más dinero, entonces la película necesitaba más dinero, no se podía hacer con lo que Filmax me ofrecía. La preproducción iba bien, me traje yo a dibujantes y en la producción peleé a muerte para poder meter a parte de mi equipo también y parte de producción. El problema de todo esto viene también a la hora de decidir actores: yo tengo un personaje que es Abel, que en aquella tenía que tener veintitantos y Andreu me propone a Jorge Sanz, que tiene cuarenta. Entonces llega el momento Martina Klein, Andrés me dejaba escoger el reparto que quisiese mientras estuviese ella, así que, accedí. Martina Klein se pasaba la película en coma, así que no pasaba demasiado. No tengo nada en contra de ella, simplemente que por aquellas era modelo. Al resto del reparto se le realiza el casting en las oficinas de Lola Films, mientras que a Martina directamente en el despacho de Andrés Vicente Gómez. ¿Qué pasó en aquella época con Andrés Vicente Gómez? Que había hecho diez películas que habían ido muy mal, Telefónica tenía el 75% de Lola Films, así que querían echarle. De alguna manera, le cortaron el grifo. Se salvó alguna, pero la mía directamente como no había dinero, no se hizo. No fue el mismo caso que me había pasado con la segunda. En definitiva, “Raíces de Sangre” muere en la producción por falta de dinero y yo, como había vendido el guión a Lola Films por cinco millones de entonces, tampoco lo podía comprar.
Y “Alma Sin Dueño”, se queda sin dueño. Cuéntanos ésta experiencia. Ésta película la destrozaron. Era una película que tenía sus fallos de director novel, pero era competente y dirigida para un target de chavales de quince años, era un “Goonies” macarra. Y jode más aun porque ya estaba hecha. Yo llevaba subvenciones de Euskadi y encontré a un director productor que por casualidad, nos intercambiamos guiones y vio posibilidades en mi película. A raíz de ello, le dije que si movía mi película, le daba la mitad de la producción. Firmamos el contrato con ellos (porque ya que me había peleado con un gorila gigante, por qué no me iba a pelear con un mono pequeño) y rodamos en el metro de Bilbao, que me lo dejaban gratis (a diferencia de Madrid, que rodar cuatro horas eran seis mil euros). Consigo las localizaciones, entra Gobierno Vasco, Ayuntamiento de Bilbao (con lo cual, yo agradecido y encantado). Lo que me llevó a ponerme un sueldo mensual de mil quinientos euros, e ir a beneficios… si la película gana, gano yo. La gente luchó a muerte, se abarataron costes una barbaridad y estaba todo el mundo bastante motivado. En el momento que se acaba la película, llega la posproducción, para la cual quedaban cuatrocientos ochenta mil euros y de repente la productora desaparece y cierran la producción. A Filmax le interesaba distribuir esta película internacionalmente. Entregan un montaje a Filmax y a Filmax no le gusta, por lo que me permiten 121