Historia Universal: La Edad Media

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Red Española de Historia y Arqueología

apodera también gracias a una estratagema, si bien por ello ha de enfrentarse con tropas enviadas por el rey moro de Valencia, a las que derrota por completo: "Enbraçan los escudos — delant los coraçones, abaxan las landas — abueltas de los pendones, enclinaron las caras — de suso de los arzones, ívanlos ferir — de fuertes coraçones..." Todas las comarcas entre Teruel y Zaragoza quedan bajo su influencia. Percibe tributos y prosigue luego hacia tierras de Alcañiz Y montes de Morella, donde se ve obligado a luchar contra el conde de Barcelona (Berenguer Ramón II), en el Pinar de Tebar; allí gana el Cid la rica espada Colada, pero suelta luego al conde y se despide de él como amigo. II. El Cid se dirige a tierras valencianas, asalta Murviedro, toma Valencia y derrota al rey moro de Sevilla, que ha acudido a impedirlo. Envía a Castilla a su capitán Alvar Fáñez con un rico obsequio para el rey Alfonso VI, ya más aplacado y generoso, quien permite a la familia del Cid reunirse con él en Valencia, acompañada de buena escolta. Al propio tiempo, nuevas mesnadas se alistan para incorporarse a las huestes del Campeador. Éste sale a recibir a su mujer, hijas y nutrido acompañamiento, y entran con gran pompa en la ciudad conquistada, que el Cid les muestra satisfecho desde lo alto del alcázar: “... miran Valençia — cómmo yaze la cibdad, e del otra parte — a ojo han el mar, miran la huerta — espessa es e grand, e todas las otras cosas — que eran de solaz..." Yusuf de Marruecos, el almorávide, intenta inútilmente reconquistar Valencia; el Campeador lo vence por completo, recogiendo botín abundantísimo, parte del cual reserva para Alfonso. De nuevo, Alvar Fáñez acude a la corte, entonces en Valladolid. Tan ricos obsequios excitan la envidia del conde Garci Ordóñez, enemigo del Cid, y la codicia de los infantes de Carrión, que pretenden casarse con las hijas del héroe. Alfonso VI aprueba estas bodas y así se lo comunica al Cid en una entrevista que celebran ambos, ya reconciliados, a orillas del Tajo. El héroe se ve obligado a ceder, puesto que del rey ha partido la iniciativa, y así lo insinúa receloso a su familia: “... que yo nulla cosa — nol sope dezir de no. Metivos en sus manos —, fijas, amas ados; bien me lo creades —,que él vos casa, ca non yo..." No obstante, se dedica con pasión a los preparativos de las bodas, que se celebran con todo lujo y honor, y las fiestas duran quince días. El Cid regala y obsequia a todos con gran generosidad y dota espléndidamente a sus hijas. III. Valencia sufre el asalto del rey Búcar de Marruecos (¿Abu Bakr?) que es totalmente vencido; el Cid gana la espada tizona y cuantioso botín. Pero pronto los infantes de Carrión se atraen el desprecio y las burlas de los capitanes del Cid por su doblez y cobardía, por lo que los infantes solicitan permiso para retirarse a sus tierras de Carrión en compañía de sus esposas. Llegando a tierras de Castilla, los infantes maltratan a Elvira y a Sol con extremada ferocidad en el solitario robledal de Corpes, abandonándolas luego a las fieras: "Con las çinchas corredizas — májanlas tan sin sabor; con las espuelas agudas — don ellas an mal sabor, rompíen las camisas e las carnes — a ellas amas a dos; linpia salie la sangre — sobre los çiclatones. Ya lo sienten ellas — en los sos coraçones..."

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