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Koinonia 23-11-2013 - Convocatoria a una jornada de ayuno y oración - ¡Con la alegría de siempre te anunciamos! CATEQUESIS 2014 - Celebración y guión para la Misa del domingo I de Adviento - Acciones Misioneras de Adviento - Actitudes del misionero según el Papa Francisco - La Pastoral Penitenciaria después de la Misión de los Obispos



Nuestra Diócesis

Sábado 7 de diciembre Ante el drama de la droga

Convocatoria a una jornada de ayuno y oración En la última Asamblea Plenaria del episcopado argentino, en la cual el flagelo de las drogas y el narcotráfico ocupó angustiosamente la reflexión pastoral, se ha considerado de suma importancia convocar a un gesto de ‘ayuno y oración’ en todo el país, para el próximo 7 de diciembre, vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Y como nuestra Diócesis no está exenta de este drama que destruye sistemáticamente nuestro tejido social, familiar, cultural, educativo, sanitario, político y espiritual, en adhesión a este gesto propuesto por los Obispos, se invita a un momento de oración ecuménico, con la presencia de autoridades civiles, eclesiales y de otros credos. El mismo, se llevará a cabo ese día, a las 10.00 hs., en el atrio de la Iglesia Catedral. Información de contacto: Diác. Héctor Castoldi Vicepresidente de Caritas 15-5025-7056

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Seminario Catequístico San Pío X

¡Con la alegría de siempre te anunciamos!

CATEQUESIS 2014 SEMINARIO CATEQUÍSTICO SAN PÍO X ¡Viví la alegría de ser discípulo de Jesús!


CREATIVIDAD - DESAFÍO  RENOVÁ TU FE Y TRANSFORMALA VIVIENDO EL KERYGMA, INICIANDO UN VERDADERO CAMINO DE VIDA CRISTIANA.  EL SEMINARIO TE BRINDA LA OPORTUNIDAD DE HACER EXPERIENCIA EN EL PROCESO DE INICIACIÓN CRISTIANA EN ESTILO CATECUMENAL, QUE LLEVA A UNA REAL INTEGRACIÓN EN LA COMUNIDAD.

¡Te esperamos! Abierta la inscripción: En la Curia diocesana, Nuestra Señora del Buen Viaje 936 (Morón) – 4629-3143 Lunes a viernes, de 9 a 12 hs. En el Seminario Catequístico San Pío X, Nuestra Señora del Buen Viaje 952 (Morón) – 4489-2416 Jueves, de 18 a 21.30 hs., y sábados de 8.30 a 12.30 hs.


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4 de diciembre

50 Aniversario

SACROSANCTUM CONCILIUM

Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Liturgia

Celebración conmemorativa y guión para la Misa del domingo I de Adviento

CELEBRACIÓN CONMEMORATIVA DE LOS CINCUENTA AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN CONCILIAR SACROSANCTUM CONCILIUM


Guión para la Misa (A)

Guión para la Misa (B)

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Delegación para la Animación Misionera

Acciones Misioneras de Adviento ¡Bendito sea el Señor, que nos hace partícipes de su vida y misión! Él nos inspiró a realizar dos acciones misioneras en el adviento: Una en Morón Sur, en la Parroquia Inmaculado Corazón de María, concretamente en la Capilla Santa Teresa.


El 1º de diciembre a las 9.00 hs., será la Misa de envío. Dirección de la Capilla: Concejal Ramella y Paraná, Morón. Y otra de jóvenes, conjuntamente con los seminaristas de la Diócesis, en la Capilla San José perteneciente a la Parroquia San José Obrero, de Hurlingham. El martes 26 de noviembre, a las 20.00 hs será la misa de envío. La Acción comienza el sábado 30, culminando el sábado 21 de diciembre, desarrollándose durante los fines de semana, en especial, los días sábados. La dirección de la Capilla es Andonaegui y Cañada de la Cruz, Hurlingham. Nos calzamos nuevamente para ser portadores de buenas noticias. Nos alegrará que se sumen a visitar a las familias como aquellos 72 discípulos que el Señor, hace más de 2000 años, envió para predicar, curar y transmitir la paz a todos.

Jesús nace… nos trae la alegría de una vida nueva. En esta Navidad, Dios quiere estar en el pesebre de cada corazón.

Informes: Raúl Piedrabuena (Facebook: Raúl Oscar Piedrabuena) Hnas. Servidoras: 4697-3473


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En este tiempo de Misión Continental, profundicemos en la importancia de responder a la vocación misionera.

TESTIMONIOS DE OBISPOS

Actitudes del misionero según el Papa Francisco - Por Ruth Andrada y Elina Veronelli Motivados por el Equipo de Animación Misionera, durante el mes de octubre que fue dedicado a las Misiones, tuvieron lugar en nuestra Diócesis varios encuentros con Obispos de la región, quienes compartieron su vivencia en este ámbito, alentando a despertar la vocación misionera propia de todos los bautizados. En Ituzaingó, el encuentro se llevó a cabo en la Parroquia Los Santos Angeles Custodios y contó con la participación de Mons. Vicente Bokalic, actual Presidente de la Comisión Episcopal de las Misiones y Obispo Auxiliar de Buenos Aires. Mons. Bokalic, quien también acompaña las Obras Misionales Pontificias, estuvo en Morón en la Acción Misionera que se desarrolló este año a fines de mayo, abarcando el Penal de Ituzaingó, el Hospital de Haedo y la Universidad de Morón. Bokalic es sacerdote vicentino, una congregación misionera fundada por San Vicente de Paúl en 1635. San Vicente fue un gran misionero y formador de la Iglesia, con dos características: La misión y la caridad con los pobres.


Para ver el video clik en la imagen o aquí. (Nuestras producciones en Vengan y Vean, a través de Todos Uno TV, los jueves a las 22.00 hs.) http://www.livestream.com/todosunotv Próximamente, a través de FM 91,9 RADIO CORAZÓN (Mateo 10, 1-15) Este pasaje de Mateo es el primer envío. …“Jesús envió a los doce con estas instrucciones: No vayan a lugares paganos ni entren a pueblos samaritanos, sino diríjanse más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel, vayan y anuncien que está llegando el rey de los Cielos. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos y expulsen a los demonios, y lo que han recibido gratis, denlo también gratis. No lleven oro, ni plata, ni dinero en sus bolsillos, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en un pueblo, busquen a una persona respetable y quédense allí hasta que se vayan. Saluden al entrar en la casa y si esta casa es digna, que la paz permanezca en ella, y si no, que esa paz vuelva a ustedes. Cuando a alguno alguien no lo reciba ni escuche sus palabras, al salir de esa casa o ciudad, sacúdanse el polvo de los pies. Les aseguro que el día del juicio será más soportable para Sodoma y Gomorra que para esa ciudad”. “Es hora de vivir la dimensión de la Misión, que es esencial en la Iglesia. Hoy no se puede decir ‘soy cristiano’ si no soy misionero. Si no soy misionero, soy parcialmente cristiano. A veces, pensamos que la misión es de algunas personas, solamente de alguna congregación, de algunas monjitas, de algún Cura, de algunos laicos llamados misioneros. Tenemos ese concepto o visión de “algunas personas”. Hace varios años fuimos madurando, hubo un acontecimiento que fue Aparecida en Brasil, el encuentro de Obispos de América Latina junto con el Papa Benedicto. Aparecida, fue el gran acontecimiento que ha lanzado la Misión Continental. “Discípulos misioneros de Cristo para que los pueblos sepan quién es y tengan vida”. ‘Discípulos misioneros’, es un binomio, el cristiano bautizado es discípulo misionero, todos somos discípulos misioneros. En el último Congreso Misionero Nacional, el objetivo fue reanimar esta vocación misionera, pero falta mucho todavía, para algunos está la tendencia: “¡No, yo no!” Me tengo que preguntar ¿Yo qué hago para que mi fe, mi experiencia de fe la pueda compartir con los demás? ¿El misionero es solamente aquel que se va a África, a Asia, al monte santiagueño o al monte chaqueño? La misión la podemos vivir y la debemos vivir en cada Parroquia, en cada comunidad. Lo hemos escuchado hace muchos años en la Arquidiócesis de Buenos Aires al Cardenal Bergoglio. Le decía el Cardenal a los catequistas, a los de la caridad, a los animadores de la liturgia, a los sacerdotes, a los seminaristas, a todos: ¨Hoy, hay que salir, hay que abrir las puertas y dejarse de estar calentando las sillas acá adentro”.


A veces, nos enroscamos en temas propios de la Parroquia, cosas buenas y otras cosas que quitan el tiempo, la alegría, las fuerzas para levantarse. A veces, surgen peleas por quien tiene una silla, por quien usa un saloncito, por un cajoncito donde guardo mis cosas, etc.. A veces, perdemos mucho tiempo en estas cosas, por eso el llamado de la misión nos cuesta. Después de Aparecida, los Obispos de la Región de Buenos Aires, hacemos misiones cada año, una semanita en algún sector para salir al encuentro, compartir la vida, anunciar a Jesús. Salir a llevar a Jesús cambia la vida personal y cambia la vida de la comunidad, cambia la vida de la Iglesia. ¿Cómo podemos vivir la fe? Anunciándola afuera del Templo y celebrándola. Cuántas veces iba a pasar todo el día en Constitución. A la noche hacen la carpa y ven surgir la misión al día siguiente, cuanta gente que pasa y simplemente pide la bendición, algunos participan de la misa, otros se llevan un anuncio, el kerigma, nos dicen gracias por estar acá, por esta decisión, al fin, gracias”, compartió el Obispo Auxiliar de Buenos Aires.

Actitudes Jesús encuentra a sus discípulos, los llama, los convoca, los envía, y les da consignas sencillas. No estaban preparados, atraídos por Jesús comenzaron a caminar con Él, comenzaron a hacerse grupo de Jesús, a conocer a Jesús. Él los fue instruyendo en el misterio del Reino y los envió.


El Maestro los envío. Él daba las consignas de qué hacer, cómo presentarse, qué predicar, cómo predicar: Curar a los enfermos, expulsar los demonios, anunciar el Reino, llevar la paz, ir de dos en dos y no quedarse en el camino, llevar la paz a la casa de los vecinos. ¿Cómo vamos a misionar? ¿Cómo nos enfrentamos con este mundo? ¿Cómo Salimos y dejamos los lugares que nos dan seguridad? Jesús marcó algunas actitudes y Mons. Bokalic señaló las que el Papa Francisco nos está diciendo hoy:

Testigo de Jesús conducido por el Espíritu Es la primera actitud. Ser guiados y conducidos por el Espíritu. Es el alma de la misión, el alma de la evangelización, el que obra la evangelización es el Espíritu Santo. Evangelizar es la misión de la Iglesia, no sólo de algunos. El apóstol Pablo clamaba ¨Ay de mí si no anuncio el Evangelio¨. Cada uno debe ser evangelizador sobre todo con la vida. Evangelizar es la vocación propia de la Iglesia, es la identidad más profunda. La Iglesia existe para evangelizar, para llevar la buena noticia. Lo remarcó el Papa Pablo VI ¿Para qué sirve la Iglesia? ¿Para qué servimos nosotros como comunidad eclesial? Servimos para evangelizar. Se preguntaba el Papa Pablo VI ¿Quién es el verdadero promotor de la evangelización? El espíritu Santo es quién hoy, al igual que en el comienzo de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él. El Espíritu Santo pone en los labios de cada uno las palabras que por sí solo, ninguno podría. Predispone también el alma del que escucha, para ser abierta y acogedora a la buena nueva y reanunciar. Tenemos que dejarnos guiar por Él, que va a hacer la obra en nosotros, que está preparando ya el corazón de aquellos que van a recibir la Palabra. No seremos nosotros los que convertiremos a la gente. Ponemos un granito, somos instrumento para que el mensaje de Jesús llegue. El Espíritu Santo ya está actuando en el corazón del evangelizador, en el corazón del misionero y en el corazón de aquel que recibe la palabra. Cada misionero tiene que tener una devoción muy especial al Espíritu Santo.

Una expresión misericordial La misericordia es actitud de vida. Esta palabra cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender la misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia. ¨Dios nunca se cansa de perdonar¨, decía el Papa Francisco y el mundo quedó fascinado por esta expresión.


Insistencia en Dios misericordioso, es la prédica constante de Francisco y es la actitud del misionero, que es un hombre de la misericordia. Un hombre que experimentó la misericordia en su vida, que sabe sus límites, que sabe sus faltas, que no se cree perfecto. Esta es una actitud bien del misionero. El misionero es un hombre sencillo, humilde, que sabe reconocer lo que Dios ha hecho en su vida y que no por medios propios es misionero. Entonces, la experiencia de la misericordia, del perdón, de la gracia nos ayuda para acercarnos a los demás. El Señor jamás se cansa de perdonar, pero nosotros nos cansamos de pedir perdón. El Padre amoroso siempre perdona, tiene ese corazón misericordioso para todos nosotros. Aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos. Esto viene del Evangelio, sean misericordiosos nos decía San Lucas, el dice sean misericordiosos como es misericordioso el Padre con todos nosotros. Esta actitud es muy importante en un mundo con tantos heridos. Hemos descubierto esta figura de Dios misericordioso que está presente en el Antiguo Testamento y encarnada en Jesús. El Dios de la misericordia, el Dios de la bondad, de la compasión, de la ternura, ese es Jesús. Tenemos que vivirlo y es la actitud del misionero. La misericordia se va a contraponer rápidamente a juicios, nuestros juicios van a ser distintos, ya no podemos estar condenando. El que tiene una actitud misericordiosa, es aquel que tocó el mal, tocó la miseria, como Jesús, el que tuvo por sobre todas las cosas actitudes de bondad, de comprensión, de cercanía, de abrazo, para levantar al caído.

Con la luz de la esperanza ¿Qué misión tiene el pueblo de Dios? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios, ser signos del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él. Abrumados, cansados de tantos males, se pierde la esperanza. El Evangelio es esperanza, es buena noticia que ilumina en medio del dolor. Como pueblo creyente y como misioneros estamos llamados a llevar la esperanza que brota en el corazón de la gente, del amor de Dios. Tenemos que encender esta lamparita de esperanza, ser levadura para fermentar toda masa, sal que da sabor. Basta con abrir un diario y vemos que la presencia del mal existe, que el diablo actúa, pero Dios es más fuerte. El Señor es el único Señor. Hagamos que nuestra vida sea una luz de Cristo y juntos llevaremos la luz del Evangelio a toda la humanidad.

Custodiar la Palabra La Palabra es el centro de la vocación misionera. En el envío que Jesús hizo a sus discípulos, dice: ¨Vayan a anunciar el Reino, prediquen el Reino, el Reino de Dios está llegando, el Reino de Dios está cerca, el Reino de Dios está en medio de ustedes”. La Palabra de Dios es la semilla y se siembra. Jesús nos dice lo que sucede con la Palabra, en el pasaje del capítulo 13 de Mateo: La parábola del sembrador y de la semilla que cae junto al camino, que cae en tierra con muchas piedras, que cae en medio de las espinas, que cae en tierra fértil. La semilla es la que tiene todo el potencial para generar vida nueva. Custodiar la Palabra es percibirla en nuestro corazón. Será necesario preparar ese corazón, meditar siempre lo que nos dice la Palabra, aplicándolo en la vida, eso significa custodiar. El misionero, el evangelizador, el discípulo está permanentemente meditando la Palabra, está familiarizado con la Palabra de Dios. Lo que vamos a anunciar no van a ser nuestras ideas, nuestras vinculaciones, vamos a anunciar la Palabra del Señor. Si esa palabra cae en nuestros corazones con tierra fértil, seremos capaces de transmitir. Eso es custodiar, cuidar, es creer en el poder de la Palabra. La misión está íntimamente emparentada con la Palabra, es la herramienta principal. Dios quiera que podamos leer a Cristo y dedicarle y rezarle cada día. La Palabra nos va a ir dando vida, nos va a ir abriendo rumbos. Dios nos va a hablar a través de ella.


Rezando y haciendo rezar Una Iglesia que evangeliza debe partir siempre de la oración. Debe pedir como los apóstoles en el cenáculo, el fuego del Espíritu Santo. Sólo la oración fiel e intensa con Dios permite salir de las cerrazones y anunciar convalecida. Sin la oración, nuestro obrar se vuelve vacío y nuestro anuncio no tiene alma ni está animado por el Espíritu. Estamos unidos a la Palabra de Dios, que es la Palabra que nos ayuda a orar, a descubrir a Dios, a poner toda la fuerza en Él. La oración es uno de los momentos fuertísimos de la misión, no podemos salir a la misión sin la oración, como la misión misma nos lleva a la oración. No vamos a estar pensando en grandes ideas, sino en todas las personas, en especial, en los que sufren. Deben entrar en mi corazón, deben causar una inquietud en mí. Mi hermano sufre, mi hermana sufre, he ahí el misterio de la comunión de los santos. Hoy, Señor, anima a aquel que llora, que sufre. “Lo llamamos orar con la carne, no con ideas. “Es rezar con el corazón”, dice Francisco. En el encuentro con los demás, al acercarse, al conocerse, al intimar con la gente, vamos a tener mucha más gente a quien rezarle. A esa gente que sufre, que están enfermos, que están abandonados, que está padeciendo muchos años dolores físicos. Necesitamos ponernos en sintonía y rezar con ellos y para ellos, y rezar de una manera muy especial pidiendo el don del Espíritu Santo. El Señor no nos pide éxitos, nos pide que brindemos con generosidad la oración y lo demás lo dejemos en las manos de Dios. El Señor quiere que brindemos nuestra vida, nuestro testimonio que es fundamental. La actitud del misionero es hablar desde el testimonio de vida, como el Papa Francisco quien está cautivando a mucha gente y lo hace a través de sus gestos y testimonio. Necesitamos para eso tener una experiencia de la oración

Con alegría Dice el Papa Francisco, no podemos ser cristianos con cara de pepinos en vinagre, porque la alegría es la puerta para el anuncio de la buena noticia y, a su vez, la consecuencia de vivir la fe, la experiencia del encuentro con Jesús que me ha renovado, me ha oxigenado, me ha perdonado, me ha hecho una persona distinta. Son muchos los cristianos que no conocen la alegría. Si aprendieran a salir de sí mismos y dar gracias a Dios, comprenderían realmente esa alegría. Francisco lo decía muchas veces, se lo dijo a los obispos en Río: “Prefiero una Iglesia accidentada, a una Iglesia que esté enferma por el encerramiento”. Al salir a la calle podemos tener problemas, pero Dios prefiere eso a estar encerrados. Cuando nos encerramos, a la larga nos enfermamos. Y el testimonio es la alegría, la alegría del encuentro con Jesús. La clave para comprender la alegría es lo que dice el Evangelio, es ser colmado del Espíritu Santo, el Espíritu Santo es quien nos da la alegría, el que nos hace conocer a Jesús, el que nos hace comunicar esta buena noticia. Si a mí me tocó esta buena noticia, si tuve esta experiencia, el amor de Jesús está conmigo, con alegría.


Hoy, en un mundo de tanta tristeza, de tanto odio, de tanto sufrimiento, necesitamos vivir y comunicar la alegría. Esto no es reírse de los demás, no es vivir en una burbuja, porque también nosotros podemos estar atravesados por el dolor y el sufrimiento; pero hay algo que nos sostiene, hay algo que nos da vida, que es el Señor. Cuando nos donamos, cuando nos encontramos con el dolor, con los que sufren, el Señor se va a encargar de multiplicar la alegría y el consuelo.

Con cercanía y ternura Esto es muy de Jesús. Jesús es una cercanía permanente, Jesús es cercanía, Jesús es la encarnación de Dios, de Dios que se acerca, de Dios que se mete en el mundo, no es un Dios lejano. La cercanía y la ternura como bases nos hacen ver la fuerza del amor de Dios. Esta es una actitud que tenemos que potenciar, es salir y acercarnos, es dejar de ser nosotros centro, de esperar y salir nosotros al encuentro, provocando cercanía. Este encuentro con el Señor comienza con el diálogo sin imponer. Es comenzar a acercarse a una persona para crear comunión. Empezamos a dialogar, a acercar sin recetas, sin imposiciones, queriendo meternos en los corazones con mucha delicadeza, sin grandes prédicas. Esta cercanía es el primer paso de la misión, de la evangelización.

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¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian la Buena Noticia!

La Pastoral Penitenciaria después de la Misión de los Obispos Después de haber finalizado la Misión de los Obispos en nuestra Diócesis, me puse a reflexionar como se había desarrollado esta misión en el lugar que nos compete, que es en el Penal 39 de Ituzaingó. Cinco días intensos con visitas a diferentes lugares, pabellones, escuela, con celebraciones eucarísticas, administración de sacramentos a los internos, y también encuentros con el personal penitenciario. Sin duda un desafío para nosotros, Diáconos Capellanes del Penal, pero también para los Directivos del Penal porque era la primera vez que se realizaba este acontecimiento en la Unidad. Algo que nos favoreció fue la no improvisación…, con mi hermano Diacono Mario y todos los catequistas de la Pastoral, nos pusimos en marcha y comenzamos a prepararnos, apenas nuestro Obispo nos comunicó que se iba a llevar a cabo esta misión con los Obispos de la Región Buenos Aires. Todavía escuchamos los comentarios de los internos, asombrados pero también dando gracias a Dios por tantos favores y gracias recibidos por medio de los Pastores de nuestra Iglesia ¡Cuántas confesiones… cuántas bendiciones personales y también, en los pabellones… cuántos testimonios de fe y de amor! Que hasta nuestro Obispo Luis lo exteriorizó en la celebración diocesana de Corpus Cristi… qué maravilloso es el amor de Dios por los hombres… En esta misión lo manifestó.



Nos queda preguntarnos ¿Qué conclusión sacamos de todo esto?... y decimos que estos diez años de la Pastoral en la Diócesis, no han sido en vano, que el trabajo realizado, aunque parezca lento, va dando sus frutos. Que la presencia de la Iglesia en el Penal no es algo figurativo ó casual, sino que la Pastoral Penitenciaria es consciente que está inserta en la Pastoral Orgánica de la Diócesis. Asimismo, también en esta tarea los Diáconos Permanentes tratamos de realizar lo que nos piden los Obispos, en el documento de Aparecida: “Que sean apóstoles en las nuevas fronteras de la misión” (da, 208), que a pesar del frio, lluvia, calor y a veces con tantos obstáculos, sin embargo, estamos presente, tratando de vivir el evangelio: “Estuve preso y me visitaste” (mt 25, 36). Simplemente queríamos expresar, cuál fue nuestra experiencia en esta misión y agradecer a nuestro Obispo por haber confiado en el Diacono Mario y en mí esta misión de hacer presente a la Iglesia diocesana en el Penal como Capellanes.


También agradecer al Capellán Mayor del Servicio Penitenciario Bonaerense, Padre Eduardo Lorenzo, quien también nos anima en esta tarea y a todos los catequistas que nos acompañan. Y sin duda, el mayor agradecimiento a Dios, autor de la vida, que sin su Espíritu nada podríamos hacer, que nuestra querida Patrona, Nuestra Señora del Buen Viaje, nos siga asistiendo con su amor y consuelo. Diác. Horacio González Pastoral Penitenciaria

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