Sancho el Sabio : revista de cultura e investigación vasca

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ESTUDIOS VASCOS

gritar recurrieron también al repique de campanas, elemento clave en la conformación de muchos motines. Así sucedió, por ejemplo, en Aós el 18 de marzo de 1528 cuando María de Aós decidió repicar la campana de la iglesia local varias veces mientras llamaba a los vecinos al grito de “socorro, socorro” y “ayuda, ayuda”80. Según nos relata María Ruiz de Gurpegi aquélla fue corriendo hasta el campanario “dando voces, diciendo que a su hijo le mataban y que ella quería ir a repicar las campanas”81, pese a lo que nadie le hizo ningún caso. Fue Martín de Aós, abad, quien pese a sus continuas advertencias sonoras le dijo “mejor estarías ahora en vuestra casa, pues no tenéis necesidad”82. Resulta evidente que la figura de la mujer pidiendo ayuda en medio de una rencilla –como en el caso anterior– o alentando al desorden se puede encontrar en cualquier tipo de altercado, incluso a los instantes de mayor recogimiento, ya que detrás del estallido de ciertos escándalos también se encontraron ciertas mujeres. Así durante las procesiones celebradas en Semana Santa hubo oportunidad de encontrar a algunas de ellas provocando con sus arengas y llamamientos. Uno de estos casos nos lo encontramos el 13 de abril de 1797 en la localidad de Fitero, en donde Manuela Vergara, Blasa Magaña, Escolástica Magaña y Benita Yanguas “comenzaron con voces desentonadas” a perturbar la quietud y el sosiego reinante, y fruto de aquello “resultó cruzarse unos con otros palabras de alboroto y empellones”83. A su vez, debo indicar que durante los siglos modernos la palabra escrita fue ganando nuevos adeptos y logró llegar a un segmento poblacional que fue en franco aumento. No cabe duda de que tanto libelos como pasquines florecieron y se mostraron como un instrumento más para provocar el descontento popular. Fue a través de estos mecanismos a partir de los cuáles se pudieron dirigir durísimas acusaciones contra cualquier personaje, actuando como vehículos de crítica social. Sin embargo, lo especialmente relevante en este artículo es llamar la atención sobre los casos en los que las mujeres se encontraron detrás de estas proclamas difamatorias84. No obstante, hay que tener muy presente el bajo índice de alfabetización femenina, pese a lo cual hay algún caso que manifiesta su autoría, si bien el número de ejemplos es realmente escaso. Ello no quita para que en Viana en 1588 resultase en-

79 Roger MANNING: Village Revolts. Social Protests and Popular Disturbances in England, 1509-1640, Clarendon Press, London, 1988, pág. 96. 80 AGN, Tribunales Reales. Procesos, núm. 209335, fol. 3. 81 AGN, Tribunales Reales. Procesos, núm. 209335, fol. 5. 82 AGN, Tribunales Reales. Procesos, núm. 209335, fol. 2. 83 AGN, Tribunales Reales. Procesos, núm. 156721, fol. 3. 84 Véase Javier RUIZ ASTIZ: “Libelos y pasquines en la Navarra moderna: análisis y estudio del protagonismo de las mujeres”, en Mercedes ARRIZAGA: Feminismos e Interculturalidad. Actas del V Congreso Internacional de la Asociación Universitaria de Estudios de las Mujeres (AUDEM), Arcibel, Sevilla, 2008, págs. 381-399.

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