Día del Libro 2012
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Narrativa Primer Ciclo Primer premio: La búsqueda del caparazón Ana B. R. Segundo premio: La señora manzana Marta L. C. Tercer premio: El ratón motorista Rocío P. M.
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La búsqueda del caparazón Había una vez una tortuga que se llamaba Sisí. Sisí estaba muy triste porque estaba desnuda, había perdido su caparazón. Buscaba pero no lo encontraba, así que pidió ayuda a todos los animales del bosque. Todos los animales comenzaron a buscarlo: las aves por el aire, los peces por el río, las ardillas por los árboles y los topos, conejos y lagartos por la tierra. Después de dos días buscando lo encontró la ardilla Maki colgado en la rama de un árbol. Todos hicieron una gran fiesta para celebrarlo.
Ana B. R.
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La señora manzana Érase una vez una pequeña manzana que vivía en un frutero. Llevaba tanto tiempo en ese frutero que ya estaba arrugada y un poco pocha. Un día un niño llamado Daniel que vivía en la casa decidió comérsela, y cuando le dio el primer bocado lo escupió rápidamente porque sabía mal y lanzó la manzana por la ventana. El padre de Daniel, al verla en el suelo, la plantó y creció un hermoso manzano. Marta L. C.
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El ratón motorista Érase una vez un ratón presumido. El ratón estaba en su moto y se encontró una moneda. Se compró una gorra. Después más tarde se asomó por la ventana y una gallina le dijo: – ¿Me puedes dar una vuelta en la moto? – No, porque eres muy grande. Después vino la yegua y le dijo: – ¿Me puedes dar una vuelta en la moto? – No, porque eres muy grande. Después vino la ratita y le dijo: – ¿Me puedes dar una vuelta en la moto? – Súbete.
Rocío P. M.
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Narrativa Segundo Ciclo Primer premio: Elisa ya tiene familia Saida R. M. Segundo premio: Las supervivientes Lorena C. V. Tercer premio: El niño que no obedecía a sus padres José Alejandro M. A.
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Elisa ya tiene familia Había un orfanato donde vivían muchos niños que no tenían familia. Una de ellos era Elisa. Ella todas las noches antes de dormir pedía a las estrellas fugaces que le trajeran unos papás. Al poco tiempo vino una pareja para adoptar a una niña y adoptaron a Elisa. Entonces la llevaron a su casa y allí se fueron conociendo. Al principio Elisa era vergonzosa, pero poco a poco se le fue quitando la vergüenza. Sus padres la llevaron a conocer el pueblo y a otros niños. Más tarde la apuntaron al colegio. Allí hizo muy buenos amigos y era muy buena estudiante. Sus papás, como recompensa por sacar tan buenas notas, la llevaron a la playa, porque ella nunca había visto el mar. Cuando llegaron, Elisa se quedó muy sorprendida porque nunca había visto tanta agua.
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No sabía nadar, pero estuvo jugando con las olas cerca de la orilla con sus padres. También hicieron castillos de arena y pasearon un rato por la playa. Estaba muy contenta. Había sido un día inolvidable para ella.
Al día siguiente fueron a visitar al resto de la familia, que Elisa aún no conocía. Todos fueron muy buenos con ella. Cuando llegaron a su casa se sentía muy feliz, porque por fin había encontrado esa familia que tanto deseaba. Página 14
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La niña pidió a sus papás que la llevasen alguna vez al orfanato para visitar a sus amigos y a todos los que habían cuidado de ella durante todo este tiempo. Sus padres le dijeron que sí, que siempre que tuvieran tiempo la llevarían a ver a todos su amigos. Ella se puso muy contenta y les dio un abrazo y un beso.
Saida R. M.
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Las supervivientes Éranse una vez tres amigas que fueron de viaje en helicóptero junto a un piloto. Fueron a una isla, a explorarla, pero al llegar los motores fallaron y cayeron estrellados. El piloto murió, pero las niñas se salvaron. Las niñas anduvieron y anduvieron hasta que se encontraron un árbol y una escalera, y si la subían llegaban a una cabaña. Ese árbol estaba junto al río. Allí se quedaron un tiempo. La supervivencia de estas niñas era increíble. Buscaban comida, cogían agua del río, buscaban piedras, cañas y ramas para hacer utensilios y buscaban más cosas aparte de esas. Cada una tenía que hacer una tarea: Sara, limpiar los cuartos de baño, el jardín y los dormitorios; Adriana, buscar piedras, ramas, etc.; y Lidia, cuidar a un perro que se encontraron y que les ayudaba mucho en todas las tareas. Le habían construido a Escoty, que es como se llamaba el perro, una pequeña casita. Habían fabricado con ramas y un cuchillo una caña con punta afilada para pescar. De pronto una lancha apareció en la orilla del mar. No os lo imaginaréis: eran los padres de Adriana, la más inteligente del grupo. Venían junto a un experto de alta mar. Les explicaron que lo habían contratado para encontrarlas. Cuando regresaron todos se alegraron mucho de volver a verlas sanas y salvas. El encuentro fue inesperado y emotivo.
Lorena C. V.
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El niño que no obedecía a sus padres Érase una vez un niño muy desobediente que nunca hacía caso a su madre. Su mamá le decía: – Ve a la tienda y me compras tomates. Y él respondía: – ¡No quiero ir! Su mamá le decía: – Báñate. Y él respondía: – ¡No me baño! Su mamá, harta de oír siempre lo mismo, le dijo: – Bueno, si tú no me obedeces, yo tampoco te obedeceré a ti. Cuando tú necesites algo de mi, yo te haré el mismo caso. Un día también su papá le dijo: – ¿Por qué no me traes las zapatillas, que estoy cansado de trabajar? Y el niño le respondió que no. Página 19
Cuando iba llegando la fecha de su cumpleaños, el niño empezó a recordarle a todos que pronto tenían que regalarle algo, y a su mamá que tenía que organizar su fiesta. Llegó el día de su cumpleaños y había invitado a todos sus amigos a la fiesta. Cuando llegó a casa, su mamá le dijo que no había fiesta porque, como era muy desobediente, no se merecía ni fiesta ni regalos. Entonces el niño pidió perdón a todos y prometió a sus padres que siempre les obedecería. Para el siguiente cumpleaños tuvo una gran fiesta con todos sus amigos y muchas chuches y regalos, porque ya obedecía a sus papás.
José Alejandro M. A.
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Narrativa Segundo Ciclo Menciones especiales: Mi moto Mario P. V. Mi madre y su gato Antonio José L. V.
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Mi moto Érase una vez un niño que le pidió a los Reyes Magos una moto de gasolina y como se la trajeron estaba muy contento. Paseaba con su moto por zonas destinadas para eso. Pasó el tiempo y la moto se averió y el niño se puso muy triste y nadie se la podía arreglar, pero un día llegó un vecino nuevo que sabía de mecánica y por fin se la arregló y de nuevo recuperó su sonrisa.
Mario P. V.
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Mi madre y su gato Mi madre tiene un gato muy bueno. Lo tiene desde pequeño. Este año, por los Reyes, se ha comprado un perrito que se llama Nina. El gatito se puso celoso y no quería ni ver al perrito, pero poquito a poco le enseñamos a convivir y al final estamos contentos porque duermen hasta juntitos. Se han vuelto amiguitos.
Antonio José L. V.
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Narrativa Tercer Ciclo Primer premio: Nueva vida Carmen Amanda O. P. Segundo premio: El gran libro Sara C. Tercer premio: La voz misteriosa Celia B. M.
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Nueva vida Era domingo. Tomás, el padre de Raúl, quería llevar a su hijo de siete años a ver un partido de fútbol. Empezó a llover. La carretera estaba mojada. Los parabrisas del coche comenzaron a funcionar. De pronto, hubo una niebla espesa que dejaba ver muy poco. Y... Tomás y Raúl tuvieron un accidente. Cuando Raúl despertó estaba en el hospital. Su madre estaba sentada al lado de la cama y le tenía la mano cogida. – Mamá, ¿qué ha pasado? – dijo extrañado Raúl. – Habéis tenido un accidente de coche – respondió su madre. – ¿Y dónde está papá? – A papá lo acaban de operar del fémur. Se lo rompió tras el accidente. Pero tranquilo, cuando pase un ratito lo subirán a la habitación. – ¿Y por qué está todo tan oscuro? – dijo Raúl mirando de un lado a otro. – Cariño, tras el accidente has perdido la visión. – ¿Qué me dices, mamá, que estoy ciego? – Sí, cariño. Lo siento – dijo entre sollozos la madre. – ¿Quieres decir que no volveré a jugar al fútbol, ni a jugar con mis amigos, ni a ver la televisión? – dijo muy apenado Raúl. Página 29
– Al principio te costará adaptarte pero con el apoyo de la familia y tus amigos seguiremos adelante. Después de un tiempo la familia volvió a casa. Tomás, el padre, se estaba recuperando poco a poco. Pero la ceguera de Raúl no se curaba. En la casa, las dificultades de movimiento para Raúl eran infinitas. Lo primero que hizo su madre fue quitar todos los obstáculos para evitar que su hijo tropezara y se pudiera caer. El día a día para Raúl era muy complicado. Cada vez que necesitaba ir al excusado, su madre lo tenía que llevar de la mano. Si tenía sed, su madre estaba ahí para darle el vaso de agua. En la comida, cuando había que cortar los alimentos, su madre tenía que pincharle con el tenedor el filete, cortárselo... Semanas después, la madre decidió apuntar a su hijo a una escuela de ciegos. Se lo comentó: – Raúl, tenemos que hablar – se sentaron en el sofá. – Mira, cariño, he decidido apuntarte a una nueva escuela donde vas a adaptarte mejor a esta nueva vida, ¿qué te parece? – ¿Otra escuela? Y mis amigos, ¿qué pasará con ellos? – dijo tristemente Raúl. – Pero tú no te preocupes, porque tus amigos van a seguir ahí y también van a seguir visitándote y jugando contigo. Y además, ahora vas a tener más amigos... – Sí, ya... – dijo con resignación. Un tiempo después aprendió a leer por el método de Braille y se hizo un gran aficionado a la lectura. Poco a poco fue adquiriendo más autonomía, empezó a salir solo a la Página 30
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calle con ayuda de su bastón, y en casa ya nada era para él un obstáculo. Incluso había veces que ayudaba a su madre en la cocina. Poco a poco, Raúl fue adaptándose. Creció siendo un niño feliz y, sobre todo, muy querido por todos los que le rodeaban. Con esto, he querido demostrar que aunque se sea ciego no significa que no se siga sintiendo.
Carmen Amanda O. P.
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El gran libro Un día, un niño llamado Antonio se aburría. Esto era consecuencia de vivir en una aldea de menos de diez personas en Asturias. Allí no vivían niños de su edad, ya que vivían en la gran ciudad. Él se mudó allí hacía tres años debido a que su padre se quedó en paro y decidió encargarse de la granja que le dejó su padre junto a unas tierras de cultivo al fallecer. Al principio todo le pareció demasiado tranquilo, aunque no aburrido, ya que al llegar vivían más de cien personas, la mayoría niños; pero al pasar el tiempo mucha gente se fue y al final solo quedaban ancianos y gente mayor. Le pidió consejo a su madre que le respondió que leyera un poco, porque solo veía la tele y jugaba a los videojuegos. Escogió un libro del estante en el que ponía: “El aburrimiento no es posible.” Este libro le llamó la atención y lo cogió para leerlo, pero solo por curiosidad. Al abrirlo, se fue directamente al primer capítulo y empezó a sumergirse entre aquel mar de letras. Eran las nueve y media cuando su madre le despabiló para comer, es decir, cenar. Le costó mucho despegarse de aquel extraño libro, pero lo hizo. Desde entonces su nueva rutina era llegar del colegio y leer, merendar y leer,... Cuando terminó aquel libro empezó otro, y cuando terminó ese, empezó otro... Con el paso del tiempo desarrolló una gran Página 33
comprensión lectora, mejorando muchísimo en el colegio. Pasaron muchos años y Antonio se casó y tuvo dos maravillosos hijos. Un día el mayor le dijo: – Papá, este pueblo está muerto, solo viven viejos y gente mayor. ¡Qué aburrimiento! – Hijo mío, ya vas siendo mayorcito. – le dijo buscando entre los libros del estante – ¿Dónde está? ¡Ah, aquí! – cogió un libro – Hijo mío, el aburrimiento no es posible. Y le dio aquel libro que un día le cambió la vida.
Sara C.
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La voz misteriosa Érase una vez unos niños que salieron del colegio muy contentos, contando lo que habían hecho en clase de Plástica. Cada uno llegó pronto a su casa excepto Laura, que vivía más lejos. Laura era una niña bastante guapa, rubia, con los ojos verde platino y siempre iba vestida de lo más moderna. Aún así, aunque su aspecto lo negaba, la niña era de lo más noble y de lo menos creída. Llevaba su mochila colgada en la espalda y en las manos una figura de arcilla, la cual había hecho en clase de Plástica. Después de unos minutos andando, la niña oyó una voz. No sabía lo que decía, hablaba muy raro y parecía que la persona que hablaba estaba muy nerviosa. Laura , algo asustada, se asomó a ver de dónde llegaba la voz que ella oía, pero no había nadie. A lo largo del día se quedó pensando en esa voz tan misteriosa que ella había oído en la calle. Se lo dijo a su madre, pero la madre le dijo que serían alucinaciones. La niña le respondió educadamente que puede que fuera de verdad, y ya se relajó un poco. Al día siguiente la niña se levantó y se preparó para ir de nuevo al colegio, se puso un chándal rosa y blanco muy bonito. Ese día a última hora tocaba Educación Física. La niña le contó a sus amigos lo que le pasó al salir del colegio. Todos los niños la creyeron y le ofrecieron su apoyo para ir a investigar de dónde venía la voz. La niña les respondió que no hacía falta, que ya la había olvidado. Página 35
De camino a casa, la niña escuchó otra vez la voz y ahora esta decía: – Laura, Laura. Laura se fue corriendo a buscar a algún amigo. Afortunadamente Carlos estaba allí. Laura estaba bastante nerviosa y Carlos le preguntó a continuación: – ¿Qué te pasa, Laura? – ¡La voz de la calle! ¡Ha dicho mi nombre! – Voy contigo. Cuando Carlos y Laura llegaron al lugar donde Laura había escuchado la voz ya no se escuchaba nada y los dos decidieron irse a casa, después de una gran charla entre los dos compañeros. Pasado un rato Laura se quedó sola, porque su madre fue a hacer la compra, y Laura oyó de nuevo la voz. Muy asustada llamó por teléfono a la policía, pero no le cogían el teléfono. Después de unos segundos Laura observó que había un papel debajo de la puerta, y lo leyó. Este decía: “Hola, soy un hada madrina, solo quiero ayudarte y darle otra oportunidad a tu perrito Scruff que murió hace unos meses, por ser tan buen perrito y tú haberlo tratado tan bien. Ven a la esquina, donde siempre me escuchas. ” Al día siguiente Laura estaba muy nerviosa y decidió ir lo antes posible. Cuando fue se encontró a un hada madrina muy guapa y bien vestida con vestido de encaje. Esta dijo: – Hola, me llamo María. Soy el hada madrina de tu perrito. Di estas palabras mágicas y tu perrito estará vivo de Página 36
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nuevo. Laura dijo las palabras mágicas. Estas decían: – El perrito bueno y fiel vuelva a tener vida otra vez. El perrito sacó la lengua y se puso a relamer a Laura. Esta dio las gracias al hada madrina y el hada le dijo que tanto ella como el perrito se lo merecían, y desapareció. Laura y Scruff estuvieron jugando y jugando todo el día y cuando Laura llegó a casa, sus padres se volvieron locos de alegría al volver a ver a su perrito otra vez. Y todavía están los dos juntos y felices.
Celia B. M.
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Poesía Primer Ciclo Primer premio: Tengo un gato María S. R. Segundo premio: Mi perra Ana S. M. Tercer premio (compartido): La primavera María P. C. La mariposa Irene M. M.
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Tengo un gato Tengo un gato llamado Golfo. Come mucho y está muy gordo. Cuando me ve mueve el rabito y se echa a mis pies. Cuando le miro, me mira y parece que me dice “María, échame comida.” Es tan bonito con su carita redonda, su nariz chatita y su bigotito que yo quiero mucho a mi gatito. María S. R. Página 41
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Mi perra Mi perra se llama Flora. Ladra si se queda sola. Es grande y bonita. Come pienso y palomitas. Ana S. M.
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La primavera En la primavera hay una jardinera regando las flores de muchos colores. Hay amapolas y margaritas que son todas bonitas. Abejas y mariposas, claveles y rosas. La jardinera María riega todos los días. María P. C.
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La mariposa Había una mariposa que volaba encima de una rosa. Se encontró con una hormiga y se hicieron muy amigas. Conocieron a una libélula y jugaron y jugaron hasta que se cansaron. Irene M. M.
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Poesía Segundo Ciclo Primer premio: La naturaleza Álvaro T. L. Segundo premio: Sueño de todo niño Anthony T.
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La naturaleza Las flores en primavera están llenas de color, tienen un aroma fresco y a todos gusta su olor. Llegó la primavera, el invierno ya pasó. Al campo salen los animales y juegan con ilusión. Mirando el arco iris se les pasa el tiempo y están todos muy contentos mirando los colores, la hermosura de las flores y los animalillos corren y juegan un ratillo. En lo profundo del bosque hay un río con cascada para que todos los animales se refresquen en sus aguas. Álvaro T. L.
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Sueño de todo niño Ser futbolista, o tal vez ciclista. Montar a caballo y que su caballo se llame Ballo. Ser cantante, mucho mejor que Bustamante. Ese será el sueño, pero con mucho empeño. Anthony T.
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Poesía Tercer Ciclo Primer premio: Verano Carmen C. B. Segundo premio: El verano Andrea C. O. Tercer premio: El calor del verano José Manuel R. A.
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Verano ¡Ya está aquí el verano! ¡Ya está aquí el calor! Se acabó el colegio. La tripita al sol.
Cuántos días sin colegio para jugar al balón, comiendo enormes helados de horchata de limón.
Y ahora, como patos a nadar un rato. Y ahora, como peces, flotando a veces.
Las frutas, en el verano, me las como sin sentir: melón, sandía y ciruela, cerezas y muchas peras.
Montaña o playa. Me gustan las dos porque en verano todo es emoción.
Todos los años lo mismo: el coche hasta reventar, a mi papá, algo enfadado, le hace reír mi mamá.
Con mi nuevo bañador me marcharé a la piscina, con un enorme flotador y una toalla muy fina.
Y todos juntos, cantando, llegaremos pronto al mar. Se acabó ya la pereza, unos meses para disfrutar. Carmen C. B.
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El verano El verano es caluroso. El verano es divertido. El verano está orgulloso de ir tan bien vestido. De colores va el verano, tan tranquilo por su mundo. De colores va el verano, divirtiendo a todo el mundo. ¡Qué divertido es el verano! ¡Ay, cómo me gusta a mí! ¡Qué divertido es el verano! Pero, ¡qué calor hace aquí! Andrea C. O.
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El calor del verano En el cálido verano un sol abrasador que te quema la espalda y te duele un montón. En las noches de verano no se puede dormir, te pican los mosquitos y no te dejan vivir. Después llega la mañana y no te puedes levantar porque el calor de la noche no te ha dejado descansar. José Manuel R. A.
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Cómic Segundo Ciclo Primer premio: ¡Pezqueñines no, gracias! Fabiola R. R. Segundo premio: Las aventuras de Matt Almudena N. C. Tercer premio: Mi primera comunión Ana M. G.
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Fabiola R. R.
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Almudena N. C.
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Ana M. G.
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