Una perspectiva de desarrollo para Costa Rica

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bienes de capital necesarios para sus productos), asociado a un Estado en expansión e intervencionista, todo aunado a un sector agroexportador que encontró sus fronteras (debido principalmente al estancamiento de la demanda externa y a la pérdida de rentabilidad de las inversiones en este sector [37] , se redujo su participación en el PIB del 24,1% en 1970 al 18,3% en 1979). La política económica proteccionista tampoco favorecía una mejor calidad de la producción industrial nacional, debilitando su competitividad más allá de la región. Sólo se podía augurar una crisis tarde o temprano. Una vez que se redujeron las exportaciones, inevitablemente, se condujo al desbalance en la balanza de pagos: una tendencia hacia el déficit crónico en la relación entre exportaciones e importaciones. [38] El déficit en la balanza comercial solo podía ser ventilado, como siempre, ya fuera por la inversión extranjera directa o por la deuda externa. En los años 60, cuando el Mercado Común Centroamericano estaba en expansión, el capital extranjero jugó un papel importante. En los años 70, el papel principal lo jugó el endeudamiento externo. Se plantearon varias acciones para buscar dar respuesta a estas dificultades. Desde ese entonces se tomaron decisiones para generar incentivos a la exportación de productos no tradicionales, como los Certificados de Abono Tributario o el Certificado de Incremento de las Exportaciones, también exoneraciones de impuestos de importación para bienes de capital orientados hacia los nuevos rubros, etc. Sin embargo, estas acciones no pudieron prosperar significativamente en aquel momento. Los dirigentes costarricenses era conscientes de las consecuencias de las debilidades de la industrialización realizada: excesivo peso de las repatriaciones al extranjero en utilidades y poco control nacional, poco capital privado nacional para poder realizar inversiones productivas, y poca retribución al país en términos de empleo y transferencia tecnológica. Y, en esos años, resultaba evidente que el Mercado Común Centroamericano había llegado a sus límites y no le servía al país: los otros países "manejaban" mano de obra más barata y mercados de menor capacidad adquisitiva. No resultaba un buen "negocio" para el país de esa manera. Había que buscar otras opciones. La búsqueda para proseguir la industrialización nacional motivó una nueva fase de mayor intervención estatal especialmente, en la administración de Daniel Oduber: el Estado empresario. La situación se puede resumir así: ante la crisis económica internacional de los años 1974-1975 (lo que ya era suficiente advertencia para repensar el modelo económico que tenía Costa Rica de cara al contexto externo), en lugar de revertir el curso económico anterior, se dieron acciones adicionales de mayor intervención del Estado en la vida nacional. Estas acciones contribuyeron a disparar aún más los gastos nacionales, incrementar el desbalance comercial y provocar un mayor nivel de endeudamiento externo. La inversión pública creció a una razón anual de 183% entre 1974 y 1977. El corazón de la nueva estrategia: CODESA (fundada en 1972, durante el tercer gobierno de José Figueres Ferrer). De nuevo, de algún lado había que sacar recursos: menos créditos para los industriales y más deuda (de 164 a 1061 23


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