Nayagua n19

Page 79

Así, del folclore al romanticismo, y de éste al parnasianismo y al simbolismo, fue madurando un rico patrimonio poético. Ya en el siglo xx, y bajo el nuevo régimen republicano checoslovaco, surge un movimiento plural —coetáneo y similar a nuestra generación del 27— que combina de forma peculiar tradición y vanguardia, sentimiento social y espiritualidad. En Eslovaquia como en España, esta generación irradiará su influencia a todo el siglo. Símbolo de esta continuidad podría ser el destino de uno de sus miembros: Ladislav Novomeský, poeta y periodista, comunista de primera hora y visitante solidario de nuestro país durante la guerra civil, a quien el frente de Madrid inspiró poemas y reportajes; tras ser encarcelado en los años cincuenta después de un falso proceso de corte estalinista, renacería como poeta a partir de los sesenta. Novomeský se codeó con los grandes poetas checos de su tiempo (Nezval, Seifert, Holan…), de más proyección internacional que los eslovacos gracias al espléndido escaparate que es Praga. No es exagerado afirmar que, en la segunda mitad del siglo xx, la poesía eslovaca toma el relevo de la mejor poesía checa de la primera mitad del siglo. En un panorama tan diverso de propuestas poéticas y fuertes personalidades, señalar grupos y trazar tendencias resulta arriesgado, pero también ineludible en cualquier presentación de puertas afuera. Si algún principio resulta claro en la poesía eslovaca de los últimos cincuenta años, es la preponderancia de la imagen, de la metáfora, como elemento constructivo del poema. Tras la degradación de aquélla en la época del realismo socialista obligatorio (1948-1956), asistimos a las magistrales iniciativas de Milan Rúfus y Miroslav Válek para conciliar una elaborada imaginería con el mensaje ético y social; iniciativas opuestas entre sí y, sin embargo, complementarias, ancladas en la tradición del simbolismo una, y en la de la vanguardia la otra. A pesar de la influencia duradera que ejercerán ambos autores, en los poetas de la década de los sesenta en adelante, es constante la desconfianza hacia los fines extraliterarios del poema, el cual será nuevamente concebido como espacio de exploración imaginativa y lingüística, no pocas veces en detrimento de la comunicación directa con el lector. Así será entre los autores del llamado Grupo de Trnava o concretistas, en el que la apuesta por el lenguaje metafórico será el denominador común de una diversidad de propuestas individuales delimitada por sus dos polos: el surrealismo cotidiano y minimalista de Ján Ondruš, y el esteticismo neobarroco y hermético de Ján Stacho. Así será también en la más culturalista poesía de Ján Buzássy. Así será, por último, en el grupo de los “corredores solitarios” (su más conocido representante, aún activo, es Ivan Štrpka), quienes, influidos por los beatniks norteamericanos, incorporarán al poema elementos de narratividad, emotividad y rebeldía. Hasta entonces, una fórmula verbal recurrente en la poesía eslovaca era la de “la tierra bajo los pies” (zem pod nohami), imagen realista, y al mismo tiempo simbólica, del profundo arraigo del hombre eslovaco en un entorno natural y social predomi-

79


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.