Edición Marzo 2014

Page 134

130

mercado latino marzo 2014

Una pareja prueba un escorpión en un bar situado en una zona céntrica de Valladolid (España) que ofrece una amplia variedad de insectos comestibles traídos directamente desde Tailandia. EFE/ Nacho Gallego

“En México se comen insectos y muchos de ellos son considerados muy finos, deliciosos y caros, pero en gran parte de occidente sería impensable hoy comerlos. La entomofobia tiene relación con ciertos tabúes religiosos”. En México se consumen alrededor de 230 especies diferentes de insectos, por lo cual está considerado entre los primeros países entomófagos del mundo. Su consumo tiene que ver con cuestiones culturales y fuertes raíces prehispánicas de su dieta alimentaria. “Es, sin duda, una fuente de proteínas y vitaminas importante para el ser humano. Por mi parte he comido varios insectos como chapulines, gusanos de maguey, escamoles, por nombrar algunos, y son realmente exquisitos. Creo que si pudiéramos dejar de lado los prejuicios, nos animaríamos por lo menos a probarlos. Si no

lo hacen nunca sabrán lo que se pierden”, enfatiza Ibarra.

VOCES DISCORDANTES. Por su parte, el responsable del informe, explica con prudencia que una persona no podría alimentarse solo a base de insectos. “Hace falta una dieta equilibrada que incluya proteína vegetal, fibra, vitaminas, hidratos de carbono y algo de grasas no saturadas, es decir vegetales, fruta, cereales y pescado o carne”. Y también, advierte Rojas, que deben utilizarse solo las especies comestibles y de procedencia de cultivo o, si son silvestres, de zonas naturales donde no haya ni basura ni tratamientos químicos. “En definitiva requieren de los controles sanitarios como cualquier otro producto alimenticio”. Pero no todos están de acuerdo con la propuesta. Omar Díaz

Valderrama, chef y Director de la Orquesta Culinaria del restaurante Titania de ciudad de México critica que se haya pensando en una solución así: “Creo que nos estamos dando por vencidos al intentar solucionar el problema de raíz, no es la falta de alimento el problema es la repartición. Los insectos han estado en la alimentación de la gente más necesitada por años, no creo que nadie lo dude siquiera. No tengo nada en contra de comer insectos, de hecho algunos me gustan, pero comerlos tendía que ser una elección, no una desesperación”, comenta. A quienes se muestran disconformes con la alternativa, Eduardo Rojas explica que es una alternativa para abordar el problema de fondo, manteniendo como una fuente de proteína animal más los insectos, allí donde siempre se han utilizado, o su incorporación donde no lo hayan estado. Y concluye que el mayor reto de seguridad alimentaria a largo plazo es alimentar a 9.000 millones de personas. “Esto es utilizar los recursos de una forma lo más inteligente y eficaz posible”, apunta. Está claro que, una vez superadas las barreras psicoculturales, digerir unos deliciosos escamoles, gusanos de maguey, abejas u hormigas mieleras supondrá un gran banquete, no solo para el ser humano, sino también para el planeta. Claudia Munaiz. EFE-REPORTAJES.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.