capItülo
tan
confusas,
exporiüiontaii las
so
qiio
mismas sonsacionos quo cuando
anda
so
entro linidilas: se vacila, so palpa, y no so sabo si al dar ol paso siguiente so oncontrará torrono ürmo, alguna
molo caída
(')
ol
borde de un precipicio. Kii su úllima excursión,
Rawson adelantó
su pió sobro
el
tran(iuilamont(í
vacío y rodó al fondo do
IX.
pieza e.xije
mucha
lim-
la
asiduidad.
El doi)artam(Mito do
oficiales
los
es
un verdadero Aontilador: os un gran tubo que se abre á la altura de ocho pies sobre el puente
y baja después hasta el suelo del cuarto; perfet'tamonte para airear, pero en
sirvo
cambio nos trae mucho
llena.
En la nieve blanca y pura del lloe, sombra del buque reproduce la nii'is pequeña cuerda con escrupulosa lidelidad.
pero la atmósfera
la
da
Nuestros pobres marineros helados siguen
veces de cinco centímetros de reneve,
bien; pero la triste luz del quinqué no les
fresco tan refrigerante,
Miguel, nuestro famoso perro Miguel, ha terminado ya sus correrías, pues ayer so le encontró muerto. El trabajo no le asustaba; pero era un animal poco sociable quo vivía separado de sus compañeros, los cuales se vengaban teniéndole en cuarentena.
Ih.
como
— La luna nos abandonará la
todos se
noche será entonces muy apresuran á reunir cerca del bu-
que una cantidad de hielo masque sulicíente para no morirnos de sed antes del regreso de la viagera. La cu alera se halia
á trescientos metros
do aquí, y
dero que conduce á ella es lo;
no
me
parece
el sen-
sumamente ma-
prudente aventurar á
nuestros hombres en
el
conduce hielo
dédalo de los
hum-
no
(le
exterior,
el aire le
frío.
los
Como
sólo
cristales
de
más húmeda y
la habitación deposita
rarefica-
sobre
el
tubo
esfloresconcias cristí'linas,
á
La nieve te
en
se
la costa
ha endurecido
más en nuestras dad y
al fin
bastan-
para quo podamos adelfiritar correrías; pero la oscuri-
impiden alejarse demasiado. El doctor Colan ha utilizado nuestros raol frío
de ocio para trazar un paseo de
cionto.s
tras conservas (por
supuesto vacías), colo-
cadas á diez metros unas de otras.
Este
camino cómodo y llano, al que hemos dado el nombre de Avenida de las Damas, será
Desde
la colina
uua charca á
la
de
observación
vemos
entrada del estrecho de Ro-
más
las lineas del
resultado,
aristas vivas de las
la
das por el fulgor grisperla que es ahora
lentando
aire cáli-
la corriente fría
allá del cabo
Vistas con esta tranquila claridad lunar,
sas;
sólo
paisage son vagas é indeci-
á medio día se distinguen las
cimas del sur, ilumina-
todo nuestro crepúsculo.
ÍS.
— En vez de
las sesiones literarias
y
lo
musicales del jueves, hemos inaugurado de
llega
nuevo esta noche, después de un intervalo
que baja á
i
nicas del invierno.
Las manr/as de aire que atraviesan las cúpulas de nieve han producido muy buen
la parte central, ca-
>
excelente para las peregrinaciones higié-
Rawson.
columna de
MI
escalonado por montones de latas de nues-
beson, cuatro kilómetros
do que sube, pasa por
!U
oclio-
á nuevecientos metros de longitud,
mocks, y por otra parte, si se desprenden moles á la luz de la bela, sería fácil excavar hasta el hielo de agua salada.
interior del tubo; la
|i
reque ha sido necesario retirar el tubo del centro de la pieza para revestirle de una cubierta de madera.
las
y nos sirven para dos finos: humedad congelada se acumula en el
H'
obstruyen nunca interiormente;
magníficas
tos
20, y oscura,
el
la
única habitación donde funciona
una f^riota de tres metros de prol'undidad. La bruma se disipa por la noche, y pódenlo.-, leer un diario á la luz do la luna
consuela mucho.
y
III
modificada ya seusiblemonte; poro
fl.
largo de las paredes heladas,
y nos
!l
I