Villarrobledo
Plan Lector Municipal
Cuento elaborado por los alumnos de • C.E.I.P. Jiménez de Córdoba • C.C. Nuestra Señora del Carmen • C.E.I.P. Giner de los Ríos
Curso 2012-2013
4º de primaria de:
Villarrobledo
E
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n un país muy lejano, estaba el reino de las brujas y a su escuela asistía
Corina Corina. Corina tenía una presencia fantasmal, en cuanto se te acercaba se te ponían los pelos de punta, tenía una verruga en la nariz
que le colgaba como un moco, la piel blanca como la leche, los ojos ensangrentados, la nariz puntiaguda como la de Pinocho, la boca parecía una boca normal, hasta que sonreía y descubrías que solo tenía un diente abajo y otro diente arriba.
Su casa estaba llena de arañas y telarañas. En su habitación tenía una cama que estaba repleta de bichitos. Tenía tres amigas: Ramona, Maruja y
Gertrudis, que también eran muy feas.
A
la escuela asistían brujas, brujos, duendes, enanos…, allí aprendían varias
asignaturas: -
La primera era hacer pócimas.
-
La segunda era aprender a volar en escoba.
-
La tercera de hacer maldiciones y conjuros.
-
Y la cuarta deshacer lo hecho…
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¡Vamos a hacer la pócima y se llamará -
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Neosidín!, - dijo Maruja.
Necesitamos ojos de dragón, cola de rata, orejas de perro, tres tarántulas
venenosas y pis de elefante, - dijo Ramona. -
¡Manos a la obra!, - exclamó Gertrudis.
La pócima de Ramona funcionó, la de Maruja y la de Gertrudis también, pero la de Corina…
¡¡¡¡Estallóóóó -
ó!!!!
Vamos a probar el vuelo de escobas, - dijo Ramona
Ramona tenía una escoba de pinchos, cuando se subía se pinchaba el trasero.
M
aruja tenía una escoba elástica y cuando volaba la escoba se estiraba.
Gertrudis tenía una escoba de colores y cuando remontaba el vuelo, dejaba un rastro de arco
iris en el cielo.
Corina sufría porque ella todavía no tenía la suya.
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Las cuatro amigas se fueron a dar una vuelta en la escoba elástica, se dobló en pleno vuelo y se quedaron las cuatro con las “patitas” colgando entre las ramas de un frondoso árbol.
Y ese árbol estaba justo en el jardín de la Escuela de Brujería “Brujarvard” donde todos los chicos y chicas que querían ser bueno brujos, deseaban ir allí. La escuela era un castillo grandísimo, parece que está en ruinas, pero, sin embargo, en su interior se puede apreciar todo el maravilloso mundo mágico de la brujería. La verdad es que es una fortaleza porque tiene un foso con un lago llenetico de cocodrilos hambrientos. Y en los torreones gárgolas de colorines.
A
demás, tienen uh pequeño ejército de brujos aéreos subidos en dragones
que si hubiera alguna invasión, el sargento brujo Salustriano tocaría la gran campana que está en el torreón para avisar a los alumnos que se refugiaran en los pasadizos secretos y a la vez saldrían el ejército complementario de las cuevas para ayudar a lo aéreos.
En su interior había clases grandes, un
laboratorio grandísimo para aprender a utilizar la escoba, un gimnasio grande para ponerse en forma, una cafetería muy espaciosa, una biblioteca grande para consultar libros y un lateral del castillo era exclusivamente para dormitorios de los estudiantes y profes y salas de estudio.
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Tenía un conserje que tocaba la campana para que se cambiaran de clase los alumnos. Era un troll que se llamaba Agustín. En la biblioteca había una sala muy especial escondida en la que los alumnos no tenían acceso, sólo era para los profesores. Para poder entrar había que decir un supe conjuro que ninguno de los alumnos de brujos sabían.
Dentro había un dragón custodiando un libro de hechizos malvados, con ese libro se podría destruir el mundo mágico de la brujería. Los profes del gimnasio eran duendes enanos supe musculosos que podrían levantar un dragón con una mano. En el laboratorio se metían los elfos y duendes para gastar bromas a los brujos poniendo en sus sillas un viscoso ácido pegajoso que hacía que no pudieran levantarse.
Y en el jardín, la forma de los árboles y arbustos eran muy especiales. Tenían formas de sombreros, escobas tubo de ensayo, varitas…
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La vida de Corina transcurría entre sus clases y sus catástrofes como estudiante de brujería, por mucho que se esforzarse nunca conseguiría que las cosas le salieran bien.
D
e momento había conseguido que las pócimas le estallasen y los hechizos
no funcionasen, por eso sus profesores no creían que Corina estuviese preparada aún para tener su propia escoba y empezar a ser una bruja voladora. Todas sus amigas sabían volar y tenían escoba propia. A veces se burlaban de ella y le decían que igual en vez de ir a una escuela de brujas tendría que ir a un circo porque sus múltiples estropicios causaban mucha risa. A Corina no le hacían ninguna gracia las bromas de sus amigas porque ella deseaba por encima de todo convertirse en una buena bruja.
Corina venía de una familia de buenos brujos y brujas, en varias generaciones todos habían sido del clan de la brujería y ella por nada del mundo quería defraudar la memoria de sus antepasados. Una tarde en que Corina andaba paseando meditabunda por un parque cercano a la escuela iba pensando en estas cosas, en su desdicha, en sus próximas notas en el colegio de brujas, en lo que dirían sus familiares cuando conociesen los múltiples desastres de Corina… tan ensimismada iba Corina que tropezó con algo extraño y cayó al suelo de bruces. Que torpe soy, pensó Corina, miró hacia atrás pero en realidad no vio con qué había tropezado. Corina iba a marcharse cuando algo
la
sorprendió,
de
algún sitio se
oían
unas risas
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ahogas. -
Quién anda por ahí – gritó Corina.
-
No te asuste, Corina, soy yo la
-
Qué, pero pero, como que una escoba invisible y parlante.
-
Sí, hace años un brujo muy bromista me convirtió en una escoba
escoba invisible
.
invisible y además parlante y encima me dijo que el hechizo no podría deshacerse hasta que no enseñase a volar a una bruja. Corina muerta de miedo se acercó al lugar donde procedía la voz y era cierto, aunque ella no podía ver nada cuando se agachó pudo comprobar que allí había una escoba, pero claro invisible.
-
Sabes escobita, hoy estamos de suerte las dos, porque yo soy una bruja sin escoba y además tampoco sé volar, creo que las dos nos podíamos ayudar mutuamente.
Corina le dijo a la escoba invisible, ¿qué te parece venirte a mi casa a dormir? Y así mañana empezaremos a practicar
y
la
escoba
invisible
respondió que le parecía una idea genial. Al
día
siguiente
bocadillo de ojos de
desayunaron
un
rana. Después,
dijo la escoba: - ¡vámonos a practicar al parque! y pasaba una hora a Corina no le salía bien.
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Corina decía: - ¡no me sale nada bien!, pero seguiremos practicando, dijo la escoba invisible. Cuando anocheció Corina se sostenía un poco pero no conseguía mantenerse mucho en la escoba, más tarde dijo la escoba invisible: - ¡vámonos a la cama y mañana seguiremos practicando!.
Al
segundo
Corina
dijo:
-
intento no
nos
quedaremos aquí toda la noche ensayando
hasta
que nos salga. Al final se fueron a la cama porque Corina se moría de sueño. A
la
mañana
siguiente
Corina se encontró con sus amigas: Ramona, Gertrudis y Maruja y Corina les dijo: -tengo una escoba invisible pero sus amigas no la creyeron porque no veían la escoba invisible, y en ese momento la escoba habló. Sus amigas las
brujitas
se quedaron
alucinadas.
Ramona ¡hasta se cayó al suelo! Y a las otras dos brujitas se les caía la baba y dijo Corina: - ¿lo veis?, yo nunca miento. Después de un rato las cuatro amigas se fueron a dar un paseo dentro del jardín de la escuela con sus escobas y se encontraron con
Roberto que era
un brujo de los mejores y con más prestigio de la escuela y Corina se enamoró de él a primera vista.
A
Roberto, Corina también le pareció la más guapa y esa noticia se corrió de
clase en clase. Desde entonces no paraban de estar juntos y Roberto ayudaba mucho a Corina en sus deberes de clase, entonces Corina le contó la historia de la escoba invisible, Roberto al principio no se lo podía creer hasta que la
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escoba habló y entonces Roberto le prometió a Corina que le ayudaría a buscar la fórmula para deshacer el hechizo y así poder hacerse visible.
Así todos la creerían y verían que escoba. Una semana después
Corina también sabía montar en su
Roberto dio con el hechizo adecuado que hacía
que la escoba invisible se haga visible. Pero sus amigas las brujitas seguían sin creerla hasta que la escoba se hizo visible y se quedaron boquiabiertas, entonces le pidieron perdón a Corina por no haberla creído y desde entonces prometieron no volver a desconfiar de ella.
Y
esta es la historia de
Corina y su escoba invisible…
Fin
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