2M
VUJRS AL POLO NOBTE.
tiempo do comenzar
En
el deshielo.
hía de los Floeborgs los vimos
un
la
el
bado
!¿2
lo
zaban A precipitarse
después de
día
do en tierra
el
barrancos. El
'¿
amigos vieron que
bola señalaba 35°. Los
hal)oi'se formapequeño \iv¿q át que antes habló; en la Bahía de la Descubierta aparecieron el 12; pero desde el 11 comen-
junio,
Ji^J.
—Las ráfagas
una temperatura do
pié se
algunas bandadas
de junio de 1872,
el capi-
día;
termómetro marca
las
desaparecen dejando 4°:
de ánades cruzan en dirección del medioestas aves
y
tres
(\.
líi
que ex-
acumulaciones de nevazo,
hunde hasta
el hielo.
las
embargo,
lentitudes de la es-
la
atmósfera se acla-
y en vista de ello voy con algunos do mis compañeros á visitar la colina del )bscrvatorio: Markham, Gitlard y Egerton so han calzado los patines. Con gran satisfacra,
-¡-2"73;
ser tan blanda,
hallan evidentemente
ho
tación. Sin
cepto en
hielo
por sus
corriente en la bahía del Polaris,
—El
d
el
directo del sol.
el calor
poco satisfechas de
i?.?.
ientos del sur, por
demás, lienen tanta parte en
como
tán Buddington vio arroyuelos de agua
nieve comienza
termómetro do
el a
los torrentes
días después aparecieron los eideres.
La grava y
el
las
(
ción veo
una tienda plantada sobre
May
el hielo
no volvería
cenizas que en la inmediación del buque
en
habíamos arrojado sobre
y por lo tanto podemos contar con la próxima llegada de dos compañías. Al mismo tiempo aparece en el cielo un halo magnífico, que colora las nubes con sus brillantes tintes irisados, rodeando el sol de una auréola de gloria. Seguramente nos trae de la altura un misericordioso mensaje de Aquel que es el
tivamente.
En
el
Hoe
el
apresurar su descomposición
le
de
fin
;i
corroen ac-
verano de 1853,
un mes antes en
hielo se efectuó
el des-
de
la isla
Melville (paralelo 73.)
Prescindiendo de otras causas modifica-
un invierno
doras, parece que después de
riguroso te
el sol
no adquiere fuerza suficien-
para despejar
la tierra
carcha hasta que sube
Ii
tros
de su capa de es-
ya
á
una altura
de 30°; y por lo tanto me inclino á creer que la nieve no se derrite jamás en el Polo Norte.
En
cuanto
al
clima no se caldea bajo
los
Floebergs
el sol
alcan-
misma altura que en Londres 12 de marzo y el 2 de octubre. de
bola
negra
el
subió
á 53°5; en la bahía de la Descubierta, en un. sitio
resguardado y expuesto al medioinstrumento indicaba una tem-
H'a, dicho
rratura igual desde el G
dn que el astro se hallaba en
de junio el
comenzar
el
deshielo (14
nadie podía esperar que
(i
20 de
el
jiinio),
viaje de
y
May
zan á liquidarse, y los perros son ya inVitiles hasta que se vierten del todo las aguas; pero la vista del campamento nos tranqui-
zó 31°, la
El termómetro
Padre y Protector de todos. Ya había pasado la época en que suelo
fuese tan rápido, cuando las nieves empie-
agua templada, es positivo que deshielo no se produce. El 21 tuvimos el día más estival del año;
en la Bahía de
sin noticias de Aldrich,
el
rrientes de el
bahía de Dumbell:
de co-
Polo Sur, donde la influencia
la
día
mismo pun-
sobre el horizonte. En mayo, cuando marcaba todavía 23°, 5, que es su altitud sobre el Polo á mediados del verano, nues-
lizaba respeto á la situación particular de
nuestros amigos.
May
no necesitaría aven-
turarse en busca de Aldrich los valles obstruidos
Enrique.
Un
más
sentimiento de gratitud
nita reemplazaba poco á poco á las tias
allá
de
de nieve del cabo José
de la víspera; y de
infi-
angus-
todo corazón di
gracias á Dios por aquel nuevo beneficio.
Y no fué este el único, pues más tarde supimos que aquel mismo día el teniente Rawson encontraba á Beaumont y á los suyos, inútiles casi todos, y en camino hacia la bahía del Polaris, última etapa
que