CHA965 112-114 MAIZ.QXP:Maquetación 1
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MAÍZ GENÉTICA segunda. Pone límites a plagas de las partes aérea y subterránea, y mantiene la tecnología RR2 de control de malezas. El gran cambio es que controla considerablemente mejor al gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) e isoca de la espiga (Helicoverpa zea) que la tecnología MG, e incorpora el control de Diabrotica. En cuanto al control del barrenador del tallo (Diatraea saccharalis), tiene dos proteínas que actúan contra la plaga, mientras que la tecnología MG emplea una sola. Así, a través de la historia pasaron tres generaciones de eventos transgénicos: MG, MGRR2 y VT triple PRO.
Mucho esfuerzo Guillermo Van Becelaere es mejorador de maíces templados (breeder de líneas). Indicó que el proceso de obtención de líneas parentales puras para crear los híbridos lleva seis generaciones, tradicionalmente equivalente a seis años. Actualmente se acortan los tiempos a cuatro años merced al uso de campos de invierno en Hawaii (siembras en contraestación). Asimismo, el uso de dobles haploides permite generar una línea pura en dos generaciones, pero como no habilita para ir seleccionando a través de las generaciones (si un año se produce el ataque de alguna enfermedad, se puede seleccionar para resistencia a ella), se necesitan de cuatro a seis años para probar el material en diferentes localidades y saber cuál es el mejor. Otra herramienta es el uso de marcadores moleculares, secuencias específicas de ADN que se asocian con genes de interés, por ejemplo resistencia a roya en ausencia de la enfermedad, haciendo que el proceso de selección resulte más eficiente. En un lapso de seis años se testean 120.000 individuos, que se hacen 12.000 híbridos en un momento y terminan en el lanzamiento de 2 a 4 híbridos comerciales. Se generan 5 millones de datos cada año para decidir el proceso de selección. A medida que se avanza en la selección, van aumentando las localidades y repeticiones en que se prueba el material. El progreso en los sistemas de computación fue esencial en la logística del proceso de mejoramiento. Desde que se hace la cruza inicial hasta que el híbrido llega al mercado se necesitaban diez años, que ahora se pueden acortar a ocho. 114 • CHACRA
El norte cuenta Más tarde, Mario Cela, mejorador de maíz comercial del Área Tropical LAS, subrayó que trabajan en la Argentina (NOA –no involucra Salta–, NEA, Santiago del Estero, Chaco), Paraguay y Bolivia. Se hacen evaluaciones en unas 40 localidades en esos tres países y este año se inauguró otra en Santa Rita (Paraguay). Su función es pensar en los cruces que se pueden realizar con las líneas endocriadas puras. Luego toma esos híbridos y se llevan a cabo cuatro años de ensayos comparativos de rendimiento con los materiales propios y los de los competidores; los nuevos deben superar en rendimiento a los testigos para poder pasar a la siguiente etapa, en la que se desarrolla el valor del maíz antes de ser comercializado. Según el investigador, DK390YG es un fiel híbrido representante de un material para el norte, con adaptación, estabilidad, resistencia a enfermedades y alto rendimiento. A su vez, DK910 MG es otro conspicuo híbrido tropical, con 130 días hasta madurez comercial. Tiene un ciclo precoz con excelente calidad del grano (textura y color), muy valorado en Paraguay y en el norte argentino.
Contundente Durante la visita a la UEDAP de Rojas la batuta estuvo en manos de Alberto Bongiovanni, representante técnico de Marca, del Área Tecnología y Desarrollo de Producto. En estas unidades experimentales se muestran los tres pilares del sistema Dekalb: la genética (maíces desarrollados por los mejoradores), la biotecnológica (eventos RR y MG comparados con diferentes tecnologías que hay en el mercado) y las prácticas agronómicas (fe-
cha de siembra, fertilización, densidades). Respecto de la genética, todos los híbridos deben tener rindes elevados y estables, resistencia a Mal de Río Cuarto y calidad de semilla. Se mostraron las ventajas de los distintos eventos con respecto a los testigos. Por otro lado, se evalúa la aparición de resistencia en las plagas mediante el muestreo y la observación de daños. También el control de enfermedades de hoja (roya y Helminthosporium), y se prueba el momento de aplicación de fungicidas para dar las recomendaciones del caso. Lo mismo con el manejo de herbicidas (momento de aplicación y tipo de producto); la rotación de principios activos es esencial para evitar la aparición de malezas resistentes. Pudo verse cómo fueron avanzando la biotecnología y las prácticas de manejo, desde DK722 MG con densidades de 65.000 pl./ha, DK682 MG, que dio un salto importante en el mercado pero que desapareció porque era susceptible a roya, AW 190 MG (2004) con siembras de 70.000 pl./ha, DK747 MGRR2 junto con el uso de fertilizantes y fungicidas (la aplicación de estos últimos genera beneficios económicos en el 75-80% de los casos) y densidades de 80.000 pl./ha. El técnico agregó que “después de siete años de UEDAP llegamos a la conclusión de que todos nuestros híbridos responden al cambio de ambiente de la misma manera. Eso sí, en función de los ambientes disponibles se elige la densidad”. En los catálogos se recomiendan, para cada ambiente, época de siembra y zona agroecológica, los híbridos con las respectivas densidades de siembra. CH Ing. Agr. GABRIELA ARTAVE
Germoplasma vital Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto LAS, advirtió que “los beneficios que muestran los nuevos híbridos son el resultado final de la introducción de eventos en el mejor germoplasma. El presupuesto anual de Monsanto está destinado en un 50% a la biotecnología y en un 50% al germoplasma, y está muy claro que los esfuerzos son paralelos”. Destacó que todos los eventos lanzados requieren un refugio (mismo híbrido sin el evento para no
generar resistencia en la plaga). Si se combinan distintos modos de ataque a las plagas, teniendo varios genes de resistencia, el área de refugio necesaria es menor porque se dificulta la aparición de resistencia ya que se actúa de diferentes formas sobre la plaga. Así, la merma promedio de rendimiento será más pequeña. En la Argentina se utiliza el 10% de la superficie del cultivo; en Estados Unidos ya cayó al 5%, debido a que están trabajando con más genes simultáneos de resistencia.