Arquivos Catarinenses de Medicina 2003

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estén resueltos y frente a una herida limpia. La administración de éstos por vía parenteral u oral pueden usarse hasta completar un total de dos a cuatro semanas, prefiriendo este autor la vía intravenosa. Mc. Carthy (12) administra en la mayoría de las osteomielitis agudas antibióticos intravenosos por un período de cuatro a seis semanas. Nelson (14) y Norden (15) insisten en que la medicación debe ser llevada a cabo por un mínimo de cuatro semanas. Para Bunzli WF, Wright DH (1), el manejo de estos pacientes consiste en tratamiento antibiótico, cuidado de la herida e intervención quirúrgica si es necesario. Mientras que Ugino (18) y Waldvogel (19) mencionan que ocasionalmente en casos agudos y estadíos tempranos, la osteomielitis puede responder sólo a tratamiento antibiótico junto con inmovilización y elevación del miembro, Freeland y col. (5) casi siempre llevan a cabo la cirugía cuando la osteomielitis es sospechada, para asegurar al organismo la recuperación y buen resultado con evacuación completa del pus y de los tejidos necróticos. Chuinard y D Ambrosia (3) han enfatizado también, la importancia del debridamiento quirúrgico para estas heridas, atribuyendo dicho énfasis en la capacidad de penetración profunda que presentan estas injurias debido al mecanismo lesional descrito anteriormente y a la apariencia oculta que pueden llegar a presentar. Goldstein EJ (6) insiste en que el manejo consiste en un tratamiento médico agresivo y quirúrgico temprano; el cual puede minimizar, sino prevenir las complicaciones ulteriores. Kelly IP y Cunney RJ (10) atribuyen la significativa morbilidad de las mordeduras humanas al inadecuado manejo inicial; por lo cual ellos proponen un tratamiento protocolizado en el cual todas los pacientes sean referidas a un centro Hospitalario para el debridamiento quirúrgico adecuado. Para Freeland y col.(5), el tratamiento es médico quirúrgico, afirman que la incisión y el drenaje alivia por un lado, la presión intra articular y de este modo mejora la circulación sinovial. Las incisiones, las recomiendan realizar rectas o mínimamente curvas, pues la necrosis del colgajo es más factible que ocurra cuando existe infección; para las articulaciones carpometacarpianas, las incisiones son dorsales y adyacentes a los tendones extensores, para las metacarpofalángicas, recomiendan una incisión dorsal entre los tendones o adyacentes a éstos y para la metacarpofalángica del pulgar e interfalángicas la incisión será medioaxial de dorso. Este autor luego de irrigar y debridar adecuadamente la articulación, sutura primariamente las incisiones realizadas, mientras deja las heridas abiertas. Durante el postoperatorio ferula la mano en posición de función y aplica medidas físicas mientras el paciente continúa con antibióticos intravenosos, que se ajustarán al resultado del cultivo si fuera necesario, comenzando con movimientos Arquivos Catarinenses de Medicina - Volume 32 - Suplemento 01 - 2003

cuando la sepsis articular y la celulitis adyacente sean resueltas, en general dentro de las cuarenta y ocho horas de la cirugía. Phair IC y col. (16) también recomiendan una exploración quirúrgica temprana para identificar y tratar las injurias que presenta la articulación. Así mismo, Katherine Tonta (17) infiere que el tratamiento debe ser precoz y adecuado, con un correcto aporte antibiótico exploración quirúrgica completa, elevación de la mano e inicialmente inmovilización. Casos clínicos: Caso I : Paciente de 33 años, sexo masculino, diestro, carpintero con antecedentes personales de fumador, que consulta por herida de dorso de mano por mordedura humana, de 12 días de evolución, efectuada por golpe de puño. Inicialmente fue visto por móvil, quien lo lavó y suturó. Al cuarto día consultó en puerta de hospital, donde se le retiran los puntos colocándosele mecha yodoformada e iniciándose tratamiento ATBi/v en base a cefradina por cuarenta y ocho horas y luego v/o, hasta completar siete días. A los doce días consulta en nuestro servicio, presentando intenso dolor, limitación en la movilidad de los dedos, fundamentalmente del cuarto dedo. A la inspección presenta edema de mano, herida anfractuosa de dorso a nivel de la cabeza del cuarto metacarpiano, exudado seropurulento, actitud de caída en flexión del cuarto dedo y limitación a la flexión del resto

La radiografía muestra imagen radiolúcida mal delimitada en cabeza 4º MCP con interrupción de la cortical a ese nivel. Con este cuadro clínico y la Radiografía mencionada hicimos diagnóstico positivo de osteomielitis de articulación MCF de cuarto dedo. Se comienzan antibióticos intravenosos empíricos, se lleva a block y del balance operatorio se observa lesión puntiforme en tendón extensor del cuarto dedo, el cual está en continuidad y lesión de la cápsula articular y de la cabeza del cuarto metacarpiano, la cual se reseca; así como la base de la primera falange, ya que presentaba erosión.

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