DOMINGO DE RESURRECCION

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HOMILIA CON MOTIVO DEL DOMINGO DE RESURRECCION D. MARIANO CABEZA PERALTA PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA


DOMINGO DE RESURRECCIÓN (MISA DEL DIA) Hechos de los Apóstoles 10,34-43 Salmo 117 San Pablo a los Colosenses 3,1-4 Juan 20, 1-9 Queridos hermanos, Todavía resuenan en nuestro templo los cantos de victoria y las muchas alabanzas que dirigimos a Cristo Resucitado cuando celebrábamos hace unas horas la Solemne Vigilia Pascual, madre de todas las celebraciones del año litúrgico. Ahora, en la mañana de Resurrección, en el Domingo más grande del año litúrgico, hacemos como Pedro en la primera lectura de los hechos de los Apóstoles, o como María Magdalena en el Evangelio de San Juan que acabamos de proclamar. Lo que hacemos es pregonar la gran noticia: ¡Cristo, el que murió crucificado y fue sepultado, ha resucitado entre los muertos y nosotros somos sus testigos! No es buena noticia o evangelio sólo de este día sino que lo haremos durante toda la Pascua, los cincuenta días que nos separan de la fiesta de la venida del Espíritu Santo, Pentecostés. No es buena noticia sólo para nosotros que celebramos la Eucaristía, sino para todos los bautizados que precisamente por ese bautismo ya son de Dios. Y también para lo que no están bautizados, o no conocen a Cristo, o habiéndolo conocido ya no creen. El Señor Jesús ha entregado su vida en rescate por todos, ha venido en busca de todos para que no se pierda ni uno tan solo. El Señor Jesús ha descendido hasta el lugar de los muertos para buscar y rescatar a todos y ha resucitado con gran gloria y esplendor para que todos también podamos resucitar a una vida nueva y eterna. Nos exhortaba San Pablo en la segunda lectura: “Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo” El camino de la muerte estaba abierto desde muy antiguo pero el de la resurrección y la vida estaba cerrado, nadie lo conocía hasta que Cristo lo


abrió con su propia resurrección. Un camino abierto que nosotros ya podemos recorrer gracias al bautismo que un día recibimos, bautismo que nos incorporó a una vida como la de Cristo, a una muerte como la suya y a una resurrección como la suya. Por eso, este tiempo pascual es tiempo bautismal por excelencia en doble sentido: Renovar nuestro propio bautismo, renovando toda la fuerza de su gracia. E introduciendo por el bautismo a nuevos hermanos, a la vida en Cristo, a su muerte y resurrección: “nacer del agua, nacer de nuevo, nacer del Espíritu de Dios” El Bautismo borras nuestras culpas original y personales, nos hace hijos de Dios, nos incorpora a la Santa Iglesia, Cuerpo de Cristo y templo del Espíritu y nos entrega tres grandes virtudes necesarias para conocer a Dios: la Fe, la Esperanza y la Caridad. Y todo sin mérito nuestro, sin poner nosotros nada, sólo por el amor que Dios nos tiene por su Hijo Jesucristo. ¡Qué grande es nuestro Padre Dios! Por último, recordaros que la Pascua, junto a este primer elemento de gran celebración, de gran acción de gracias a Dios, de gran alabanza por todo lo que hace por nosotros, es también, tiempo de “TESTIMONIO”. Ser testigo de Cristo Resucitado como Pedro y los apóstoles, como María Magdalena y las mujeres, como todo el que experimenta la presencia del resucitado. Yo os pido a los padres que seáis testigos de Cristo ante vuestros hijos, y a los abuelos que hoy ejercéis con vuestros nietos tantas horas “como si fueseis sus padres”. A los educadores, a los que tienen responsabilidad sobre los demás, a los que os den oportunidad o en cualquier ocasión. Y como decía el mismo San Pablo, a tiempo y a destiempo, no podemos perder hoy ninguna ocasión para ser testigos del Señor. Jesús nos lo pide y estos tiempos de desorientación, de tanta convulsión nos lo exigen por amor y responsabilidad hacia los demás. Pidamos al Señor Resucitado que nos de a cada uno de los que estamos aquí esa vida nueva que nace del baño del bautismo. Pidamos por intercesión de la Santísima Virgen María, que brilla siempre con la luz de Dios, que seamos coherentes con aquello que creemos y que este Feliz tiempo de Pascua, nos ayude a madurar como cristianos y como Iglesia del Señor Resucitado. Que así sea hermanos.


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