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CAPITULO XIX,
r
El
sotiombro,
(lo
lii'iciii
f,'()I)('rii¡ir
al;,MMiiis
(MI
Vo
<lcl
calió
molos do
liiído
duda vimus
ciiciiIhidaM, (|uo sin
timo
podoiuos
llii,
iiiiiK'diiirioii
l;i
hay
lliiwks, dolido
por
ol uTio
PsjKM'abii
(|Uf'
í'l
En
Unjo dí^spojaría hasta
dislalia
s(')lo
cuíHita UK^tros.
dejamos so lia
Sin
en
aíjui
el
cualro
todo cnanto
a'joslo i'illimo
un
podido oniharcar, oxcoplo
un poco do
f^allota,
la
lioto
deiKisito e&t4
El
playa soptontrional do una
Ion fríos
del
Paseo
la isla
á
Washington Irving;
tiempo eslá sereno y niiígnílico.
Voy
intentamos inútil-
\)
el g'il¡H\
volviendo á ponerlos en
Aunque puedo
iiiüvc
mucha
i'i
suelo osló cubierto do
altura, sea posible
que
distinguir lacilmente
dista
La
hielo entre
veinte
Por 1"
las
de
montañas de
las
anclados
cuales se hallan
buques varía entre veinte y cuatro y
los
y seis
pies sobro la lineado las aguas.
la tarde
y
7:i,
la
ol ciclo so
temperatura se eleva á nubla cada vez más.
El 2 do setiembre observamos quo so ensancha un canal y le seguimos sin dillcultad
hasta media uiilla
donde un
cabo
del
Huwks,
formado recientemente con restos congelados, nos impido llegará tres
moles,
al
tloo,
parecer
A
fijas,
una
milla
del
iJ^sruhíerl'i,
centenar de metros, pero
prende bien pronto
el el
más de una
milla
anchura. lie
permanecido en
la
cumbre de una
dio día, hora del
que el pack Ilawks ó hice
reflujo,
me-
oscilaluí la
de sus es-
señal de prepararse.
nos quedan algunas
toneladas de
de hulla para las máquinas; al
A
la
altura del iironiontorio reconocemos í^ue el
quo nos detuvo dos veces
Iloe
tado entre la costa lo,
y que será
alcanzar
el
y
las
se
ha incrus-
montañas de hie-
preciso cortarlo en dos para
canal que se forma
nu'is allá.
Se necesita más do una hora para
dua
(!sta
ar-
y á fuerza de vapor y do golpes do aricto conseguimos doblar el cabo llawks, con gran alegría do todos; cuánto tarea,
situados estarán
Encontramos
al
los
el
hielo do la
fectamente navegable, pero
fuerzos.
agoten deberemos apelar
el
parecióme ver oesto del cabo
Sniith.
la inutilidad
un com-
cuando
se
combustible do
cocina y á la povisiou destinada para
'<'
canal cuya travesía nos costó
capitán
el ol)stáculo,
'.
caljo
espacio do
encendidas, trata de franquear
la
(le
el
ha-
libres
dirección del
cabo Hayos, mejor buques para explorar esta región desconocida, dado caso que no sea posible salir este año del estrecho do
con sus dos calderas
y avanza penosamente en
S(5lo
layes,
la
más nos acerí^uemos
promontorio.
La
1
aguas
jiarb?
en
colina para observar los hielos: hacia
elevación media
el
millas (óTi kihhnetros),
treinta
no veo en ninguna
descu-
brirlo.
I
horizonte en los parajes del cabo Alberto,
tanto trabajo tiene ahora
el
;
los cilindros.
bahía deI)o])bin, poro dudo quo durante invierno, cuando
(d
es
á visitar niuistro cairn del
cia el sur, pero
el
do visla
año último, y después d(\ ver (jue los papeles están intactos agn^go algunas notas,
ensenada, d milla y media del cabo Mawks y íi (|uinientros metros do la liC([uoña
%
mañana salida.
y
quo aun podrían uti-
lizar los futuros viajeros.
situado en
oi-illu,
ci(ínlos cin-
omI)ar;,'o,
mos do
la
mo
la
mente otra
do WashiiiMfon
la isla
mas no succdií) asi, y mucho comunicarmo con
li'viii;,'',
aun(|uo
el
durante
la coniza.
mismo punto.
fil
paso ontro laliorra y
cost()
úl-
quo van (i comenzar, iniilil parece decir (|ue somos econ(')inicos, liasta el punto de no arrojar los caloriforo=(
ribera perel
camino
su
es
y nos obliga á sor muy prudentes. Varias veces pasamos á menos de cincuenta metros del banco de hielo, mas afortunadamente el agua es profunda y podemos tortuoso
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