Epílogo al Libro I de El Capital, 2ª. edición alemana, 1873. Karl Marx

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parte. El capítulo III, 1 (Medida de valores) se ha revisado cuidadosamente, porque esta sección fue objeto de un tratamiento negligente en la primera edición, en relación con la exposición ya ofrecida en la Contribución a la crítica de la economía política, Berlín, 1859. Se ha corregido en proporción considerable el capítulo VII, particularmente la parte 2. Sería inútil entrar en detalle en los cambios parciales del texto, a menudo sólo afectan al estilo. Se extienden a lo largo del todo el libro. No obstante, al revisar ahora la traducción francesa que se publica en París, encuentro que algunas partes del original alemán requieren aquí una revisión más profunda, allí una mayor corrección de estilo o incluso un mayor cuidado en la eliminación de errores ocasionales. Pero me faltó el tiempo, pues en otoño de 1871, en medio de otros trabajos urgentes, recibí la noticia de que se había agotado el libro, y la impresión de la segunda edición debía iniciarse ya en enero de 1872. La comprensión que halló rápidamente El Capital en amplios círculos de la clase obrera alemana constituye la mejor recompensa a mi trabajo. Un hombre que económicamente represente el punto de vista burgués, el señor Mayer, fabricante vienés, demostró muy bien en un folleto 3 editado durante la guerra franco-alemana 4 que el gran sentido teórico, considerado como patrimonio alemán, ha desaparecido completamente de las supuestas clases cultas de Alemania, para revivir un cambio en su clase obrera 5. Hasta ahora la economía política sigue siendo en Alemania una ciencia extranjera. En Exposición histórica del comercio, de las artes y oficios, etc., particularmente en los primeros volúmenes de su obra editados en 1830, Gustav von Gülich ha examinado ya, en gran parte, las circunstancias históricas que obstaculizaron entre nosotros el desarrollo del modo de producción capitalista, y, por tanto, también la edificación de la moderna sociedad burguesa. Faltaba, pues, el suelo vivo, el humus, de la economía política. Se incorporó como mercancía inacabada en Inglaterra y Francia; sus profesores alemanes continuaron siendo alumnos. La expresión teórica de una realidad extraña se tranformó en sus manos en una colección de dogmas, interpretados por ellos en el sentido del mundo pequeño-burgués que los rodeaba, esto es, mal intrepretados. No pudiendo reprimir del todo el sentimiento de impotencia y la intranquilidad de conciencia producida por el hecho de tenr que instruir en un terreno de hecho extraño, se pretendió ocultarlo bajo la pompa de la erudición históricoliteraria, o entremezclando materiales foráneos, prestados de las llamadas ciencias de cámara (Kameralwssenschaften) 6, revoltiño de conocimientos que constituye el purgatorio por el que ha de pasar el esperanzado 7 candidato de la burocracia alemana. Desde 1848 se ha desarrollado rápidamente la producción capitalista en Alemania, y hoy día vive ya en su esplendor de engaños. Pero la suerte les fue adversa a nuestros especialistas. Mientras podían practicar despreocupadamente la economía política, en la realidad alemana faltaban las condiciones económicas modernas. Cuando surgieron estas condiciones lo hicieron en circunstancias que no permitían ya, dentro del horizonte burgués, el estudio imparcial de esas condiciones. En cuanto burguesa, es decir, en cuanto concibe el orden capitalista no como una fase evolutiva históricamente transitoria, sino como forma 3

Marx se refiere al folleto de Sigmund Mayer Die sociale Frage in Wien. Studie eines "Arbeitgebers". Dem Niederösterreichischen Gewerbeverein gewidmet. Viena, 1871. 4 La guerra franco-prusiana de 1870-1871 terminó con la derrota de Francia. 5 En la cuarta edición alemana del primer tomo de El Capital (1890), los primeros cuatro párrafos de estas palabras finales fueron omitidos. En el presente prólogo, al igual que en la segunda edición, se publica el texto completo. 6 En los pequeños estados alemanes absolutistas de los siglos XVIII y XIX tal era el nombre que recibía el estudio de su economía, finanzas y administración. Las ciencias de cámara se inspiraban, por lo general, en el espíritu de un mercantilismo estrecho. 7 El adjetivo esperanzado aparece en la 3ª. y 4ª. edición como desesperado.

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