yo soy mi propio padre

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El capitán me explicó amablemente como funcionaban la mayoría de los aparatos de la cabina, apenas me enteré, ¡no era lo mío!, pero fue una experiencia interesante. -Como el viaje será muy largo, después te haré otra visita -me dijo Raquel ocupando su asiento. Cuando regresé con mi familia, les conté como era la cabina del piloto. Varias horas después, mis acompañantes se adormilaron. Cuando terminé de leer el periódico, hice unas anotaciones en él. Gracias a Laura, no me faltó de nada durante la travesía. -Ya falta poco para aterrizar, me comunicó Raquel que vino otra vez para charlar. -Raquel, escribí en el periódico sin permiso. Dejé unas anotaciones interesantes para ustedes. Si coincidiéramos en el vuelo de vuelta charlaríamos sobre el tema, pero no pierdas este periódico. -No creo que coincidamos, dentro de siete días viajaremos a Paris. -Si vais a Paris, iré con vosotras, Laura es un encanto y la copiloto una preciosidad. -Gracias por lo de preciosidad, se lo diré a mi novio que es muy celoso. Lo que no le diré, es la edad del que me piropeó. - Mamá, me voy a sentar un rato en los asientos vacios que hay delante, quiero hablar un momento a solas con Laura y Raquel. -Raquel hizo señas a Laura para que se acercara. Cuando llegó, se sentó con nosotros. -Es contigo con quién quiero hablar, Laura. Raquel puede quedarse como espectadora. -¿Espectadora de qué?-exclamó Raquel. -De lo que os voy a contar. Fue un sueño que tuve hace años. -Por favor Laura, levántate tu manga izquierda y enséñame el codo. -¿Para qué? -Quiero comprobar si tienes un lunar en forma de corazón. Laura palideció, le dio un vuelco el corazón. Raquel nos miró extrañada. Se levantó la manga, el codo estaba limpio de lunares. 53


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