Karl Marx - El capital II

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El Capital, tomo II

Karl Marx

antemano simétricas son perjudiciales, pues, en caso de extensión, deben ser destruidas” (p. 123). El sitio disponible juega aquí un papel capital. A algunos edificios se les pueden agregar pisos, otros tienen que ampliarse en extensión, lo que requiere más terreno. En la producción capitalista se derrochan, por una parte, muchos recursos y, por otra, se realizan muchas extensiones contraproducentes de superficie de esta clase (perjudicando en parte a la fuerza de trabajo) cuando se trata de ampliar gradualmente las industrias, porque nada se realiza con sujeción a un plan, sino que todo depende de circunstancias, de medios, etc., infinitamente variados de que dispone el capitalista individual. Y esto se traduce en un gran despilfarro de las fuerzas productivas. En la agricultura es donde más fácil resulta esta reinversión gradual del fondo de reserva en dinero (es decir, de la parte del capital fijo que vuelve a convertirse en dinero). Un campo de producción de extensión dada es susceptible, aquí, de la mayor absorción progresiva de capital. Y lo mismo acontece allí donde se efectúa una reproducción natural, como en la ganadería. El capital fijo supone gastos especiales de conservación. Una parte de la conservación se efectúa por obra del mismo proceso de trabajo; el capital fijo se deteriora cuando no funciona en el proceso de trabajo (véase libro I, cap. VI, p. 166 y cap. XIII, p. 356: desgaste de la maquinaria producido por el desuso). Por eso la ley inglesa considera expresamente que constituye un daño el hecho de que las tierras arrendadas no se cultiven con arreglo a los usos del país (W. A. Holdsworth, Barrister at Law, The Law of Landlord and Tenant, Londres, 1857, p. 96). Esta conservación determinada por el uso en el proceso de trabajo constituye un don natural gratis del trabajo vivo. Y la virtud conservadora del trabajo actúa de dos formas. Por una parte, conserva el valor de los materiales de trabajo, y lo transfiere al producto; por otra parte, conserva el valor de los medios de trabajo en la medida en que no lo transfiere también al producto, al conservar su valor de uso, por medio de la acción que ejerce en el proceso de Pero el capital fijo requiere, además, una inversión positiva de trabajo, para ponerlo en condiciones de funcionar. La maquinaria necesita limpiarse de vez en cuando. Es éste un trabajo adicional, sin el cual se inutilizaría para el uso: se trata, simplemente, de contrarrestar ciertas influencias nocivas elementales, inseparables del proceso de producción; es decir, de mantener la maquinaria en estado de funcionamiento, en el sentido más literal de la palabra. El tiempo normal de duración del capital fijo se calcula, naturalmente, partiendo del supuesto de que se cumplan las condiciones bajo las cuales puede funcionar normalmente durante este tiempo, del mismo modo que al calcular que el hombre puede vivir 30 años por término medio se da por supuesto que habrá de lavarse. Aquí, no se trata tampoco de reponer el trabajo contenido en la máquina, sino que se trata del trabajo adicional constante que requiere su uso. No se trata del trabajo que realiza la máquina, sino del que se realiza en ella, del trabajo en que la máquina no es agente de producción, sino materia prima. El capital invertido en este trabajo forma parte del capital circulante, aun que no entre en el verdadero proceso de trabajo al que debe su origen el producto. Este trabajo tiene que invertirse constantemente en la producción y, por tanto, su valor ediante el valor del producto. El capital invertido en él figura entre la parte del capital circulante que tiene que cubrir los gastos generales y que ha de distribuirse entre el producto del valor con arreglo a un cálculo promedio anual. Hemos visto


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