollo de esta investigación fueron incluidas y referenciadas algunas de las experiencias y acciones concretas para la restauración ecológica de los cuerpos de agua en esta localidad. A continuación se sintetiza el marco conceptual y metodológico construido para la implementación de la investigación.

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2. Carta de navegación El objetivo general de la investigación consistió en describir y analizar los usos, las funciones y las transformaciones, físicas y simbólicas de las quebradas de la localidad de Chapinero. Para alcanzar este objetivo, se contemplaron los siguientes aspectos: •

La búsqueda de información tomó como referente concreto algunas experiencias locales de restauración ecológica de los cauces de agua en Chapinero.

Se estableció una premisa: Las acciones de restauración ecológica de las quebradas han incentivado la reactivación social del patrimonio ambiental de Chapinero.

La descripción y el análisis de las fuentes (textos impresos, relatos y fotografías) estuvo orientado por dos categorías: Patrimonio Ambiental y Paisajes del Agua.

Se recurrió a un método de investigación de tipo cualitativo, denominado Valoración Social de Paisajes.

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

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2.1 Desarrollo del Tejido Conceptual 2.1.1 Patrimonio ambiental Para esta investigación ―el patrimonio es todo recurso territorial que genera identidad‖.9 El patrimonio además, es comprendido como una elaboración social, de carácter público, donde interactúan elementos naturales y culturales y se compone de un conjunto de cualidades o atributos significativos, que han sido construidos de forma colectiva, en torno a un recurso territorial. Este proceso motiva la construcción de identidades, es decir, el establecimiento de vínculos entre un grupo social y los cauces de agua en la localidad de Chapinero. Ahora bien, Patrimonio Ambiental es una denominación integradora; permite reconocer la interacción entre los elementos naturales y culturales que se relacionan cuando un grupo social desea restaurar, conservar, legar y difundir un recurso territorial, tal y como sucede en el caso de las quebradas de la localidad de Chapinero. El proceso de elaboración social del Patrimonio Ambiental se refleja en los paisajes que se perciben en la actualidad, como una impronta cultural, que se puede leer al transitar por las quebradas de la localidad de Chapinero. En este sentido, es importante desarrollar la categoría: paisajes del agua.

2.1.2 Paisajes del agua Se propone una definición inicial donde el paisaje: (…) como construcción social refleja las dinámicas de los estilos de desarrollo impuestos al territorio. La explotación primero, más tarde la protección, actualmente la restauración y activación patrimonial jalonan la historia ecológica y de valoración cultural de este bien, a la vez natural y cultural. El paisaje no es sólo una marca en el territorio, es también la huella dejada en la memoria individual y colectiva de los ciudadanos. Es, además, un indicador de calidad de vida, de identidad cultural y de nivel de sostenibilidad, en la producción de la ciudad y en su relación con el territorio10. 9

Víctor Fernández Salinas y Carlos Romero Moragas, ―El patrimonio local y el proceso globalizador. Amenazas y oportunidades. Tendencias futuras en la gestión local del patrimonio‖, La gestión del patrimonio cultural: apuntes y casos en el contexto rural andaluz (Granada: Asociación para el Desarrollo Rural de Andalucía —ARA—, 2008) 17. Disponible en: http://www.cdar.org/mantenimiento/archivos/libro%20patrimonio.pdf. Consultado el 4 de junio de 2010. 10 Domingo Sánchez Flores, ―La deconstrucción del Paisaje Cultural en la ordenación del Espacio Turístico: Continuidades, Discontinuidades y Rupturas‖, Noveno Congreso Nacional de Medio Ambiente, Madrid,

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PAISAJES DE AGUA EN CHAPINERO

La interacción entre los grupos sociales que han habitado el territorio de Chapinero y el agua, ha recreado los paisajes de las quebradas en diferentes épocas, configurando unos paisajes del agua11 con singularidades ambientales en un contexto urbano. Una ruta para estudiar la singularidad de los paisajes del agua en un contexto urbano se puede iniciar a partir de la pregunta ¿Qué papel tiene el agua en el paisaje? La presencia del agua en el paisaje, invita a ubicar interrelaciones, mutaciones, intercambios, en diferentes escalas espacio-temporales, donde los usos del agua, la percepción de las quebradas, los conocimientos científicos y no científicos, locales y foráneos, tienen cabida en una comprensión integral del proceso de configuración particular del mismo. Resulta importante demostrar la función que tiene el recurso hídrico en la formación de grupos sociales o comunidades que comparten elementos identitarios, ya que un paisaje es conservado si se comprende su función social y ambiental. En esta medida, la presente investigación se interesa por rastrear algunas particularidades de las quebradas de Chapinero en su ámbito natural y cultural, pues se considera que este aporte sirve de base para la identificación de cualidades patrimoniales de estos paisajes. A continuación se comparten algunos elementos relevantes de la metodología utilizada para identificar las cualidades ambientales de los cauces de agua y su valor patrimonial.

2.2 Aspectos metodológicos: valoración social de paisajes Las representaciones de la naturaleza han cambiado de sentido en diversos contextos históricos debido a que las personas en diferentes momentos, establecen percepciones, valoraciones y definen el significado de un recurso natural (en este caso los cauces de agua en la localidad de Chapinero). El estudio de valoración social de paisajes12 transita entre la 2008, 3. Disponible en: http://www.conama9.org/conama9/download/files/CTs/2728_DS%E1nchez.pd, consultado el 7 de mayo de 2010. 11 Categoría retomada de las siguientes publicaciones: F. Zoido Naranjo, ―Los paisajes del agua en Andalucía‖, El agua en la pintura andaluza (Sevilla: Agencia Andaluza del Agua en Junta de Andalucía, 2007). Disponible en: http://www.google.com.co/search?hl=es&q=los+paisajes+del+agua+en+andalucia&aq=f&aqi=&aql=&oq=& gs_rfai=, consultado el 11 de mayo de 2009. Marina Frolova, ―El estudio de los paisajes del agua en una cuenca vertiente: propuesta metodológica‖, Revista de Estudios Regionales No. 83 (2007): 21-47. Disponible en: http:// www.revistaestudiosregionales.com/pdfs/pdf1050.pdf, consulado el 12 de mayo del 2010. 12 María Dolores Muñoz et al., ―Los paisajes del agua en la cuenca del río Baker: Bases conceptuales para su valoración integral‖, Revista de Geografía Norte Grande No. 36 (2006) 31-48. Disponible en: http://www.geo.puc.cl/html/revista/PDF/RGNG_N36/art02.pdf, consultado en 10 de mayo de 2010.

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descripción, un diálogo con la teoría y la práctica cotidiana, para construir un referente que permite una aproximación comprensiva al patrimonio ambiental. El método de valoración social de paisajes contempla la polisemia de significados, reconoce diversos valores y se apoya en diferentes lugares del saber (un saber institucionalizado, disciplinado y el saber social de la gente que habita, transita y trabaja en el territorio) lo que permite identificar los vínculos, percepciones, motivaciones y significaciones. Estas características integrales del método de valoración han sido posibles, en gran medida porque: Hoy se aprecia la tendencia a valorar el paisaje no solo a partir de la opinión de expertos, del reconocimiento oficial y la protección legal porque se estima que su valorización necesariamente debe considerar en forma prioritaria la opinión de la comunidad. El valor social del paisaje debiera estar en sintonía con la dimensión afectiva del hombre en cuanto ser individual y social; en este sentido, su valoración del paisaje debe identificar y reconocer las visiones culturales compartidas por una sociedad o un grupo que se identifica con el paisaje como entorno común y un escenario de la vida que es esencial para el fortalecimiento de su identidad colectiva.13

Para realizar estudios de valoración de paisajes se pueden contemplar diversas variables o descriptores. En este caso, se trabaja desde una valoración socioambiental, debido a su pertinencia en la articulación de las cualidades culturales y naturales, lo que posibilita rastrear las relaciones entre lo ambiental y lo patrimonial en los paisajes del agua estudiados.

2.2.1 Textos, fotografías y relatos como fuentes de información Las fuentes se constituyen en registros para la comprensión de procesos colectivos como la configuración de paisajes del agua, las acciones de restauración ecológica de las quebradas y la reactivación de éstas como patrimonio ambiental de Chapinero. Los textos impresos indagados son de diferente naturaleza, estudios técnicos sobre las quebradas de Chapinero y la cuenca del río El Salitre, investigaciones historiográficas del agua en Bogotá y del agua en los Cerros Orientales, literatura relacionada con la historia de Chapinero como localidad del Distrito Capital y prensa de circulación nacional.

13

Muñoz 6.

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La fotografía es un registro visual que funciona como soporte físico para conservar la memoria de un suceso social. Las fotografías compiladas en este trabajo se convierten en huellas referidas a los usos, la función y las transformaciones de las quebradas. La fotografía como documento requiere de un análisis que reconozca su potencial expresivo e informativo. Se trata de leer la imagen desde un contexto particular o teniendo en cuenta una temática, para lograr interpretar el contenido de ésta y las intenciones que motivaron la selección, reproducción y circulación de la fotografía. Las imágenes seleccionadas permiten acceder a los significados construidos en torno a los cauces de agua en Chapinero e incorporarlas como activadoras de memoria en los relatos. La información sobre un suceso social reposa de forma significativa en los relatos de personas que desempeñan un rol activo en el proceso de restauración ecológica de las quebradas en Chapinero. La información recolectada a través de los relatos contribuye a la caracterización de personajes, líderes comunitarios, instituciones que trabajan en la zona, metáforas y significados recurrentes para referirse a los cauces de agua y describir elementos recurrentes que han motivado la reactivación social del patrimonio ambiental de Chapinero.

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3. ¿Tienen historia los cuerpos de agua en Chapinero? La configuración de los paisajes del agua que son percibidos actualmente en Chapinero, ha sido un proceso socioambiental de larga duración. Incluye diversos actores, instituciones, motivaciones, intereses, formas de apropiación y representaciones de la localidad, que es habitada, visitada y transformada. Este capítulo trata de evocar el pasado de los cauces de agua, registrar hitos, coyunturas, describir acontecimientos, recurrir a las vivencias, percepciones, motivaciones, vínculos, significados y algunas experiencias de participación de actores sociales e instituciones en la transformación de los paisajes del agua, para lograr un aporte a la narrativa ambiental de las quebradas de la localidad de Chapinero. La narrativa ambiental que se describe a continuación es desarrollada en dos etapas denominadas: un pasado lejano y un pasado cercano. En la primera etapa se describen algunas relaciones establecidas en un pasado lejano entre la cultura muisca y el agua; luego, se avanza en el tiempo para incluir otro tipo de vínculo con los cauces de agua que bañaban la sabana naciendo en los cerros orientales, a la llegada de los españoles. Para describir un pasado cercano de las quebradas, se recurre a la periodización que propone el profesor Germán Palacio14 con el ánimo de documentar las diferentes formas de interacción entre los cauces de agua en Chapinero y los habitantes de este territorio desde el año de 1850 hasta la actualidad. Los períodos15 que se proponen son: •

Primer período: desde 1850 hasta 1930 denominado naturaleza liberalizada16. Este periodo se caracteriza por la apropiación privada de la tierra, la disolución de propiedades comunales y resguardos indígenas, la desamortización de bienes de manos muertas y el fraccionamiento de grandes haciendas en fincas y lotes; es un periodo de constantes tensiones entre la propiedad pública y privada. En este

14

Profesor titular, Universidad Nacional de Colombia, sede Amazonía. Germán Palacio, ―La naturaleza en disputa: tierra, territorio y biodiversidad‖, La manzana de la discordia: debate sobre la naturaleza en disputa (Bogotá: Ecofondo / Tercer Mundo Editores, 1998). 16 Palacio 17, 18 y 19. 15

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contexto se van formando los centros urbano-industriales como Bogotá y los barrios populares en Chapinero. •

Segundo período: comprende 1930 hasta 1970 llamado naturaleza modernizada17. Es un periodo de intensas transformaciones tecnológicas del paisaje, dividiendo el territorio colombiano en naturaleza silvestre, rural y urbana dependiendo de los usos de la tierra. En estas décadas se presenta una concentración masiva en las urbes, en este caso Bogotá, haciendo énfasis en el crecimiento económico para subordinar lo rural a lo urbano. Finalizando este periodo surge un pre-ambientalismo que procura reglamentar la explotación de recursos y la regulación normativa del campo y zonas periféricas relacionadas con el abastecimiento de agua, producción de alimentos y comercialización de materias primas para las urbes.

Tercer período: abarca 1970 hasta la actualidad bajo la denominación de naturaleza ambientalizada18. En este periodo emerge el discurso sobre desarrollo sostenible difundido por instituciones de carácter global19. Se puede afirmar que se intensifica la preocupación ambiental e irrumpen acciones y experiencias de restauración y conservación ecológica de ecosistemas estratégicos, como es el caso de los ecosistemas relacionados con el agua. A nivel normativo, es la época de formalización de instituciones ambientales como el Ministerio del Medio Ambiente a nivel nacional y a nivel distrital la Secretaria Distrital de Ambiente. Nuevos actores se manifiestan como las ONG´s, movimientos ambientales y las universidades, convocados a participar en la búsqueda de alternativas a la problemática ambiental.

Esta propuesta de periodización, contribuye a la organización de la información sobre las quebradas de la localidad de Chapinero en un marco historiográfico comprensivo, donde es posible articular factores naturales y factores culturales en la configuración de los paisajes del agua a través del tiempo y percibidos en la actualidad. 17

Palacio 19 y 20. Palacio 20, 21, 22 y 23. 19 La conferencia de Estocolmo de 1971, la Cumbre de Río y la publicación de ―Nuestro Futuro Común‖ son acontecimientos globales que motivan la transformación de mentalidades colectivas a nivel regional y local en torno a la relación con la naturaleza, con las formas de habitar un territorio y con la creación de modelos alternativos para la subsistencia de las sociedades. 18

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Las quebradas en la localidad de Chapinero son consideradas quebradas urbanas, por tanto, se hace necesario mantener un enfoque interactivo entre las personas que han habitado el territorio y que se han relacionado con las quebradas. Éstas han sido transformadas y es este proceso el que se requiere documentar y registrar para explorar las singularidades ambientales del territorio.

3.1 Un pasado lejano 3.1.1 Los cuerpos de agua como lugares sagrados El territorio que comprende actualmente la sabana de Bogotá estaba habitado por los muiscas antes de la llegada de los españoles. La población se concentraba principalmente en Bosa, Fontibón y Soacha en donde los cerros orientales eran considerados lugares sagrados debido al valor identitario que tenía el agua en la cultura muisca. La diosa Sie o Xie tenía santuarios para su adoración, lugares como páramos, lagunas, ríos, quebradas o pequeños arroyos hacían parte del vínculo sagrado con el agua, siendo las lagunas de Guatavita, Siecha, Neusa, Tota, Teusacá y Ubaque, entre otras, los principales centros de adoración.

Represa de Neusa Saúl Orduz (1953) Colección Museo de Bogotá

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Los muiscas realizaban peregrinaciones, largos viajes para hacer ceremonias y rituales en los cuerpos y cauces de agua que cruzaban el territorio. Los mitos del origen de la vida, la fecundidad, el nacimiento de los hijos, la llegada a la pubertad, la sanación, la consagración de un jeque, la muerte y la alimentación estaban relacionados con el líquido vital.

Laguna de Tota Saúl Orduz (1953) Colección Museo de Bogotá

En esta cultura prehispánica, el agua tenía un papel protagónico. Debido a que una de las representaciones o símbolos de la deidad Sie fue la rana, numerosos relatos de cronistas recurren a las figuras de ranas y sapos tallados en diversas rocas a lo largo y ancho del territorio Muisca para reconstruir las creencias de esta nueva cultura con la que se encontraban estos viajeros.

Laguna de Guatavita Saúl Orduz (1963) Colección Museo de Bogotá

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Juan Freyle Rodríguez en el escrito ―El Carnero‖ cuenta la ceremonia que tenían los muiscas llamada ―Correr la Tierra‖: ―Tenían señalados cinco altares o puestos de devoción, muy distintos y apartados los unos de los otros, los cuales son los siguientes: el primero era la laguna grande de Guatavita (...); el segundo altar era la laguna de Guasca, que hoy llamamos Martos; el tercer altar era la laguna de Siecha, el cuarto era la laguna de Teusacá20, que también tiene gran tesoro, según fama, porque se decía tenía dos caimanes de oro...; y el quinto la laguna de Ubaque o de Carriega (...). Desde la laguna de Guatavita, que era la primera y primer santuario, hasta la de Ubaque, eran los bienes comunes (...), había como tengo dicho en este término de tierra que se corría, otros muchos santuarios y enterramientos, pues era el caso que en descubriendo los corredores del cerro donde había santuario, partían con gran velocidad a él21.‖

El agua era un bien común, los páramos, quebradas, ríos, lagunas, humedales eran centros ceremoniales, lo cual contribuyó a reducir el impacto ecológico en la cantidad y calidad del agua presente en la sabana de Bogotá. Este sentido y vínculo se fue transformando con el asentamiento español y su cultura.

Laguna de Fuquene Saúl Orduz (1965) Colección Museo de Bogotá

20

Se cree que la laguna de Teusacá es reconocida hoy en día como la laguna del Verjón, ubicada en la localidad de Chapinero. 21 Juan Rodríguez Freyle, El Carnero (Bogotá: Editorial Imprenta Nacional, 1963) 72.

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Los españoles organizaron el espacio geográfico entre el río San Francisco y San Agustín para fundar un resguardo militar y luego una ciudad siguiendo las Leyes de Indias. Específicamente en el Libro IV, Título 7 ―De la población de las ciudades, villas y pueblos; Ley V ―Que se procure fundar cerca de los ríos, y allí los oficios, que causan inmundicias‖22 se decretaba: Porque será de mucha conveniencia, que se funden los pueblos cerca de ríos navegables, para que tengan mejor tragin y comercio, como los marítimos. Ordenamos, que asi se funden, si el sitio lo permitiere y que los solares para carnicerias, pescaderias, tenerias y otras oficinas que causan inmundicias y mal olor, se procuren poner ázia el rio o mar, para que con más limpieza y sanidad se conserven las poblaciones23.

La cultura española rechazaba y condenaba la adoración a dioses, en este caso a la diosa Sie. Pasó el tiempo y los indígenas adoptaron las costumbres cristianas hasta la desaparición casi total de la cultura Muisca y su vínculo sagrado con el agua.

Laguna de Suesca Saúl Orduz (1965) Colección Museo de Bogotá

22

Compilación Leyes de los Reinos http://www.congreso.gob.pe/ntley/LeyIndiaP.htm 23 Compilación Leyes de los Reinos.

de

las

Indias.

Disponible

en:

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La población que continuó la reorganización del espacio de la sabana de Bogotá, fue convirtiendo los ríos de Santafé en alcantarillas, caños y canales de aguas residuales y aguas lluvias. Primero sucedió con el San Francisco y el San Agustín, luego, se intensificó el consumo de agua en el río San Cristóbal hacia el sur y por último, con la expansión de la ciudad hacia el norte, en medio de un colapso de salubridad pública, se recurrió al río Arzobispo y sus afluentes durante el siglo XIX. La Ley de Indias ha permanecido vigente en el crecimiento urbano de Bogotá; los residuos, desechos, ―inmundicias‖, son arrojados a los cauces de agua. El crecimiento espontáneo de la ciudad ha superado las acciones de planeación y ordenación del territorio para el manejo de aguas residuales, lo que ha intensificado la fragilidad del agua como recurso limitado.

3.2 Un pasado cercano 3.2.1 1850-1930: el agua en la conformación territorial de Chapinero En la pequeña Santafé se intensificaron los problemas de salubridad pública lo que impulsó su expansión hacia el norte. En este tránsito se construyó en el año de 1808 un puente sobre el río Arzobispo; momento en que el territorio que hoy comprende Chapinero, empezó a ser contemplado por los bogotanos como un espacio geográfico con aire puro y agua cristalina.

Cuenca quebrada Rosales Javier de la Cuadra (2011)

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La historia de poblamiento del territorio que hoy se denomina Chapinero tiene como referente espacial el río Arzobispo al sur (Calle 39) y el río Negro al norte (en la actualidad conforma el canal El Virrey). Estos límites naturales tienen como afluentes a las doce quebradas que se encuentran actualmente en restauración ecológica. Los procesos territoriales (aumento poblacional, cambios en los usos del suelo, crecimiento de la ciudad hacia el norte, presencia de nuevos equipamientos para la oferta del servicio del transporte, en el caso del tranvía, entre otros hitos históricos de la zona) activaron los mecanismos institucionales de la creciente urbe, siendo formalizado el caserío de Chapinero para la creación de un nuevo barrio mediante el acuerdo municipal del 17 de diciembre de 1885. En esta época, algunos cauces de agua funcionaban como referentes geográficos para la zonificación y el establecimiento de los límites barriales; ―Un año después (1885), cuando el desplazamiento de la población previsto ya se había iniciado formalmente, el consejo de Bogotá acordó convertir este sector en un nuevo barrio de la ciudad y, un poco más adelante, estipuló la jurisdicción de la Quinta Inspección Municipal: por el norte, desde el nacimiento de la quebrada La Cabrera aguas abajo hasta la unión con el río Negro, siguiendo aguas abajo hasta la confluencia con el río Arzobispo; por el sur, el río Arzobispo aguas hasta arriba hasta su nacimiento en la cordillera y, en este punto, hasta el cerro Pan de Azúcar; por el este, el cerro Pan de Azúcar hacia el norte para encontrar el origen de la quebrada La cabrera; por el oeste, río arzobispo aguas abajo hasta su confluencia con el río Negro, en el potrero Las Velas, hacienda del Salitre‖24.

El proceso de ocupación y apropiación del territorio de Chapinero tuvo como base sus linderos naturales y el desarrollo de este espacio geográfico. A partir de 1886, estuvo influenciado por su particularidad ecológica: ofrecer agua cristalina para el consumo humano, el aseo corporal, la recreación y el descanso. En esta época existían nueve baños centrales a los que acudían cada quince días los bogotanos, en su mayoría hombres, para el baño corporal. Uno de ellos se llamaba la ―Compañía de Baños y Plaza de Recreos, de Ismael José Romero, en Chapinero‖25.

24

―Acuerdo número 12 de 1885‖, por el cual se divide en dos secciones los barrios Las Nieves y Santa Bárbara. Citado en Josefina Castro de Ossa, comp. Quebrada La Vieja: testimonio de una recuperación (Bogotá: Ediciones Pedro Lama, 2003). 25 Benjamín Villegas ed., El agua en la historia de Bogotá: 1538-1937, tomo I (Bogotá: Villegas Editores, 2003) 201.

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El Acuerdo 22 de 1886 en el Artículo 3826 es una norma importante en el establecimiento del acueducto de Chapinero. Mediante este acuerdo se establecieron para uso público y propiedad del distrito las quebradas Las Delicias, -nombrada en esta época como quebrada de Chapinero-, y la quebrada La Vieja con algunas precisiones: Es, por tanto, un acuerdo de gran importancia. Como aspectos que no habían sido tratados por anteriores disposiciones municipales, hay que mencionar que en este se declararon de propiedad del distrito, y por y tanto de uso público (…) los arroyos de Chapinero y de la vieja, (…) salvo la tercera cantidad de agua que lleven sobre la cual podrán gravitar las servidumbres que estén legal y anteriormente constituidas (…), de las dos terceras partes del caudal que contengan ambos arroyos, se podrá sacar la que se juzgue suficiente y conducirla a una o varias pilas para el abasto de la población y para el establecimiento de lavaderos públicos.

Una descripción de los usos de las quebradas, en esta época de ocupación incipiente del territorio, fue publicada en el año de 1873 por el escritor bogotano Eugenio Díaz en su novela costumbrista Los aguinaldos en Chapinero. Este escrito ofrece una serie de relatos sobre este espacio geográfico. La obra inicia haciendo referencia a la ubicación de Chapinero en relación con la sabana, con las siguientes palabras: Al norte de la ciudad de Bogotá, como a una legua de distancia, en el punto mismo donde la Sabana se deslinda con las lomas que sirven de base a los páramos de oriente, está situada la pequeña aldea de Chapinero. Una capilla, rodeada de algunas casas de paja, es lo que constituye la población. Más lejos se encuentran algunas quintas o haciendas pequeñas sobre bellísimos prados que mantienen ganados de todas las especies. Allí la vista de un horizonte infinito, la grama, los arroyos, las flores y los arbustos convidan al bogotano a disfrutar de una dicha que las ciudades nunca ofrecen; y sobre todo, del aire libre, del cual nunca disfrutan las ciudades algún tanto populosas. Al oriente se levanta una cordillera de escasa vegetación en su declive, y que en su cumbre, enrizada de peñascos, muestra, como en relieve, figuras piramidales, con apariencia de mamposterías arruinadas. Las grietas, los arroyos y matorrales, y a veces las peñas de la hórrida y espantosa figura parece que posee sus encantos, reservados para los hombres de negocios, para las matronas y los niños, para los naturalistas y para la romántica joven, que busca la melancolía en las situaciones especiales de su vida, pues que todos encuentran encantadora la posición de Chapinero27.

Para esta época, Chapinero se constituía en un territorio con características rurales donde predominaban elementos naturales en contraste con lo urbano, esta pequeña aldea se hacía

26

Villegas 202. Eugenio Díaz Castro, Novelas y cuadros de costumbre, recopilación y notas de Elisa Mújica (Bogotá: Procultura / Editorial Printer Colombiana, 1985) 41. 27

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atractiva y se había incluido a las quebradas como elementos vitales de un nuevo territorio para habitar. El siguiente fragmento de la novela citada, ilustra este atractivo; Las casas estaban construidas como por una misma medida: una sala con dos puertas fronterizas, un corredor con su cuartico, dos alcobas, uno o dos cuartos más y la cocina. Pero en desquite los patios y los campos adjuntos eran más que suficiente; la vista se podía extender a infinitas leguas, y la ventilación era libre, sana y pura; los paseos eran a cual mejor, o bien por las lomas o por los prados horizontales y bien ventilados; el baño exquisito, en especial en la quebrada la Vieja, cuyas aguas estaban muy recomendadas entonces por los médicos de Bogotá para indigestiones y reumatismos28.

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

La aldea de Chapinero se transformaba en los diciembres de antaño: las familias bogotanas de clase media y alta arrendaban las casas de campo para las fiestas navideñas a las que llegaban el 16 de diciembre. Esa misma noche organizaban la programación de la estadía para lo que cada familia se encargaba de los preparativos de una misa, una novena, una cena y planeaban recorridos por los cerros y arroyos, tal y como lo explica Eugenio Díaz. A las once emprendieron las familias confederadas su viaje con música para las lomas y la quebrada de la Vieja, porque el programa tenía ofrecido un paseo por los cerros, baño – según los ritos y costumbres de las modestas familias bogotanas- comida cívica 28

Díaz Castro 42.

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y un baile que debía durar toda la noche. (…) En la orilla de la quebrada de la Vieja fue la comida, al lado de los alisos, arrayanes y tunos29.

Había un paseo muy reconocido al sitio llamado ―La Charca‖, una cascada en el cerro de Chapinero. Este lugar generaba asombro en los visitantes por su belleza natural: Cuando apareció la cascada, ejecutó la música de viento una marcha grave y pausada, en cuyos sonidos había alguna cosa de extraño, producida por los ecos de las profundas cañadas, por el sordo ruido del arroyo, o por la repulsión de las peñas; las trompas y el trombón, especialmente, lanzaban cierta clase de vibraciones que arrancaban emociones desconocidas para el corazón, fuera de que lo sombrío de las elevadas peñas tenía sobrecogidos todos los ánimos. Ello es que la música había erizado los cabellos en más de un espectador, arrancado lágrimas en otros y estremecimientos nerviosos en los más; un profundo silencio reinaba ante aquel soberbio monumento, que sirve de valla entre el desierto de los páramos y las alegres poblaciones de la sabana, quedándose como petrificados, hasta tanto que fue pasando la primera sorpresa. Los dos fragmentos de piedra arenisca, perpendiculares en algunas partes, por medio de los cuales se hicieron su camino las aguas del arroyo que viene de los páramos, conducen a la meditación de los siglos que habrán transcurrido para verificarse la obra, de los cataclismos que habrán sacudido esta parte del globo, y del tiempo que habrá de durar, todo envuelto en el misterio para los hombres, aún para los que más presumen de sabios30.

La descripción de la cascada se extiende en la novela, las palabras logran reflejar detalles que emergen a la visita en este lugar único en el territorio de Chapinero. Es un relato del pasado de un paisaje de agua único, formado por la acción del agua y percibido por unos visitantes (…) se ve de frente, a lo largo de una inmensa cañada, revestida de una rica vegetación, y mostrando en otras partes los trechos de roca viva: allí hiere la vista la corriente del agua, deslizándose sobre un plano oblicuo, tan rápido, que poco le falta para ser perpendicular; este trayecto se halla dividido en secciones distintas, brillantes todas, y animadas por la rápida acción de las aguas, como un camino cristalizado. Al fin viene a practicarse una mudanza rápida, arrojándose las aguas por una pendiente de diez y seis varas de profundidad, por en medio de unos grandes peñones, de superficie plana, delineados como los sillares que constituyen una gruesa muralla31.

29

Díaz Castro 57. Díaz Castro 168. 31 Díaz Castro 169. 30

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Quebrada Las Delicias Javier de la Cuadra (2011)

El proceso de poblamiento de Chapinero se intensificó y el acueducto ubicado en este territorio hizo parte de los debates en torno a la adecuación de la tubería de hierro que durante 1888 empezó a utilizarse para la salubridad del agua en Bogotá, conduciendo el líquido desde los ríos y pilas hasta algunas casas. El sistema de alcantarillado empezó a construirse hasta 1904 bajo técnicas muy rudimentarias que incidían en la contaminación de las quebradas. En el año de 1909 se conformó una comisión de tres concejales y el personero municipal encargada de realizar todas las acciones pertinentes para la higienización del agua y compra de terrenos estratégicos en el control de los nacimientos hídricos. Una acción de esta

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comisión fue la construcción, en cemento, de una serie de tanques para el almacenamiento de agua, dada la crisis prolongada de abastecimiento y calidad del líquido en Bogotá. El primer tanque del acueducto de Chapinero lo inauguró la compañía en 1910. La obra la entregó al Consejo el doctor Emiliano Restrepo en nombre de la compañía. El personero municipal, doctor Francisco Girarlo, pronunció el discurso de recepción del tanque, concluyendo sus palabras con estas frases: ―Señores, glorifiquemos el agua. El Agua es sangre blanca. Es la leche que la madre tierra da en alimento a sus hijos. Bendita sea una y mil veces el agua; bendito ese licor en que se engendra la vida, y bendita la tierra que lo lleva en sus urbes, por los siglos. Señores, loemos los filtros de la tierra‖32.

Tanque acueducto de Chapinero Fundación Cerros Orientales

Entre 1909 y 1930 la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá pasó a ser propiedad municipal; con esta nueva figura administrativa, esta empresa intensificó la compra de hoyas hidrográficas, incursionó en la cloración del agua, se inauguró una planta de tratamiento en Vitelma y extendió la compra de terrenos en el Sisga, Teusacá, Neusa y Alto Tunjuelo. Esta empresa encargada del agua en Bogotá proyectó un alcance municipal y departamental, por lo que en tal maniobra las quebradas de Chapinero se convirtieron en ―hilos de agua‖, frente a la cantidad de cauces que encontraron en su apertura al otro lado de los cerros orientales.

32

Villegas 314.

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Túnel Revestido, Laguna de Sisga Saúl Orduz (1951) Colección Museo de Bogotá

Por esta época es canalizado y cubierto totalmente el río San Francisco, aquel río que sostuvo el desarrollo de la ciudad durante casi cuatro siglos. Le siguió el San Agustín, el Fucha y el Salitre. Cuatro ríos indispensables en la organización espacial y desarrollo urbano de Bogotá terminaron como canales receptores de aguas residuales, aguas lluvias y aguas negras. Son años de industrialización y expansión urbana descontrolada. Durante este período, se suma el proyecto Chingaza y más adelante el embalse San Rafael para continuar con el crecimiento de la red de abastecimiento de agua en Bogotá. De forma simultánea son años de formación de los barrios obreros, barrios ilegales y barrios populares producto de la violencia política y la dinámica migratoria del campo a la ciudad y al interior de la urbe, fenómeno intra-urbano de desplazamiento; este fenómeno ambiental (naturaleza y cultura como variables en la ocupación del territorio) llega a Chapinero y se extiende hasta nuestros días.

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Presa Chingaza Saúl Orduz (1965) Colección Museo de Bogotá

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, en Bogotá se intensificó la industrialización, específicamente en el sector dedicado a la construcción de equipamientos urbanos. La concentración de población en esta ciudad para buscar oportunidades laborales acordes a la idea de progreso, demandó la construcción de viviendas y la conformación de lo que hoy se denomina barrios populares.

Represa Neusa Saúl Orduz (1953) Colección Museo de Bogotá

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En Chapinero, lo barrios Bosques de Bella Vista, Los Olivos, Bosque Calderón, Pardo Rubio, Paraíso, Mariscal Sucre y San Martín de Porres son considerados barrios populares que nacieron de la ocupación del territorio por parte de los trabajadores de las canteras y chircales que se explotaban para la época33. Por consiguiente, en los terrenos en donde se ubican los barrios Pardo Rubio y Paraíso, se encontraban fincas que pertenecían a los páramos San Luís y San Cristóbal, que en un principio eran anexos de la gran Hacienda Chapinero. A principios del siglo XX, esta Hacienda se divide y da como resultado las fincas: Barro Colorado de la familia Pardo Rubio (barrio Pardo Rubio), El Paraíso de la familia Ferré Amigo (barrio Paraíso), la finca del señor Adolfo Muñoz (barrio Mariscal Sucre) y la del señor Julio Calderón Tejada (barrio Bosque Calderón Tejada)34.

Ante la demanda de materiales para la construcción de estructuras urbanas, arcilla, madera, arena, las familias Ferré Amigo y Pardo Rubio comenzaron la explotación de canteras y chircales ubicados en sus predios. Entre los años 1940 y 1950 estas familias solicitaron créditos al Banco Central Hipotecario para renovar la maquinaria para el proceso de elaboración de ladrillos y lograr una producción más eficiente, sin embargo el éxito no fue total y las familias fueron embargadas, clausurando las canteras y chircales. A los trabajadores se les pagó con terrenos de las fincas conformando el barrio Pardo Rubio y el barrio El Paraíso. El barrio Bosques de Bella Vista se conformó por los trabajadores de la cantera explotada por el Ministerio de Defensa, muy cerca de la quebrada Chicó, en la parte alta de la cuenca. Para esta época, el ejército convocó a personas campesinas para aumentar la mano de obra en el proceso de extracción. Al cierre de esta cantera, los trabajadores permanecieron en los predios y fueron construyendo sus viviendas abasteciéndose de agua de la quebrada Chicó. Esta dinámica de ocupación del territorio alarmó a otros propietarios de los terrenos aledaños a estas fincas, ya constituidas en predios para vivienda. Este fue el caso de don Julio Calderón Tejada quien llegó con un grupo de personas para cuidar los terrenos de su finca y cerca de la quebrada Los Olivos llegó otro asentamiento con estos mismos fines. Tiempo después se conformaron los barrios Bosque Calderón Tejada y Los Olivos.

33

Para el desarrollo de la periodización, se toma como un referente el trabajo de Corposéptima, ―Primera etapa de sensibilización…‖. 34 Corposéptima, ―Primera…‖ 50.

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En este proceso, se incrementó la tala de vegetación nativa. La cobertura vegetal de esta zona de los cerros orientales empezó a perder su apariencia natural como consecuencia de la erosión. En este sentido, la fauna nativa buscó otros hábitats y los cauces fueron utilizados para abastecimiento de agua en las zonas altas y receptos de aguas residuales en las zonas medias y bajas. Estas dinámicas de ocupación del territorio, incorporaron al río Arzobispo y a las quebradas El Chulo, Pardo Rubio, Las Delicias y Los Olivos. Los habitantes del barrio El Paraíso tenían problemas para abastecerse de agua; si bien tomaban el líquido de la quebrada El Chulo, no alcanzaba para abastecer todo el barrio, por tal motivo recurrieron al río Arzobispo. La búsqueda del agua limpia condujo a los habitantes hasta “La Cueva del Chulo”, abasteciéndose de forma satisfactoria. En este lugar se construyó un acueducto comunitario en 1967 y se clausuró en 1988, ya que la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá —EAAB— empezó a prestar el servicio desde el año 1972. Por su parte los habitantes del barrio Bosque Calderón Tejada se abastecían de agua del cauce Las Delicias y los cuidanderos de los predios del barrio Los Olivos recurrían a la quebrada que recibe este mismo nombre. La descripción de este período corresponde a una reapropiación de la naturaleza, en donde se pasó de grandes haciendas y fincas hasta llegar a la conformación de los primeros barrios populares en los cerros de la localidad de Chapinero. El agua tuvo un papel decisivo en el momento de ubicar las viviendas al preferirse la cercanía a las quebradas para el consumo del líquido. A partir de 1950 y hasta la década de los 70´s el proceso de ocupación del territorio tuvo grandes cambios, fue la época de las urbanizaciones piratas y el desarrollo formal de barrios en Chapinero sobre la carrera séptima. En este período, las quebradas de la UPZ 88 y la UPZ 89 entraron en la escena de las otras dinámicas de ocupación del territorio.

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Proyecto Chingaza Saúl Orduz (1969) Colección Museo de Bogotá

3.2.2 1930 – 1970: El agua en las nuevas formas de habitar Chapinero Durante la década de los cincuenta y sesenta sucedieron fenómenos de migración del campo a la ciudad y desplazamientos internos en Bogotá (intra-urbanos) en busca de terrenos de bajo costo. Los barrios San Luis, La Sureña y San Isidro fueron conformados por personas que venían de otros barrios de Bogotá y de zonas rurales, accediendo a terrenos en la parte alta de los cerros de Chapinero, por medio del mercado espontáneo, no planificado, agenciado por las denominadas urbanizaciones piratas. Este tipo de urbanización operó de la siguiente forma: Se compraban terrenos fuera del perímetro urbano, sin servicios públicos, en especial agua y alcantarillado (estos servicios representaban altos costos para la infraestructura), sin escrituras públicas, lo que reducía el costo del suelo y aumentaba la asequibilidad de personas de bajos ingresos y campesinos recién llegados. Este proceso de ocupación del territorio trajo problemas de legalidad en los barrios populares de Chapinero, avanzando año tras año hasta el presente. El no reconocimiento

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formal de los predios obstaculizó la inversión pública para obras de acueducto y alcantarillado. En este período, los habitantes de los cerros de Chapinero se abastecían de agua de las quebradas utilizando mangueras, recogían las aguas lluvias y ubicaban nacimientos o aguas subterráneas, que para la época tenían un caudal abundante. Los barrios San Luis y San Isidro se abastecían de las quebradas Morací, La Sureña, Pozo Claro, Puente Piedra y San Antonio. Ante la demanda de agua, los caudales empezaron a disminuir y el agua a ser contaminada por la ausencia de alcantarillado. Durante los años setenta se inició la unión comunal de los habitantes en las llamadas Juntas de Acción Comunal, las cuales han tenido un papel protagónico en el desarrollo urbano de los barrios frente a la dotación de servicios públicos, vías, algunos colegios y salones comunales.

Avenida Circunvalar Saúl Orduz (1952) Colección Museo de Bogotá

En la parte baja de los cerros de Chapinero, el proceso de ocupación del territorio tuvo un desarrollo formal, con un mercado institucional, legal y privado. Los barrios Chicó y Rosales son el resultado de este tipo de uso del suelo, incorporando las quebradas Chicó, Rosales y La Vieja. El uso del suelo cercano a estas quebradas fue de tipo residencial cualificado, con servicios públicos y con una tendencia en la parte baja de los cerros, hacia

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el comercio por la carrera séptima y la carrera trece, conformando un equipamiento urbano atractivo para construir centros financieros, establecimientos educativos, centros religiosos, embajadas y centros culturales.

Panorámica de Bogotá: Chapinero Saúl Orduz (1971) Colección Museo de Bogotá

Este proceso de expansión y cualificación del suelo generó la privatización de gran parte de las quebradas Chicó, Rosales y algunos tramos de La Vieja. En este panorama, el agua de las quebradas Chicó y Rosales que recorrían predios privados eran utilizadas en fuentes de ornato. Esta tendencia actualmente se mantiene. La quebrada La Vieja estuvo expuesta a la contaminación de vertimientos de aguas residuales domiciliarias de los predios ubicados en el área de su ronda hídrica. Afortunadamente, la realidad de La vieja ha sido transformada, como se relatará más adelante.

Cuenca quebrada Rosales Patricia Bejarano (2010)

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Las dinámicas informales y formales de conformación urbano – rural del territorio de Chapinero entraron en tensión cuando fue establecida la Reserva Forestal Protectora Cerros Orientales mediante el acuerdo 30 del 30 de septiembre de 1976 del Instituto de Recursos Naturales Renovables y del Ambiente (Inderena), y aprobado por la Resolución 076 de 1977 del Ministerio de Agricultura. Esta normatividad ambiental reglamentó como uso de suelo exclusivo para protección, el área de los Cerros Orientales. A pesar de la anterior reglamentación, en las montañas de Chapinero se vivió una segunda oleada de migración, intensificando el uso de las quebradas para el abastecimiento de agua en la parte alta de los cerros y en la parte media y baja como receptoras de aguas residuales. A esta problemática de saneamiento básico ante el crecimiento espontaneo de Bogotá, se sumó el manejo inadecuado de basuras, la pérdida de cobertura vegetal ocasionando erosión, la presión urbana hacia zonas rurales como La Calera, procesos intensivos de invasión de ronda hidráulica y la desviación de cauces naturales por construcciones de grandes avenidas y caminos barriales. Estos procesos de contaminación del recurso hídrico en la localidad están siendo transformados por los habitantes, visitantes e instituciones, en general, actores sociales activos en la configuración de los paisajes del agua en Chapinero.

Cuenca quebrada Las Delicias Patricia Bejarano (2010)

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Cuenca quebrada Morací Jorge Alexander Hernández Ávila (2011)

3.2.3 1970 - 2011: El renacer de las quebradas en Chapinero Para evocar y documentar un pasado cercano de las quebradas de Chapinero, se han buscado registros que permitan describir la trayectoria de transformación positiva de las quebradas como afluentes del sistema hídrico de la cuenca del río El Salitre, en el contexto de las dinámicas urbanas y rurales. Se han incluido algunos procesos que pueden ser considerados como acciones de restauración ecológica de los cauces de agua para contar con factores que han gestado la reactivación social del patrimonio ambiental de estos paisajes del agua. La información que corresponde a este periodo denominado naturaleza ambientalizada, recurre a experiencias concretas a escala local, distrital y regional, dada la conectividad ecológica del sistema hídrico estudiado.

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3.2.3.1 Acciones de recuperación ecológica A. Experiencias locales En la década de los 70´s se inició la segunda oleada de ocupación territorial, llegando más habitantes a la parte alta de los cerros de Chapinero. Durante este tiempo se conformaron dos etapas del barrio La Sureña, abasteciéndose de agua de la quebrada Morací, el río Teusacá y en algunos puntos de la quebrada La Sureña. El aumento de la densidad poblacional en el sector de la UPZ 89 de Chapinero incrementó la necesidad de abastecimiento de agua potable. Ante esta situación se conformó La Asociación de Usuarios de Acueducto y Alcantarillado Comunitario –ACUALCOS-. Esta asociación nació gracias a la autogestión de los habitantes del sector en 1973, como una opción para acceder al agua ante los conflictos de ilegalidad que presentan estos barrios, abasteciéndose de las quebradas Puente Piedra, Pozo Claro35 y Morací. En el año de 1991 se formalizó como empresa comunitaria prestadora del servicio de agua, reconocida y vigilada por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios de Bogotá con una cobertura aproximada de suministro de agua potable para unas 12.500 personas. Actualmente, Acualcos trabaja para crear una planta de reciclado de agua, ha realizado jornadas de reforestación con vegetación nativa en la ronda hidráulica de la quebrada Morací y participa en proyectos ambientales para mantener el sentido de pertenencia por el territorio, con un sello cultural en las formas de relacionarse con el agua. En el año de 1987 se dio inicio al proceso de conformación del acueducto comunitario Acuabosques. Este proceso de creación se reconoce como una acción colectiva para la prestación del servicio de agua; se abastece de la quebrada Chicó y es administrado por la Junta de Acción Comunal del barrio Bosques de Bella Vista. Estos acueductos comunitarios son experiencias de manejo social del agua. El vínculo territorial con las microcuencas abastecedoras ha configurado un tejido social (vecinal, barrial y comunitario) para la defensa del agua como bien público, bien común y derecho humano fundamental. En este tejido social se pueden percibir unas prácticas culturales en

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Información suministrada por ―Diagnóstico, zonificación…‖.

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relación a la presencia física del agua y unos procesos organizativos de la comunidad para la gestión del abastecimiento de agua. Estos sistemas de abastecimiento comunitario de agua en la localidad de Chapinero, reflejan la integración del área rural y de la zona de reserva forestal al proceso de expansión de la frontera urbana con el crecimiento informal de Bogotá. Las microcuencas abastecedoras se han convertido en columnas vertebrales para el poblamiento del territorio periurbano de Chapinero. El uso comunitario del agua ha configurado roles sociales para la gestión local del agua. De esta manera, se encuentran liderazgos comunitarios que son indispensables para fortalecer la legitimidad de los acueductos comunitarios y su proyección como empresas comunitarias con pertinencia ambiental en el cuidado de la riqueza hídrica de los paisajes andinos de alta montaña, ante tensiones que se presentan con proyectos de reorganización territorial, planeación urbana y servicios públicos domiciliarios. Como una manifestación sensibilizadora de este vínculo territorial con los cauces de agua en la UPZ 89, nace El Festival del Agua en 1996 en el barrio San Luis: Las fiestas en Bogotá tienen un referente tan interesante, como insólito y para algunos, desconocido: en 1996 el barrio San Luis, en la localidad de Chapinero, estuvo más de 6 meses sin agua. Como protesta sus habitantes decidieron celebrar una fiesta en la que se pusiera en escena el problema social que vivían y se expusiera la importancia del agua. El resultado fue la Fiesta del Agua, la cual presenta un ―desfile ecológico‖, que atraviesa la localidad. La celebración, como muchas otras, no tiene una fecha definida36.

El Festival del Agua ha tenido varias versiones y se convierte en una opción de difusión sobre los usos comunitarios del agua en este sector de Chapinero; sin embargo, se hace necesario el fortalecimiento de esta manifestación barrial en asuntos ambientales. Durante el año 1998 se registra en la prensa el proceso de recuperación de la quebrada La Vieja bajo el titular ―Hay una vieja rejuvenecida‖37: “Bajar el verde de los cerros al cemento de la capital y no permitir que el cemento se coma el verde. Así define, Josefina 36

Guillermo Restrepo, ―Fiestas locales en Bogotá‖, Plaza Capital (s.f.) Disponible en: http://portal.urosario.edu.co/plazacapital/articulo.php?articulo=57, consultado el 27 de febrero de 2011. 37 El Tiempo [Bogotá] 26 sep. 1998. Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM755365, consultado el 22 de noviembre de 2010.

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Castro, presidenta de la Asociación Vecindario Amigos de la Quebrada La Vieja, el objetivo que ha motivado el trabajo de la asociación‖38. La historia de la recuperación de esta quebrada inicia en el año de 1984 cuando 12 vecinos se reunían cada sábado para limpiar la ronda de la quebrada, ―Salvar la ronda de la quebrada era la consigna‖39. Con el paso del tiempo se sumaron las entidades como el — DAMA—, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte —IDRD—, la EAAB y el Jardín Botánico José Celestino Mutis. La constancia y dedicación, en esta acción, permitió ―cambiar el mal olor, las basuras y los desechos que durante años recibió la quebrada, por aguas transparentes, nuevos árboles y peces‖40. En el año de 1995 se conformó legalmente la Asociación Vecindario Amigos de la Quebrada La Vieja —Aquavieja— para tramitar convenios y diseñar nuevos proyectos como la construcción de pasos peatonales, iluminación y limpieza de la ronda. ―La enseñanza que nos deja todo el trabajo que hasta ahora hemos realizado y el que aún nos falta, es que no podemos dejar solas a las autoridades o entidades encargadas‖41. La compilación de este proceso de restauración ecológica se encuentra publicado el libro, ―Quebrada La vieja: Testimonio de una Recuperación‖42. De forma simultánea, en el micro-territorio de La Vieja, se gestó hacia el año 2003 otro proceso colectivo para habitar, transitar, interpretar, cuidar, conocer y simplemente caminar la montaña de la cual desciende la quebrada La Vieja. Se trata del grupo de caminantes ―Amigos de la montaña‖, vecinos que empezaron a recorrer diariamente el cauce de La Vieja hasta sentirse como una comunidad. El caminar se vuelve una necesidad maravillosa. Empiezo a subir todos los días, empiezo a descubrir la montaña y habían unas quince personas muy agradables que también subían; se formó un grupo muy agradable, se organizaba un desayuno para celebrar los cumpleaños de alguno de nosotros; ese grupito fue creciendo, hoy tenemos un blog que es el punto de encuentro en internet, yo manejo una lista de 700 correos y

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El Tiempo [Bogotá] 26 sep. 1998. El Tiempo [Bogotá] 26 sep. 1998. 40 El Tiempo [Bogotá] 26 sep. 1998. 41 El Tiempo [Bogotá] 26 sep. 1998. 42 Castro de Ossa. 39

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hoy hablamos de recorridos a la laguna del Verjón, a Monserrate, del Sendero Perimetral, de la Recuperación de las Quebradas43.

Cuenca quebrada La vieja Andrés Plazas (2006)

Ahora, programan recorridos a diferentes puntos de los cerros orientales, apoyan a una biblioteca comunitaria de Ciudad Bolívar, ―Semillas creativas‖; los niños que hacen parte de la biblioteca y sus profesores asisten cada diciembre a un recorrido por la quebrada La Vieja. La filosofía de los caminantes es ―Ayudar de montaña a montaña‖. Como comunidad somos un grupo de caminantes y tratamos de ser un puente entre la gente y la montaña, tratar de ser puente con el acueducto, con las entidades distritales, pero no yo, realmente cada vez hay más gente participando en los procesos; todos los martes nos reunimos, es el martes de la montaña, nos sentamos a soñar hacia el futuro (…), estamos en proceso de formalización, parece que vamos a ser una asociación, ya con esto haremos más cosas para cuidar la montaña y a otras montañas44.

Una relación con otras montañas es la participación en el proyecto de recuperación de las quebradas; La ciudad en general desconoce las quebradas, ahora ese es el proceso, al entrar proyectos como el de recuperación de quebradas estamos en un momento para mirar hacia afuera y conocer nuestros vecinos, a San Luis llegaremos caminando; hoy por lo menos, sabemos que existen otras comunidades y en su momento construiremos

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Relato de Andrés Plazas, Bogotá, enero de 2011. Relato de Andrés Plazas, Bogotá, enero de 2011.

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confianza porque compartimos el territorio, estamos aprendiendo a vivir y recorrer los cerros45.

Este proceso de apropiación del territorio y de valoración social del paisaje de la montaña, que incluye el paisaje del agua de la quebrada La Vieja, ha sido posible en gran medida por el contacto y la interacción cotidiana con este espacio; Caminando este espacio, ese contacto puede llegar a que uno pueda querer algo, a apropiar la montaña, nuestra montaña, yo me siento como comunidad porque hay una base, una emoción, unos sentimientos: queremos ese espacio, nos queremos como comunidad, lo sentimos como nuestro, significa salud, significa calidad de vida, significa bienestar físico y emocional, significa amores, significa vida, nos está renaturalizando46.

El sentido de comunidad se está ampliando, poco a poco se comprende la conectividad ecológica de los cerros orientales; conectividad a la que se suma la interacción con los habitantes del territorio, caminantes en este caso y se avanza en expresiones como esta: Comunidad de la que también forman parte los inquietos colibríes volando a gran velocidad cuando ha llovido en la noche, y que toman el néctar de las flores cercanas, sin espantarse como si los caminantes fuéramos parte del paisaje; o las bromelias pidiéndole permiso a los eucaliptos para apoyarse en ellos y alegrar el camino; o los verdes y frágiles musgos cubriendo los troncos caídos que se pudren al borde del sendero; o las cascadas de agua fresca de esa quebrada La Vieja que con su música nos hace olvidar por un momento de los problemas cotidianos47.

Cuenca quebrada La vieja Andrés Plazas (2006)

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Relato de Andrés Plazas, Bogotá, enero de 2011. Relato de Andrés Plazas, Bogotá, enero de 2011. 47 Andrés Plazas, Los amigos de La Vieja, Crónica, Bogotá, 2010, inédito. 46

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Otra descripción del paisaje percibido en las caminatas que se pueden emprender por el cauce de la quebrada La vieja se registra con el título ―A 5 minutos de la séptima está el paraíso‖48. Este es un registro alentador ante la situación ambiental de los cauces de agua y de la Reserva Forestal de los Cerros Orientales; el texto informa sobre una serie de caminatas ecológicas que la empresa Caminantes y Armonía realiza desde hace diez años para mostrar y descubrir la belleza de los cerros capitalinos. Han diseñado 20 rutas, entre las más frecuentes se encuentra ―El bosque Claro de Luna‖ que combina especies nativas y foráneas; El corto ascenso inicial comienza a revelar los milagros de la naturaleza capitalina, y los ruidos de los vehículos que circulan por la Avenida Circunvalar se desvanecen dándoles paso a los cantos de azulejos que les dan la bienvenida a los caminantes. En este punto, sin duda alguna, la atmósfera cambia radicalmente, pues el aire que se respira es totalmente puro49.

Cuenca quebrada La vieja Andrés Plazas (2006)

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El Tiempo [Bogotá] 8 jul. 2006. Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM2094761, consultado el 22 de noviembre de 2010. 49 El Tiempo [Bogotá] 8 jul. 2006.

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El ascenso continúa y se llega a la compuerta de una de las tuberías de la planta Wiesner, la cual suministra agua al 70 por ciento de la ciudad abasteciéndose del embalse San Rafael ubicado en el municipio de La Calera. Este sitio está vigilado por la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá y cuenta con el apoyo constante de dos guardabosques, (…) aparece un sendero ecológico por el que a diario también transitan decenas de deportistas del sector. Allí se encuentran los primeros campos de cipreses, eucaliptos, trompetos y cauchos sabaneros de la montaña, entre otros árboles, de más de cien años de antigüedad. También hay matas de dragonera y mano de oso (exclusivas de la Sabana), entre otras especies, que no han parado de nacer, crecer y morir desde tiempos inmemorables. El primer sorbo de agua; Y a pesar de que aún se está a pocos metros de la Avenida Circunvalar, es posible refrescarse con las frías aguas de la quebrada La Vieja, que bajan puras desde lo alto de la montaña50.

Cuenca quebrada La vieja Andrés Plazas (2006)

El paisaje contrasta con la urbe. Se llega al Alto de la Virgen y se puede retomar el camino hacia el Alto Piedra Ballenas; estas montañas aún están en el territorio de la localidad de Chapinero y forman los picos más altos de la cadena montañosa de los cerros orientales, Y como se trata del cerro más alto del norte de Bogotá, desde allí se pueden observar dos paisajes. En un lado está el de la ciudad en su máximo esplendor, y en el otro el de 50

El Tiempo [Bogotá] 8 jul. 2006.

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la naturaleza del área rural de Chapinero, que es opacado por algunas viviendas suntuosas –algunas aún en construcción– que cortan abruptamente con el verde intenso del lugar. Lo que más llama la atención, además del frío, son los campos con cientos de frailejones bogotanos, típicos en un clima de páramo como el que se experimenta a esta altura51.

Las salidas ecológicas se han convertido en una forma responsable y alternativa de habitar el territorio, se trata de recorrerlo y conocer sobre la oferta ambiental que aún subsiste en la reserva forestal, patrimonio ambiental de Bogotá. A.1 Procesos Interactivos entre la comunidad local y las instituciones A nivel Institucional, las acciones ciudadanas en la localidad de Chapinero se empezaron a fortalecer durante el año 2008 con la participación en los Encuentros Ciudadanos que convocó la Alcaldía Local de Chapinero. Para esta época Corposéptima logró la inclusión de la problemática de los cauces de agua en esta localidad en el Plan de Desarrollo Local 2009-2012. Este hecho se registra así: “20 quebradas de Chapinero serán recuperadas siguiendo el modelo de La Vieja”52. Los objetivos para convocar a la comunidad a participar en asuntos ambientales de la localidad se describen de la siguiente forma: (…) todo lo que se haga en este territorio impactará positiva o negativamente la región ya que hace parte de Chingaza, el Sumapaz y la cuenca del río Bogotá. Por eso tiene varios objetivos: restaurar ecológica y ambientalmente las quebradas, sus rondas y áreas urbanas generando procesos de participación en las comunidades vecinas; rehabilitar las áreas deterioradas mediante la siembra de árboles nativos; crear espacio público a través de senderos urbanos y ecológicos; aumentar los metros cuadrados de áreas verdes por habitante; brindar una mayor accesibilidad a los cerros orientales articulando el proyecto de ―camino de los cerros‖ y permitir su disfrute53.

En este contexto, se formuló y publicó el ―Plan de desarrollo económico y de obras públicas‖ de esta localidad, proyectado para el periodo 2009-201254. En este documento oficial se caracterizó la localidad de Chapinero desde una vocación ecológica y turística; en lo relacionado con acciones ambientales concretas, se incluyó el programa ―Ambiente Vital‖ con dos proyectos de intervención: ―Manejo y recuperación del sistema hídrico‖ y ―Ordenar y manejar para conservar‖. 51

El Tiempo [Bogotá] 8 jul. 2006. El Tiempo [Bogotá] 5 sep. 2008. Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS4502888, consultado el 22 de noviembre de 2010. 53 El Tiempo [Bogotá] 5 sep. 2008. 54 ―Plan de desarrollo económico, social y de obras públicas de la Localidad de Chapinero 2009-2012‖. Disponible en: http://www.sdp.gov.co/www/resources/2_pdl_chapinero.pdf.pdf, consultado el 23 de marzo de 2010. 52

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En este marco institucional, durante el año 2009, se publicó el documento ―Agenda Ambiental Localidad 2: Chapinero‖55. La construcción de este texto orientador, contó con el apoyo del Instituto de Estudios Ambientales —IDEA— de la Universidad Nacional de Colombia, la Secretaría Distrital de Ambiente, representantes de la comunidad y gestores ambientales de la localidad, con el fin de consolidar un proceso participativo de planeación local en asuntos ambientales y ofrecer unas directrices plausibles para la formulación del ―Plan ambiental local‖, el cual contiene los proyectos, acciones y costos de inversión específicos en esta área de desarrollo territorial a nivel local. La caracterización ambiental de la localidad en el ―Plan ambiental local‖, incluyó tres grupos de variables socioambientales: •

La riqueza paisajística, cultural y ecosistémica.

Los movimientos socioculturales e institucionales interesados en el medio ambiente.

La forma heterogénea de ocupar el territorio por parte de la población rural y los pobladores urbanos.

Esta caracterización consolidó el perfil ambiental de la localidad como un territorio potencial para la conservación estratégica del agua a nivel local, distrital y regional. Los aportes de este proceso institucional son indispensables por: • Recurrir a la oferta ambiental del territorio, traducida en el papel que tiene el agua como un eje articulador e integrador de la población diversa, rural y urbana. • Resaltar la importancia de la narrativa ambiental de la población rural; este aporte trata de incluir la memoria de ocupación del espacio geográfico por parte de los campesinos que aún habitan en Chapinero, para incorporar formas sostenibles de aprovechamiento de los recursos naturales existentes en la zona de recarga acuífera y de reserva forestal.

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―Agenda Ambiental…‖.

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• Fortalecer la participación ciudadana en asuntos públicos referidos al tema ambiental apoyando iniciativas locales de restauración ecológica a través de La Comisión Ambiental Local —CAL—56. Como materialización de este proceso de renovación y fortalecimiento del tema ambiental en la localidad de Chapinero, se diseñó el proyecto ―Recuperación Integral de las Quebradas de la Localidad de Chapinero‖, incluido en el Plan de Desarrollo Local 20091012 y en la ―Agenda ambiental local‖; actualmente existen dos productos específicos de este proyecto, titulados: •

―Primera etapa de sensibilización, diagnóstico y formulación de proyectos desde la visión

comunitaria‖,

producto

final

del

convenio

de

cooperación

4600002865/2009, Cámara de Comercio de Bogotá y Corposéptima; y, •

―Diagnóstico, zonificación y priorización de las quebradas de la Localidad de Chapinero pertenecientes a la cuenca del río El Salitre‖, producto número l del convenio de asociación 090-90 entre el Fondo de Desarrollo Local de Chapinero, la Secretaria Distrital de Ambiente y Conservación Internacional57.

Corposéptima compartió, durante el mes de septiembre de 2010, el informe final sobre su trabajo. En los antecedentes del proyecto se expresa: ―Las quebradas de la localidad representan hoy un patrimonio ambiental, patrimonio que es necesario recuperar y consolidar para poner en valor presente y futuro su riqueza hidrológica, de biodiversidad y como espacio vital ambiental para la localidad y la ciudad‖58. La orientación socioambiental de este trabajo se manifiesta al reconocer la combinación e interacción entre factores naturales y factores culturales en la restauración ecológica de las quebradas de Chapinero; para conservar un ecosistema no se requiere de la ausencia del ser humano:

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Las Comisiones Ambientales Locales fueron creadas mediante el ―Decreto Distrital 697 de 1993‖, modificado por el ―Decreto Distrital 625 de 2007‖. En estos decretos se especifican las funciones y los integrantes de cada comisión. 57 Ver nota 2. Este informe estará próximamente a disposición del público. Si se requiere su consulta se puede solicitar en la Alcaldía Local de Chapinero. 58 ―Primera etapa de sensibilización…‖.

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Se considera importante mantener posiciones que reconozcan tanto lo natural como lo humano, como los elementos que combinados adecuadamente le darán sentido a cualquier pretensión para recuperar y poner a disposición de la ciudad el patrimonio colectivo que representan los cerros y las quebradas para la localidad y la ciudad59.

Esta orientación socioambiental permitió el diseño de un proyecto que buscó promover el fortalecimiento y formación de comunidades, en el contexto de la participación para la restauración ecológica de las quebradas. El informe final de este proceso es un diagnóstico participativo que contó con los presidentes de las Juntas de Acción Comunal y otros habitantes interesados en el recurso hídrico de Chapinero. Como resultados de la implementación, se identificaron con los participantes, cuatro elementos que constituyen el potencial ambiental de la localidad: conectividad regional, producción de agua, biodiversidad y patrimonio ambiental paisajístico y cultural. El potencial ambiental identificado fue la base para la construcción de proyectos específicos para algunas de las quebradas desde la visión comunitaria. Con este proceso se diseñaron propuestas60 con actividades a corto, mediano y largo plazo, para intervenir sobre alguna problemática de los cuerpos de agua. Se recurrió al diseño de senderos ecológicos para mejorar la accesibilidad a los cauces como espacio público y se bosquejaron proyectos de reciclaje, adecuación de la red de alcantarillado y la sostenibilidad de un vivero comunitario de especies nativas para reforestación de rondas hídricas. Empezar a resolver el problema desde la visión de sus propios actores, desde la visión de las comunidades que habitan, conocen y sueñan en este espacio vital, logrará la debida pertenencia y apropiación necesarias para darle la sostenibilidad en el tiempo y para que la recuperación de nuestras quebradas sea un hecho real y tangible construido desde lo colectivo61.

En cuanto al trabajo implementado por Conservación Internacional ―Diagnóstico, zonificación y priorización de las quebradas de la Localidad de Chapinero pertenecientes a

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―Primera etapa de sensibilización…‖ 7. Quebrada El Chulo: proyecto ―Sendero ambiental de vida, camino al Paraíso‖; quebrada Las Delicias: proyecto ―Quebrada fuente de vida‖; quebrada Los Olivos: proyecto ―Sendero camino al Olivo‖; quebrada Chicó: proyecto: ―Vivero comunitario y recuperación del entorno natural‖; quebradas Puente Piedra y Pozo Claro: proyecto ―Construcción y ampliación de la red de alcantarillado‖; quebrada Morací: proyecto ―En nuestras manos está nuestra vida‖ quebrada La Sureña: proyecto: ―Sendero La Sureña‖. 61 ―Primera etapa de sensibilización…‖ 17. 60

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la cuenca del río El Salitre‖, entregado a la Alcaldía Local de Chapinero durante el mes de noviembre de 2010, se puede afirmar que se constituye en el documento más reciente sobre las quebradas de la localidad y su proceso de restauración ecológica cuyo objetivo principal consistió en: ―Aunar esfuerzos para fortalecer la gestión e investigación para la conservación, restauración participativa y manejo ecosistémico sostenible del sistema hídrico del Distrito Capital‖62. Contó con el apoyo de otros actores sociales, diferentes a los que participaron en el proceso de Corposéptima. En este aspecto, se recurrió a la población constituida por niñas, niños y jóvenes, organizaciones de base, los administradores de los acueductos comunitarios, con el fin de diversificar la información, registrar percepciones del paisaje, procesos de apropiación del territorio asociados a la construcción de identidades en el marco de lo patrimonial. En cuanto al diagnóstico se logró identificar las acciones positivas que se están realizando para la mejora de la oferta ambiental de las quebradas lideradas por organizaciones de base y el proceso de zonificación generó el establecimiento de zonas específicas en cada uno de los cauces de agua para realizar tres tipos de intervención técnica: áreas de conservación, áreas con potencial de recuperación y áreas para usos sostenible del recurso hídrico. Las quebradas que cuentan con mayor área para conservación son Las Delicias, La Vieja, Chicó y Rosales. En las quebradas El Chulo, Los Olivos, Pardo Rubio, Pozo Claro, Puente Piedra, Morací, La Sureña y San Antonio, se identificaron zonas de las respectivas cuencas con potencial para recuperación integral y zonas para manejo sostenible del recurso hídrico. Estas quebradas son las más urbanizadas y presentan disminución en la oferta ambiental. Sin embargo, se pueden realizar adecuaciones ecológicas como reforestación con vegetación nativa, desconectar la red de alcantarillado, diseño de senderos ecológicos, procesos de agricultura urbana, en general, acciones que promuevan un uso sostenible del recurso hídrico para restablecer la conectividad ecológica y la percepción del paisaje con otras relaciones socioambientales entre la población y los cuerpos de agua. 62

―Diagnóstico, zonificación y priorización…‖ 4.

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El resultado de la priorización propone a la quebrada Las Delicias como el primer cauce de agua para implementar la restauración ecológica. Se proyecta el diseño de un plan de acción en sintonía con el proceso de zonificación de cada subcuenca para atender las particularidades ambientales de cada cauce. La implementación de este proyecto se ha convertido en una intervención piloto que busca generar un modelo de restauración ecológica para aplicar en otros cuerpos de agua a lo largo del territorio de los cerros orientales. En este modelo se busca incluir la relación entre la población y la capacidad de renovación ecológica que pueden tener las quebradas estando inmersas en procesos de urbanización. B. Procesos socioambientales a nivel distrital En el año 2007, las acciones de restauración del recurso hídrico se amplían a escala distrital para fomentar la conectividad ecológica de las quebradas de la localidad de Chapinero como afluentes del río El Salitre. Se trata de la formulación del ―Plan de ordenación y manejo de la cuenca del río El Salitre —POMCA— Salitre‖. Es un proceso planificador que lidera la Secretaria Distrital de Ambiente y la Universidad Militar Nueva Granada. Se firmó el convenio interadministrativo # 080 de 2007 con el objetivo de formular dicho plan en el contexto urbano. Este convenio, aún vigente, tiene como sustento normativo el decreto 1729 de 2002 sobre ordenación de cuencas hidrográficas del país y se caracteriza por ser un proceso que integra el componente paisajístico y participativo, lo que permite interrelacionar la intervención técnica para la restauración ecosistémica con los procesos sociales. La finalidad de la ordenación es ―Planificar el uso sostenible de la cuenca y la ejecución de programas y proyectos específicos dirigidos a conservar, preservar, proteger o prevenir el deterioro y/o restaurar la cuenca hidrográfica‖63. Este proceso planificador se ha extendido a todas las localidades de Bogotá que tienen cercanía a la cuenca del río El Salitre. Chapinero es una de estas localidades que ha participado en el proceso asistiendo a la ―Mesa Interlocal de la cuenca del río El Salitre‖. 63

―Decreto 1729 de 2002‖. Disponible en: //www.secretariadeambiente.gov.co/sda/libreria/pdf/Decreto_1729_de_2002.pdf, consultado el diciembre de 2010.

1.o

http: de

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Este espacio de encuentro ha convocado a líderes ambientales de las localidades de Usaquén, Chapinero, Santa Fe, Teusaquillo, Barrios Unidos, Engativá y Suba que conforman el territorio de la cuenca. La Mesa Interlocal de la cuenca del río El Salitre se proyecta como una organización ciudadana y está utilizado algunas estrategias de comunicación como la página web de la cuenca del río El Salitre y otras plataformas virtuales, lo que ha permitido la circulación masiva de la información sobre este proceso de restauración ecológica en contextos urbanos y periurbanos64. El proceso planificador del POMCA-Salitre y la experiencia de participación ciudadana en la Mesa Interlocal son eventos significativos en la narrativa ambiental de las quebradas de Chapinero, ya que materializan el ideal de conectividad ecológica que se pretende restablecer en un contexto urbano. Son acciones y estrategias que contribuyen a la caracterización de la naturaleza capitalina, a renovar el vínculo que se tiene entre lo urbano y el agua. Sumado a la anterior experiencia, la Empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá está implementando un proyecto a escala distrital llamado “Paseo Río Salitre. El corredor ambiental más largo de Latinoamérica: siguiendo el camino del agua en la ciudad‖65. El diseño de este proyecto incorpora las quebradas de la localidad de Chapinero, en conjunto, como cauces que permiten la conectividad ecológica de la Estructura Ecológica Principal de Bogotá comprendida entre los Cerros Orientales y el río Bogotá. Para lograr este objetivo, se ha seleccionado el agua como principal conector ecosistémico. El diseño de los corredores ambientales tiene como base, el recorrido natural de la cuenca del río El Salitre: inicia en las quebradas de Chapinero, continúa por el río Arzobispo, incorpora los humedales Juan Amarillo, Santa María del Lago, Córdoba y el río Bogotá. La proyección de este proyecto está dirigida hacia la creación de espacios para la recreación pasiva y la educación ambiental.

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Blog: http://riosalitre.wordpress.com y la web: www.riosalitre.co.cc ―Paseo Río Salitre. El Corredor Ambiental Más Largo de Latinoamérica: Siguiendo el Camino del Agua en la Ciudad‖. Disponible en: http://www.itdp.org/documents/Seminar/Atrid%20Alvarez.pdf 65

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El corredor ambiental más grande de Latinoamérica busca generar mejoras en los hábitats naturales de la cuenca, renovar la concepción de espacio público e incluir el sistema hídrico como referente de movilidad ciudadana a través de senderos y ciclo rutas; se considera una acción de gran impacto a nivel distrital y regional para la transformación de los usos del agua en la urbe. C. A nivel regional: la otra cara de los Cerros Orientales Las acciones que pueden ser consideradas como experiencias de restauración ecológica y de conservación se extienden a la escala regional, ya que, en este caso, el sistema hídrico del cual hacen parte las quebradas de la localidad de Chapinero está interactuando con otros ecosistemas que funcionan para la regulación y producción de agua. La acción de caminar y transitar por el territorio de la reserva forestal de Chapinero ha llevado a la implementación de actividades ecológicas que buscan la conexión entre el ecosistema de páramo y su importancia con el ciclo del agua. La oferta hídrica es un factor determinante en el desarrollo del territorio de los cerros. En su delimitación geográfica se encuentran los páramos El Verjón, La Cumbrera, Cruz Verde, Chipaque. Estos páramos hacen parte de un sistema más amplio que conecta los páramos Chingaza - Sumapaz – El Guerrero. Los ecosistemas de páramo son singulares en la Cordillera de los Andes y el territorio de Colombia es privilegiado en contar con estos ecosistemas al considerarse que cerca del 49% de ecosistemas de páramo existen en este país. El páramo La Cumbrera colinda directamente con la zona de reserva delimitada para la localidad de Chapinero, por este motivo se referencia en este trabajo, la experiencia de la Corporación Parque Museo del Páramo cuyo objetivo es ―promover el estudio y reivindicación del paisaje del páramo como fuente de identidad y patrimonio cultural e integrar al ser humano con la naturaleza por medio del arte‖66. La Corporación Parque Museo del Páramo realiza actividades como el senderismo y caminatas ecológicas por el páramo La Cumbrera. Ha organizado esta parte de la reserva en 66

David Rivera y Claudia Córdoba, Guía ecológica del páramo La Cumbrera: Localidad de Chapinero (Bogotá: Jardín Botánico de Bogotá, 1997) 8.

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senderos temáticos y convoca a numerosos artistas para crear obras de arte inspiradas en el agua y en el ecosistema de páramo. Es de vital importancia registrar este tipo de acciones ambientales, ya que de la conservación de los ecosistemas de páramo depende el agua que desciende por las quebradas de Chapinero. Con la información compilada en este apartado, se ha logrado acceder a información precisa, a un número de datos, hechos, acontecimientos y relatos que han caracterizado la trayectoria y diversos matices de los paisajes del agua. El papel del agua en la configuración del paisaje que se percibe en la actualidad ha tenido mutaciones, ha pasado de ser un líquido sagrado en la época prehispánica para convertirse en recurso estratégico en la organización del espacio geográfico y en la conformación de territorios locales como Chapinero y regionales como la sabana de Bogotá. En este trayecto, el agua, ha sido utilizada para el consumo vital de los pobladores de Bogotá; en las quebradas los bogotanos de antaño se bañaban y se divertían recorriendo los cauces de Chapinero, las familias organizaban paseos para contemplar el paisaje, respirar aire puro y comer a la orilla de los cauces cristalinos. Las quebradas ocuparon un lugar central durante el siglo XIX y parte del siglo XX al caracterizarse como cuencas abastecedoras de agua a cargo de la empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. La segunda mitad del siglo XX es una época de intensificación de uso del recurso hídrico y de altos niveles de contaminación. Pero se yuxtaponen procesos socioambientales que operan para la transformación de esta situación; en la actualidad se intenta revivir el pasado de los paisajes del agua como espacios públicos con cualidades ambientales. Las experiencias citadas en este capítulo, reflejan la autogestión y uso comunitario del agua en el caso de los acueductos comunitarios, diferentes formas de habitar el territorio a través de las caminatas ecológicas, acciones innovadoras de sensibilización ambiental a través del arte y eventos que buscan la planificación de la cuenca del río El Salitre para promover la participación ciudadana en la restauración y conservación de este sistema hídrico. Los habitantes del territorio de Chapinero interesados en la restauración ecológica de las quebradas y las instituciones con responsabilidad directa en asuntos ambientales, están interactuando en procesos socioambientales;

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Tratando de conocer el nacimiento de la quebrada Morací, participando en el proyecto con la alcaldía y otros talleres y actividades, siento que me estoy quitando una venda que tenía en mis ojos durante treinta años que llevo viviendo aquí en San Luis. Ahora me doy cuenta de la belleza de las quebradas y le doy gracias a Dios por permitirme construir mi casa en este paraíso, por haberme traído aquí.67

Las formas de apropiar el territorio se dirigen con fuerza hacia los asuntos ambientales, caracterizándose por reconocer la diversidad de la población rural y urbana, la singularidad ambiental del territorio en cuanto a la conectividad ecológica que posibilita el sistema hídrico y se exploran las posibilidades de participación ciudadana y las responsabilidades que tienen las instituciones públicas y privadas en la rehabilitación ecológica para un ambiente mejor. La trayectoria de las quebradas de la localidad de Chapinero ha permitido concretar una posible narrativa ambiental donde sobresalen valoraciones de los paisajes del agua, consideradas como cualidades patrimoniales. En el siguiente apartado se exponen y desarrollan las cualidades encontradas.

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Relato de Edelmira, Bogotá, febrero de 2011.

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4. Cualidades patrimoniales de los paisajes del agua en Chapinero Los paisajes del agua en Chapinero han sido construidos, transformados con el transcurrir del tiempo, visitados con diversas intensiones, habitados y valorados. Las quebradas como lugares representativos y simbólicos en el desarrollo territorial de Chapinero, son redescubiertas gracias a la valoración socioambiental que se ha ido gestando entre los ciudadanos y las instituciones, para ser apropiadas en la actualidad y legadas a otras generaciones. En este capítulo se presenta un conjunto de elementos valorados de las quebradas, puntos en común y atributos compartidos, que manifiestan las particularidades ambientales del territorio, expresadas y registradas en las fuentes utilizadas para esta investigación. Las valoraciones son expresiones de las cualidades patrimoniales, varían según la forma de interacción entre las personas y el recurso territorial; son producto de un pasado evocado, de anécdotas, algunas vivencias significativas que dejan una impronta en el paisaje. Este conjunto de valoraciones permite relacionar los usos de las quebradas con las motivaciones para la restauración ecológica y las proyecciones de gestión participativa para conservarlas.

4.1 Valoración de los paisajes del agua en Chapinero La disponibilidad física del agua es una cualidad presente en el territorio de Chapinero, reconocida por los habitantes y visitantes. Las montañas de la localidad se caracterizan por ser una zona de recarga acuífera producida por los ecosistemas de páramo, subpáramo y vegetación nativa de bosque andino. En una zona de recarga acuífera se forman los nacimientos de agua, se recargan las aguas subterránea y se alimentan las quebradas que descienden recreando microcuencas abastecedoras de los ríos que atraviesan la ciudad hasta llegar al río Bogotá. El territorio de Chapinero es un ―Cultivador de agua‖ y la vegetación nativa se suma a las formaciones geológicas para permitir que fluya el preciado líquido. La presencia del agua en territorios estratégicos para la producción y regulación hídrica, como en el caso de la localidad de Chapinero, adquiere un valor ecológico y social. El agua está siendo revalorada en las formas cotidianas de vivir en la ciudad como producto de una nueva mentalidad respecto al saber ambiental que circula. De forma progresiva, las

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personas que habitan en la ciudad se preguntan: ¿De dónde viene el agua que consumimos todos los días? ¿Dónde se encuentran localizados los nacimientos de agua que nos abastecen? ¿Cómo eran los ríos de nuestra ciudad, antes de ser canalizados? Y se manifiestan expresiones de asombro al saber que aún brota agua, de forma natural, en nuestros cerros capitalinos. El asombro ante la presencia física del agua en las montañas de Chapinero y el conocimiento de su ciclo natural de producción y regulación, ha llevado al reconocimiento de la conectividad ecológica del agua que se produce en los cerros orientales en conexión natural con otros cauces. Las quebradas de la localidad de Chapinero al ser microcuencas abastecedoras del sistema hídrico del río El Salitre las convierte en ―puntos vivos‖ , donde el agua es un eje articulador de vida, que dota el territorio de factores favorables para la biodiversidad de flora y fauna en los Cerros Orientales. Uno de los principales eventos registrados en el territorio de Chapinero es el redescubrimiento del capitancito ―Trichomycterus bogotensis‖ en la quebrada Rosales el 3 de noviembre de 2006 por parte del biólogo David Rivera (información suministrada por el biólogo a Conservación Internacional). Esta especie, fue descrita por Eigenmann en 1912, con el holotipo FM NH 56030 referenciando que fue descubierta en un lugar denominado ―Chapinero, near Bogotá‖, probablemente se trate de este sector. No se tenía noticias de este pez endémico desde 1912. Quizás sea el único registro que tenemos en las quebradas de los cerros orientales68. (…)

Algunos nombres comunes de la vegetación nativa y foránea en las cuencas en Chapinero son: Frailejón, Orquídea, Papayuelo, Manzano Colorado, Gaque, Ojo de Poeta, Encenillo, Helecho, Helecho Arbóreo, Helecho Marranero, Raque, Pegamosco, Reventadera, Sangregao, Retamo Liso, Retamo Espinoso, Roble, Duraznillo, Lenguevaca, Caminadera, Abutilón Rojo, Tuno, Mano de Osos, Acacia, Angelito, Laurel de Páramo, Cucharo, Eucalipto, Arrayán, Urapan, Fucsia Arbustiva, Guadija, Trébol, Trompeto, Guaba, Pino, Cordoncillo, Jazmín del Cabo, Chusque, Kikuyo, Cereza, Holly, Moron, Huesito, Castilleja, Digital, Borrachero Blanco, Borrachero Rojo, Uchuva, Cucubo, Cicuta, Cardon, Ortiga, Ají de Páramo, entre otras.

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Información suministrada por: ―Diagnóstico, zonificación y priorización…‖.

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Helecho Arbóreo Cuenca quebrada Morací Alejandro Martínez Uribe (2011)

Orquídea Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

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En cuanto a fauna, algunos ejemplares son: chulo, gavilán lomiblanco, pava andina, carpintero pardo, paloma sabanera, colibrí (es la especie mejor representada), rastrojero, colaespina cundiboyacense, comprapan, mosquerito gorgiblanco, mosquero vientrizufrado, mosquerito lomileinado, mosquerito acanalado, pitajo pechirufo, elenia montañera, tyrano paramuno, golondrina, golondrina azul y blanca, golondrina tijereta, soterrey cucarachero, soterrey de montaña, cucarachero, paraulata tropical, mirla, mirlo ojiblanco, copetón, matorralero nuquipalido, pinchaflor negro, pinchaflor enmascarado, pinchaflor de costado blanco, pinchaflor azulado, tangara, hemispingo supeciliado, reinita coroninegra, candelita frentidorada, reinita trepadora, reinita gorginaranja, bolsero dorsiamarillo, cacique piquiamarillo, collareja, subepalo perlado, canario, entre otras especies migratorias. Es posible encontrar algunos reptiles como la anadia bogotensis. Esta conectividad ecológica genera unos servicios ambientales en el territorio local, distrital y regional. Los servicios ambientales reconocidos en la localidad de Chapinero están relacionados con la biodiversidad en un contexto urbano, la calidad del aire, el potencial de recarga acuífera, la singularidad de los páramos y bosques andinos y la belleza paisajística o escénica de la naturaleza capitalina. Estos servicios ambientales son percibidos por las personas de diversas formas al recurrir a los sentidos. La belleza paisajística es un goce estético que se construye en interacción con los lugares; estos niveles de percepción se han ampliado, pues además de ser visuales se ha iniciado la experimentación con los otros sentidos, por ejemplo, el oído. Las montañas de Chapinero generan ambientes sonoros que no son posibles encontrar en la ciudad. Uno puede hacer el trayecto de la quebrada de muchas maneras: uno puede ser totalmente receptivo y percibir visualmente, auditivamente y el agua está todo el tiempo; auditivamente es muy interesante porque vas encontrando muchas sutilezas en el sonido; en diferentes partes de la quebrada hay diferentes texturas en el sonido, la quebrada está cambiando, los ritmos de la quebrada son diferentes: en verano está seca y en el invierno es exuberante69.

Es recurrente encontrar como valor del paisaje, el interés por revivir la identidad muisca y su relación con el agua. La creación de mecanismos para reactivar la memoria

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Relato Pedro Crump Bogotá, marzo de 2011.

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prehispánica, donde el agua es un elemento identitario en la cultura muisca70, se convierte en un incentivo para la reactivación del patrimonio ambiental. En este sentido el pasado indígena puede ser un fundamento de una posible identidad territorial de Chapinero y de Bogotá. Recurrir al pasado en busca de nuevos referentes culturales que motiven unos vínculos diferentes con el recurso territorial se está fortaleciendo en la dimensión ambiental y patrimonial. La memoria prehispánica está cargada de numerosos simbolismos que se caracterizan por el reconocimiento de la conectividad de la naturaleza. Los usos de estos símbolos pueden expresar significados y configurar nuevos roles sociales en función del cuidado del agua como recurso natural limitado. Se trata de reconstruir una narrativa ambiental que dimensione nuevas prácticas urbanas con el agua, su disponibilidad física y su significado cultural. Una ruta posible para reconstruir una narrativa ambiental es volver a transitar los caminos precolombinos y su relación con la construcción de los caminos reales. Los caminos precolombinos eran senderos que conectaban lugares sagrados para la cultura Muisca como las lagunas, ríos, quebradas, nacimientos de agua, montañas y de forma simultánea eran rutas para el trueque de productos, especialmente la sal. Estos caminos manifiestan algunas características de ocupación del territorio ligado a los cauces de agua, elementos de la vida cultural de los muiscas. Los caminos precolombinos fueron reutilizados por los españoles para el abastecimiento de la ciudad y los senderos fueron modificados en su función física y ceremonial; Los caminos precolombinos existieron por siglos o milenios antes del quiebre histórico representado por la invasión española, y ya para aquella época muchas redes viales habían experimentado su auge o clímax, para luego ser abandonados, destruidos parcialmente o incorporados al sistema vial de un pueblo invasor. El ciclo continuó y la penetración española en muchas regiones se facilitó por la existencia de vías de acceso, pero estas sufrieron por el tránsito de caballos y mulas. Tramos de éstas fueron incorporadas al trazado de los caminos reales, luego al de las vías republicanas y los rieles del ferrocarril y recientemente al de las carreteras asfaltadas. Pero aquí y allá el 70

Existen dos trabajos destacados, incluidos en este apartado: El agua en la historia de Bogotá (ver nota 25). Es una investigación dirigida por Juan Camilo Rodríguez Gómez, proyecto auspiciado por la empresa de Agua y Alcantarillado de Bogotá e implementado por la Universidad Externado de Colombia. El segundo texto se titula: Germán Palacio Castañeda, Historia Ambiental de Bogotá y la Sabana: 1850-2005 (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia / Instituto Amazónico de Investigación —IMANI—, 2008).

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paisaje conserva restos de todos estos momentos. En otros casos los trazados de rutas antiquísimas persisten como tradiciones orales, conformando una geografía simbólica rica y compleja, que se transforma con la experiencia de nuevos caminantes71.

Las rutas precolombinas y reales están siendo incorporadas al diseño de una red de caminos ambientales, con la finalidad de generar la interpretación histórica de la conexión entre lo urbano, lo rural y lo natural. En la etapa de diseño de las rutas se contemplan el camino de la quebrada La vieja, el sendero del río Arzobispo y la conexión natural y vial entre los barrios de la UPZ 89 San Isidro- Patios con Las Moyas y el municipio de la Calera.72 La red de rutas con potencial eco turístico en los cerros orientales y su extensión a las zonas rurales de Bogotá como la vereda Verjón Bajo de la localidad de Chapinero y los municipios de Choachí y La Calera, rescatan el valor del agua y su relación ecológica con la vegetación nativa, la cual regula la producción hídrica desde tiempos inmemoriales.

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006) 71

Leonor Herrera y Marianne Cardale de Schrimpff, eds., Caminos precolombinos: las vías, los ingenieros y los viajeros (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2000) 11. 72 Para mayor información se sugiere consultar el proyecto ―Estudio, diseño y evaluación de un parque eco turístico que promueva la belleza escénica, paisajística y rescate la identidad cultural del sector rural de la Localidad de Chapinero‖. Disponible en: http://www.cerrosdebogota.org/joomla/images/stories/Biblioteca/EstudioDisenoEvaluacion.pdf, consultado el 23 de abril de 2011.

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Los recorridos ofrecen la visita a lugares naturales y construidos, significativos para el conocimiento de la biodiversidad, la vida campesina, procesos de transformación del paisaje urbano y rural, reconocimiento de saberes diversos como la etnobotánica, muestras gastronómicas, miradores y cuencas abastecedoras del embalse San Rafael; en definitiva, se despliega una experiencia de apropiación territorial del patrimonio ambiental de Bogotá y la región. El agua como recurso territorial gestor de identidad ha sido un eje natural que ha logrado integrar a las comunidades cercanas a las quebradas de la localidad de Chapinero. ―Este barrio tiene una característica y es que el agua lo liga mucho, tiene un acueducto comunitario que lo fundó la misma gente del barrio, habían siete quebradas, hoy son cinco, y hay un censo que registró 90 nacederos‖73. Los usos y vínculos entre los habitantes de Chapinero y las quebradas se ha manifestado en expresiones de valoración que hacen parte de una ―cultura del agua‖ en el territorio; Nosotros con el agua tenemos unas relaciones bien simpáticas, porque el hecho de tener un acueducto comunitario ha hecho que aprendamos a relacionarnos de otra manera con el agua. Nosotros somos de los que tenemos canales en la casa para recoger el agua lluvia; uno se baña y recoge el agua para echarla a otra cosa. Siempre, todo el tiempo se está ahorrando agua y eso ya es una cultura; la gente que llega nueva al barrio, se estrella porque no tiene ni una caneca, allá nosotros tenemos la torre de canecas, el tanque y la pileta súper grande, porque toda la gente ha aprendido a ahorrar el agua, y como a apreciarla74.

Esta cultura del agua que se ha ido construyendo de generación en generación, produjo una manifestación barrial, El Festival del Agua: El festival del agua nace en el marco de hacerle un homenaje al agua como elemento vital de la vida; nace con una organización de gente - ―jóvenes mayores‖-, y se piensa desde lo cultural. El festival era un proceso, se trabajaba un tiempo antes, se hacían unos talleres y esos talleres tenían unos productos que eran los que se presentaban como tal en el festival, en los eventos que se hacían. Fue una cosa bonita, un homenaje al agua y al territorio, porque el territorio donde vivimos básicamente bota agua por todas partes, todo el tiempo estás rodeado de agua75.

En la actualidad, algunas organizaciones sociales en el sector de la UPZ 89 San Isidro – Patios trabajan para la reactivación del Festival del Agua. Esta manifestación barrial se 73

Relato de Iván Borda, Bogotá, marzo de 2011. Relato de Diana Aya, Bogotá, marzo de 2011. 75 Relato de Diana Aya, Bogotá, marzo de 2011. 74

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convierte en una oportunidad en el presente, para fortalecer la apropiación de las singularidades ambientales del territorio de Chapinero como ―cultivador de Agua‖. Las formas de relacionarse con el agua han transformado el paisaje cultural de la localidad, a pesar de presentar fenómenos de contaminación por aguas domiciliarias, canalización de cauces y extinción de quebradas, es necesario fortalecer las pautas e iniciativas ciudadanas que transmiten a otras generaciones de habitantes y visitantes, un mensaje alternativo del uso del agua en la cotidianidad; ―la nueva vivencia en este territorio es a través de mis hijos, los niños que ya crecieron, es una generación de relevo que sigue trabajando por el medio ambiente y por la cultura, es una impronta en el territorio76. La responsabilidad de concretar prácticas culturales en relación a los usos del agua y en general del medio ambiente, es compartida entre ciudadanos e instituciones ambientales y es el tejido social el soporte del cambio cultural. El tejido social de una comunidad que habita un territorio tiene diferentes manifestaciones. Cuando el territorio es habitado, es frecuentado y nombrado, haciendo referencias a lugares significativos que son compartidos por un colectivo social, se construyen elementos culturales que fortalecen la identidad territorial; Los funcionarios rotan pero la comunidad permanece y habita el territorio, lo visita, lo nombra. En los nombres de los lugares encontramos de todo: La Virgen es La Virgen allá arriba, se lo pusimos nosotros porque hay una virgen grandota, La Virgencita es la Virgencita de Guadalupe que esta incrustada en una piedra. El Claro de Luna, lo llamábamos el clarito - nos vemos en el clarito-, hasta que un día Jacobo dijo: pongámosle nombre a esto, Claro de Luna y se quedó así; el Pozo de las Arrugas, todo el mundo se hecha agua ahí para quitarse las arrugas, el Peñasco se lo puso Germán, la Pinada para el acueducto o el Bosque del Silencio para nosotros, el Punto de Encuentro por que colocaron una valla en la entrada a la reserva, el Túnel es porque hay una puerta verde que es un túnel para entrar a la tubería que tiene un tuvo madre para el agua de Bogotá, la Piedra de las Orquídeas, el Portón Caído, el Jardín de Gloria donde están las cenizas de Gloria una amiga que murió. Alto de las Ballenas porque en agosto el amanecer es rosado y el viento hace que los árboles rocen unos con otros y suena como ballenas77.

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Relato de Maritza Pinzón, Bogotá, marzo de 2011. Relato de Andrés Plazas, Bogotá, enero de 2011.

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Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

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Los colectivos sociales u organizaciones de base que se han conformado al compartir proyectos de vida, motivaciones, intensiones y acciones en pro de conocer y valorar el territorio habitado para ser restaurado, conservado y legado a otras generaciones está produciendo una dinámica social en Chapinero, que tiende a fortalecer los procesos socioambientales relacionados con el arte como vía legitima de expresión socioambiental; Hace cuatro años y medio entré a hacer parte de un colectivo que se llama Barrios del Mundo y Barrios del Mundo ha estado muy ligado a la conciencia ambiental; (…) y en la generación de la que yo hago parte, hemos enfocado el trabajo más hacia lo artístico. En ―Barrios‖ nace la escuela de circo Mano de Oso, que mano de oso es una especie nativa de los Cerros Orientales, tiene cuatro especies y la hoja parece la huella de un oso. Desde allí, yo siento que se empieza a hacer una referencia, desde los chicos y las chicas, hacia el territorio propio, es una apropiación del territorio. Más adelante nos juntamos alrededor de un cine foro, allí participó JOCUIMO Jóvenes Cuidadores de la Montaña-y ellos trabajaron cine para niños, pero cine ambiental en torno a la relación entre el hombre y la naturaleza. Todo esto nos llevó a lugares simbólicos para nosotros; esta el ―Salto del Halcón‖, allí hay frailejones que te dan al hombro y es un lugar de referencia de los chicos y chicas de acá. Hay otro lugar que es ―Lajas‖, allí hay una caída de agua que sale de entre las rocas y le llaman el ―Salto del Hippie‖ y está también el ―Puente Natural‖ que es un puente de piedra por donde baja el agua. Son lugares de referencia y de cuidado por parte de la gente de acá. Actualmente, ahora nosotros tenemos la escuela de formación artística GUASCAQUE –la fuerza de la montaña, la fuerza del arte- también se llama Guascaque porque es el nombre que le daban los Muiscas a este territorio: un territorio de paso, un territorio sagrado al que le llamaban boquerón de Guascaque. Nosotros retomamos el nombre, buscando esa relación y esa identificación; ahora es muy bonito que los chicos y chicas se denominan ―Gente de la Montaña‖ y como a través del arte los chicos hacen conciencia del espacio en el que están78.

El arte se sintoniza con la sensibilidad ambiental y crea lenguajes para expresar las singularidades ambientales de Chapinero; Para un artista es muy importante encontrar los lugares y los temas de inspiración, de motivación; definitivamente la naturaleza es una fuente enorme de inspiración para mí. En el disco ―El Silencio del Agua‖ fue una especie de coproducción, porque una parte era mi aporte y otra parte era el sonido universal, ese sonido del agua. Traté de sintonizarme con ese sonido, que lo lleva a uno a encontrar un silencio, una paz y sobre todo en un entorno natural como en la quebrada. Además uno va encontrando arquetipos, simbolismos del agua, el agua como limpieza, el agua como fuente de vida, que le permiten a uno entrar en una zona creativa e involucrar los simbolismos en la obra79.

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Relato anónimo, Bogotá, marzo de 2011. Relato de Pedro Crump, Bogotá, marzo de 2011.

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El acceso al agua de las quebradas como hito fundacional de barrios populares es un elemento valorado que se fundamenta en el acceso al agua como factor de desarrollo barrial en Chapinero, ―la quebrada Morací es como la columna vertebral del barrio, sobre ella se encuentran cinco barrios: La esperanza, San isidro 1 y 2, La sureña y San Luis, es la quebrada que atraviesa a todo el sector‖80. La historia de conformación de los barrios populares ha tenido como hilo conductor la autogestión y organización barrial para el abastecimiento de agua; Hay algo muy bonito en este sector y es que es un sector que tiene una historia muy fuerte de trabajo comunitario, es realmente una historia de ―lo comunitario‖. Lo primero comunitario que existe en esta zona se da a partir de la necesidad del agua, casi que uno podría decir que esto no es solamente de aquí sino de todos los barrios populares periféricos en Bogotá: la historia de los barrios, es la historia del agua en el barrio. Como aquí no había manera de tener acueducto desde Bogotá, lo que había eran las quebradas, y en esa época las quebradas eran limpias y se necesitaba agua domiciliaria entonces todo el tejido comunitario comenzó a darse alrededor de la construcción del acueducto. Pero uno sabe que el agua que uno se está tomando, no es la empresa de Bogotá, sino que también es como de uno, es una sensación muy bonita, saber que el agua que uno se toma, se la puede tomar, porque gente que te antecedió, se luchó la construcción de ese acueducto81.

La experiencia de autogestión de los acueductos comunitarios establece una serie de eventos sociales para la gestión del agua en Bogotá. En Chapinero existen tres acueductos comunitarios Acualcos, Las Moyas y Acuabosques; la historia de conformación de estos acueductos refleja los vínculos territoriales con las microcuencas abastecedoras configurando roles comunitarios en el contexto de los territorios populares. En la cotidianidad de estos territorios populares, a pesar de las tensiones con la formalización como barrios urbanos y las múltiples necesidades que se presentan ante la ausencia del Estado, cada vez son más las personas que desarrollan un arraigo y apropiación del territorio al compartir una historia de conformación barrial. En ciudades como Bogotá, el crecimiento urbano de tipo informal tiende a darse en zonas donde es posible el abastecimiento de agua. La localización geográfica de los acueductos comunitarios permite dimensionar la riqueza de microcuencas abastecedoras que aún existen en los cerros orientales. 80 81

Relato de Diana Aya, Bogotá, marzo de 2011. Relato de Maritza Pinzón, Bogotá, marzo de 2011.

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Estas microcuencas abastecedoras están siendo valoradas como espacios públicos donde el agua es un bien común y de forma simultánea, se puede apreciar que las quebradas son lugares de encuentro barrial y de reconocimiento de comunidades que se han gestado al transitar e interactuar con los cauces; como se describió en el capítulo anterior con los procesos e iniciativas que se han dado en la quebrada Morací y La Vieja. Cuando se recurre a narrativas del pasado de las quebradas ―la gente tradicional del barrio recuerda que se podían bañar en la quebrada, que podían acercarse a ese espacio, eran como lugares de encuentro, la gente iba el domingo de paseo, iba y lavaba, sus relaciones de barrio estaban entorno a la quebrada Morací (…). Ahora la gente espera tener a la quebrada, ojalá corriendo limpia82. El habitar y frecuentar un territorio, potencializa las valoraciones que se hacen; por su parte, la ubicación espacial es estratégica en el momento de establecer un vínculo identitario con un recurso territorial. En algunos casos, las quebradas son límites físicos entre barrios, en otros, son centros que convocan a la comunidad y a los visitantes. En estos espacios públicos hay procesos simultáneos y a veces contradictorios, conviven iniciativas ambientales con fenómenos de contaminación, así como procesos de privatización de rondas hidráulicas con caminatas públicas para el reconocimiento de las quebradas. Es una fortuna que la balanza se esté inclinando hacia la transformación interactiva, entre naturaleza y cultura. En los paisajes del agua, desde el nacimiento en zonas de reserva hasta su contacto con dinámicas urbanas, las quebradas son espacios públicos mixtos entre lo natural y lo artificial.

Cuenca quebrada La Sureña Javier Larrota (2011) 82

Relato de Diana Aya, Bogotá, marzo de 2011.

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Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

Cuenca quebrada Pozo Claro Alejandro Martínez Uribe (2011)

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Estas características están siendo incluidas en los diseños de restauración ecológica. Para restaurar no es necesario optar por un desalojo masivo de los barrios ubicados en las zonas de ronda hidráulica, sino decidir y crear alternativas con las personas que habitan el territorio para dar un mejor manejo socioambiental a los cauces. En este panorama, el sentido patrimonial es una opción para el fortalecimiento de las acciones de restauración ecológica. El sentido patrimonial de las quebradas las redimensiona como elementos naturales emblemáticos del paisaje. Son lugares de referencia colectiva en la localidad, lo cual ha motivado experiencias de gestión y recuperación ecológica en contextos urbanos. El registro actual de la experiencia de restauración ecológica que se está implementado en el convenio entre el fondo de desarrollo de la Alcaldía Local de Chapinero, la Secretaría Distrital de Ambiente, Conservación Internacional y la participación de la comunidad interesada es: (…) un proyecto piloto en la recuperación ecológica y paisajística de una quebrada urbana en una ciudad como Bogotá, en este caso la quebrada Las Delicias. Es una apuesta para generar un modelo de gestión y recuperación en la ciudad. Un valor patrimonial que reconocer es eso, como se está adelantando todo este proceso para generar un modelo de gestión y recuperación ecológica en una quebrada urbana83.

La restauración ecológica de una quebrada urbana, en este caso específico, la quebrada Las Delicias, se convierte en una experiencia para generar acuerdos entre habitar el territorio y conservar la oferta ambiental. En la ordenación y manejo de cuencas hídricas en contextos urbanos se puede explorar el papel del patrimonio ambiental de un territorio en los planes de desarrollo territorial del distrito capital. Este conjunto de valoraciones de las quebradas contribuye a la identificación de espacios geográficos significativos, que pueden ser denominados lugares-patrimonio84; lugares que se habitan, se restauran y se conservan para ser legados. Un espacio se convierte en lugar cuando es apropiado por un grupo social que lo incluye como referente identitario.

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Relato de Claudia Romero, Bogotá, marzo de 2011. Esta denominación se encuentra desarrollada en: Adriana Párias Durán; Cristina Palacio y Dolly Tamayo, eds., Construcción de lugares-patrimonio: el centro histórico y el humedal de Córdoba (Bogotá: Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia —Colciencias— / Universidad Externado de Colombia, 2006). 84

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5. Habitar, restaurar, conservar y legar un patrimonio ambiental

Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

De forma recurrente, la ciudad ha sido entendida como una construcción social y artificial opuesta a la naturaleza; sin embargo, esta recurrencia se está fragmentando con nuevas propuestas culturales donde se reconoce que la ciudad y sus habitantes interactúan con la naturaleza y sus procesos ecológicos como es el caso del ciclo del agua. De este ciclo ecológico depende el abastecimiento de agua potable, el proceso de producción de especies comestibles y la producción de energía eléctrica utilizada en un alto porcentaje para los estilos de vida urbana y el funcionamiento estructural de una ciudad. Las percepciones de la naturaleza en el tejido urbano, se pueden observar en las dinámicas de desarrollo territorial en una ciudad y en las formas de manejo de las cuencas hidrográficas. Con frecuencia, el desarrollo territorial tiende a priorizar la infraestructura urbana generando impactos ambientales en los ecosistemas acuáticos. En estas dinámicas el patrimonio ambiental puede ser destruido, o recuperado y conservado para ser incluido en la construcción de territorios urbanos socioambientales. Las directrices conceptuales y metodológicas para la ordenación territorial y el manejo de cuencas urbanas se están modificando frente al tema del agua, el abastecimiento, los usos y las funciones ecológicas de este recurso natural limitado. En las ciudades se hace cada vez

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más necesaria una zonificación del territorio en función de las características ecosistémicas y las particularidades paisajísticas de las cuencas hidrográficas presentes en la ciudad. El Sistema Distrital de Áreas Protegidas es un gran avance en la estructuración de corredores ambientales en la ciudad. ―La inclusión del patrimonio natural dentro de los debates sobre desarrollo urbano es muy reciente, cuando se incluye el concepto de Estructura Ecológica Principal en los ejercicios de planeación de la ciudad y se reconocen espacios importantes de valor ecológico para incluirlos como espacios de conservación‖.85 La patrimonialización de la naturaleza es un proceso de construcción de significados en torno a un recurso territorial, en este caso, el agua y las quebradas de la localidad de Chapinero. Este proceso se da gracias a la interacción entre lo natural y lo cultural en un espacio vivido-habitado, frecuentado- visitado, en donde el recurso territorial adquiere un valor simbólico generando las iniciativas para restaurarlo, consérvalo y legarlo. En este contexto, ―el patrimonio como una valoración simbólica del lugar‖86 modifica el paisaje a través de valoraciones compartidas, producto de un mayor grado de arraigo y apropiación simbólica del territorio. El manejo del paisaje es un reto para los procesos participativos de renovación urbana. Aunque predominan los análisis técnicos, se están fortaleciendo los elementos identitarios y la inclusión de los nuevos roles sociales que se gestan en los contextos de apropiación del patrimonio ambiental, con una perspectiva socioambiental del paisaje. Esto permite armonizar la función ambiental con la función residencial y comercial del territorio de Chapinero para recrear nuevos centros de interés como la recreación pasiva, la educación ambiental, el eco turismo y experiencias de agricultura urbana, entre otros. Las iniciativas y experiencias de restauración ecológica de las quebradas de la localidad de Chapinero se convierten en una fortaleza en este proceso de resignificación de la naturaleza en la ciudad y del papel del agua en el paisaje de la localidad. En este sentido se puede afirmar que estas acciones socioambientales están gestando la reactivación social del patrimonio ambiental.

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Párias Durán; Palacio y Tamayo 127. Párias Durán; Palacio y Tamayo 129.

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5.1 Reactivación social del patrimonio ambiental en Chapinero La reactivación social del patrimonio ambiental en la localidad de Chapinero se puede entender como un proceso de transformación cultural del significado de la naturaleza en interacción con el tejido social. Es un proceso que se enfoca en las relaciones entre lo natural y lo artificial y es una acción mediática donde convergen saberes científicos referidos al ciclo ecológico (físico, químico y biológico) del agua y los saberes sociales (usos sociales y funciones culturales) en cuanto a los vínculos culturales con el agua. Las acciones socioambientales para habitar, restaurar, conservar y legar un patrimonio ambiental, se gestan en territorios locales que dimensionan consecuencias positivas a escala regional y global como producto de la dinámica ecológica y cultural en torno a un ecosistema apropiado en su función patrimonial. La función patrimonial se entiende como un sentido construido y compartido colectivamente que expresa la apropiación de la dimensión ecológica y cultural de un recurso territorial. Las quebradas son un recurso territorial con cualidades patrimoniales y estas cualidades son tanto ecológicas como culturales. Para su cualificación se requiere del conocimiento de sus cualidades físicas, químicas, biológicas

y culturales. Esta función

puede ser

institucionalizada por medio de una declaración como un bien patrimonial incluido en inventarios especializados, diseñados con objetivos para su catalogación y divulgación como patrimonio declarado. De forma simultánea, un recurso territorial puede ser apropiado en su función patrimonial por una comunidad que lo desea conservar y legar como un patrimonio vivido87. Actualmente, no se registra a nivel institucional algún tipo de fuente oficial que identifique a los cauces de agua de Chapinero como patrimonio declarado; sin embargo en este trabajo se operó sobre el patrimonio vivido por los diversos grupos sociales e instituciones que han apropiado y valorado el territorio de Chapinero al establecer vínculos con este recurso territorial para su restauración ecológica. El patrimonio ambiental (vivido y declarado) es un campo fértil para la coexistencia armónica entre los usos sociales del agua y su valoración como bien público y patrimonial. 87

Esta reflexión en torno al patrimonio declarado y patrimonio vivido se encuentra desarrollada en Párias Durán; Palacio y Tamayo.

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La reactivación de la función patrimonial está ligado de forma explícita con el papel del agua como elemento esencial en la ordenación del territorio, en la construccióntransformación de paisajes, en la apropiación de los espacios y en la creación de representaciones y prácticas culturales en diversas escalas espacio-temporales. En este contexto de reactivación patrimonial, las quebradas de la localidad de Chapinero son geosímbolos: ―un geosímbolo puede definirse como un sitio, un itinerario o un espacio que, por razones religiosas, políticas o culturales, reviste a los ojos de ciertos pueblos y grupos étnicos una dimensión simbólica que los fortalece en su identidad‖88 . Las quebradas consideradas como geosímbolos responden a procesos identitarios que pueden ser incluidos en diferentes campos de la esfera social: normativo (Plan de Ordenamiento Territorial, Plan de Ordenación y Manejo de Cuencas, Sistema Distrital de Áreas Protegidas), educación, investigación y recreación. Con la identificación de estos geosímbolos, se potencializa una difusión preventiva89 del patrimonio ambiental. La difusión preventiva del patrimonio propone fortalecer los proyectos que permitan a una comunidad habitar y conservar los lugares singulares, se trata de convivir; ―(…) mientras a principios de siglo la naturaleza jardín, en forma de parques, era pensada como una forma de mejorar nuestras condiciones de vida, hoy no solamente pensamos en el bienestar de la comunidad sino en el bienestar de ambos, es decir una naturaleza sana (léase ambiente sano), y un hábitat sano (léase comunidad sana). Por esto se piensa en espacios funcionales, diversos y bien adaptados para la convivencia humano-naturaleza. Quizás hoy día somos un poco menos arrogantes y conocemos mejor los alcances, positivos y negativos de la comunidad humana sobre el espacio que esta habita‖.90

La difusión preventiva del patrimonio ambiental recurre a los geosímbolos para visibilizar una nueva concepción de naturaleza, una visión integral y ecosistémica, aún posible en contextos urbanos. La difusión es una comunicación y como tal, transmite y reproduce

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El concepto de geosímbolo lo desarrolla Joel Bonnemaison, citado por Gilberto Giménez y Catherine Héau Lambert, ―El desierto como territorio, paisaje y referente de identidad‖, Culturales Vol. 3 No. 5 (ene.-jun., 2007): 17. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=69430502 89 Santos Mateos Rusillo, coord., La comunicación global del patrimonio cultural (Gijón: Ediciones Trea, 2008). 90 Susana Barrera Lobatón, ―Manejo de cuencas hidrográficas durante el siglo XX. Un análisis desde la geografía‖, Lecturas en teoría de la geografía, ed. Jhon Williams Montoya (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009) 248.

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mensajes; la difusión o divulgación del patrimonio ambiental requiere de unas estrategias que garanticen la accesibilidad es decir la interacción más que su contemplación. Los mensajes de esta comunicación patrimonial deben incluir los saberes históricos en el caso de los vínculos sagrados de nuestros antepasados muiscas con el agua, los usos sociales del agua en el desarrollo urbano de Chapinero, las representaciones y sentidos colectivos que se han tejido con este recurso territorial en la localidad, reflejadas en las historias barriales, los acueductos comunitarios y en las acciones ciudadanas e institucionales de restauración ecológica de las quebradas. La prevención en la difusión del patrimonio, no es una fórmula, es un ejercicio interpretativo, complejo pero enriquecedor, ya que pone en juego estrategias de carácter normativo, técnico, criterios pedagógicos y herramientas didácticas para que la circulación de estos mensajes fortalezcan el cambio cultural. Es necesario articular la información que circula en torno al manejo de cuencas hidrográficas en contextos urbanos con el valor patrimonial del agua. Un camino puede ser la educación patrimonial, la cual recurre al diseño de rutas para interactuar con el patrimonio y en esta acción se procura una interpretación ambiental de lugar visitado e incluso habitado. Por lo anterior, este trabajo de investigación no concluye sino retoma aprendizajes y comparte proyecciones que se convierten en invitaciones a recorrer los caminos del agua en nuestra ciudad, caminos que incluyen sus nacimientos en los cerros orientales, su conexión con el río Bogotá y sus vínculos regionales. El agua nos puede llevar a lugares inimaginables en la ciudad y participar en este proceso de reactivación social del patrimonio ambiental.

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6. Aprendizajes y proyecciones 6.1 Aprendizajes de la experiencia de investigación La crisis ambiental y la búsqueda de soluciones efectivas han motivado la creación de un renovado cuerpo conceptual y metodológico que busca integrar lo natural y lo cultural desde una visión cualitativa. El estudio de las cuencas hidrográficas urbanas estuvo marcado a finales de siglo XIX e inicios del XX por el diseño de acueductos, alcantarillados y plantas hidroeléctricas para responder al crecimiento urbano y a las condiciones de salubridad de Bogotá, fortaleciendo un conocimiento técnico para el abastecimiento de agua con un incremento en su demanda. A esta tendencia técnica se le ha sumado un saber socioambiental, que irrumpió en la escena mundial a mediados del siglo XX con la globalización de la problemática ambiental. En este contexto, las ciudades empezaron a ser repensadas, interconectadas con la naturaleza. De forma gradual se avanza en un conocimiento integral de la conexión entre territorios locales, regionales y globales, a través de la función del agua como recurso limitado. Una manifestación de esta transformación de mentalidad son las acciones, iniciativas y experiencias de restauración ecológica, o mejor aún, una restauración ambiental de las cuencas hidrográficas, en este caso, la cuenca del río El Salitre. El sendero o ruta que se presenta en este horizonte, es el fortalecimiento de estas experiencias ciudadanas en donde, a pesar de mantenerse algunas situaciones de contaminación hídrica, se requiere que la balanza se incline hacia lo positivo, hacia la convivencia con la naturaleza. Además de promover ciertos ejercicios de concienciación es pertinente motivar la creación de nuevos usos sociales del agua: se requiere de transformaciones técnicas, cotidianas y culturales de los hábitats. El contexto global y el contexto local de la problemática ambiental y de la crisis del agua tienen un referente en los derechos culturales de tercera generación, (derecho a un ambiente sano específicamente). Como marco de referencia, este enfoque de derechos remite el manejo y restauración de las cuencas urbanas al campo político, de las decisiones. ¿Quién decide? o ¿Quiénes deciden? Son cuestiones que reflejan las lógicas de poder en el ámbito

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ambiental. En la experiencia de la restauración de las quebradas de la localidad de Chapinero son los ciudadanos quienes deciden restaurar las quebradas y se apoyan en la institucionalidad pública y privada para avanzar en sus objetivos. A medida que avanza el proyecto, éste resulta incorporado en el Plan de Desarrollo Local y se llega a la dimensión política de la participación ciudadana en asuntos ambientales. Ahora, si se relacionan los marcos hasta aquí expresados, un marco histórico de crisis ambiental, un marco de participación ciudadana con un enfoque de derechos y un marco normativo desde lo público, se puede afirmar que la oferta ambiental limitada es un insumo para la reconstrucción de la memoria de los procesos territoriales urbanos y rurales en relación al agua. Es en definitiva, un proceso de transformación de larga duración. Este proceso territorial está motivando la creación de una nueva ética y estética del paisaje. Ética en el sentido de decidir qué tipo de vínculos pueden motivar la restauración ecológica de los paisajes de agua en Chapinero y estética, entendida no como un canon de belleza, sino como un prolongación del sentido sensible de un paisaje armonioso entre lo natural y lo cultural: ¿Cómo nos imaginamos las quebradas, ríos, humedales que fluyen por nuestra ciudad?. De la imagen que se tenga y se construya de los paisajes del agua, depende el motivo y la acción de restauración ecológica. Se trata de un proceso cognitivo y emocional, técnico y sensible. Chapinero es una localidad de contrastes territoriales, zonas de protección ambiental, zonas rurales, zonas urbanas, zonas comerciales, zonas residenciales, zonas de oferta para la diversidad cultural, zonas con valores patrimoniales. El patrimonio ambiental en particular, es un patrimonio inclusivo, convoca a habitantes y visitantes porque es un bien público que debe ser legado a generaciones futuras. Algunas proyecciones que emergen de esta investigación, para avanzar en este camino se comparten a continuación.

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Cuenca quebrada La Vieja Andrés Plazas (2006)

6.2 Proyecciones  La información sobre las quebradas de la localidad de Chapinero compilada y seleccionada para esta investigación estuvo delimitada por unos objetivos que se enmarcaron en el campo del patrimonio. Sin embargo es necesario emprender la tarea específica de reconstruir una historia ambiental del agua en los Cerros Orientales y la historia ambiental de cada quebrada en la localidad de Chapinero. En estos relatos es necesario incluir los casos de las quebradas extintas: aquellos cauces que ya no nos acompañan en su forma física pero que siguen presentes en su forma simbólica. Esta tarea puede convocar a un diálogo de saberes entre la comunidad, la academia y las instituciones administradoras de las localidades con influencia en la zona de reserva forestal de los Cerros Orientales.  Actualmente existe una variedad de denominaciones: patrimonio paisajístico, patrimonio territorial, patrimonio ecológico, patrimonio natural, patrimonio socio ecológico lo que permite proyectar la denominación de patrimonio ambiental como integradora. Ahora el reto es desarrollar esta concepción de patrimonio. Este trabajo se interesó por generar un aporte en este desarrollo conceptual, pero el ejercicio de

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contextualización a escalas es aún más complejo, se trata de profundizar en el sentido y gestión del patrimonio ambiental a escala local, distrital, regional y global.  Un aporte estratégico es la construcción de un estado del arte que permita describir las tendencias conceptuales y los logros investigativos referidos al tema puntal de patrimonio ambiental en contextos periurbanos, o como mínimo presentar los documentos que sirvan de apoyo para esbozar unos primeros acercamientos metodológicos, conceptuales y operativos.  Con más detenimiento, se requiere de la sistematización de experiencias locales con interés ambiental. En Chapinero, existe un gran número de organizaciones sociales y barriales que incluyen en sus proyectos la dimensión ambiental, resaltando las cualidades ambientales y paisajísticas de este territorio con el fin de consolidar una línea base de lo que se ha realizado, los aprendizajes producto de las experiencias y de los planes de acción que lidera la comunidad.  Resignificar la función patrimonial de las quebradas se proyecta en las acciones que busquen fortalecer los mecanismos de trasmisión-difusión del patrimonio ambiental: algunas propuestas pueden ser desarrolladas desde el campo de la interpretación patrimonial, el diseño didáctico de senderos con una señalización patrimonial y la reactivación del Festival de Agua.  Diseñar estrategias pedagógicas que incluyan herramientas para la reconstrucción de memorias visuales y narrativas ligadas a procesos de recuperación ambiental de paisajes. En este punto es necesario consolidar información sobre entidades, instituciones y organizaciones que estén dedicadas a la fotonaturaleza, o también conocida fotografía medioambiental, para conocer las didácticas y las reflexiones que surgen en estos contextos formativos en torno a la importancia y potencial del lenguaje visual en acciones de restauración ecológica y de divulgación del patrimonio ambiental.  Seguimiento y apoyo a la recuperación integral de la quebrada Las Delicias ya que esta cuenca ha sido priorizada en el proyecto piloto en el que participan la comunidad, la Alcaldía de Chapinero, Conservación Internacional y la Secretaría

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Distrital de Ambiente. De este proyecto pueden emerger aprendizajes para ser incluidos y aplicados en las otras quebradas de Chapinero.  A lo largo del texto han sido expresadas una serie de preguntas; sin embargo, estimado lector: ¿Qué significado tiene el agua para usted?

Salto del Tequendama Saúl Orduz (1950) Colección Museo de Bogotá

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Río Bogotá Saúl Orduz (1951) Colección Museo de Bogotá

Quebrada Morací Javier de la Cuadra (2011)

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Relato de Edelmira, Bogotá, febrero de 2011. Relato de Iván Borda, Bogotá, marzo de 2011. Relato de Maritza Pinzón, Bogotá, marzo de 2011. Relato Pedro Crump Bogotá, marzo de 2011.

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