Tú, ¿Quién eres que me arrastras?

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Tú, ¿Quién Eres Que Me Arrastras? 217

Sus padres no tenían idea de que su hija hacía eso. Como llegó al punto en que ya no podía estudiar, asistió al World Camp. Si eres universitario, antes de que nadie diga nada puedes darte cuenta fácilmente de que te has convertido en adicto a los videojuegos. Cuando reconoces que tu adicción no te permite estudiar, intentas dejarlos. Como ya lo has intentado, cuando tus padres te dicen que lo dejes, te sientes todavía más presionado. Lo más importante es que, aunque reconoces que debes dejar los videojuegos, no puedes hacerlo por ti mismo. Tus padres siguen reprendiéndote y, como resultado, tú terminas con una sensación de frustración y rebeldía hacia ellos. Yo no tenía idea de que esta estudiante tenía una adicción a los videojuegos, así que el World Camp siguió su programa tal y como estaba planeado. Esta estudiante asistió a las actividades, escuchó música, habló con otros estudiantes de distintos países y compartió lo que sentía en su corazón con otras amigas en su clase. Conforme pasaban los días, su corazón fue cambiando sin que ella hiciera nada especial; un día, se dio cuenta de que estaba liberada por completo de su adicción a los videojuegos. Recordando la parábola del hijo pródigo, seguramente hubo muchos momentos en que el joven pensó que tenía que liberarse del yugo de las rameras. Si vemos la escena desde afuera, no nos cabe duda de que él pudo siempre salir por su propio pie, pero cuando una persona llega a un lugar así, eso es lo único que la persona no es capaz de hacer. Por ello es completamente inútil decir a esos estudiantes que dejen el sexo o las apuestas una vez que han desarrollado una adicción, porque ya han intentado muchas veces dejarlo por sí mismos, siempre sin éxito.


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