1 DE JULIO DEL 2013 VANGUARDIA
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En 1995, la esposa de Ai Weiwei, Lu Qing, se levanta la falda en la Plaza de Tiananmen, en cuya fachada se exhibe un enorme retrato de Mao. Es una de las muestras de la disidencia frente al poder total.
De esa forma pudo conectarse con los familiares. Ha recuperado miles de nombres. La transparencia es algo que está en las venas del activista. Sin embargo, eso le valió el fin de su tranquilidad. El gobierno cerró su blog luego de exponer los nombres. Pero abrió su cuenta de twitter: @aiww. Otro de los momentos clave es cuando envió saludos por el 60 aniversario de la República China. Lo hicieron varios de sus colaboradores, en diferentes idiomas. Él finalizó la intervención diciendo un contundente: Púdrete, Patria. Los que lo vieron se llevaron las manos a la cabeza… creían que Ai no iba a reingresar a su país. Pero eso no sucedió. Aunque su casa y sus pasos eran vigilados constantemente. Se convirtió en un objetivo de primer orden. Hubo seguimientos de las fuerzas policiales chinas que informaban de todo. El documental expone esa persecución estatal que llegó al hostigamiento. Llevar al régimen chino a ese extremo es un experimento que hace el artista con el concepto de democracia. Weiwei lo lleva a extremos con su capacidad de plantear cuestionamientos visuales. En ese profundo apego a la transparencia va para la exhibición de Múnich, en el 2010, que es la más ambiciosa de su carrera. Allí se revela como un abierto disidente y regresó a la tarea de recuperar los nombres de los
El artista deja deja caer y rompe un jarrón de la dinastía Han. Es la forma de decir que se debe avanzar en la historia de su país.
Sunflower Seeds es una de las obras que cuestionan el cruel modelo de producción en su país. Se expuso en Londres, en el 2011.
niños fallecidos. Antes de esa exposición recopiló los nombres pero dichos a viva voz por sus familiares. Miles enviaron sus audios. Y de ahí nació una de las frases que muchos recordarán. Con mochilas escolares de muchos colores, y en una gran pared, formó la frase: “Ella vivió felizmente durante siete años”. Así habían descrito unos padres a su hija fallecida en esas construcciones enclenques. Esta es su manera de reírse de las leyes chinas y del secretismo. Lo hace porque es un optimista. Dice que esa es la emoción de la vida: buscar nuevas posibilidades. Y en eso es persistente. Con lo que ganó con sus exposiciones construyó un nuevo estudio en Shangai. El gobierno chino no lo dejó. Ordenó la demolición de las paredes. Pero sus seguidores, en especial los familiares de los niños y los de su marca liberal le acompañaron en la fiesta antes de la destrucción, pese a que la policía secreta había amenazado que si llegaban perderían sus trabajos. A él lo apresaron temporalmente para que no asista... Dos meses luego de la demolición, el tres de abril del 2011, desapareció. Durante 81 días las autoridades lo retuvieron sin decir donde estaba. Fue liberado el 22 de junio. Sus seguidores creen que debe protegerse su integridad porque es muy valioso. Ha dicho que el arte es el vehículo para desarrollar las ideas y que los artistas deben proteger la libertad de expresión. Él está convencido de que internet es el mejor regalo para China. Que la red significa la debacle del régimen chino. Actualmente sigue con su activismo...