LA EDUCACIÓN - ELENA G. DE WHITE

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mal. En vez de tales diversiones, los padres y maestros pueden hacer mucho para proporcionar recreaciones sanas. En este asunto, lo mismo que en todo lo que concierne a nuestro bienestar, la inspiración ha señalado el camino. En épocas primitivas, la vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla. Vivían cerca del corazón de la naturaleza. Los hijos compartían el trabajo de los padres y estudiaban las bellezas y los misterios del tesoro de la naturaleza. En la quietud del campo y el bosque meditaban en las grandes verdades transmitidas como legado santo de generación a generación. Esa educación producía hombres fuertes. En esta época, la vida se ha vuelto artificial y los hombres han degenerado. Aunque no podamos volver plenamente a los hábitos sencillos de aquellos tiempos primitivos, podemos aprender lecciones de ellos que contribuyan a que nuestros momentos de recreación sean lo que su nombre implica: Momentos de verdadera edificación para el cuerpo, la mente y el alma. Los alrededores del hogar y de la escuela tienen mucho que ver con la recreación. Deberían tenerse en cuenta estas cosas al escoger la casa para vivir o el lugar para establecer una escuela. Aquellos para quienes el bienestar físico y mental es de mayor 212 importancia que el dinero y las exigencias o las costumbres de la sociedad, deberían buscar para sus hijos el beneficio de la enseñanza de la naturaleza, y la recreación en el ambiente que ella ofrece. Será de gran beneficio para la obra educativa que cada escuela esté situada de modo que proporcione a los alumnos tierra para el cultivo y acceso a los campos y bosques. En lo que a la recreación del alumno se refiere, se obtendrán los mejores resultados mediante la cooperación personal del maestro. El verdadero maestro puede impartir a sus alumnos pocos dones tan valiosos como el de su compañía. Puede decirse de los hombres y mujeres, y mucho más de los jóvenes y niños, que solamente los podemos comprender al ponernos en contacto con ellos por medio de la simpatía; y necesitamos comprenderlos para poder beneficiarlos más eficazmente. Para fortalecer el lazo de simpatía que une al maestro y al alumno, pocos medios hay tan valiosos como el de la agradable amistad fuera del aula. En algunas escuelas el maestro está siempre con sus alumnos en las horas de recreo. Se une a ellos en sus ocupaciones, los acompaña en sus excursiones y parece identificarse con ellos. Convendría a nuestras escuelas que esta costumbre fuera más general. El sacrificio que se le pide al maestro es grande, pero, si lo hiciera, cosecharía una rica recompensa. Ninguna recreación que sea útil únicamente para ellos dará por resultado una bendición tan grande para los niños y jóvenes como la que los induzca a ser útiles a los demás. Los jóvenes, que por naturaleza son entusiastas e impresionables, responden rápidamente a la insinuación. Al hacer planes para el cultivo de las plantas, el maestro debería esforzarse por despertar interés en el embellecimiento de la propiedad escolar y del aula. El beneficio será doble. Los alumnos, por una parte, no van a 213 destruir ni malograr lo que ellos mismos están tratando de embellecer, y por otra se estimularán el refinamiento del gusto, el amor al orden y el hábito de ser cuidadoso. El espíritu de compañerismo y cooperación que se desarrollará de esta manera será, además, una bendición duradera para los alumnos. Del mismo modo, al estimular a los alumnos a recordar a los que están privados de esos hermosos lugares y al compartir con ellos las bellezas de la naturaleza, se añade nuevo interés al trabajo en el jardín o la excursión por el campo o el bosque. El maestro atento hallará muchas oportunidades para inducir a sus alumnos a practicar actos de servicio. Los niñitos, especialmente, le tienen al maestro una confianza y un respeto casi ilimitados. Es difícil que deje de dar fruto cualquier cosa que insinúe en cuanto al modo de ayudar en el hogar, a ser fieles en los quehaceres diarios, a asistir a los enfermos o ayudar a los pobres. Y así se obtendrá nuevamente un doble beneficio. La insinuación bondadosa se reflejará sobre su autor. La gratitud y la cooperación de parte de los padres aligerará la carga del maestro, e iluminará su camino. La atención prestada a la recreación y a la cultura física interrumpirá sin duda a veces la rutina del trabajo escolar, pero esa interrupción no será un verdadero obstáculo. Con el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, el cultivo de un espíritu abnegado, y la unión del alumno y el maestro por lazos de interés común y amistad, se recompensará cien veces el gasto de tiempo y esfuerzo. Se usará en forma correcta la inquieta energía que con tanta frecuencia es una fuente de peligro para los jóvenes. Como salvaguardia contra el mal, la mente ocupada en cosas buenas es de mucho más valor que un sinnúmero de barreras, de leyes y disciplina. 214 La Educación Manual "Que procuráis... trabajar con vuestras manos". EN OCASIÓN de la creación, el trabajo fue establecido como una bendición. Implicaba desarrollo, poder y felicidad. El cambio producido en la condición de la tierra, debido a la maldición del pecado, ha modificado también las condiciones del trabajo, y aunque va acompañado ahora de ansiedad, cansancio y dolor, sigue siendo una fuente de felicidad y desarrollo. Es también una salvaguardia contra la tentación. Su disciplina pone freno a


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