Los viejos judíos se mecen en sus oraciones en la única esquina del vagón donde caben con sus barbas y cabellos con sus rizos y sus rezos esquina de la letrina cubos desbordándose de detritus A Abraham Levanowits le sacuden escalofríos no por el miedo no por el frío le invade una fiebre no por enfermo sí por delirio: el Dios de Abraham el Dios de David el Dios de Israel es lento a la ira pronto al perdón Tanto sufrimiento solo puede augurar un gran acontecimiento: El Que Vendrá no tarda ya llega ¡viene ya! Los cristianos afirman que nació en un establo, pero acaso el Dios de Israel eligió un vagón de ganado.
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