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16 SáBAdo, 2 dE MAYo dE 2015

LaOpinión dE MáLAGA

Málaga

Málaga Solidaria Alejandro Cortina Director de Málaga Acoge

¿Seguro que quieren que votemoS? os distintos gobiernos españoles han sido muy tibios, cuando no directamente refractarios, al reconocimiento de los derechos políticos a las personas inmigrantes. El modelo que se ha configurado en las elecciones municipales es el del reconocimiento del derecho al voto mediante la firma de acuerdos de reciprocidad con otros países. Que, actualmente, sólo se han firmado con 12 países, lo que impide que puedan votar personas inmigrantes procedentes de Marruecos, Argentina o Brasil, por

l

ejemplo. Las pocas personas inmigrantes que sí pueden votar tampoco lo tienen fácil: deben cumplir requisitos de tiempo de residencia (cinco años) o manifestar su voluntad para votar ante la administración contando, además, con un periodo muy limitado de tiempo (en este caso 45 días de diciembre de 2014 a enero de 2015, muy lejos de las propias elecciones). Está demostrado que el interés en que estas personas participen en las elecciones es cada vez menor. Y ponemos varios ejemplos. Uno es la falta de respuesta a una pregunta realizada por un diputado al Congreso referente a la cifra de personas extranjeras con derecho a voto en las elecciones municipales: cinco meses después, el Gobierno apenas respondía que no podía facilitar los datos hasta la constitución del censo electoral definitivo. Tampoco se ha hecho una promoción intensa del derecho a voto –apenas con una mini campaña en televisión– entre las personas extranjeras. Y, además, aunque la normativa electoral responsabiliza a los ayuntamientos de dar publicidad y difundir la participación política y los procedimientos, la realidad es que apenas se han preocupado de

cumplir esta obligación. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), apenas 22.636 personas inmigrantes extracomunitarios con derecho a voto se han inscrito en el censo electoral para las elecciones municipales en todo el país. Especialmente sangrante es el caso de la provincia de Málaga: ¡Solamente 534 personas se han inscrito! Los datos por localidades no pueden estar más distanciados de la realidad: 141 personas en Málaga capital, 99 en Marbella, 38 en Fuengirola, cinco en Antequera… Y eso que el propio Instituto Nacional de Estadística estimaba que en España había 342.647 personas inmigrantes que podían ejercer su derecho a voto y 7.372 en la provincia de Málaga. Es decir, que apenas el 6 por ciento de las personas inmigrantes que tenían reconocido el derecho a participar en las próximas elecciones locales lo van a poder hacer finalmente; el 7 por ciento si nos referimos a la provincia de Málaga. Creemos que el modelo basado en acuerdos de reciprocidad no funciona. Y seguimos reclamando el derecho a participar políticamente –a votar y ser votado– para las personas inmigrantes que vi-

ven aquí en línea a la campaña «Aquí vivo, Aqui voto», tan vigente como cuando se lanzó en 2009. Ni el Gobierno central, ni las administraciones locales ni, tampoco, los partidos políticos, se han preocupado –cuando no obstaculizado– de que nuestros vecinos de origen inmigrante puedan ejercer el derecho que, legalmente, tienen reconocido. Un desinterés que también coincide con las dificultades, denunciadas por numerosos colectivos sociales, para que las personas españolas que han emigrado al exterior puedan ejercer su derecho al voto. Nos queda claro que el interés se centra en la menor participación política de la ciudadanía, en especial de aquella que está en riesgo de exclusión. Porque, sí, el voto es un ejercicio de lucha contra la exclusión y la fractura social. Es una exigencia de justicia social, como contraprestación al hecho de que todas las personas están sujetas a las mismas normas de convivencia y deberes legales o tributarios. Y es que no existe una democracia plena sin un sufragio universal real, que incluya a todos los miembros de la comunidad. Sean personas de origen extranjero que viven en España o españoles que viven en el extranjero.

El hospital interminable  El Chare del Guadalhorce fue una promesa del PSOE en 2004 para dar respuesta sanitaria a una comarca de más de cien mil personas  Tras superar incontables escollos, su apertura sigue retrasándose por la falta de una carretera de acceso El análisis Marina Fernández MÁLAGA

@MarinaFernandz

El hospital del Guadalhorce podía haber inspirado a Michael Ende, autor de la célebre novela La historia interminable, para su argumento. Aunque el escritor se decantó por un mundo de fantasías, dragones y mundos paralelos, podía haberse fijado en la historia del despropósito sin fin del hospital, pero con viales y tendidos eléctricos como protagonistas. Hace años que este centro sanitario acapara portadas de periódicos, programas electorales y corrillos vecinales –desde que lo propusiera allá por 2004 el PSoE–. Años de promesas sin cumplir y de falsas esperanzas para dar asistencia sanitaria a más de 100.000 vecinos. Un hospital que descargaría al Clínico, cuyas urgencias y observaciones no están preparadas para asumir a la mitad de una ciudad, ni a miles de turistas que llegan a la Costa del Sol ávidos de diversión –con lo que eso conlleva–. Y en medio encontramos a personas que quieren que de verdad abra el hospital, aunque ya a estas alturas pueda parecer mentira. Políticos que negocian, ciudadanos que se agrupan en plataformas y periodistas que trabajan por aclarar las circunstancias de tan sorprendente historia.

El chare del Guadalhorce vino a cumplir con la necesidad de una población que necesitaba más que el clásico consultorio rural de salud. Porque estos vecinos necesitan urgencias hospitalarias, médicos especialistas y aparatos diagnósticos que alivien las listas de espera de la sanidad malagueña. Aunque muchos se encuentren a sólo unos minutos de la capital, otros lo están a casi una hora. Y en cuestión de salud, el tiempo es vital. El centro sanitario, que ha costado más de 20 millones a la Junta de Andalucía, está situado en medio de la nada. No hay más que coger la autovía A-357 para observar cómo la moderna infraestructura acumula polvo en sus muros mientras muchos vecinos suspiran cuando la ven, tan cercana y lejana a la vez, por la ventanilla de sus coches. Se trata de un hospital que cumple con las necesidades de la zona, pero que incumple con las realidades de tal edificación. No hay transporte público proyectado hasta el mismo. Tampoco hay carretera –aunque dicen que en ello están– Eso sí, le sobran pacientes. Tres años después de la conclusión de la obra, el centro sigue cerrado una década después de la promesa electoral (debía haber abierto en 2007, según prometieron entonces). La carretera de acceso al centro sanitario lleva diez meses ocupando páginas en este periódico. La Junta de Andalucía anunció

La construcción del hospital finalizó en 2012, por lo que lleva tres años cerrado. ARCINIEGA

El hospital, que ha costado más de 20 millones a la Junta, descargaría al Clínico y evitaría su saturación hace justo un año que ese mismo verano se iba a recepcionar el hospital y, poco a poco, a equipar. después de esto, la responsabilidad cayó, directamente, sobre el Ayuntamiento de Cártama. Tras porfiar su alcalde, Jorge Gallardo, exponiendo que el presupuesto

municipal no estaba preparado para asumir un proyecto tan faraónico –de 230.000 euros–, se topó con el recordatorio de un convenio en el que la parte municipal se comprometía a ejecutar la conversión de la vía de servicios y convertirla en carretera de acceso al hospital, amén de la luz. Y como ya se sabe que las cosas de palacio van despacio, y que la burocracia lo complica todo, hasta el mes de marzo no han recibido la autorización para habilitar dicha carretera, aunque ahora

haya nuevos argumentos que han postergado su construcción que, de momento, no tiene fecha. Lo sorprendente de este asunto es que tanto el Ayuntamiento como la Junta están en manos de un mismo partido, el socialista. Si aún compartiendo siglas los políticos no se ponen de acuerdo, la pregunta es la siguiente: Si el 24 de mayo Cártama cambia de alcalde, ¿este hospital no abrirá nunca? Quizás la respuesta esté en que tampoco lo haga aún continuando el PSoE.


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