Revista Iglesia en Jaén nº 498

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Carta del Director

Antonio Garrido de la Torre vicariodecomunicacion@diocesisdejaen.es

¿TE PUEDO PEDIR UN FAVOR? La parroquia se había llenado de la algarabía propia de los niños. Bendita algarabía que trae consigo que los niños se acerquen al Señor. Aunque las catequistas estaban atentas para que todo transcurriera en orden, al principio, mientras cada grupo ocupaba su lugar, había un continuo ir y venir de niños por todas partes. Algunos, los más olvidadizos, hasta incluso traían un papelito. Y en este papel estaban puestos a toda conciencia los pecados cometidos. Porque esa tarde tocaba confesarse. Sí. Estamos en cuaresma y, como todos los años por estas fechas, habíamos preparado una celebración de la penitencia para los chavales de la catequesis. Es una de las situaciones más originales a las que un sacerdote debe hacer frente: escuchar las confesiones de los niños. Benditas confesiones que desgranan, con la inocencia y la soltura propia de los chavales, las «cosillas que he hecho y que no están bien». Así, con toda naturalidad, como lo hicieron estupendamente estos niños. Tras un pequeño examen de conciencia adaptado a su edad, caían en la cuenta que es muy bueno reconocer los fallos para poder superarlos. Es muy pedagógico que desde pequeños, los niños comprendan que tanto en la relación con los demás como en la relación con Dios es necesario pedir perdón. Porque no somos perfectos (y quien lo sea, que levante la mano para hacerle un monumento) y porque debemos con toda humildad asumir nuestros errores. Si lo hiciéramos así, con la sencillez y la espontaneidad de los niños, seguramente eliminaríamos esa carga negativa y opresora con la que muchos envuelven el sacramento de la penitencia y que provoca que más de un confesionario tenga alguna que otra telaraña. Yo les suelo decir a los chavales de mi parroquia que hay dos palabras claves para que nuestra vida vaya mejor en todos los niveles. Y estas palabras son «perdón» y «gracias». Y estas dos palabras están muy presentes en las celebraciones penitenciales de este tiempo de cuaresma: pedimos perdón al Señor, conscientes de la grandeza de su misericordia, y le damos gracias porque su perdón 2

nos anima a seguir caminando como discípulos tras el Señor Jesús. Me parece que me estoy desviando del tema. Porque en esta carta del director no les quiero hablar del sacramento de la penitencia, sino de la importancia del sacerdote como hombre de Dios. Y sigo con el ejemplo de las confesiones de los niños. Se acercó una niña y después de decir sus pecados con mucho «desparpajo», como decimos por aquí, y de recibir la absolución, me pregunta: « ¿te puedo pedir un favor?». Yo le dije que por supuesto. Y ya en el despacho, después de la celebración, me comentó: «es que tengo una amiga que está muy enferma y lleva varias semanas mala sin venir al cole y quiero que le pidas al Señor que se ponga buena, porque tú estás cerca del Señor». Tengo que admitir que estas cosas me siguen afectando, porque la enfermedad en cuestión era cáncer. Y la sinceridad y expresividad de la niña era entrañable. Le dije que en la Misa, cuando tuviera entre mis manos al Señor, le pediría por su amiga. Y me llamó la atención, además del ruego, la causa: los curas estamos cerca del Señor. Esa es la esencia del sacerdocio: ser hombres de Dios. Cuando tantas teorías se oyen, lo importante es no perder el fundamento: hemos sido elegidos por Dios para ser sus testigos en medio del mundo. Y ciertamente somos los que hablamos a Dios de los hombres y hablamos a los hombres de Dios. Si perdemos nuestra identidad como hombres de Dios, podremos hacer muchas cosas, y seguramente que esas cosas serán beneficiosas, pero no seremos fieles a nuestra misión e identidad. Ahora que celebramos el día del Seminario, no estaría de más recordarlo y recordárnoslo. Los curas somos los hombres que estamos «cerca de Dios» y tenemos una misión preciosa: ser transparencia suya en nuestro mundo.


DÍA DEL SEMINARIO 2012 Muy queridos fieles y seminaristas: 1. La fiesta de San José viene siendo tradicionalmente una invitación a la comunidad diocesana para contemplar de cerca la realidad esperanzada de nuestros seminarios diocesanos. Al ser día laborable el día de San José en la Comunidad, esta Jornada se celebrará el domingo más inmediato: el 18 de marzo. Escribía el Beato Juan Pablo II que «es la Iglesia, como sujeto comunitario, quien tiene la gracia y la responsabilidad de acompañar a cuantos el Señor llama a ser sus ministros en el sacerdocio» (P.D.V. 65). Sabemos, ciertamente, que las vocaciones para el sacerdocio hemos de pedirlas diariamente al Dueño de la mies pues Él es quien llama, pero también es toda la comunidad diocesana la que tiene la hermosa tarea de buscarlas, cuidarlas y apoyarlas. Un jardín no florece si no se cultiva y riega con esfuerzo y permanente vigilancia. 2. El lema de la jornada para este año lleva como título: Pasión por el Evangelio. Cuando la Iglesia viene insistiéndonos en estos últimos años sobre la necesidad y urgencia de una Nueva Evangelización debemos afianzar nuestro ser bautismal en la gran verdad de que el anuncio del Evangelio constituye el núcleo de nuestra Iglesia. Jesucristo continúa enviándonos a sus discípulos, laicos, consagrados y sacerdotes, y es lógico que el seminarista se familiarice progresivamente con este mandato siempre permanente. Les decía Su Santidad, Benedicto XVI, con ocasión de la JMJ el pasado verano: «Aprended de Aquel que se definió a sí mismo como manso y humilde de corazón, despojándoos para ello de todo deseo mundano, de manera que no os busquéis a vosotros mismos, sino que con vuestro comportamiento edifiquéis a vuestros hermanos» (Homilía en la Catedral de la Almudena). Es tiempo, queridos fieles diocesanos, de que cesen las palabras en la urgente tarea vocacional y hablen las obras. El ejemplo de nuestras vidas en el seguimiento humilde de Jesús, sobre todo por parte de los sacerdotes, es el lenguaje y discurso más elocuente para invitar a los jóvenes a vivir con Él, conocerle y seguirle «dejándolo todo». 3. Encomendamos ante el Señor y agradezcamos el interés y dedicación de la Delegación Episcopal de vocaciones, de forma especial a los formadores y profesores de nuestros Seminarios, por su entrega y solicitud pastoral en esta singular tarea diocesana. Rogamos particularmente a los padres, catequistas y profesores de religión que enseñen y ayuden a los niños y adolescentes a crecer en amistad con Jesús, a hablar con Él, escucharle y recibirle en la Eucaristía. Este es el «clima» en el que se desarrolla la llamada para un día ser sacerdotes. Siempre hemos pensado en el insustituible apoyo de las religiosas de clausura en esta tarea diocesana. Su silencio intensivo y permanente oración por las vocaciones sacerdotales y de consagración las sitúan en primera línea de esta jornada que se extiende a lo largo de todo el año. Pedimos, sobre todo, a la que es Madre de los sacerdotes y al patriarca San José que intercedan ante el Señor para que continúe llamando en esta Iglesia a los futuros sacerdotes y ayuden en el desarrollo de su vocación a los actuales seminaristas.

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UN TIEMPO APASIONANTE PARA VIVIR EL SACERDOCIO Carmelo Zamora Expósito Rector del Seminario Mayor Las palabras del Papa a los seminaristas en las pasadas Jornadas Mundiales de la Juventud son un referente fundamental de la identidad del Seminario. El Papa decía a los seminaristas que están en camino hacia una meta santa: ser prolongadores de la misión que Cristo recibió del Padre. Que han sido llamados por Él

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para seguir su voz y atraídos por su mirada amorosa avanzar hacia el ministerio sagrado. Les invitaba a los seminaristas a vivir estos años de preparación al ministerio como años de silencio interior, de permanente oración, de constante estudio y de inserción paulatina en las acciones y estructuras de la Iglesia. Pedía también a los seminaristas que vivieran estos años de formación con profunda alegría, en actitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidad evangélica, así como en amorosa relación con el tiempo y las personas en medio de las que viven. To d o s s o m o s conscientes de que los jóvenes que llegan a nuestros seminarios proceden de una cultura y una sociedad que se hallan inmersas en un creciente proceso de secularización e indiferencia religiosa. Un ambiente marcado en muchas ocasiones por el materialismo y el consumismo, qué produce una fragmentación interior, una gran dispersión. Un ambiente que produce un sujeto cada vez más inseguro y falto de vertebración en la configuración

de la personalidad y en la vida. Ante esta situación el Papa pedía a los seminaristas que apoyados en el amor del Señor no se dejaran intimidar por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia. La época, que nos ha tocado vivir, es un tiempo apasionante para vivir el sacerdocio y de modo particular para colaborar en la tarea deformación de futuros sacerdotes. Más allá de las dificultades recordemos, una vez más, que la iniciativa siempre es del Señor y que como Iglesia diocesana tenemos capacidad de suscitar, acompañar y ayudar a las personas a discernir en la respuesta.


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EL SEÑOR LLAMA Y SIGUE LLAMANDO Partimos de una verdad: «El Señor llama y sigue llamando». Sin embargo, hay que decir también cómo la situación vocacional actual se caracteriza por la gran desproporción que existe entre la mies, cada vez más abundante, y nuestras fuerzas, cada vez más escasas. Con la celebración del Día del Seminario nos asomamos al panorama vocacional para ver cómo existe una disminución progresiva en la Iglesia del número de vocaciones a la vida sacerdotal, también a la vida religiosa. Debemos entre todos contribuir a acrecentar la sensibilidad y el compromiso por las vocaciones en todas nuestras comunidades cristianas. ¿Existe en nuestras comunidades cristianas y en nuestra acción pastoral esa comprensión por la acción y propuesta vocacional? Aprovechando esta jornada del Día del Seminario, sería un buen momento para «vocacionalizar toda la pastoral o actuar de modo que toda expresión de la pastoral manifieste de manera clara e inequívoca un proyec-

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to o un don de Dios hecho a la persona, y suscite en la misma una voluntad de respuesta y de compromiso personal» (Nuevas vocaciones para una nueva Europa, Madrid 1998, 26b). Tenemos que presentar la pastoral vocacional como una categoría unificadora de la pastoral en general, como el destino natural de todo trabajo pastoral. El trabajo por las vocaciones llega a ser el verdadero parámetro para la verificación de la pastoral auténtica. Al celebrar el Día del Seminario estamos poniendo concretamente nuestra mirada en la vocación sacerdotal. Queremos hablar de ella, y podríamos hacerlo desde tres certezas básicas: 1) Dios continúa llamando, es Él quien lleva la iniciativa y elige a jóvenes varones no para la realización de unas determinadas tareas, más bien los convoca para una función salvífica que entraña una sucesión de acciones. 2) En la Iglesia existe una capacidad nueva para acompañar y dar respuesta; por tanto, la mediación eclesial de la vocación al sacerdocio adquiere todo su relieve, pues una comunidad auténticamente creyente, conducida por el Espíritu, tiene la capacidad, junto con sus responsables, de proponer y discernir vocaciones al sacerdocio. Hay que explotar como valor la experiencia y actitud de comunión en el conjunto de la Iglesia, nuestra madre. 3) Nuestros niños, adolescentes y jóvenes sí tienen un corazón generoso capaz de acoger y responder a la llamada. Hay que concebirlos como colaboradores de esa realidad amorosa y misericordiosa de la alianza. No son meros instrumentos, no importa lo que ellos pueden ofrecer a su edad y condición, sino que cuenta más el don espiritual que reciben. La vocación no recae en los que tienen cualidades, los mejores humanamente hablando; más bien, son un signo porque han recibido un don que, a su vez, evidentemente, potencia y explota sus cualidades personales. Finalmente, es el Seminario y el tiempo de formación los que deben conducir al joven que ha sido llamado a una constante actitud de discernimiento espiritual, de modo que se realice la misión de la mejor manera.


DÍA DE LAS FAMILIAS EN EL SEMINARIO MAYOR

El pasado 25 de Febrero la Comunidad del Seminario Mayor Diocesano de Jaén celebró en la casa el tradicional día de las familias, en el que las familias de los seminaristas y los formadores

gozamos de un día para compartir muchas cosas y conocernos más. El acto comenzó a las 12 de la mañana con la Celebración de la Eucaristía en la Capilla Mayor del Seminario. La Misa fue celebrada por nuestro Sr. Obispo, D. Ramón del Hoyo, y concelebrada por nuestros formadores, párrocos y otros sacerdotes. En la Eucaristía nos sentíamos felices de estar todos juntos en Cristo y poder reconocer el Amor que nos tiene Él mediante las familias y formadores. Tras la Misa, la ceremonia prosiguió en el Salón de Actos de la casa, con unas palabras del rector, D. Carmelo Zamora. También intervinieron los compañeros y pasamos unos momentos emocionantes todos juntos. Después bajamos al comedor para el almuerzo y para compartir palabras, risas y emociones con las demás familias. La Comunidad del Seminario da gracias a todas las familias que hicieron posible este día tan especial para nosotros.

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CONVIVENCIA DE MONAGUILLOS EN EL ARCIPRESTAZGO DE MÁGINA

Sergio Becerro Bolívar El Secretariado Diocesano de Monaguillos, que dirige el sacerdote D. Juan Antonio Marín Linares, Párroco de Ibros, viene organizando durante este curso diversas convivencias de monaguillos por arciprestazgos. En concreto, el pasado mes de febrero se celebró esta convivencia de los chavales que ayudan a los sacerdotes en las tareas de la liturgia en la localidad de en Jódar (Jaén). En el encuentro participaron los acólitos del arciprestazgo de Mágina. Los seminaristas menores Agustín y yo también acudimos al encuentro, porque somos los encargados de monaguillos. La convivencia comenzó a las 11 de la mañana en los salones de la a Iglesia del Cristo de Misericordia, con una presentación donde todos los jóvenes se conocieron a través de un juego llamado cesta revuelta, que llevó a cabo D. José María Romero, Delegado Diocesano de Vocaciones. A continuación se realizó la oración, donde se introdujo a los jóvenes en el ambiente de Cristo que era el tema principal de esta reunión. Fue llevada a cabo por D. Juan Antonio Marín, Director del Secretariado de Monaguillos. Después de la oración, comenzaron las catequesis donde mediante unos comics divertidos se fue explicando: la función del monaguillo, los utensilios del monaguillo, su comportamiento… Acabada la catequesis, los jóvenes participaron en los juegos que había pre8

parados: carrera de relevos, baile con manzanas, adivina la peli… Todos lo pasábamos muy bien. Al acabar los juegos, fuimos a la capilla donde tuvimos la oración vocacional. En ella, escuchamos la Palabra de Dios que narraba la llamada de Samuel y los sacerdotes de Carchelejo y Jimena dieron su testimonio. Terminamos cantando a María. Después, tuvimos la proyección de un video, en que se nos mostraban fotografías del campamento de Ibros del pasado julio. Para despedir la convivencia, la parroquia nos invitó a la comida donde se disfrutó de un buen embutido de Sierra de Mágina.


LA ORACIÓN DE LOS SEMINARISTAS MENORES

David Ramos Osete La primera oración de cada día en el Seminario Menor son las laudes: es una oración que hacemos toda la comunidad. Consta de un canto, unos salmos recitados a dos coros; después, una lectura breve de alguna parte de la Biblia, unas preces o peticiones; por último, el padrenuestro, la oración final y un canto a la Virgen. A continuación de los laudes realizamos la oración personal durante 15 minutos, en la que hablamos con el Señor de tú a tú, nos contamos cosas personales sobre nuestra vida, ya sea sobre nuestros problemas o qué vamos a hacer en el día y seguimos unas dinámicas a través de cuadernillos de iniciación a la oración, que es dirigida por nuestros superiores. En la tarde una breve oración antes de comenzar a estudiar, en la que le pedimos ayuda al Señor para que nos auxilie en este nuestro trabajo diario, y nos de fuerza y sabiduría. Al terminar todas nuestras tareas, celebramos la Eucaristía en la que damos gracias a Dios por el día que estamos llevando a cabo. Entramos un poco antes de que comience en la capilla para poner todos nuestros sentidos en el Señor, ya que en esos momentos debemos concentrarnos en Él. La oración de completas, para concluir el día, consta de una acción de gracias de todo el intenso día, y también nos despedimos del Señor; utilizamos un salmo, la lectura breve de la Biblia, el cántico de Simeón, la oración final y un canto a la Virgen. En definitiva, intentamos estar en diálogo con el Señor todo el día, para permanecer atentos a su voluntad y a sus deseos sobre cada uno de nosotros. 9


«ME SIENTO MÁS CERC A DE DIOS» CERCA Antonio Troya Hola, me llamo Antonio Troya, tengo 16 años, soy de Noalejo, de la Parroquia Nuestra Señora de Asunción. Este es mi primer año en el Seminario Menor. Este año lo formamos once seminaristas menores: Daniel, Jesús, Agustín, David, Sergio, Fidel, David Cruz, José Miguel, Cristóbal, Miguel Ángel y yo. Este Seminario está situado en Jaén, yo asisto al Instituto Marista «Santa María de la Capilla». En nuestro Seminario permanecemos de lunes a viernes, menos un fin de semana al mes, en el que nos quedamos allí para tener unas convivencias vocacionales denominadas «Manuel Aranda». Mis formadores son Don José María (Rector), Don Agustín (Vicerrector), Don Andrés (Director Espiritual), Don Manuel (Confesor) y Don Juan Carlos (sacerdote de apoyo). Mi decisión para ingresar en el Seminario fue muy meditada, pero gracias a mi párroco, yo entré. Todo comenzó en una tarde cuando nuestro párroco se reunió con unos pocos padres de Noalejo, a los que les presentó el Seminario, y, cuando mi madre me lo comentó, no sabía qué hacer y estaba un poco dudoso. Pero poco a poco me lo pensé mejor y decidí entrar para centrarme en mis estudios y en la vida de Cristo. Yo, antes de entrar en el Seminario me sentía más lejano al Señor, pero gracias a mis formadores que me están enseñando y educando en todos los aspectos, estoy acercándome más a Dios y me ayudan en mi camino de formación. Por ello, ahora que ya llevo un poco de tiempo me siento más cerca de Dios y con muchas ganas de continuar en el Seminario, avanzando y aprendiendo cosas. Por último, os pediría que rezarais por las vocaciones sacerdotales, que hacen mucha falta en este mundo. También quería animar a los jóvenes a que vengan a nuestras convivencias y que hablen con el Rector. Él les informará de todo y no se arrepentirán. ¡Muchas gracias por todo!

«QUIERO SER SSACERDOTE ACERDOTE PORQUE NO PIERDO NAD A Y LO GANO TODO» NADA José Miguel Espinosa Me presento: me llamo José Miguel, tengo 16 años, vengo de la Parroquia Inmaculada Concepción (La Iruela) y voy a intentar explicar con pocas palabras por qué estoy en el Seminario Menor. Todo comenzó con un viaje que inicié en Toledo para participar en la profesión religiosa de una monja, cuya congregación es de la Fraternidad Reparadora. Aquellos votos los vi en un pueblo llamado Oropesa. Después de ser testigo de ellos, me quedé fascinado, puesto que era mi primera vez que los veía. ¡Con qué alegría tomaban el camino de Cristo! Luego, mi párroco me acercó a ver el Seminario de Toledo y cuando lo terminé de ver pensé si yo podría ser sacerdote y… efectivamente podría serlo. Con ayuda de Cristo, con ayuda de mi familia y de mi párroco estoy donde estoy. No es nada fácil sacer sacerdote, para mí es un viaje en el cual nunca sabes dónde vas a estar, qué vas a hacer, con quién te encontrarás, pero… si sabes que vayas donde vayas, estés donde estés, Cristo está contigo, Él nos conduce por el camino de la paz. Y ahora la pregunta más esperada: ¿por qué sacerdote? Porque faltan héroes, porque es un reto, porque cada día es una sorpresa, porque pocos se atreven, porque no pierdo nada y gano todo, porque no quiero ser uno más, porque hay gente que sufre, porque urge cambiar este mundo, porque el que ama da todo lo que tiene, porque la Iglesia necesita hombres, porque quiero dar a la gente lo único necesario… Invito a todos los jóvenes a que le pregunten a Cristo qué es lo que quiere de ellos porque… así… es como empieza todo. 10


Encuentro sacerdotal en Baeza Los sacerdotes de nuestra Diócesis han sido convocados a un día de retiro en la ciudad de Baeza. El motivo es doble. Primero por estar en el tiempo litúrgico de Cuaresma, tiempo de oración, reflexión y conversión. El segundo motivo que justifica el lugar es porque pronto San Juan de Ávila será declarado doctor de la Iglesia y sus reliquias visitarán la Diócesis de Jaén. San Juan de Ávila estuvo muy unido a Baeza por ser el fundador de su universidad. Asistieron un centenar de sacerdotes. El retiro lo dirigió el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Ceballos Atienza, Obispo emérito de Cádiz-Ceuta. En sus palabras animó a los sacerdotes en su vocación, a ser hombres de oración, a cuidar la vida espiritual para así poder evangelizar mejor. Destacó las figuras de San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, citando textos de ellos. Al finalizar la meditación, el Sr. Delegado de Clero expuso el Santísimo Sacramento dejando una

hora de oración y de confesión. La exposición del Santísimo Sacramento la concluyó nuestro Obispo, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ramón del Hoyo López. Terminó la mañana compartiendo la mesa en el Hotel TRH de la ciudad. En definitiva, una jornada de encuentro, reflexión, oración y fortalecimiento en la fe de los sacerdotes de Jaén.

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«Cuanto más se vive la presencia de Dios, más necesidad se siente de pertenecerle por completo»

AGUSTINAS RECOLETAS DE BAEZA En este número de nuestra revista diocesana estamos tratando de forma especial el Seminario, como comunidad formativa para los futuros sacerdotes, y de la vocación. A la hora de hablar de vocación, de escuchar la llamada de Dios en el silencio para entregarnos al proyecto que Él tiene para nosotros, hemos querido en nuestra revista «Iglesia en Jaén» traer el testimonio de una de las varias comunidades de vida contemplativa que hay en nuestra diócesis. En concreto nos hemos acercado al Monasterio de Santa María Magdalena de Agustinas Recoletas de la localidad de Baeza. ¿Cuándo se funda el monasterio de Baeza? Este monasterio de agustinas recoletas, uno de los cuatro de religiosas de clausura que aún existen activamente en Baeza, fue fundado en 1567 por D. Francisco de Quijada, escribano público de Baeza, su hermana, doña Catalina de Quijada y su esposa Isabel de Vilches. Habiendo fallecido el obispo D. Diego Cobos (obispo de Jaén de 1560 a 1566) mientras se efectuaban las obras de la iglesia, correspondió a su sucesor, don Francisco Delgado, consolidar la fundación y acabar la iglesia. Este prelado dispuso que dos religiosas del convento de Santa Úrsula de Agustinas de Jaén vinieran para iniciar con otras candidatas la vida conventual. La inauguración oficial del nuevo convento tuvo lugar el 19 de junio de 1568, predicando en ella el doctor de la Universidad de Baeza D. Pedro de Ojeda, discípulo de San Juan de Ávila. Y en todo este tiempo, seguro que habrán surgido muchos avatares… Durante sus cuatro siglos de historia este monasterio ha pasado por trances difíciles. Tras la guerra civíl de 1833-1840 estuvo a punto de extinguirse al permanecer solo cuatro religiosas octogenárias. Gracias a sor Basilia Gaona (1838-1909) de Traid, Guadalajara, que solicitó su entrada a los 14 años, mujer de espíritu ejemplar y extraordinarias 12

dotes de gobierno, resurgió pujante la vida monástica. Para hacer frente a una legislación sectaria que pretendía la desaparición de los conventos de clausura, hacia 1839 0 1840, la comunidad debidamente autorizada por los superiores abrió un colegio de niñas internas donde se educaron varias generaciones de excelentes madres de familia y santas religiosas. Dicho colegio ha durado hasta 1979. Por decisión unánime de la comunidad que, ante las normas de las nuevas Constituciones, prefirió la observancia de la clausura papal a su tradicción docente. ¿Cuántas hermanas son actualmente en la comunidad? ¿De qué edades? Somos once hermanas. Las edades están comprendidas entre 91 y 24 años. Es una comunidad que cuenta con jóvenes, menos jóvenes y mayores. ¿Qué destacarían de sus Constituciones? Las Constituciones son el texto carismático fundamental de la Recolección agustiniana femenina. Contienen elementos agustinianos y otros propios del movimiento recoleto de la época. Señalan las dos horas diarias de oración mental, el amor al recogimiento, la vida común y la fraternidad, las penitencias, la recitación llana y pausada del oficio divino, la exclusión de privilegios, las comunidades no demasiado grandes para mejor vivir la caridad, etc. Estas


Constituciones fueron reformadas en el siglo XX, bajo la orientación del P. Eugenio Cantera OAR y, después del Concilio Vaticano II, han sido adaptadas a los nuevos documentos de la Iglesia y aprobadas por la Santa Sede en el año 1987. ¿Cuál es su carisma? Lo que nos identifica como agustinas recoletas se alimenta de tres amores: contemplación, comunidad y apostolado. ¿Qué es para ustedes la vida contemplativa? ¿Cómo la viven? La oración es como la respiración del alma que busca una absorción de Dios en su vida. Nuestro carisma es búsqueda contínua de Dios y entrega total e incondicional a Él. Cuanto más se vive la presencia de Dios más necesidad se siente de buscarle y de pertenecerle por completo. Esa entrega a Dios, esa inmolación, se realiza llevando en el corazón a la Iglesia y a todos los hombres y sus necesidades.

¿Por qué eligieron está orden para vivir la vida religiosa contemplativa? ¿Qué tiene de especial para ustedes? Yo creo que es Dios el que elige y te pone en el lugar que él te tiene destinado. Una se da cuenta desde el primer momento que aquello es lo suyo. Gusta su espiritualidad: la interioridad, la forma de vivir la fraternidad en la que todo es común y nadie llama suyo a ninguna cosa y donde todas las almas están orientadas hacia Dios y quieren unirse en una sola; La importancia que se da a la formación; la intensa oración, la búsqueda personal y comunitaria de Dios, el silencio; el trabajo de decoración de porcelana tan apropiado a la vida contemplativa; la penitencia y continua conversión que se manifiesta en el sentimiento y sinceridad al pedir perdón cuando se ha ofendido a una hermana o a la comunidad, en el abrazo reconciliador. Así no vamos renovando día a día a imagen del hombre nuevo que es Jesucristo. 13


¿Cómo organizan el día a día? ¿Cuál es el horario normal de un día? La jornada comienza a las seis de la mañana. A las 6,30 ya estamos todas las hermanas en el coro. Se comienza con el saludo a María en el rezo del Ángelus, el Oficio de Lectura, las Laúdes, una hora de oración personal, las cuatro partes del Rosario y se finaliza con el rezo de la Hora menor Tercia. A las 9,15 es el desayuno y queda tiempo libre hasta las 11 para los pequeños trabajos de limpieza y aseo. A las once, las hermanas que pueden decorar lo hacen hasta la una que son llamadas por la campana al coro para el examen personal y el rezo de Sexta. A la 13,15 se baja al refectorio para la comida que se suele hacer en silencio mientras una hermana lee, excepto los días de mucha fiesta. Se comienza siempre la lectura con un texto bíblico. A las 14 horas la campana recuerda que es silencio perfecto. Las hermanas se retiran a sus celdas (habitaciones) y cada cual puede dedicar este tiempo para lo que quiera. De las 15 horas hasta las 16 horas es el estudio personal. A las 16 volvemos a reunirnos en el coro para el rezo de Nona. Despues siempre se tiene un rato de ensayo para preparar la Eucaristía o bien aprender canciones nuevas. A las 16,30 volvemos al taller y al mismo tiempo que se decora en silencio se tiene la Lectio Divina durante media hora. A las 18,30 finaliza el trabajo y las hermanas se preparan para ir al coro. La campana llama a las 18,45 y a las 19 se tiene la Eucaristía conventual a la que sigue la oración personal y las Vísperas. A las 20,45 es la cena que se hace al igual que la comida en silencio mientras la lectora lee. De las 21,30 a las 22,30 se tiene el recreo donde las hermanas se expansionan y se saborea la fraternidad. Se finaliza el día con el rezo de Completas. A las 11 la campana toca a silencio perfecto.

que se padece pues los pedidos han bajado muchísimo, aunque es lógico pues nuestros artículos son de regalo y de ello se puede prescindir.

¿Cómo calificarían el trabajo que realizan? El trabajo, ofrecido a Dios, sirve para los fines de la redención, ya que Jesucristo lo ha elevado a una altísima dignidad trabajando Él mismo con sus manos en Nazaret. Es el modo normal de conseguir el sustento diario y contribuye a que la persona se perfeccione. Casi todos los años el monasterio exige reparaciones y y hay que irlo adaptando a las necesidades de la comunidad, ello es la mayor preocupación. Nuestro trabajo remunerativo es el de decoración de porcelana: Vajillas, jarrones, juegos de café o de té, platos decorativos, joyeros, vajillas infantiles, todo tipo de miniaturas y un largo etc. Casi el 100% sale personalizado, gusta recibir un regalo con el propio nombre. Hemos sentido la crisis económica

¿Cómo se vive la solidaridad dentro de un convento de clausura? Las religiosas vivimos en pobreza, no tenemos grandes necesidades y aparte de sostener el monasterio estamos abiertas a ayudar todo cuanto se pueda. Durante la campaña de la aceituna vienen tantos indigentes a pedir comida para cocinarse en su casa y bocadillos que son muchos los días en que la refectorera no tiene pan para dar a las hermanas, y la cocinera encuentra el armario vacío o casi vacío de pasta, arroz, lentejas..., porque la tornera lo ha ido dando. Se ayuda a la Parroquia en lo que podemos, a Cáritas, a misioneros, a nuestras monjas de los países de misión… Todas tenemos muy claro que tenemos que compartir con los que lo necesitan más que nosotras.

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TESTIMONIOS VOCACIONALES DE DOS AGUSTINAS RECOLETAS DE LA COMUNIDAD DE BAEZA

«MesentíllamadaaunaentregatotalalSeñor enlavidacontemplativa» «Desde muy niña sentí una atracción especial hacia lo religioso. Éramos cuatro hermanos, yo ocupaba el tercer lugar y era la única niña. Mi casa era escuela de buenas costumbres y el rosario se rezaba diariamente poquito antes de la cena. Fueron mis padres los que me enseñaron con su ejemplo a visitar a Jesús Eucaristía en el Sagrario y desde muy pequeña a pasar diariamente un rato a su lado; lo hacía al salir del colegio, -me habían dicho que si quería ser amiga de Jesús tenía que dedicarle tiempo como hacía con mis amigas/os-. Así, en esas visitas diarias le hice mi mejor confidente. Cuando tomé la Primera Comunión mi deseo de agradar al Señor se intensificó y cuando me preguntaban qué iba a ser de mayor contestaba que religiosa. Conforme pasaban los años me sentí muy atraída por las misiones, pero había otra parte de mí que me llamaba a una entrega total al Señor en la vida contemplativa. Intensifiqué la oración y vi claro que la llamada a la vida contemplativa pesaba más como voluntad de Dios, aunque también me costaba más. A los 19 años solicité mi ingreso. Nunca me he arrepentido de esta decisión».

«Queríatenerunaexperienciaenlavidaconsagrada» «Pertenezco a una familia numerosa de ocho hermanos. A los 16 años veía que el ambiente en el que me movía había mucha superficialidad y no me llenaba. Comenté a mi madre mi deseo de tener una experiencia en la vida consagrada aunque personalmente no sabía qué es lo que quería, lo tenía todo muy confuso pues nunca había conocido a ninguna religiosa. Mi madre intentó ayudarme y así me habló de distintos sitios que conocía había religiosas de vida activa e hicimos algunos viajes. Pronto descubrí que no me sentía atraída a ninguno de ellos. Mi madre, con una gran paciencia, me habló de la vida contemplativa y de algunos monasterios. Sólo despertó mi interés cuando me habló de las Agustinas Recoletas de Baeza y le pedí que solicitara una entrevista y que me acompañara. En la primera entrevista se puede decir que todo lo dijo mi madre, yo estaba demasiado impresionada y apenas dije algunas palabras. Tan solo les pedí hacer una experiencia. Así concretamos el día. Yo era bastante tímida, sin embargo, apenas pasé la puerta de la clausura, el recibimiento de las hermanas y su alegría hizo que perdiera toda mi timidez y me sentí en mi casa. Estuve un mes. Quise quedarme pero me invitaron a salir y a preparar con tranquilidad los papeles. Al mes volví a entrar y ya llevo 20 años cada día más afianzada y contenta de mi vocación». 15


ANTE LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO ANDALUZ

Nota de los Obispos de las diócesis de Andalucía

1. Con motivo de las elecciones convocadas en la Comunidad autónoma de Andalucía para el próximo día 25 de marzo, los Obispos de las diócesis de Andalucía queremos llamar la atención sobre la importancia de participar responsablemente en ellas. Con esa participación se cumple el deber moral que todo ciudadano tiene en la búsqueda y afianzamiento del bien común de la sociedad en todo momento, pero particularmente en las situaciones de especial dificultad como ahora sucede. La delicada situación en la que vivimos, a causa de la crisis, que es de significado y de sentido de la vida, además de ser una crisis económica y financiera, exige de todos, electores y elegidos, una gran altura de miras más allá de los intereses de partido, sin escatimar esfuerzos que abran un camino de progreso y esperanza para las nuevas generaciones. 2. Al ofrecer estas orientaciones, en cumplimiento de nuestro deber como pastores del 16

pueblo de Dios, deseamos prestar un servicio a los católicos y a cuantos quieran escucharnos, sin otra pretensión que ofrecer elementos morales de juicio a la hora de decidir el voto, del cual depende la consecución del bien común de la sociedad, fundado en los derechos fundamentales de las personas y grupos sociales. El ejercicio del voto es un derecho y un deber de cada ciudadano en una sociedad democrática. A este respecto, el Vaticano II afirma: «Todos los ciudadanos tienen el derecho y al mismo tiempo el deber de votar con libertad para promover el bien común» (GS 75). Por ser un acto del cual depende el modelo de gobierno que ha de dirigir y orientar la vida personal, familiar y social de los ciudadanos, pedimos a todos la participación responsable, eligiendo a los candidatos que, a su juicio, puedan afrontar y resolver mejor los problemas actuales de nuestra sociedad.


3. La importancia de la acción política, que debe estar orientada al establecimiento posible del progreso moral y del bienestar de la sociedad, permite esperar de los elegidos la competencia que requieren las actuales circunstancias; así como un alto sentido del deber en el ejercicio del poder político, que sólo puede desempeñarse con responsabilidad ética. Competencia y responsabilidad moral son factores que generan la necesaria confianza de los ciudadanos en quienes han de desempeñar las funciones de gobierno. Consideramos necesario tener presente algunos principios de la doctrina social de la Iglesia. 4. El derecho inviolable a la vida humana. Es necesario discernir en los programas de los partidos la garantía del derecho a la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Esto significa el rechazo al aborto, a la eutanasia, y al abandono de los ancianos, sin olvidar el apoyo a las mujeres que viven la espera de un hijo en situaciones difíciles. 5. La necesaria protección legal y económica del matrimonio como institución social, fundado en la unión estable de un varón y una mujer, y de la familia como ámbito natural de la crianza y educación de los hijos. Esto supone la promoción del trabajo y de la vivienda, así como la puesta en práctica de un programa de inserción laboral de los jóvenes en la sociedad, de especial urgencia en la situación social actual de crisis económica. 6. La tutela del derecho general a la educación, realizada al amparo legal de la libertad de enseñanza; y del derecho a la educación religiosa según las propias convicciones morales y religiosas de los padres, prevista en la Constitución. Hoy es particularmente necesario promover una educación que valore el aprendizaje y la formación humana mediante el esfuerzo y la disciplina, que promueva la búsqueda y el conocimiento de la verdad, así como

los valores morales en los que se funda una vida honrada y la convivencia pacífica, y las virtudes que la hacen posible. 7. La defensa y la ayuda a los sectores más débiles de nuestra sociedad, entre los que se encuentran quienes carecen de trabajo, los jóvenes y los emigrantes. Urge promover las condiciones que hagan posible la productividad, la creación de nuevos puestos de trabajo sin soslayar el sentido de la justicia y de la solidaridad en la contratación laboral. Del mismo modo, es urgente la promoción de una opinión pública y una legislación respetuosa con la dignidad de los emigrantes. 8. El momento histórico nos pide a todos construir una vida social más justa y pacífica. Frente a la mentalidad tan extendida del derecho a la dádiva y de la subvención, se hace necesario promover la estima del trabajo y del sacrificio como medio justo de crecimiento personal y colectivo para el logro del bienestar. Frente a la corrupción y la mentira, urge promover la honradez, el respeto a la ley y la fidelidad a la palabra dada. Frente al consumismo desmedido, es preciso potenciar el sentido de la realidad y de la austeridad. Frente a la fragmentación y confrontación social, se ha de promover el valor humano y social de la reconciliación, el diálogo y la amistad entre las personas, aun cuando no compartan la misma concepción del ordenamiento social. 9. Finalmente, no podemos olvidar que a la hora de emitir el voto, sólo se hace posible la edificación de una sociedad más justa y pacífica actuando con inteligencia, libertad y responsabilidad. En nuestra oración a Dios, nuestro Señor, encomendamos a todas nuestras familias y comunidades eclesiales que eleven preces al Señor, para que las próximas elecciones contribuyan al bien de nuestra sociedad, fundado en la verdad, la justicia, la libertad y la paz. Así lo pedimos cada día invocando a la Virgen María, Reina de la Paz. 17


LA CARIDAD, CORAZÓN DE LA VIDA CRISTIANA Juan Raya Marín Vicario Episcopal de Caridad Les invito a leer el mensaje del Papa con motivo de la cuaresma. Como es característico en todos sus escritos, con palabras sencillas y profundidad de ideas, nos invita a aprovechar las herramientas que nos ofrece este tiempo litúrgico para renovar nuestro camino de fe, personal y comunitariamente. La Caridad, el compartir, el servicio, la preocupación y responsabilidad para con el hermano, el testimonio creyente en la sociedad y en el momento histórico que nos ha tocado vivir… deben tener lugar preferente en nuestra renovación espiritual. El Santo Padre, en su mensaje, parte de una cita de la carta los Hebreos (10, 24), que es resumen y estructura de todo el texto: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras». La primera parte: «Fijémonos», es una llamada a «observar bien, mirar conscientemente, darse cuenta de la realidad». La realidad que nos circunda, las personas que nos rodean, son presencia de Dios. Fijarse en el otro, es fijar la mirada en Jesús, no ser indiferentes ante la suerte de los hermanos. «El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios». Nuestra responsabilidad para con el prójimo significa abrir nuestros ojos a sus necesidades… abrir el corazón a su necesidad es ocasión de salvación y bienaventuranza. Es lo contrario de mirar para otro lado como el rico epulón o el levita de la parábola del samaritano. Se trata de mirar con amor y compasión. Benedicto XVI añade que la atención al otro conlleva desear el bien, preocuparse por todos sus aspectos, el físico, el moral y el espiritual. Insiste en que la preocupación por el otro comprende también la solicitud espiritual, y nos invita a recuperar la corrección fraterna, algo tan genuino e importante, en la maduración de las primeras comunidades cristianas. Agrega que la cultura contemporánea, es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, «porque Dios es bueno y hace el bien». En la segunda parte del mensaje el Papa se detiene sobre el «don de la reciprocidad, nos invita a los cristianos a vivir en comunión con los hermanos que, unidos a Cristo mediante la Eucaristía, nos vinculamos como miembros de un solo cuerpo. En la co-

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munidad cristiana... nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal; tanto el pecado como las obras de caridad tienen también una dimensión social. ..Todo cristiano puede expresar en la preocupación concreta por los más pobres su participación del único cuerpo que es la Iglesia. Finalmente el Santo Padre, nos invita a «caminar juntos en la santidad». «La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor… en espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios. Así la Iglesia misma crece y se desarrolla para llegar a la madurez de la plenitud de Cristo. No podemos caer en la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a comerciar con los talentos que se nos han dado para nuestro bien y el de los demás. El mundo exige a los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor. Estas citas sólo quieren abrirles las ganas de leer todo el mensaje, les ayudará para no dejar pasar la oportunidad que nos ofrece la Cuaresma, para renovar nuestra fe y nuestra forma de vivir la Caridad.


JUEVES SANTO, LA MISA DE LA CENA DEL SEÑOR Mariano Cabeza Peralta Promotor Diocesano del Culto Eucarístico La Eucaristía y el ministerio ordenado nos lo dio el Señor Jesús en la víspera de su pasión como instrumento para vivir la nueva vida de Pascua. El Jueves Santo celebramos estos misterios como introducción a las celebraciones de los días santos del Santo Triduo Pascual. No es una celebración autónoma y festiva en honor a la Eucaristía, desligada o sin referencia al Santo Triduo sino en la Víspera de los días más solemnes del calendario cristiano. La oración colecta de la liturgia del Jueves Santo nos centra la celebración del misterio: «Señor Dios nuestro, nos has convocado hoy para celebrar aquella misma memorable Cena en que tu Hijo, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el sacrificio de la nueva alianza eterna» Banquete y sacrificio. No un banquete cualquiera, ni tan siquiera un banquete conmemorativo o ritual, sino un banquete sacramental porque ese pan que Jesús parte y reparte con sus propias manos es su cuerpo. Y esa copa en la que todos beben es su sangre. Banquete sacramental y sacrificial cuando en el Viernes Santo, primer día del Triduo Pascual, en el altar de la cruz, Cristo rompe, parte y reparte su cuerpo, donde Cristo derrama su sangre, sangre de la alianza nueva y eterna para el perdón de los pecados. El Jueves Santo fue la primera vez, la institución de la Eucaristía y cada vez que la celebramos se realiza la obra de la redención: «Concédenos, Señor, participar dignamente en estos santos misterios, pues cada vez que celebramos este memorial de la muerte de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención» (Oración sobre las ofrendas, Jueves Santo). En la encíclica del beato Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia, en el número 3 nos dice: «Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es por excelencia el sacramento del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial». Y si la Iglesia vive de la Eucaristía, nosotros que somos sus miembros por el bautismo también debemos vivir de ella si es que queremos tener vida. El Jueves Santo es un bellísimo pórtico de gloria del sólido edificio del Triduo Pascual, profecía de lo que será el triunfo pascual que la Iglesia se dispone a celebrar con especial solemnidad en la noche de las noches, la Noche Pascual. El Jueves Santo celebramos con inmenso agradecimiento la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, como Siervo de Dios y de los hombres sus hermanos. Celebración gozosa de la Eucaristía, acción de gracias por el Sacerdocio ministerial al servicio del Pueblo de Dios, día del amor fraterno porque en Cristo todos somos hijos y hermanos. El relato de los evangelios nos narra cómo el Señor después de la Cena marchó con sus discípulos al Huertos de los Olivos para orar, como prepa-

ración inmediata a su pasión y muerte. Jesucristo invita a la oración en la noche del Jueves Santo. La respuesta de la Iglesia es la «hora santa» que se celebra en todos los templos abiertos al culto. Cada capilla de la reserva Eucarística de nuestra Diócesis se convierte en un Getsemaní donde Cristo, en su angustia, en su dolor, pide nuestra compañía, nuestra atención, nuestra comunión. Porque a la media noche, cuando entramos en el Viernes Santo, el banquete de la Eucaristía se torna en Cruz, en Sacrificio, entrega y donación hasta la muerte, esperando la noche gozosa de la Resurrección en prolongada vigilia y el Domingo solemne de Resurrección anuncia que la noche ha sido testigo del triunfo del Señor. Os invito a vivir intensamente el Jueves Santo. Que la participación en los misterios de este día vespertino os animen e impulsen a introduciros en el Santo Triduo Pascual para que acompañéis, como cirineos, a Nuestro Señor en su Pasión, Muerte y Resurrección, llegando al Tiempo Pascual, resucitados, transformados, transfigurados, a la luz de Cristo Resucitado. 19


II ENCUENTRO DIOCESANO DE NIÑOS

«Amigos con Jesús»

Pedro F. Criado Menor.

Una jornada llena de vida, de alegría y de amistad con Jesús, fue el «II ENCUENTRO DIOCESANO DE NIÑOS» que se ha celebrado en el Seminario de Jaén organizado por la Delegación Episcopal de Infancia y Adolescencia bajo el lema «Amigos con Jesús». La hermosa mañana del pasado sábado 10 de marzo fueron llegando grupos de niños pertenecientes a parroquias, movimientos y colegios de la capital así como de diferentes localidades de nuestra geografía diocesana. Plenos de vida y de alegría, unos quinientos niños acompañados por padres, catequistas y párrocos acudieron a la llamada para participar junto con otros amigos cristianos en esta jornada diocesana que tenía como objetivos: comprender el valor de la amistad, descubrir y valorar la amistad que Jesús nos ofrece y potenciar actitudes de amistad con los compañeros. Los chicos y chicas se fueron reuniendo en el salón de actos del Seminario donde el Delegado Episcopal de Infancia y Adolescencia – Javier Valsera- les saludó y les dio la bienvenida a la vez que se fueron ambientando con las notas musicales de los cantos que fueron caldeando los pequeños corazones para el encuentro. En la capilla mayor se celebró la eucaristía que presidió el Obispo y en la que concelebraron sacerdotes de las parroquias de origen de los niños. D. Ramón manifestó su sorpresa al ver la capilla llena de niños que desean ser buenos cristianos. Les recordó que a través del bautismo comenzamos a ser cristianos y cómo durante el crecimiento escuchar al Señor llena nuestro corazón de amor. La Palabra de Dios –continuó comentando- nos ha dicho que Dios está con nosotros, que nos quiere y nos invita a vivir los Mandamientos que se resumen en el amor a Dios y al prójimo. De la misma manera les habló del Mandamiento 20

Nuevo «amaos unos a otros , como yo os he amado...» indicando que esta es nuestra distinción. El niño que es amigo de Jesús ayuda, perdona, comparte, acompaña, escucha... Sus palabras finalizaron explicándoles a los niños que abarrotaban el templo, como la participación en la eucaristía de cada domingo nos hace más amigos de Cristo, Él en la eucaristía nos bendice y nos hace más amigos suyos porque nos mira con amor. Junto al agradecimiento por la participación a este encuentro les invitó a contar a los que no habían venido la experiencia de este gran día. Después del encuentro con nuestro amigo Jesús en la eucaristía fuente de comunión y de fraternidad que nos anima y fortalece para vivir la amistad con el Señor y con los demás, se iniciaron los talleres que contribuían a trabajar los objetivos propuestos. Al primer taller «Me conozco y me presento a mis nuevos amigos», le siguió «Hay un amigo en mí» (segundo taller) para terminar con el tercero «A vosotros os llamo amigos» (Jn 15,14) con el que se cerraba esta parte del encuentro y se trabajaba con los niños cómo podemos ser buenos amigos de Jesús. Se confeccionaron unos murales con los textos bíblicos «Vosotros sois mis amigos» (Jn 15,14), «Dejad que los niños se acerquen a mí» (Mc 10,1316) y «Os doy un madamaiento nuevo: amaos unos a otros, como Yo os he amado» (Jn 13,34). La comida compartida en los patios del Seminario en este día tan espléndido que nos anunciaba la próxima llegada de la primavera, sirvió de descanso y para seguir conociendo a los nuevos amigos. La última actividad fueron los juegos al aire libre en los que participaron la numerosa chiquillería y concluyó el encuentro con el envío del Delegado y la oración comunitaria que rezamos y que llevaron a sus hogares como recuerdo de este día de amistad con Jesús y con los demás.


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Las Jornadas de Santo Tomás de Aquino se centran en la Nueva Evangelización El Seminario Diocesano de Jaén ha acogido un año más las Jornadas Culturales de Santo Tomás de Aquino que este año llegan a su vigésimo cuarta edición. El tema elegido para este año ha sido Nueva Evangelización. Desafíos a la fe en el tercer milenio. Estas Jornadas han estado organizadas por el Seminario Diocesano de Jaén, la Delegación Diocesana de Pastoral Universitaria, el Centro Diocesano de Formación San Pedro Pascual y la Vicaria Episcopal para el Patrimonio y Diálogo Fe-Cultura. El día 6 de marzo se iniciaban los actos programados con la conferencia Edificar una Iglesia Evangelizadora en la novedad del tercer milenio de D. Roberto Calvo Pérez, Catedrático de Teología Pastoral en la Facultad de Teología del Norte de España. El miércoles 7 de marzo D. Ángel López-Sidro López, Profesor Titular de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad de Jaén, presentaba su conferencia El contexto jurídico de la fe: libertad religiosa y laicidad en un estado de derecho. El jueves 8 de marzo tuvo lugar la conferencia Evangelizar aquí y ahora. Contexto ideológico y cultura de la Evangelización de D. Jorge Zazo Rodríguez, Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Ávila. Finalmente, el Sr. Obispo de Ciudad Rodrigo, D. Raúl Berzosa Martínez presentó el viernes, 9 de marzo, su conferencia New Age ¿Alternativa a la espiritualidad cristiana? Por su parte, el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López, fue el encargado de clausurar las jornadas con unas palabras de agradecimiento a la organización. Asimismo, hacía alusión a unas palabras del actual Pontífice. «Un antiguo proverbio reza: «Éxito no es un nombre de Dios». La nueva evangelización debe actuar como el grano de mostaza y no ha de pretender que surja inmediatamente el gran árbol. Nosotros vivimos con una excesiva seguridad por el gran árbol que ya existe o sentimos el afán de tener un árbol aún más grande, más vital. En cambio, debemos aceptar el misterio de que la Iglesia es al mismo tiempo un gran árbol y un granito. En la historia de la salvación siempre es simultáneamente Viernes santo y Domingo de Pascua». «Pedimos a María, primera discípula de Cristo y, en consecuencia, primera evangelizadora, que haga de nosotros seglares, consagrados y sacerdotes humildes y, a la vez, audaces anunciadores de la Buena Noticia del Evangelio», culminaba el Obispo de Jaén. 22


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REDACCIÓN: Vanessa Muñoz Martínez

SUSCRIPCIONES: Jesús Jiménez Jiménez

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