Revista Gente sur 183

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esperanza de méxico en los juegos olímpicos de londres 2012

Yahel Castillo El clavadista que superó sus debilidades y se convirtió en un atleta de clase mundial

logró un brillante desempeño en los Pasados juegos panamericanos de Guadalajara. en palabras de su entrenador, Jorge Rueda, “es la más firme esperanza de medalla en los próximos Juegos Olímpicos”. señala a Gentesur, que los chinos no le preocupan, porque sabe que tiene con quÉ derrotarlos R AFAE L H U ID O B R O

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ahel Ernesto Castillo Huerta, es actualmente el mexicano más destacado en las pruebas de clavados desde el trampolín de 3 metros. A una década de haber conseguido su primera medalla de oro en el Campeonato Mundial Juvenil de la especialidad, el deportista tiene asegurada su participación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El año pasado, el espigado clavadista logró una gran temporada: en el Campeonato Mundial FINA de Shangahi, China obtuvo medalla de bronce en trampolín de 3 metros sincronizado, al lado de Julián Sánchez y se ubicó también entre los primeros 6 de la prueba individual. Su historia personal siempre ha estado ligada a la práctica deportiva. De niño -bajo la mirada atenta de Ernesto, su padre-, pateaba sus primeros balones en el zoológico Los Coyotes; soñaba con llegar al futbol profesional e incluso llegó a probarse con las Chivas del Guadalajara y el Atlas. Cuando apenas cursaba el tercer año de primaria, por su espíritu inquieto, que involuntariamente sacaba de quicio a sus compañeros 18 gentesur

y maestros, fue expulsado de la escuela. La condición para volver a ser admitido, fue que su madre lo impulsara a realizar nuevamente alguna actividad deportiva, a fin de que canalizara toda su energía, y pudiese mantenerse tranquilo en el aula. Fue así que llegó a la alberca olímpica Francisco Márquez donde comenzó a practicar la natación, disciplina que aprendió, pero no le gustó y le pareció hasta aburrida. Por tanto, decidió cambiar a los saltos ornamentales, para iniciar lo que ahora es una carrera deportiva espectacular en los trampolines, que en 2010 lo llevó a obtener el Premio Nacional de Deporte. En los pasados Juegos Deportivos Panamericanos de Guadalajara, Yahel -nacido el 6 de junio de 1987, en la ciudad de México-, obtuvo 2 medallas de oro en el trampolín, tanto individual, como sincronizado, para convertirse, de acuerdo con su entrenador, Jorge Rueda “en la más firme esperanza de medalla olímpica en los próximos Juegos Olímpicos de Londres”. Una infancia nada normal

“Empecé en los clavados a los 7 años, en

la Alberca Olímpica, con Estrella Rosas, entrenadora cubana, porque la natación, aunque la aprendí, no me gustaba y al ver como entrenaban los chicos del equipo que comandaba Norma Baraldi, me llamó la atención”, señala el joven. La charla con Gentesur transcurre en las instalaciones del Centro Nacional de Alto Rendimiento, ubicado en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca. Reconoce que al inicio se negaba rotundamente a asistir a las clases de natación, pero cuando ingresó a las de clavados, las cosas cambiaron diametralmente. “Todavía no salía de clases y ya estaba pensando en el entrenamiento” expone el deportista de 24 años, quien considera que su infancia no se compara en ningún aspecto con la de un niño normal, que sólo va a la escuela y se divierte. “Me tenía que cuidar; los fines de semana, no podía salir en la bicicleta, ni jugar al futbol, que me gustaba mucho, porque ya empezaba a competir en clavados y si me lastimaba podía no estar en la competencia que tenía en puerta”, sostiene. Sin embargo, considera que la suya no fue para nada una infancia aburrida, pero sí la califica de “diferente a la de un niño normal, que tiene actividades de cualquier tipo”. Sus cualidades físicas y deportivas lo hicieron destacar, y entre los 10 y 11 años llegó a ser discípulo de Jorge Rueda, gran forjador de clavadistas, entre los que destacan Carlos Girón, Jesús Mena y Fernando Platas, todos ellos medallistas olímpicos. Rueda fue quien de inmediato se dio cuenta de que Yahel era un diamante en bruto al que había que pulir para que brillara inten-


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