must 027 october 2011

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Y yo me pregunto: ¿hasta qué punto pueden la personalidad y la imagen que proyecta un diseñador, ser capaces de influir en las ventas de una línea? Muchos son los creadores que viven más preocupados por su propio aspecto, con quién comparten fiestas o en hacerse amigos de las más trendy de la alfombra roja, que en qué y para quién diseñan. Seguro que a muchos les iría mejor si cambiaran su orden de prioridades... No es, de momento, el caso de Marc Jacobs. Ninguno de los rumores que ha protagonizado o los superados problemas con el alcohol y las drogas han conseguido que las cosas le vayan mal. Cuánto tendría que haber aprendido de él su colega Galliano, por cierto. Todo lo contrario, a Marc le van muy bien las cosas. Su propia marca, Marc Jacobs, cuenta con tiendas en más de 60 países y en 2010 “Times Magazine” lo incluyó en su lista de “Los cien personajes más influyentes de la moda”. Su trabajo al frente de Louis Vuitton es todo un éxito. Para la firma los accesorios siguen siendo lo más importante, por encima del prêt-à-porter que colabora en las ventas de los anteriores aportando imagen, frescura, referentes y show. Marc Jacobs es de los mejores en manejar estos elementos, no lo niego y escribo mientras recuerdo aquel ascensor que trasladaba a las modelos hasta la pasarela, el ambiente perversamente chic y a Kate Moss fumadora y altiva en su último desfile en París. Sí, Marc sabe como hacerlo y a mí, reconozco que me encanta. Embarcado sobre todo en el diseño de moda, hace unos años coincidiendo (¿causado?) con la crisis de la mediana edad, Jacobs se dedicó entonces a otro tipo de diseño más controvertido, el de su propio cuerpo. Poco queda de aquel nerd de los noventa, hoy Marc Jacobs es un metrosexual con una treintena de coloridos tatuajes repartidos por su musculosa anatomía. Bronceado permanente, diamantes adornando sus orejas al más puro estilo futbolista y grandes ansias de enseñar piel a la primera de cambio en editoriales o campañas. Karl Lagerfeld puede estar tranquilo, cuando se retire (si algún día lo hace), veo que tendrá alguien que lo sustituya como protagonista del espectáculo. Genial, ¿verdad?... Marc Jacobs tiene alma de artista pop, deseoso de ser adorado solo por las personas adecuadas (la gente cool) pero también por todas las personas a la vez. Comprar algo con el nombre de Marc Jacobs es posible para todos, basta tener cinco dólares. En cambio, lucir uno de sus diseños para LV es mucho más caro. Unas veces accesible y otras inalcanzable. La constante bipolaridad del diseñador más pop. Parece, si los rumores son finalmente ciertos, que lo mejor para Jacobs (lo peor, según para quien) está por venir y lo hará en forma de un puesto como director creativo de Dior. A mi este tema me despierta muchos interrogantes. ¿Será capaz de diseñar Alta Costura? ¿Respetará la identidad de la maison o lo convertirá en un “lujo accesible” (sigh)? La tradición francesa en manos del business americano... ¿funcionará? En Louis Vuitton la fórmula va bien, pero aquí lo realmente importante no son los accesorios sino los vestidos, ¿qué ocurrirá entonces? ¿Veremos algún día un “Grunge Haute Couture”? ¿Relegará la sofisticación de Dior a cambio de una imagen más desenfadada? Despidieron a John Galliano por problemático pero parece que nadie recuerda el pasado lleno de excesos ni se preocupa por los impredecibles caprichos de Marc. ¿Se volverá a repetir la historia? Mientras esperamos que el rumor deje de serlo o se olvide, yo solo puedo decir que... ESTOY CONFUSA. 125


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