En un viaje a Londres, con solo veinte años, me compré un libro de ilustraciones de Lisbeth Zwerger que me encantó y seguí comprando más, y más, y más. De pequeña teníamos muchos cuentos en casa y siempre me habían gustado, pero de repente, a raíz de ese viaje, empecé a verlos de otra forma y a comprarlos por otros motivos, por las ilustraciones, y entonces me puse a pensar en que si algún día me quedaba sin trabajo eso era lo que quería hacer.
cuando cerró la agencia tuve claro que era la ilustración a lo que me quería dedicar.
¿Es un lujo dedicarse a lo que le gusta? Sí, y debe ser así. La educación debería estar más dirigida, no todos tenemos por qué estudiar lo mismo, y creo que la plástica es igual de importante que las matemáticas. Es bueno saber lo que te gusta en la vida y para qué vales. Cuántas veces se oye eso de voy a estudiar esto porque tiene más salidas. Me parece tan absurdo y tan equivocado... Seguro que si haces lo que te gusta y para lo que vales te va a ir bien en la vida. Es casi, casi, como una ley.
¿Y así es cómo llegó a ser ilustradora? Llevaba ocho años trabajando en una agencia de publicidad, después cambié a otra más pequeñita, y estando allí, un día nos convocaron en una reunión para decirnos que cerraban. Recuerdo que no me preocupó la situación; estaba muy tranquila porque tenía claro lo que quería hacer.
Pero ya tendría alguna experiencia profesional. Además de en publicidad había hecho algún libro por encargo. A raíz de esos trabajos, gente que los había visto me llamó para proponerme nuevos proyectos, pero todo fue surgiendo poco a poco, sin buscarlo. Tenía claro lo que quería hacer y sin quererlo, porque tampoco me he movido por las editoriales, me han ido surgiendo trabajos. De momento ya son 14 años. Me ha ido muy bien.
¿Qué recuerdo tiene de su primer libro? El primero fue Agure jakagorria, de Txiliku. Después ilustré Zergatik ez du kantatzen txantxangorriak?, de Xabier Mendiguren, y Ahatetsoa eta sahats negartia, de Mariasun Landa.
¿Y de dónde viene esa afición a pintar? Mi abuelo materno, al que no conocí, pintaba muy bien. Y por el otro lado de la familia, mi padre tenía muy buena mano, le gustaba mucho dibujar y era muy buen fotógrafo. En casa, mis hermanas y yo siempre hemos tenido de todo para dibujar, pero solo he seguido yo; me gustaba y me apuntaron a clases de dibujo.
¿Era solo una afición o soñaba con dedicarse a eso algún día? Estudié Arte y Decoración por eliminación. Al principio me planteé estudiar Arquitectura o Bellas Artes, pero no me convencían. Cuando terminé la carrera me llamaron de la agencia de publicidad, porque entonces te iban a buscar a la escuela, y me hicieron una prueba. Y allí empecé a trabajar. Fue todo sin planear, como vino, porque yo soy así, no me planteo metas. Sin embargo, con los años, como he dicho, 11 de febrero de 2012
¿Cómo definiría su estilo, qué caracteriza a sus dibujos?
PERSONAL Nombre: Elena Odriozola Belástegui. Edad: 44 años (27 de noviembre de 1967). Lugar de nacimiento: Donostia. Trayectoria: Realizó estudios en Arte y Decoración. Durante algo más de ocho años trabajó en publicidad, en maquetación y en dirección artística. En 1998 abandonó este campo y decidió dedicarse en exclusiva a la ilustración. Desde entonces ha trabajado con editoriales tanto nacionales como internacionales. Publicaciones: Basoak badu sekretu bat, La bella mandarina, Aplastamiento de las gotas, Oda a una estrella, ¿Cuánta tierra necesita un hombre?, entre otras. Exposiciones: Ha participado en diversas exposiciones, tanto individuales como colectivas. Estos días, y hasta el 18 de marzo, se puede visitar una colección en la sala Sanz Enea de Zarautz. Premios: En 2006 fue ganadora del premio a ilustradores para niños y jóvenes del Ministerio de Cultura de España, en su segunda edición, con el libro La princesa que bostezaba a todas horas, de Carmen Gil Martínez. En 2009 ganó el Premio Euskadi de Ilustración con los dibujos realizados para el libro Aplastamiento de las gotas, de Julio Cortázar, y en 2010 el Premio CJ Picture Book Award por Oda a una estrella, de Pablo Neruda.
Es muy difícil ver desde fuera tu propio trabajo, por eso siempre digo que es mejor que otros te definan. Quizá me caracteriza la simplicidad, la limpieza, la necesidad de expresar lo básico... pero eso no quiere decir que más adelante no cambie.
¿Ha evolucionado desde sus primeros años como ilustradora? Mucho; si no evolucionas no tiene sentido tu trabajo. La evolución también supone mejorar, porque llegas a un punto en que lo que haces ya no te vale. Pero creo que tampoco eres consciente de ello, es algo que, cuando estás preparada, viene solo. Y no quiere decir que sea un cambio drástico, tu trabajo sigue siendo reconocible.
A propósito de esto, ¿para los artistas es importante que su obra sea reconocible? Sí y no. Se espera que sea reconocible, pero no piensas en ello mientras trabajas. Al final eres tú quien está detrás, siempre la misma persona, y aunque a veces pensamos que cambiamos mucho, no lo hacemos tanto. Cada uno es de una forma, y eso se transmite en lo que haces.
Pero viendo sus ilustraciones, suelen predominar los personajes de piel muy blanca, las ropas llenas de color y los fondos claros. ¿Le definen esas características? Sí. El espacio blanco lo utilizo mucho desde hace tiempo, elimino todo lo que no sea necesario en el dibujo. Antes hacía más estampados porque es otra de las cosas que me gustan, pero ahora, si no es necesario, considero que sobran.
Tiene su estudio en casa, ¿cómo es su forma de trabajar? No soy de horarios ni metódica, aunque a la hora de entregar soy muy puntual. Pero no tengo una forma de trabajar fija, no me ONGENTE ❘ 11