HISTORIA DE AMÉRICA LATINA

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HISTORIA DE AMÉRICA LATINA

Una expansión tal fue importante para la economía local, aun cuando no tuviera mucho peso en el mercado internacional. La exportación de cueros de Buenos Aires subió rápidamente de alrededor de 150.000 a mediados de siglo a casi 1 millón a finales, al tiempo que los precios aumentaron de 6 a 20 reales el quintal. La industria minera de Chile fue, en gran medida, creación del siglo xvm, habiendo crecido el valor global de su oro, plata y cobre de una media de 425.000 pesos en la década de 1770 hasta casi 1 millón de pesos hacia la década de 1790. Las otras corrientes principales del comercio de exportación de Hispanoamérica consistían en productos tropicales del Caribe y oro colombiano. La fuerza de trabajo de todas estas zonas se surtía de la importación de esclavos de África. En Colombia los placeres de oro de Popayán y Antioquia estaban a cargo de mineros que daban trabajo a relativamente pocas cuadrillas de esclavos, financiados por comerciantes locales. La acuñación en Bogotá subió de 302.000 pesos en 1701 a más de 1 millón de pesos hacia principios de la década de 1790, a lo que hay que unir un aumento de la acuñación de Popayán desde una media de 423.000 pesos en los años anteriores a 1770 hasta cerca de 1 millón de pesos hacia 1800. A pesar del fracaso de la corona al introducir las intendencias en Nueva Granada, su comercio ultramarino igualó en valor a la producción de exportación del cono sur." Aún mayor éxito consiguió la vecina Venezuela, donde la producción de cacao fue progresando a lo largo del siglo a medida que las exportaciones anuales subieron desde menos de 15.000 fanegas en los años 17111720 hasta más de 80.000 fanegas hacia la década de 1790. Las plantaciones de cacao pertenecían a las grandes familias de Caracas que formaron una aristocracia de plantadores. La fuerza de trabajo consistía en esclavos africanos que a fin de siglo suponían, aproximadamente, el 15 por 100 de la población total. Los largos años de olvido anteriores al establecimiento de la Compañía de Caracas habían permitido el desarrollo de una extensa población nativa, mulatos, mestizos e «isleños» de Canarias. Más allá de los valles montañosos de la costa se extendían las grandes llanuras del interior de las que procedían la carne seca y las 30.000 muías enviadas por mar a las islas del Caribe. El ave fénix de la última época borbónica fue Cuba, porque, aunque la isla había producido azúcar y tabaco desde el siglo xvi, fue tan sólo tras la ocupación inglesa de La Habana cuando se propuso seriamente emular el modelo de producción que se seguía en las posesiones francesas e inglesas. La corona intervino decisivamente al promover la industria del azúcar a través de una creciente importación de esclavos, generosas concesiones de tierras a los plantadores y un permiso para importar harina barata de los Estados Unidos. Entre 1759 y 1789, el número de ingenios azucareros aumentó de 89 a 277 y en el mismo período se triplicó la producción. Pero entonces, con la revolución de Santo Domingo y la subsiguiente destrucción de sus plantaciones, la industria cubana entró en una época de rápida expansión y cambios técnicos, y tanto la producción como los 11. Para estas cifras, ver A. J. Macfarlane, «Economic and political change in the viceroyalty of New Granada with special reference to overseas trade 1739-1810», tesis doctoral, Universidad de Londres, 1977.


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