El dia que Poc se perdio

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Texto: Alicia Núñez Puerto Diseño e ilustración: Maite Mutuberria alynunez@gmail.com info@maitemutuberria.com Reservados todos los derechos


El día que Poc se perdió

Alicia Núñez Puerto Maite Mutuberria


Argo solo tenía un amigo, se llamaba Poc. Vivían juntos en un bosque cualquiera de una región cualquiera de un país cercano. Pero no el vivir juntos que uno se puede imaginar. Me refiero, a que no compartían casa, ni habitación, ni nada por el estilo. Poc era una pulga y vivía entre los pelitos marrones de Argo, el Lince. Argo era un lince y disfrutaba con la compañía de Poc. Y es que Poc era como los puntos que se ponen al final de las frases, así: “.”, pero gordote y con dos grandes ojos encima que le hacían visible y expresivo, ¡y nunca dejaba de moverse! Argo era mucho más tranquilo, incluso un poco miedica, pero tenía energía para estarse despierto muchas horas seguidas… De todas formas, lo más importante es que les encantaba estar uno al lado del otro.



Una mañana como cualquier otra, Argo se despertó. Notaba sus pelitos muy quietos. Llamó a su amigo: - ¡Buenos días, Poc! Nadie respondía. - Poc, ¿estás ahí? Argo no obtuvo respuesta. Era la primera vez. Desde que vivían juntos, Poc siempre le había dado los buenos días. ¿Dónde podría estar Poc?



Argo miró en las hojas sobre las que había dormido. Se asomó al acantilado. Preguntó a las ranas y a los flamencos. Pero Poc no estaba en ninguna parte. Entonces, Argo pensó: - Poc se ha ido a dar la vuelta al mundo sin mí, pero… ¿qué hará Poc por ahí solo? ¿y si se lo come un camaleón? Argo nunca había salido del bosque. A Argo le daba miedo salir de su país. Mucho miedo. ¿Qué pasaría si se encontraba con un fiero león? ¿Y con un hipopótamo enfadado? ¿Y con un buitre hambriento? Y entonces Argo se dio cuenta, ¡Poc podría estar en peligro! Era su deber de amigo encontrar a Poc antes de que le pasara algo malo. Y Argo se puso en camino.



Argo llegó a una gran selva. Estaba muy cansado. En ese momento, dos chimpancés pasaron por su lado revolcándose y le tiraron al suelo. Al verle rodar con ellos se pusieron muy contentos. - Mamá, tenemos un amigo. Mira mamá. - ¡Me estoy mareando!- Argo rodaba y rodaba… hasta que dio un gran salto hacia un lado. Los dos chimpancés chocaron contra su mamá. - Estaos quietos, ¡¡los dos!!- la mamá sonrió- y disculpe usted señor… señor…- la mamá chimpancé miraba a Argo con curiosidad. - Me llamo Argo y soy un lince. Los chimpancés estaban delante de su mamá muy quietecitos. Argo dio un paso al frente decidido. - Estoy buscando a mi amigo Poc, es una pulga y su ilusión es dar la vuelta al mundo. Los chimpancés miraron a Argo con los ojos muy abiertos. - ¿Está dando la vuelta al mundo él solo?- dijo un chimpancé. - Es un rollo hacer un viaje tan largo solo. Yo lo haría contigo- dijo el otro mirando a su hermano. - Bueno… esa era su ilusión, pero se perdió y ahora lo estoy buscando. - ¿Y cuál es el lugar preferido de su amigo Poc?- preguntó la mamá. Argo se quedó pensativo. El lugar preferido de Poc no eran las tierras húmedas del tucán, ni los nidos de bambú de osos con manchas en los ojos, ni tampoco las islas con animales dormilones, ni siquiera las llanuras blancas y frías de los emperadores o la selva en la que estaba… El lugar preferido de Poc era la orilla del río dónde jugaban por las noches. Y entonces Argo tuvo una duda: ¿Y si Poc no se hubiera ido solito a dar la vuelta al mundo? ¿Y si estuviera esperándolo en casa? Argo se despidió de la familia chimpancé y, rápidamente, puso rumbo a casa.



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