La mujer romana

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VIDACOTIDIANA

RELEVANCIA SOCIAL

Las ciudadanas distinguidas La mujer no podía participar de forma directa en la vida política, pero los testimonios epigráficos demuestran que la influencia femenina en el día a día de la comunidad era importante. Un repaso a los hallazgos encontrados en la Bética revelan la huella que dejaron sacerdotisas, damas de la alta sociedad e incluso trabajadoras de baja extracción.

Por Eva M.ª Morales Rodríguez.

La participación de la mujer romana en la vida política estaba vetada, pero dejó muestras de su inflluencia a lo largo de la Historia. La Lex Oppia del año 215 a. C., que penaba el lujo y el exhibicionismo de joyas, fue abolida en el año 195 a. C. por el empuje del sector femenino. En el 169 a. C. las matronas protestaron de forma pública contra la Lex Voconia, que limitaba la riqueza que podían heredar. Finalmente, en época de Augusto, la Lex Papia Popea aumentó los derechos sucesorios de la mujer. Los progresos en la posición social femenina durante el I d. C. supusieron una conquista de nuevos privilegios para las damas aristocráticas. Esta nueva situación ideológica se refle-

Busto funerario del monumento de los Stalacci de Salaria (Úbeda la Vieja, Jaén).

ja en la epigrafía, la mejor forma de propaganda en el mundo romano. Las abundantes inscripciones honoríficas proclaman en las calles y plazas la actividad de las mujeres de la elite ciudadana, al margen del ámbito doméstico: asisten a espacios de ocio y recreo, participan en banquetes y cenas, sufragan la construcción de termas, restauran puentes, edifican acueductos, levantan esculturas a sus familiares y amigos... Estas actuaciones de carácter evergético evidencian una actividad pública similar a la de sus compañeros masculinos. Están documentadas actuaciones urbanísticas promovidas por mujeres como actos de generosidad y munificiencia para la comunidad. Realizan donaciones –explícitamente señaladas sua pecunia– para la restauración de

pórticos o vidrieras, embellecimiento de exedras, construcción de termas o teatros... En general, los dispendios se encaminaban a la construcción de infraestructuras o edificios públicos, y se efectuaron con la sanción de las autoridades municipales, el ordo de los decuriones. El material epigráfico nos permite citar a varias damas acaudaladas de la Bética, que financiaron ambiciosos proyectos. Así, Annia Victorina costeó un acueducto a sus expensas, que requirió puentes, conducciones y cisternas en Ilugo (Santisteban del Puerto, Jaén). Sempronia Fusca Vibia Anicilla sufragó, junto a su padre, unas termas y las abasteció de agua en Aurgi (Jaén). La sacerdotisa Junia Rústica rechazó cualquier ayuda económica por parte de Cartima (Cártama, Málaga) para


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